Ante todo, del sacerdote se dice que es “tomado de entre los hombres”. Por lo tanto, no es un ser desarraigado o caído del cielo, sino un ser humano que tiene a sus espaldas una familia y una historia como todos los demás.
Tomado de entre los hombres significa también que el sacerdote está hecho de la misma pasta que cualquier otra criatura humana; con los deseos, las luchas, las dudas los afectos y las debilidades de todos. La Escritura ve en esto un beneficio para los demás hombres y no es un motivo de escándalo. De hecho y de esta forma, estará más preparado para tener compasión, estando él revestido de debilidad.
Tomado de entre los hombres es, además, constituido para los hombres; esto es, devuelto a ellos, puesto a su servicio. Un servicio que afecta a la dimensión más profunda del hombre, su destino eterno. Y esto no significa que el sacerdote se desinterese de las necesidades humanas de la gente, sino que se ocupa de éstas con un espíritu diferente al de los políticos y sociólogos. Al punto que frecuentemente la parroquia es el punto más fuerte de agregación, incluso social, en la vida de un pueblo o de un barrio.
Todo lo expuesto hasta ahora es una visión positiva de la figura del sacerdote. Pero no siempre, es sabido, es así. De vez en cuando las crónicas nos recuerdan que existe también otra realidad, hecha de debilidad e infidelidad y de las que la Iglesia no puede hacer más que pedir perdón.
Pero para cierto consuelo de la gente, hay una verdad que hay que recordar: Como hombre, el sacerdote puede errar, pero los gestos que realiza como sacerdote, en el altar o en el confesionario, no resultan por ello inválidos o ineficaces. Un pueblo no es privado de la gracia de Dios a causa de la indignidad del sacerdote. Es Cristo quien bautiza, celebra, perdona; el sacerdote, es sólo el instrumento.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO.
Ante todo, del sacerdote se dice que es “tomado de entre los hombres”. Por lo tanto, no es un ser desarraigado o caído del cielo, sino un ser humano que tiene a sus espaldas una familia y una historia como todos los demás.
Tomado de entre los hombres significa también que el sacerdote está hecho de la misma pasta que cualquier otra criatura humana; con los deseos, las luchas, las dudas los afectos y las debilidades de todos. La Escritura ve en esto un beneficio para los demás hombres y no es un motivo de escándalo. De hecho y de esta forma, estará más preparado para tener compasión, estando él revestido de debilidad.
Tomado de entre los hombres es, además, constituido para los hombres; esto es, devuelto a ellos, puesto a su servicio. Un servicio que afecta a la dimensión más profunda del hombre, su destino eterno. Y esto no significa que el sacerdote se desinterese de las necesidades humanas de la gente, sino que se ocupa de éstas con un espíritu diferente al de los políticos y sociólogos. Al punto que frecuentemente la parroquia es el punto más fuerte de agregación, incluso social, en la vida de un pueblo o de un barrio.
Todo lo expuesto hasta ahora es una visión positiva de la figura del sacerdote. Pero no siempre, es sabido, es así. De vez en cuando las crónicas nos recuerdan que existe también otra realidad, hecha de debilidad e infidelidad y de las que la Iglesia no puede hacer más que pedir perdón.
Pero para cierto consuelo de la gente, hay una verdad que hay que recordar: Como hombre, el sacerdote puede errar, pero los gestos que realiza como sacerdote, en el altar o en el confesionario, no resultan por ello inválidos o ineficaces. Un pueblo no es privado de la gracia de Dios a causa de la indignidad del sacerdote. Es Cristo quien bautiza, celebra, perdona; el sacerdote, es sólo el instrumento.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 30, 2020