EL MUNDIAL DE FUTBOL Y EL GOBIERNO

EN MEDIO DE LA PEOR CRISIS ECONOMICA No tienen margen para tan siguiera pretender capitalizar éxito alguno de la selección de futbol
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  Por Dr. Gonzalo P. Miño.

Cada vez que se juega un Mundial de Futbol, comienza en la sociedad el eterno debate sobre si el mismo sirve para tapar los errores del gobierno de turno y si estos pueden usarlo para sus espurios propios fines. 

Para dilucidar si resulta acertada o no esta discusión, hoy en día, deberíamos enmarcar los sucesos futbolísticos dentro del tiempo y espacio en los cuales sucedieron.

A mediados del siglo pasado, en un mundo donde no había internet, ni redes sociales, ni celulares, donde la radio era el único medio de comunicación, con diarios que se leían solo en las grandes ciudades y que llegaban a media tarde a las ciudades más pequeñas, con pocos canales de televisión y sin demasiados programas en vivo, siendo la transmisión en muchos casos con horarios restringidos; seguramente algunos gobiernos, mediante el uso de un gran aparato propagandístico, han utilizado estos eventos deportivos para sus propios fines, sea para ocultar sus desastrosos gobiernos sea para perpetuarse en el poder.

Ahora el mundo ha cambiado y mucho. Ya a partir de la década de los 80 y 90 del siglo pasado, comenzaron a aparecer los canales de cable, se multiplican los programas de televisión en vivo, comienza a aparecer internet, los primeros celulares y ni hablar de la explosión de la tecnología a partir de los comienzos de este siglo.

Hoy estamos plagados de lo que se denomina redes sociales, aparecieron las aplicaciones de mensajería instantánea, los canales de televisión proliferan día a día sea por cable o plataformas digitales, los teléfonos celulares dejaron de ser una herramienta telefónica para convertirse en verdaderos nini set televisivos. Hoy podemos acceder en cuestión de segundos a cualquier medio de comunicación de cualquier país del mundo o expandir rápidamente una noticia o un rumor a través de esos denominados sistemas de mensajerías instantáneas; lo que hace adquirir a la información una velocidad casi instantánea y así las noticias se suceden una tras otra, sin solución de continuidad.

En este contexto, actualmente a los gobiernos les resultan casi imposible, pretender tan siquiera intentar capitalizar un evento deportivo como es un Mundial de Futbol en beneficio propio. No hay aparato propagandístico que pueda contra la rapidez y la velocidad de la noticia o el chisme.   

Sucede que por estas latitudes del sur del mundo, en especial en nuestro país, el futbol se vive en forma muy pasional, siendo la “única alegría” que tenemos ante la devastadora realidad, sirviendo como una especie de “escape de la realidad” por un ratito, dado de que desde hace mucho -demasiado- venimos soportando pésimos gobiernos que nos han sumergido en la miseria y la pobreza. Justamente, por este motivo, en modo alguno el éxito o el fracaso en un Mundial de Futbol cambia el humor social de una sociedad.

Basta recordar que en el año 1986 fuimos campeones del mundo con el mejor jugador de la historia del futbol y a pesar de la foto en la Casa Rosada y la fanfarria montada por el entonces gobierno radical, este fue derrotado el año siguiente en las elecciones legislativas dando comienzo a su debacle; o que en el año 2010 fuimos eliminados en cuartos de final con el mejor jugador, esta vez como técnico, siendo el kirchnerismo reelecto al año siguiente por amplia mayoría; o que llegamos a la final en el año 2014 y no obstante el carnaval desatado por el kirchnerismo, la oposición gano las elecciones al año siguiente.

La pasión que ponemos en un Mundial de Futbol en modo alguno ello implica que la política pueda servirse de ello. Ya no.

Máxime cuando nuestro país atraviesa la peor de las crisis económicas de toda su historia, con una inflación descontrolada, los índices de pobreza en continuo aumento y una inseguridad como jamás hemos visto; por lo que un eventual éxito en este campeonato de futbol durará menos que un suspiro lanzado al mar. Se acerca fin de año y la gente la está pasando muy mal económicamente. Hasta los vendedores ambulantes se quejan de que no venden nada, ni la réplica de la camiseta de la selección que venden a “dos pesos con cincuenta”.

El actual gobierno no tiene margen para tan siguiera pretender capitalizar éxito alguno de la selección de futbol. Hasta el futbolista cambió. Ellos por más que vivan en el exterior y tengan contratos multimillonarios no son ajenos a la realidad argentina; sus familiares viven acá. Aunque se niegue, el año pasado se negaron a la foto con el Presidente de la Nación en ocasión de la ganar la Copa América. Se dice por lo bajo que muchos tienen campos y ven con desagrado las actuales políticas del gobierno para con ese sector.  Hasta en el último triunfo contra México, se lo dedicaron “a los pibes de Malvinas que jamás olvidaran”.   

Por más que nos transformemos futbolísticamente en el equipo del siglo y aplastemos en juego a nuestros rivales, esa alegría se disipara rápidamente cuando nos paremos frente a las góndolas de los supermercados y veamos que no podemos festejar Navidad ni Año Nuevo como Dios manda. Ni hablar cuando empecemos a recibir los impuestos con los nuevos aumentos. 

 De esta manera, a seguir alentando con fuerza a la selección para que le siga yendo bien, que el gobierno solo se encarga de que le vaya mal y no tiene forma de esconderlo; ni aunque se disfrace de mono, como se suele decir.    

 


PrisioneroEnArgentina.com

Noviembre 28, 2022


 

 

 

 

 

 

 

 

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