Hoy gran cantidad de gente y funcionarios grandilocuentes se llenan la boca verborreando, sobre los DDHH, la justicia independiente, la memoria, verdad y justicia y otros jueguitos de palabra que en su mayoría son nada más que eso, “jueguitos”, con los que se pretenden decir que somos un país con democracia plena.
Frente a ellos y con la autoridad moral que me da mi condición de prisionero ilegal, muerto en vida como muchos otros, y una edad en la que no tengo por qué callarme nada, debo decir que hoy en este territorio llamado Argentina funciona a pleno EL TERORISMO DE ESTADO. No es una afirmación caprichosa, está documentado en este sitio web, si bien no a pleno por el silencio temeroso de muchas víctimas y de sus respectivas familias, sometidas a años de cruel iniquidad. También por los medios de difusión que lo ocultan como lo hacían ante hechos similares en los años 70. Implantado como plan sistemático de exterminio de adultos mayores, por el gobierno de “la década ganada” esto es consentido y continuado mansa e hipócritamente por este “cambiemos” para que nada cambie.
PSA – LOS ESBIRROS
La mayor diferencia que se puede dar con los años 70 es que en esa época se detenían personas jóvenes y que estas en muchas oportunidades recibían a los uniformados con disparos de fusiles y granadas de guerra. Hoy nosotros como en mi caso los invité con dulces y gaseosas. No estaba en la clandestinidad sino en el lugar donde 3 años antes le había avisado a la “justicia” que iba a estar. Tampoco tenía identidad falsa ni nombre de guerra. Luego esos miembros uniformados de la PSA en un comportamiento digno de esbirros, vulneraron mis derechos y fuera de recorrido me pasearon esposado por el hall central del Aeroparque metropolitano. Posteriormente el “ablandamiento” siguió con 24 horas en la U28, verdadero lugar de espanto. En los 70 hubo detenidos desaparecidos otros en mayoría fueron puestos a disposición del PEN. Hoy dispone la “justicia independiente”, compuesta por togados militantes, obsecuentes, indiferentes y hasta terroristas del pasado. Indaga como en mi caso una empleada contratada por la Secretaría de Derechos Humanos recién a los dieciocho días de detención (Susana Arrechea), y de allí en más uno desparece en un mundo paralelo, llamado prisión, en donde los plazos y diligencias legales se pierden en el tiempo.
SUBROGANTES DE TODA LAYA
Donde uno, luego de más dos años de reiterados pedidos, recién puede llegar a estar ante un juez cara a cara, como en mi caso, que solo escucha porque desconoce los pormenores de una gigantesca y laberíntica causa. Instruida por otros jueces que, como subrogantes de toda laya, pasaron por el lugar y que se combinaron con fiscales impúdicamente militantes (Córdoba-Nebbia-Palazzani) para INFERIR en lugar de probar. Simple y vil simulacro, el de estos miembros del poder judicial que no es tal. Mientras todo este circo es consolidado por el riesgo cierto de que en la calle, diversos grupos de “escrachadores” profesionales, pudieran hacer notar su ruidosa presencia, al funcionario que se aparte de su libreto. En mi caso tuve 10 togados en estos 2 años de detención. Se puede reclamar, denunciar hechos de acción pública, presentar habeas corpus o lo que se quiera, todo termina con un sepulcral silencio por respuesta, o resoluciones judiciales realmente burlonas. No pasaba esto en los 70? ¿La misma iglesia en que cambió de esos tiempos al hoy si cuando se recurría a ella también respondía con el silencio? Gran cantidad de demagogos e inclusive terroristas asesinos seriales como un Anguita, gran referente social desde diversos medios “cacarean” y se persignan cuando describen la tortura mediante, picana, submarino o lo que sea de la década siniestra de los 70 aplicados por miembros del estado.
LA TORTURA HOY
¿Y hoy, que es tener a un septuagenario dieciocho o más horas deambulando en sitios sucios para poder asistir a una deficiente videoconferencia? ¿Estar diecinueve horas encerrado en una “perrera” sometido a temperaturas extremas para llegar a un consultorio médico y no ser atendido, luego de nueve meses de espera para ello? ¿Acaso es un paseo turístico? ¿Qué es arrojar en un pabellón carcelario a enfermos terminales, incontinentes, inclusive sin piernas, a los que uno por razones humanitarias debe atender? ¿Qué es tener a un cincuenta por ciento de los prisioneros sedados dos veces al día, algunos de ellos totalmente locos? Ni hablar del falaz Hospital Penitenciario Central, invadido por cucarachas, sarna o gripe. Recordar lo vivido, visto y olido hasta hoy, como así a quienes murieron en cautiverio (de casi 400, cuarenta y ocho, son del “cambiemos”) y repasar las atrocidades que se cometen aprobadas por el estado realmente me altera. De inmediato se me van superponiendo palabras soeces y malos deseos para tanto burócrata cómplice, de militantes radicalizados, como así también para sus familias. ¿O acaso creen que detrás de cada uno de nosotros, los adultos mayores, no hay una familia que sufre y enferma, impotente ante tanta injusticia?
“La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo”.
Escribe Claudio Kussman.
VERBORREANDO DDHH
Hoy gran cantidad de gente y funcionarios grandilocuentes se llenan la boca verborreando, sobre los DDHH, la justicia independiente, la memoria, verdad y justicia y otros jueguitos de palabra que en su mayoría son nada más que eso, “jueguitos”, con los que se pretenden decir que somos un país con democracia plena.
Frente a ellos y con la autoridad moral que me da mi condición de prisionero ilegal, muerto en vida como muchos otros, y una edad en la que no tengo por qué callarme nada, debo decir que hoy en este territorio llamado Argentina funciona a pleno EL TERORISMO DE ESTADO. No es una afirmación caprichosa, está documentado en este sitio web, si bien no a pleno por el silencio temeroso de muchas víctimas y de sus respectivas familias, sometidas a años de cruel iniquidad. También por los medios de difusión que lo ocultan como lo hacían ante hechos similares en los años 70. Implantado como plan sistemático de exterminio de adultos mayores, por el gobierno de “la década ganada” esto es consentido y continuado mansa e hipócritamente por este “cambiemos” para que nada cambie.
PSA – LOS ESBIRROS
La mayor diferencia que se puede dar con los años 70 es que en esa época se detenían personas jóvenes y que estas en muchas oportunidades recibían a los uniformados con disparos de fusiles y granadas de guerra. Hoy nosotros como en mi caso los invité con dulces y gaseosas. No estaba en la clandestinidad sino en el lugar donde 3 años antes le había avisado a la “justicia” que iba a estar. Tampoco tenía identidad falsa ni nombre de guerra. Luego esos miembros uniformados de la PSA en un comportamiento digno de esbirros, vulneraron mis derechos y fuera de recorrido me pasearon esposado por el hall central del Aeroparque metropolitano. Posteriormente el “ablandamiento” siguió con 24 horas en la U28, verdadero lugar de espanto. En los 70 hubo detenidos desaparecidos otros en mayoría fueron puestos a disposición del PEN. Hoy dispone la “justicia independiente”, compuesta por togados militantes, obsecuentes, indiferentes y hasta terroristas del pasado. Indaga como en mi caso una empleada contratada por la Secretaría de Derechos Humanos recién a los dieciocho días de detención (Susana Arrechea), y de allí en más uno desparece en un mundo paralelo, llamado prisión, en donde los plazos y diligencias legales se pierden en el tiempo.
SUBROGANTES DE TODA LAYA
Donde uno, luego de más dos años de reiterados pedidos, recién puede llegar a estar ante un juez cara a cara, como en mi caso, que solo escucha porque desconoce los pormenores de una gigantesca y laberíntica causa. Instruida por otros jueces que, como subrogantes de toda laya, pasaron por el lugar y que se combinaron con fiscales impúdicamente militantes (Córdoba-Nebbia-Palazzani) para INFERIR en lugar de probar. Simple y vil simulacro, el de estos miembros del poder judicial que no es tal. Mientras todo este circo es consolidado por el riesgo cierto de que en la calle, diversos grupos de “escrachadores” profesionales, pudieran hacer notar su ruidosa presencia, al funcionario que se aparte de su libreto. En mi caso tuve 10 togados en estos 2 años de detención. Se puede reclamar, denunciar hechos de acción pública, presentar habeas corpus o lo que se quiera, todo termina con un sepulcral silencio por respuesta, o resoluciones judiciales realmente burlonas. No pasaba esto en los 70? ¿La misma iglesia en que cambió de esos tiempos al hoy si cuando se recurría a ella también respondía con el silencio? Gran cantidad de demagogos e inclusive terroristas asesinos seriales como un Anguita, gran referente social desde diversos medios “cacarean” y se persignan cuando describen la tortura mediante, picana, submarino o lo que sea de la década siniestra de los 70 aplicados por miembros del estado.
LA TORTURA HOY
¿Y hoy, que es tener a un septuagenario dieciocho o más horas deambulando en sitios sucios para poder asistir a una deficiente videoconferencia? ¿Estar diecinueve horas encerrado en una “perrera” sometido a temperaturas extremas para llegar a un consultorio médico y no ser atendido, luego de nueve meses de espera para ello? ¿Acaso es un paseo turístico? ¿Qué es arrojar en un pabellón carcelario a enfermos terminales, incontinentes, inclusive sin piernas, a los que uno por razones humanitarias debe atender? ¿Qué es tener a un cincuenta por ciento de los prisioneros sedados dos veces al día, algunos de ellos totalmente locos? Ni hablar del falaz Hospital Penitenciario Central, invadido por cucarachas, sarna o gripe. Recordar lo vivido, visto y olido hasta hoy, como así a quienes murieron en cautiverio (de casi 400, cuarenta y ocho, son del “cambiemos”) y repasar las atrocidades que se cometen aprobadas por el estado realmente me altera. De inmediato se me van superponiendo palabras soeces y malos deseos para tanto burócrata cómplice, de militantes radicalizados, como así también para sus familias. ¿O acaso creen que detrás de cada uno de nosotros, los adultos mayores, no hay una familia que sufre y enferma, impotente ante tanta injusticia?
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 11, 2017
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