EL VIL MARTÍN BALZA Y EL SEPULCRAL SILENCIO DE LOS GENERALES

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¿LOS UNOS SON IGUALES A LOS OTROS?

Por CLAUDIO KUSSMAN

Ayer faltando pocas horas para las elecciones presidenciales y como ocurre semana a semana en el periódico INFOBAE, se pudo leer una vez más la columna escrita por MARTÍN ANTONIO BALZA, ex Jefe del Ejército Argentino (de 1991 a 1999) durante el gobierno de CARLOS MENEM. Ya retirado, también   embajador ante Colombia, designado por  el presidente NESTOR KIRCHNER y luego ante Costa Rica mientras era presidente CRISTINA KIRCHNER. Podemos decir que este multi condecorado General de 86 años de edad, es un verdadero exitoso. Pero, también podemos decir que lo es a través de su condición de reptante lo cual públicamente plasmara en el año 1995  en el programa de TV, “Tiempo Nuevo” del periodista BERNARDO NEUSTAD. Allí fue el primero en hacer una autocrítica de su fuerza pidiendo unilateralmente perdón por los abusos cometidos por los uniformados en la lucha contra el terrorismo, que asolara Argentina en los años 70. No le importó que simultáneamente esos mismos asesinos seriales de hombres, mujeres y niños, mintiendo revindicaban su accionar terrorista y a través del “relato” de atacantes a la democracia, mutaban en idealistas defensores de la misma. BALZA en cada uno de sus artículos, generalizando, no deja de referirse siempre en forma negativa hacia quienes siendo adultos mayores hoy, estamos muriendo en prisión. Yo como expolicía con 12 años menos de edad que él y cinco en ilegal prisión preventiva, no dejo de proferir palabras soeces cada vez que sé de este General trepador por excelencia. Resulta tragicómico saber que, por su desleal actitud ante tantos uniformados caídos, subalternos suyos, fue “castigado” por su fuerza con una infantil expulsión del Círculo Militar.  Asimismo, no dejo de preguntarme (salvo excepciones en jerarquías menores a la de él – Teniente Coronel Ariel Valdiviezo – 1) donde están sus pares? Esos que nunca salen al cruce de sus falaces e hipócritas manifestaciones y guardan sepulcral silencio sobre este cobarde, que goza de la libertad y las mieles de la popularidad a través de los medios, hablando mal de aquellos que a como dé lugar, nos estamos pudriendo en prisión sin comerla ni beberla. Tendré que pensar que unos por acción (Balza, Ríos Ereñú, Bendini y Milani) y otros por silenciosa omisión son iguales?


INFOBAE

UN PASADO PRESENTE, ¿Y EL FUTURO?

Por MARTÍN BALZA

El inicio de la tercera década del siglo actual coincidirá con la asunción de quienes nos gobernarán por un nuevo mandato constitucional. El contexto internacional y regional es inestable y poco predecible, y nuestra situación socio-política, económica y cultural, muy difícil, por lo que exigirá líderes caracterizados por una acuciante sensatez basada en la experiencia y en el conocimiento del mundo y de nuestro pasado. Aceptando que la historia y la memoria conducen al presente, y que estamos dispuestos a convivir y no solo a existir juntos, no está demás pedir que hagamos un ejercicio: recordemos que concordia no es unanimidad, ni siquiera es acuerdo.

No confundir desacuerdo con discordia. La palabra “desacuerdo” está formada por raíces latinas y significa “falta de convenio”, y la palabra “discordia”, también de origen latino, significa “cualidad de estar en contra de la opinión de otro”.

Aún nos cuesta entender un pasado caracterizado por una justificación de la violencia en sus distintas expresiones, de un narcisismo pseudo revolucionario a otro contrarrevolucionario. Como lección, deberíamos desterrar para siempre “las verdades oficiales” políticas, ideológicas o electoralistas. En nuestro país hubo miles de personas de un lado y cientos del otro, asesinados, desaparecidos forzosos y torturados por sus ideas, profesión, actividad o simplemente porque incomodaban al otro. Aceptemos que ninguna de ellas fue juzgada y, por lo tanto, todas gozaban del principio de inocencia. Hubo también cientos de víctimas ajenas a la lucha fratricida, a las que en forma irresponsable y eufemística se las calificó de “colaterales”.

El 25 de abril de 1995, el Ejército dijo en un mensaje institucional: “Cuando un cuerpo social se compromete seriamente, llegando a sembrar la muerte entre compatriotas, es ingenuo intentar encontrar un solo culpable, de uno u otro signo, ya que la culpa en el fondo está en el inconsciente colectivo de la Nación toda, aunque resulte fácil depositarla entre unos pocos para liberarnos de ella”.

En el drama argentino los actores fueron las víctimas, los victimarios y los indiferentes. El cardenal Joseph Ratzinger sintetiza lo expresado como “Símbolos extremos del mal, que afloran cuando el hombre se olvidó de Dios, se coloca en su lugar y se cree con derecho a decidir sobre lo que es bueno y sobre dejar vivir o matar”.

Periódicamente, no pocas voces promueven la necesidad de una reconciliación para avanzar seriamente como sociedad y enterrar un nefasto capítulo de desencuentros, sin percatarse de que en la Argentina el pasado está presente, como consecuencia de una hemiplejia moral entre bolsones —minoritarios por cierto— de las organizaciones irregulares armadas, y la de los defensores de la dictadura de los años ’70 del siglo pasado, que se marginó de responder a la violencia demencial con toda la fuerza que emanaba del orden jurídico vigente y que tampoco se abstuvo en el exhibicionismo de crueldad convirtiendo al propio Estado en criminal. Ninguno de ellos se arrepintieron, ni midieron las trágicas consecuencias de su accionar. Se dio lo que había hecho notar Aristóteles: “Los contrarios son del mismo género”. Con particular sutileza, Jean Guitton agregó: “Los comunistas (Stalin), tan opuestos a los totalitarios fascistas (Hitler), eran totalitarios en otro sentido. Los incrédulos son creyentes al revés”.

En esos años ’70, muchos cayeron en el desbarranco de la barbarie; unos invocando una revolución pero vulnerando los valores éticos de la misma, otros invocando preceptos cristianos. Ambos ignoraron la sentencia del cardenal Jorge Bergoglio: “Matar en nombre de Dios es una blasfemia (…) es ideologizar la experiencia religiosa”. El rabino Abraham Skorka nos recuerda que cuando ello ocurre: “…el daño en cierto modo es mayor, ya que amén del crimen perverso y la destrucción de la dimensión de la dignidad humana, se destruye la dimensión de la fe”.

A pesar de que en nuestro caso la mayoría de la sociedad no estuvo comprometida con los mismos, estos fueron cometidos en nombre del pueblo y, por lo tanto, el avance sobre el reencuentro definitivo tiene que atravesar las difíciles dimensiones de la real reconciliación, que es –o debería ser– espiritual, social, política y cultural. Los mayores obstáculos serían: la polarización sobre el pasado, una sociedad consolidada en su propia verdad y la vigencia de sectores excluyentes.

El próximo año, fecha en que se conmemorarán 200 años del fallecimiento de Manuel Belgrano, ¿no sería tal vez el momento adecuado para abandonar definitivamente la visión apocalíptica, la soberbia, aceptar el disenso y el diálogo, y respetar la voluntad soberana del pueblo? Ello ayudaría a construir la Argentina del futuro –sin odio, sin rencor y sin venganza– y avanzar hacia la reconciliación, madurada en el dolor, que pueda llegar algún día al abrazo fraterno. No se puede obviar la acción de la justicia. Hubo avances con el juicio a las Juntas Militares, un retroceso con los indultos inconstitucionales hasta la anulación de los mismos y una incertidumbre actual como consecuencia de largos procesos judiciales sin sentencia y con causas aparentemente abiertas y eternas.

Es un imperativo moral, ético, político y el mejor homenaje a nuestro indiscutido polifacético prócer. Ello impone contar con líderes empáticos y visionarios, convencidos de que pueden conformar un futuro y crear una comunidad de valores compartidos. ¿Los tenemos? ¡Por supuesto que sí! La fantástica creatividad que han tenido algunas naciones en momentos difíciles así lo demuestra. Nuestro país no ha sido ajeno a ello. En el pasado, muy pocos, con escasos recursos, realizaron hechos y transformaciones trascendentes, casi inimaginables.

Ex Jefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica.

MARTÍN BALZA                                                                                                                                                       Octubre 23, 2019  

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MARTÍN BALZA – CARTA ABIERTA A ESTE CONTUMAZ HIPÓCRITA Y CÍNICO TRAIDOR.

Febrero 20, 2018. Martín Balza, en tiempos en que todo es igual, asistió como invitado al acto de asunción del actual Jefe del Ejército Claudio Pasqualini. Allí, en un aparte, fue interpelado por esposas de militares presos.
Años después, Martín Balza destrozó a Videla cuando éste estaba en prisión
“El silencio es el partido más seguro para el que desconfía de sí mismo”
François de La Rochefoucauld (1613-1680)

Claudio Kussman

Comisario Mayor (R) 

Policía Pcia. Buenos Aires

Octubre 24, 2019

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PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 24, 2019


 

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