Mi tío Charles se suele dormir en la iglesia y la mayoría de las veces no es su culpa. El pastor a donde él y mi tía Angela (Angie) concurren, tiene un tono de voz extremadamente pausado y casi siempre su sermón se mantiene en la historia de la creación.
Angie se disgusta y trata de disimular el comportamiento de su marido y solo encuentra su paciencia desbordada cuando Charles comienza a roncar. En ese instante, le aplica un fuerte golpe con su codo que impacta en el antebrazo de su esposo y lo hace sobresaltar, pero sin entender lo que le sucedió.
Este pasado domingo llovió con mucha intensidad. Con mi marido Oscar viendo un partido de beisbol con sus amigos y mis hijas dispersas en varias casas de compañeras de colegio, decidí invitar a almorzar a mis tíos, previo paso obligado a cumplir con sus ritos religiosos.
Experimenté en persona el aburrido sermón y -debo confesar- estuve al punto de dormirme en un par de oportunidades.
Casi una hora después de escuchar a este ministro religioso hablar de Adam y sus cincuenta y seis hijos, observé tres intentos de Charles cayendo en los brazos de Morfeo y tres codazos de Angie, golpeando el brazo de su esposo.
El sermón continuó con una serie de preguntas que no necesitaban respuesta, era solo el pastor tratando de reafirmar las enseñanzas del buen libro.
“El Señor nos da enseñanzas, herramientas, para construir una vida plena haciendo el bien” dijo el ministro abriendo sus brazos “Aun así cuando estemos mal anímicamente, o tengamos dolor físico, hay que ser fuertes, sin reclamar nada a Nuestro Padre. ¿Qué le vamos a reclamar? ¿Qué le vamos a decir a Nuestro Padre?”
En ese instante, Angie le aplicó un codazo al ‘Bello Durmiente” pero falló el destino y su golpe impactó las costillas de su esposo.
“La próxima vez que me golpees…” comenzó a decir Charles elevando su voz “…te voy a dar un coscorrón que ni tu padre te va a reconocer!”
Por motivos extra religiosos, he decidido no asistir más a esa iglesia.
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Mi tío Charles se suele dormir en la iglesia y la mayoría de las veces no es su culpa. El pastor a donde él y mi tía Angela (Angie) concurren, tiene un tono de voz extremadamente pausado y casi siempre su sermón se mantiene en la historia de la creación.
Angie se disgusta y trata de disimular el comportamiento de su marido y solo encuentra su paciencia desbordada cuando Charles comienza a roncar. En ese instante, le aplica un fuerte golpe con su codo que impacta en el antebrazo de su esposo y lo hace sobresaltar, pero sin entender lo que le sucedió.
Experimenté en persona el aburrido sermón y -debo confesar- estuve al punto de dormirme en un par de oportunidades.
Casi una hora después de escuchar a este ministro religioso hablar de Adam y sus cincuenta y seis hijos, observé tres intentos de Charles cayendo en los brazos de Morfeo y tres codazos de Angie, golpeando el brazo de su esposo.
El sermón continuó con una serie de preguntas que no necesitaban respuesta, era solo el pastor tratando de reafirmar las enseñanzas del buen libro.
“El Señor nos da enseñanzas, herramientas, para construir una vida plena haciendo el bien” dijo el ministro abriendo sus brazos “Aun así cuando estemos mal anímicamente, o tengamos dolor físico, hay que ser fuertes, sin reclamar nada a Nuestro Padre. ¿Qué le vamos a reclamar? ¿Qué le vamos a decir a Nuestro Padre?”
En ese instante, Angie le aplicó un codazo al ‘Bello Durmiente” pero falló el destino y su golpe impactó las costillas de su esposo.
“La próxima vez que me golpees…” comenzó a decir Charles elevando su voz “…te voy a dar un coscorrón que ni tu padre te va a reconocer!”
Por motivos extra religiosos, he decidido no asistir más a esa iglesia.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 9, 2022