Nada es para siempre, y así el 03 de abril pasado quizás marque inicio del ocaso del histriónico ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires SUPER-BERNI. Teniente coronel del Ejército Argentino, médico, karateca, alpinista, buzo táctico, especialista en táctica y estrategia, paracaidista y rescatista, nada de eso le sirvió frente al ataque de varios encolerizados colectiveros por el homicidio de su compañero DANIEL BARRIENTOS. Este cobarde ataque en patota, dio pie para SERGIO BERNI, en las últimas horas públicamente comparara su caso con el de FERNANDO BÁEZ SOSA, el estudiante de 18 años de edad, asesinado en el verano del 2020 a golpes en la localidad de Villa Gesell, a la salida de un boliche. Entonces como siempre en su mundo surgió la pedantería e ilimitado narcisismo al expresar como un idiota: “Si capaz no hubiera tenido la fortaleza propia de mi actividad y de mi historia de vida, era muy probable que hubiera terminado como Báez Sosa” (SIC). Nada dijo de los 10 policías que fueron heridos en la refriega por ir a auxiliarlo (uno de ellos, ciclista, hasta se quitó el casco y se lo puso a él para protegerlo).
Por supuesto el periodismo, ni los miles de verborrágicos “especialistas en seguridad” que aparecieron en los medios, como consecuencia de estos trágicos acontecimientos, tampoco lo hicieron. Siendo este un año electoral, el arco político (oficialismo y oposición) mezquinamente trató de sacar algún rédito personal. Mientras tanto se dispuso un inútil operativo de interceptación de micros e identificación y requisa de pasajeros, que con saldos negativos desaparecerá con el correr de los días y algún otro hecho calamitoso, o escándalo político, tenga sus 15 minutos de fama. Habría que acotar que los asaltos a colectivos con alguna muerte al medio, aún con una policía con mayor autoridad, vienen de antigua data (varias décadas) y siempre la respuesta por demás inútil fue la misma, como así también el accionar ruin de todas las partes. Con el avance y abaratamiento de la tecnología las unidades de este transporte de pasajeros ya tendrían que estar equipadas con cabinas blindadas para el conductor y cámaras de seguridad. Para su instalación, incomprensible y demagógicamente, las empresas recibieron préstamos y subsidios tanto del gobierno de EUGENIA VIDAL, como de AXEL KICILLOF. Sobre los primeros nadie los requirió, y con los segundos, los empresarios que hoy tanto protestan y que no son ningunos “nenes de pecho”, destinaron el dinero que recibieron, de nuestros impuestos, a otros menesteres. Estos equipamientos no son la panacea, la gran cantidad de cámaras de seguridad instaladas en las calles tanto por el estado como por los particulares, no impiden que se cometan delitos. La lucha contra la inseguridad, además de un ineficiente y burocrático poder judicial, tiene la gran desventaja, que se pueden contabilizar los hechos que se cometen, pero no los que se evitan. Seguramente volveremos con más BERNI, antes que este cese en el desempeño su cargo, por el que ni Dios ni la Patria se lo demandarán.
“La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás”
“No es pegarle a un ministro, es pegarle a una persona de manera innecesaria, patotera, que las imágenes me remontan a Fernando Báez Sosa y mire cómo terminó” … “Si capaz no hubiera tenido la fortaleza propia de mi actividad y de mi historia de vida, era muy probable que hubiera terminado como Báez Sosa. Por suerte las cosas no se dieron así, pero tampoco hay que tomar las cosas con tanta liviandad”
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Por Claudio Kussman.
Nada es para siempre, y así el 03 de abril pasado quizás marque inicio del ocaso del histriónico ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires SUPER-BERNI. Teniente coronel del Ejército Argentino, médico, karateca, alpinista, buzo táctico, especialista en táctica y estrategia, paracaidista y rescatista, nada de eso le sirvió frente al ataque de varios encolerizados colectiveros por el homicidio de su compañero DANIEL BARRIENTOS. Este cobarde ataque en patota, dio pie para SERGIO BERNI, en las últimas horas públicamente comparara su caso con el de FERNANDO BÁEZ SOSA, el estudiante de 18 años de edad, asesinado en el verano del 2020 a golpes en la localidad de Villa Gesell, a la salida de un boliche. Entonces como siempre en su mundo surgió la pedantería e ilimitado narcisismo al expresar como un idiota: “Si capaz no hubiera tenido la fortaleza propia de mi actividad y de mi historia de vida, era muy probable que hubiera terminado como Báez Sosa” (SIC). Nada dijo de los 10 policías que fueron heridos en la refriega por ir a auxiliarlo (uno de ellos, ciclista, hasta se quitó el casco y se lo puso a él para protegerlo).
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]Por supuesto el periodismo, ni los miles de verborrágicos “especialistas en seguridad” que aparecieron en los medios, como consecuencia de estos trágicos acontecimientos, tampoco lo hicieron. Siendo este un año electoral, el arco político (oficialismo y oposición) mezquinamente trató de sacar algún rédito personal. Mientras tanto se dispuso un inútil operativo de interceptación de micros e identificación y requisa de pasajeros, que con saldos negativos desaparecerá con el correr de los días y algún otro hecho calamitoso, o escándalo político, tenga sus 15 minutos de fama. Habría que acotar que los asaltos a colectivos con alguna muerte al medio, aún con una policía con mayor autoridad, vienen de antigua data (varias décadas) y siempre la respuesta por demás inútil fue la misma, como así también el accionar ruin de todas las partes. Con el avance y abaratamiento de la tecnología las unidades de este transporte de pasajeros ya tendrían que estar equipadas con cabinas blindadas para el conductor y cámaras de seguridad. Para su instalación, incomprensible y demagógicamente, las empresas recibieron préstamos y subsidios tanto del gobierno de EUGENIA VIDAL, como de AXEL KICILLOF. Sobre los primeros nadie los requirió, y con los segundos, los empresarios que hoy tanto protestan y que no son ningunos “nenes de pecho”, destinaron el dinero que recibieron, de nuestros impuestos, a otros menesteres. Estos equipamientos no son la panacea, la gran cantidad de cámaras de seguridad instaladas en las calles tanto por el estado como por los particulares, no impiden que se cometan delitos. La lucha contra la inseguridad, además de un ineficiente y burocrático poder judicial, tiene la gran desventaja, que se pueden contabilizar los hechos que se cometen, pero no los que se evitan. Seguramente volveremos con más BERNI, antes que este cese en el desempeño su cargo, por el que ni Dios ni la Patria se lo demandarán.
“La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás”
Voltaire (1694-1778)
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Prov. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
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PrisioneroEnArgentina.com
Abril 12, 2023