A medida que se avecina la decisión de la próxima administración del presidente electo Joe Biden, un nuevo análisis aboga por apuntar las primeras vacunas contra el COVID-19 a los mismos hogares negros, hispanos y nativos americanos de bajos ingresos que han sufrido de manera desproporcionada la enfermedad. Pero nadie a nivel federal se ha comprometido con la idea, lo que supondría un cambio significativo del método actual basado en la población adoptado por la Operación Warp Speed (Velocidad de la Luz)
BidenSchmidt
“No es solo un problema de matemáticas. Se trata de implementar un importante compromiso de justicia social ”, dijo Harald Schmidt, especialista en ética médica de la Universidad de Pensilvania, quien comparó las estrategias con colegas del Instituto de Tecnología de Massachusetts y Boston College.
Si las vacunas llegan a las personas adecuadas, argumenta Schmidt, los beneficios podrían extenderse a toda la nación: menos personas se enfermarían, la capacidad hospitalaria mejoraría y una mayor parte de la economía podría reabrirse. Se salvarían vidas.
En octubre, un panel que asesoró al gobierno federal sugirió reservar el 10% del suministro de vacunas para distribuirlo como un impulso adicional a los estados con mayor proporción de grupos desfavorecidos. Pero la idea de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina se ha ignorado en gran medida.
La estrategia podría llevar las vacunas a 12,3 millones de personas más vulnerables en las primeras fases de distribución en comparación con el método basado en la población, encontró la AP en una colaboración con el equipo de Schmidt.
Cualquier sistema de distribución repercutirá en todo el país, con consecuencias para todos. Será moldeado por los primeros pasos de los funcionarios federales y por los líderes estatales que asignarán las vacunas en los meses en que no haya suficiente suministro para todos. California y varios otros estados han declarado que tienen la intención de dirigir parte de su suministro a vecindarios desfavorecidos, pero no existe una estrategia nacional para hacerlo.
El director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el Dr. Robert Redfield, dijo el jueves que espera recomendaciones futuras que den prioridad a las personas de 70 años o más que viven con parientes más jóvenes. “A menudo, nuestras familias hispanas, negras y de naciones tribales cuidan a sus ancianos en hogares multigeneracionales y también corren un riesgo significativo”, dijo Redfield en un comunicado.
Redfield ha aprobado recomendaciones iniciales que colocan al personal de atención médica y a los residentes de centros de atención a largo plazo al frente de la línea.
Aún no se ha autorizado el uso de ninguna vacuna en los EE. UU., pero los resultados preliminares de los ensayos clínicos en curso han sido alentadores para los candidatos de Moderna y Pfizer. Si la Administración de Alimentos y Medicamentos permite el uso de emergencia de una o ambas vacunas, habrá suministros racionados limitados antes de fin de año.
Los funcionarios de Operation Warp Speed anunciaron la semana pasada que los estados recibirían la vacuna en proporción a su población adulta, al menos para los primeros 6,4 millones de dosis y posiblemente más allá.
“Pensamos que era mejor hacerlo simple”, dijo el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar. “Pensamos que sería el enfoque más justo, el más consistente”.
La equidad no es tan simple, dijo Schmidt.
“La asignación de vacunas a los estados según la población no ayuda a reducir la inequidad”, dijo Schmidt. Las personas vulnerables se enfrentarán a un mayor racionamiento en estados como Nuevo México que tienen una mayor proporción de personas vulnerables. “No es justo.”
Schmidt trabajó con Parag Pathak, Tayfun Sonmez y M. Utku Unver, pioneros en idear cómo distribuir recursos en sistemas de alto riesgo, como la elección de escuelas y la donación de órganos. Los investigadores compartieron sus datos subyacentes con AP. Su artículo se publicó en línea antes de su publicación y no ha sido revisado por otros investigadores.
El análisis muestra que 15 estados y Washington, D.C., tienen la mayor proporción de minorías vulnerables de bajos ingresos. Estas poblaciones más desfavorecidas constituyen más del 25% de la población total de los estados. Esos estados pueden beneficiarse al máximo de un método de distribución que reserva una reserva nacional del 10%.
Una reserva federal no es la única forma de vacunar a los vecindarios vulnerables. En sus planes de vacunación, 18 estados han dicho que considerarán la raza y los ingresos cuando tracen la distribución de la vacuna.
Tennessee planea reservar el 10% de sus vacunas para su uso en áreas específicas con puntajes altos en una medida conocida como índice de vulnerabilidad social, que se basa en datos del censo que incorporan raza, pobreza, viviendas hacinadas y otros factores. El índice fue desarrollado por los CDC para ayudar a identificar comunidades que pueden necesitar apoyo en emergencias como huracanes.
Las vacunas seguirán siendo un suministro limitado durante un tiempo después de que Biden haya asumido el cargo, por lo que el racionamiento continuará hasta la primavera.
“Creo que es pronto para decir qué harán en última instancia la administración de Biden y Harris en ese frente”, dijo la Dra. Marcella Nunez-Smith, decana asociada de investigación sobre equidad en salud en la facultad de medicina de la Universidad de Yale. Ella copreside la junta asesora de Biden sobre la pandemia y ha sido una voz líder en la reducción de las disparidades en salud para la transición.
Nunez-Smith dijo que hay varios modelos basados en datos a considerar para distribuir vacunas a las comunidades más afectadas por el virus.
“Pensar en la equidad tiene que ser una prioridad absoluta y no puede ser una ocurrencia tardía en el trabajo”, dijo.
♣
A medida que se avecina la decisión de la próxima administración del presidente electo Joe Biden, un nuevo análisis aboga por apuntar las primeras vacunas contra el COVID-19 a los mismos hogares negros, hispanos y nativos americanos de bajos ingresos que han sufrido de manera desproporcionada la enfermedad. Pero nadie a nivel federal se ha comprometido con la idea, lo que supondría un cambio significativo del método actual basado en la población adoptado por la Operación Warp Speed (Velocidad de la Luz)
“No es solo un problema de matemáticas. Se trata de implementar un importante compromiso de justicia social ”, dijo Harald Schmidt, especialista en ética médica de la Universidad de Pensilvania, quien comparó las estrategias con colegas del Instituto de Tecnología de Massachusetts y Boston College.
Si las vacunas llegan a las personas adecuadas, argumenta Schmidt, los beneficios podrían extenderse a toda la nación: menos personas se enfermarían, la capacidad hospitalaria mejoraría y una mayor parte de la economía podría reabrirse. Se salvarían vidas.
En octubre, un panel que asesoró al gobierno federal sugirió reservar el 10% del suministro de vacunas para distribuirlo como un impulso adicional a los estados con mayor proporción de grupos desfavorecidos. Pero la idea de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina se ha ignorado en gran medida.
La estrategia podría llevar las vacunas a 12,3 millones de personas más vulnerables en las primeras fases de distribución en comparación con el método basado en la población, encontró la AP en una colaboración con el equipo de Schmidt.
Cualquier sistema de distribución repercutirá en todo el país, con consecuencias para todos. Será moldeado por los primeros pasos de los funcionarios federales y por los líderes estatales que asignarán las vacunas en los meses en que no haya suficiente suministro para todos. California y varios otros estados han declarado que tienen la intención de dirigir parte de su suministro a vecindarios desfavorecidos, pero no existe una estrategia nacional para hacerlo.
El director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el Dr. Robert Redfield, dijo el jueves que espera recomendaciones futuras que den prioridad a las personas de 70 años o más que viven con parientes más jóvenes. “A menudo, nuestras familias hispanas, negras y de naciones tribales cuidan a sus ancianos en hogares multigeneracionales y también corren un riesgo significativo”, dijo Redfield en un
comunicado.
Redfield ha aprobado recomendaciones iniciales que colocan al personal de atención médica y a los residentes de centros de atención a largo plazo al frente de la línea.
Aún no se ha autorizado el uso de ninguna vacuna en los EE. UU., pero los resultados preliminares de los ensayos clínicos en curso han sido alentadores para los candidatos de Moderna y Pfizer. Si la Administración de Alimentos y Medicamentos permite el uso de emergencia de una o ambas vacunas, habrá suministros racionados limitados antes de fin de año.
Los funcionarios de Operation Warp Speed anunciaron la semana pasada que los estados recibirían la vacuna en proporción a su población adulta, al menos para los primeros 6,4 millones de dosis y posiblemente más allá.
“Pensamos que era mejor hacerlo simple”, dijo el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar. “Pensamos que sería el enfoque más justo, el más consistente”.
La equidad no es tan simple, dijo Schmidt.
“La asignación de vacunas a los estados según la población no ayuda a reducir la inequidad”, dijo Schmidt. Las personas vulnerables se enfrentarán a un mayor racionamiento en estados como Nuevo México que tienen una mayor proporción de personas vulnerables. “No es justo.”
Schmidt trabajó con Parag Pathak, Tayfun Sonmez y M. Utku Unver, pioneros en idear cómo distribuir recursos en sistemas de alto riesgo, como la elección de escuelas y la donación de órganos. Los investigadores compartieron sus datos subyacentes con AP. Su artículo se publicó en línea antes de su publicación y no ha sido revisado por otros investigadores.
El análisis muestra que 15 estados y Washington, D.C., tienen la mayor proporción de minorías vulnerables de bajos ingresos. Estas poblaciones más desfavorecidas constituyen más del 25% de la población total de los estados. Esos estados pueden beneficiarse al máximo de un método de
distribución que reserva una reserva nacional del 10%.
Una reserva federal no es la única forma de vacunar a los vecindarios vulnerables. En sus planes de vacunación, 18 estados han dicho que considerarán la raza y los ingresos cuando tracen la distribución de la vacuna.
Tennessee planea reservar el 10% de sus vacunas para su uso en áreas específicas con puntajes altos en una medida conocida como índice de vulnerabilidad social, que se basa en datos del censo que incorporan raza, pobreza, viviendas hacinadas y otros factores. El índice fue desarrollado por los CDC para ayudar a identificar comunidades que pueden necesitar apoyo en emergencias como huracanes.
Las vacunas seguirán siendo un suministro limitado durante un tiempo después de que Biden haya asumido el cargo, por lo que el racionamiento continuará hasta la primavera.
“Creo que es pronto para decir qué harán en última instancia la administración de Biden y Harris en ese frente”, dijo la Dra. Marcella Nunez-Smith, decana asociada de investigación sobre equidad en salud en la facultad de medicina de la Universidad de Yale. Ella copreside la junta asesora de Biden sobre la pandemia y ha sido una voz líder en la reducción de las disparidades en salud para la transición.
Nunez-Smith dijo que hay varios modelos basados en datos a considerar para distribuir vacunas a las comunidades más afectadas por el virus.
“Pensar en la equidad tiene que ser una prioridad absoluta y no puede ser una ocurrencia tardía en el trabajo”, dijo.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 4, 2020