El jueves próximo pasado sucedió un hecho particular, aunque nada extraño, en la audiencia de debate que se está desarrollando en la ciudad de Bahía Blanca, por el juicio de los denominados de lesa humanidad que tiene al inspirador de esta página como uno de los imputados.
El Presidente del Tribunal anunció que se estaba agotando las declaraciones de los testigos de la Fiscalía y las Querellas, por lo que se pasaría en las próximas audiencias a los testigos de las defensas. Los mismos, por costumbre de ese Tribunal deben ser citados por quienes los ofrecieron, en este caso las defensas. El abogado defensor de KUSSMAN solicitó la palabra y pidió que como el testigo citado por esa parte no había sido ofrecido por ella, sino que la necesidad de su testimonio devino del discurrir del debate y en atención a que había sido víctima en los años 70, por una cuestión de prudencia y sensatez ante esa situación, la notificación debía corresponder al Tribunal. Era una mera cuestión formal, que considero hacia al eficaz desarrollo de la audiencia de debate.
Rápidamente, una de las abogadas querellantes (la cual ha participado en todos los juicios de Bahía Blanca y no se perdió uno) solicitó la palabra para rechazar el pedido del defensor, en forma vehemente, argumentando que el testigo “no es víctima”.
El abogado defensor pidió nuevamente la palabra para “recordar que el testigo estuvo detenido en el año 1975 en la Unidad Penitenciaria 4 de Bahía Blanca, justamente junto a quien es objeto del juicio, por ello debe recibir el trato de víctima, no resultando adecuado que un defensor privado lo cite a un juicio”.
La abogada querellante quiso volver a tomar la palabra, siendo interrumpida por el Presidente del Tribunal, quien puso fin a la discusión y con buen tino resolvió que el testigo sea citado por el mismo Tribunal.
Seguramente el lector se estará preguntando donde está el problema y el porqué de la oposición de la letrada de la querella. Muy simple de explicar. Porque el testigo citado, si bien estuvo detenido en el año 1975 por supuestamente pertenecer a la organización terrorista Montoneros y haber sido acusado de la voladura de una Comisaria, su testimonio, el cual ya brindara en otra causa (juicio de la Triple A) contradice el “relato oficial” que expusieron los acusadores sobre un caso que se le imputa a KUSSMAN.
Entonces para los cánones y estándares de los querellantes, como el testimonio no es de su conveniencia, no debe ser considerado víctima. Y a pesar de que su caso nunca fue llevado a juicio ni hubo denuncia alguna ni jamás se imputó a nadie por ese hecho; por una mera cuestión formal, debe ser considerado victima a los fines de su citación para una declaración testimonial en una audiencia de debate.
Este hecho no es único y ni aislado. Ya en Rosario, en ocasión de juzgarse la denominada causa “Feced III” un testigo que fue víctima y su caso estaba siendo juzgado en dicho juicio, tampoco fue considerado victima por los querellantes ni los organismos de derechos, simplemente porque su testimonio ponía en evidencia el espurio manejo que se hace de estos juicios.
En ocasión de declarar, el mismo no solo criticó el actuar de los organismos de derechos humanos dado que le habían puesto trabas en el cobro de la indemnización reparatoria, sino que reprobó el arbitrio con que se manejaban estos juicios y como frutilla del postre involucró a un ex gobernador santafesino (ya fallecido) por el socialismo, como cómplice de los sucesos acaecidos en la Jefatura de Policía, al ser el medico que atendía a los detenidos y que pedía que estuvieran vendados para no ser reconocido. Relató con detalles como lo vi, que personas también lo vieron y como lo reconoció después en democracia. Pero, como se dice, la cosa no termino ahí, fue más lejos aún. Narró como el Fiscal se negó a investigar este hecho, lo mismo que los organismos de derechos humanos no solo porque una de las abogadas querellantes en la causa era pareja del Fiscal sino porque además tenía, como otros abogados querellantes o testigos-victimas, relaciones laborales con el fallecido político.
Lo llamativo de ese día, fue la escasa concurrencia del público. Tiempo después se supo que desde los organismos de derechos habían recomendado no ir ese día, pues declaraba ese testigo y hasta que algún integrante de los mismos, parado en la puerta del Tribunal, pedía que el público no ingresar a la audiencia.
Supongo que este tipo de hechos, se deben repetir a lo largo de todos los juicios llamados de lesa humanidad y en cada ciudad que se celebre alguno.
Claramente parece que desde los organismos de derechos humanos se digita quien es víctima y quien no, tomando como único parámetro si el testimonio se ajusta a la “narrativa oficial” o no. Suprema potestad que se atribuyen como fieles custodios de una “verdad revelada”.
De anverso, también digitan quien debe ser imputado y quien no. La prueba cabal es el ex jefe del Ejército, que se “auto percibe K y hasta se sacó una foto con la madre putativa de todos los argentinos”, quien consiguió no solo que lo absuelvan sino que la Sala de Casación que se cansó de confirmar condenas y revocar absoluciones, confirme “su absolución”. Todo en el más absoluto silencio de los organismos de derechos humanos y de los políticos oficialistas.
Ni hablar de los dirigentes sindicales, uno de la construcción y el otro de camioneros, que fueron sindicados, uno como agente del Batallón de Inteligencia 601 en aquellos años y el restante como miembro de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) también en aquellos años. Los paladines de la defensa de la memoria y los derechos humanos guardan silencio stampa al respecto. Más grosero aún son los casos del ex inteligencia de la organización terrorista Montoneros, deviene ahora en periodista y consultor K, que fue denunciado por ser informante y protegido de la Fuerza Área durante el gobierno militar o el ex juez de la Suprema Corte y ahora férreo defensor de la actual Vicepresidenta de la Nación, que cuando fue juez federal en el año 1976, se cansó de rechazar habeas corpus que presentan las familias de los detenidos y hasta avalo la aplicación del Código de Justicia Militar a los detenidos.
Todo esto es una muestra más de cómo se digitan y se arman estos juicios llamados de lesa humanidad, todo a gusto y piacere de una espuria minoría que solo busca mantener sus entuertos con el “circo funcionando” y la verdad escapando por la ventana. Todo en un país al borde de la disgregación social e institucional, donde se ha arruinado el presente, recordando un pasado que ya no tiene futuro.
○
Por Dr. Gonzalo Miño.
El jueves próximo pasado sucedió un hecho particular, aunque nada extraño, en la audiencia de debate que se está desarrollando en la ciudad de Bahía Blanca, por el juicio de los denominados de lesa humanidad que tiene al inspirador de esta página como uno de los imputados.
El Presidente del Tribunal anunció que se estaba agotando las declaraciones de los testigos de la Fiscalía y las Querellas, por lo que se pasaría en las próximas audiencias a los testigos de las defensas. Los mismos, por costumbre de ese Tribunal deben ser citados por quienes los ofrecieron, en este caso las defensas. El abogado defensor de KUSSMAN solicitó la palabra y pidió que como el testigo citado por esa parte no había sido ofrecido por ella, sino que la necesidad de su testimonio devino del discurrir del debate y en atención a que había sido víctima en los años 70, por una cuestión de prudencia y sensatez ante esa situación, la notificación debía corresponder al Tribunal. Era una mera cuestión formal, que considero hacia al eficaz desarrollo de la audiencia de debate.
Rápidamente, una de las abogadas querellantes (la cual ha participado en todos los juicios de Bahía Blanca y no se perdió uno) solicitó la palabra para rechazar el pedido del defensor, en forma vehemente, argumentando que el testigo “no es víctima”.
El abogado defensor pidió nuevamente la palabra para “recordar que el testigo estuvo detenido en el año 1975 en la Unidad Penitenciaria 4 de Bahía Blanca, justamente junto a quien es objeto del juicio, por ello debe recibir el trato de víctima, no resultando adecuado que un defensor privado lo cite a un juicio”.
La abogada querellante quiso volver a tomar la palabra, siendo interrumpida por el Presidente del Tribunal, quien puso fin a la discusión y con buen tino resolvió que el testigo sea citado por el mismo Tribunal.
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]Seguramente el lector se estará preguntando donde está el problema y el porqué de la oposición de la letrada de la querella. Muy simple de explicar. Porque el testigo citado, si bien estuvo detenido en el año 1975 por supuestamente pertenecer a la organización terrorista Montoneros y haber sido acusado de la voladura de una Comisaria, su testimonio, el cual ya brindara en otra causa (juicio de la Triple A) contradice el “relato oficial” que expusieron los acusadores sobre un caso que se le imputa a KUSSMAN.
Entonces para los cánones y estándares de los querellantes, como el testimonio no es de su conveniencia, no debe ser considerado víctima. Y a pesar de que su caso nunca fue llevado a juicio ni hubo denuncia alguna ni jamás se imputó a nadie por ese hecho; por una mera cuestión formal, debe ser considerado victima a los fines de su citación para una declaración testimonial en una audiencia de debate.
Este hecho no es único y ni aislado. Ya en Rosario, en ocasión de juzgarse la denominada causa “Feced III” un testigo que fue víctima y su caso estaba siendo juzgado en dicho juicio, tampoco fue considerado victima por los querellantes ni los organismos de derechos, simplemente porque su testimonio ponía en evidencia el espurio manejo que se hace de estos juicios.
En ocasión de declarar, el mismo no solo criticó el actuar de los organismos de derechos humanos dado que le habían puesto trabas en el cobro de la indemnización reparatoria, sino que reprobó el arbitrio con que se manejaban estos juicios y como frutilla del postre involucró a un ex gobernador santafesino (ya fallecido) por el socialismo, como cómplice de los sucesos acaecidos en la Jefatura de Policía, al ser el medico que atendía a los detenidos y que pedía que estuvieran vendados para no ser reconocido. Relató con detalles como lo vi, que personas también lo vieron y como lo reconoció después en democracia. Pero, como se dice, la cosa no termino ahí, fue más lejos aún. Narró como el Fiscal se negó a investigar este hecho, lo mismo que los organismos de derechos humanos no solo porque una de las abogadas querellantes en la causa era pareja del Fiscal sino porque además tenía, como otros abogados querellantes o testigos-victimas, relaciones laborales con el fallecido político.
Lo llamativo de ese día, fue la escasa concurrencia del público. Tiempo después se supo que desde los organismos de derechos habían recomendado no ir ese día, pues declaraba ese testigo y hasta que algún integrante de los mismos, parado en la puerta del Tribunal, pedía que el público no ingresar a la audiencia.
Supongo que este tipo de hechos, se deben repetir a lo largo de todos los juicios llamados de lesa humanidad y en cada ciudad que se celebre alguno.
Claramente parece que desde los organismos de derechos humanos se digita quien es víctima y quien no, tomando como único parámetro si el testimonio se ajusta a la “narrativa oficial” o no. Suprema potestad que se atribuyen como fieles custodios de una “verdad revelada”.
De anverso, también digitan quien debe ser imputado y quien no. La prueba cabal es el ex jefe del Ejército, que se “auto percibe K y hasta se sacó una foto con la madre putativa de todos los argentinos”, quien consiguió no solo que lo absuelvan sino que la Sala de Casación que se cansó de confirmar condenas y revocar absoluciones, confirme “su absolución”. Todo en el más absoluto silencio de los organismos de derechos humanos y de los políticos oficialistas.
Ni hablar de los dirigentes sindicales, uno de la construcción y el otro de camioneros, que fueron sindicados, uno como agente del Batallón de Inteligencia 601 en aquellos años y el restante como miembro de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) también en aquellos años. Los paladines de la defensa de la memoria y los derechos humanos guardan silencio stampa al respecto. Más grosero aún son los casos del ex inteligencia de la organización terrorista Montoneros, deviene ahora en periodista y consultor K, que fue denunciado por ser informante y protegido de la Fuerza Área durante el gobierno militar o el ex juez de la Suprema Corte y ahora férreo defensor de la actual Vicepresidenta de la Nación, que cuando fue juez federal en el año 1976, se cansó de rechazar habeas corpus que presentan las familias de los detenidos y hasta avalo la aplicación del Código de Justicia Militar a los detenidos.
Todo esto es una muestra más de cómo se digitan y se arman estos juicios llamados de lesa humanidad, todo a gusto y piacere de una espuria minoría que solo busca mantener sus entuertos con el “circo funcionando” y la verdad escapando por la ventana. Todo en un país al borde de la disgregación social e institucional, donde se ha arruinado el presente, recordando un pasado que ya no tiene futuro.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 8, 2023