“Lo importante en tiempos de crisis es salir de ellas”.
Fraga Iribarne M. y Rodríguez Moñino R. (1).
Clausevitz y Sun Tsu. Un breve análisis comparado.
Una aproximación taxonómica a las guerras del siglo XXI.
Las guerras asimétricas.
Clausewitz y Sun Tsu. Un breve análisis comparado.
Los argentinos vivimos -en el presente mes- días de alta ansiedad y fuerte tensión social. Luego de las elecciones primarias, conocemos las tres candidaturas a la presidencia de la Nación y tenemos algunas semanas -hasta el 22 Oct- para tomar la decisión que nos pueda llevar a la “salida de la crisis” o bien a transformarla en “un conflicto interno violento”, que tomaría -inexorablemente- la formalidad de una “guerra típica del siglo XXI”, impuesta por la caracterización de la compleja amenaza que hoy se cierne sobre el Occidente Cristiano y -en particular- sobre nuestra Iberoamérica (2).
El núcleo cultural de Occidente -Europa- vive -desde la GM II- la progresiva y acelerada autodestrucción de su identidad, con la correspondiente pérdida de poder y de su paz social. Iberoamérica -culturizada hace siglos por la Europa Latina- sufre -por efecto espejo- las graves consecuencias de dicha transculturación y agrega a ella las particularidades emergentes de la guerra fría en el Hemisferio Sur: las guerras contrarrevolucionarias. A la Argentina se le suma -además- la agresión angloamericana de 1982, a través del señuelo plantado en Grytviken.
Al respecto decíamos -el 25 May 16- en nuestro ensayo titulado “Escándalo Judicial en Tucumán”-www.ieeba.org-:
“El 06 Oct 75 el presidente en ejercicio -Dr. Luder- dicta el Decreto 2770/1/2, que extiende a todo el territorio nacional lo establecido en el decreto Nro. 262/75 para la Pcia de Tucumán. Es de hacer notar que el gobierno que dictó la Ley y los Decretos citados era constitucional y fue elegido por el 62% del padrón.
He resaltado con negritas las fechas de la Ley y de los decretos con los que el Estado Argentino reaccionó –respondiendo a una agresión estratégica interna, tardíamente– y frente a la “invasión revolucionaria” iniciada en 1959/60 -como acertadamente le llama Juan B. Yofre en su libro “Fue Cuba” (6)- que ingresó por las quebradas del Norte. Veamos los antecedentes:
En 1959 se establece en Tucumán el “Ejército de Liberación Nacional” -ELN- conocido como “Uturuncos”. Ésta banda fue fundada por John W. Cooke, en La Habana.
En 1963 surge en Salta -próximo al límite con Tucumán- el “Ejército Guerrillero del Pueblo” -EGP-, fundado también en la Habana por el Che Guevara.
En 1968 se fundan las “Fuerzas Armadas Peronistas” -FAP- creadas por Envar El Kadri, que fracasarán en Taco Ralo.
Estas bandas armadas -y las acciones que produjeron- fueron oportunamente desarticuladas por las policías y la Gendarmería Nacional. Se las consideró hechos de seguridad pública. Sin embargo, desde el primer día eran acontecimientos estratégicos, que agraviaban a la soberanía nacional, a las Instituciones y a la población en su conjunto.
Como puede apreciarse, hay antecedentes de “milicias” y “grupos armados” marxistas operando en la Pcia de Tucumán –con anterioridad a 1975– y no eran justamente meros “opositores políticos”. Estas organizaciones armadas atacaron pueblos para adquirir medios y organizaron “bases”, para capacitar cuadros de guerrilla revolucionarios.
La tardía reacción política, en 1975, pretendió enmendar su larga miopía improvisando, para actuar con toda la urgencia y contundencia posibles, ante una situación desesperante. Naturalmente ésta defectuosa respuesta, consecuencia de la confusión e indecisión de años, produjo una serie de errores y desconceptos en todos los niveles, con diferentes responsabilidades.
Sin planeamiento estratégico, sin inteligencia adecuada, sin bases ético-jurídicas que brindaran reglas de empeñamiento y control tácticos, las tropas fueron lanzadas al combate -que hoy llaman maliciosamente “represión” o “terrorismo de Estado”-. Se privilegió lo urgente: “Háganlo de cualquier manera, pero cuanto antes”, “Vayan y cumplan con su deber”. Arrojada la piedra, se escondió la mano.
Ambas cosas -la errónea decisión política y la urgencia de su apertura- fueron debilidades estratégicas que el RU transformó en vulnerabilidades, seis meses después de la Guerra del Atlántico Sur.
Aun hoy la explotación de esas debilidades/vulnerabilidades nos lleva a una dramática autodestrucción conflictiva. Los medios llaman “grieta” a su consecuencia, con elemental superficialidad, sin calar en la profundidad tectónica de los hechos que le dieron origen. Esa lectura elemental, en el análisis de legos opinólogos, dista de lograr una comprensión estratégica, aun en los frentes políticos. Ella es meramente manipulación social, con alta confusión en la ciudadanía e intenciones inconfesables, en algunos sectores dirigenciales.
El RU logró, desde 1983 al 2016:
1ro: por vía judicial -Decreto 158/83- la quiebra de la autoestima institucional de las FFAA -el desarme espiritual- y la licuación de la justicia penal federal.
2do: el control de los ascensos y destinos en las FFAA-a través del CELS-, más la manipulación de la opinión pública a través de los adherentes de las antiguas formaciones revolucionarias armadas, explotando así,en el nivel político-estratégico, la victoria táctica de su riesgosa incursión -provocada- en el Atlántico Sur, en Grytviken.
3ro: El presupuesto de Defensa fue llevado a su mínimo histórico -el desarme unilateral-. Se pagó “en negro” a los cuadros en actividad para sumir en la miseria a los retirados y así “dividir para reinar”.
Así es como desde 1984 se inició -con el Decreto 158/83- la autodestrucción inconsciente e irresponsable del Estado Institucional argentino, como consecuencia de dos derrotas estratégicas sucesivas y de la colusión de nuestros dos enemigos recientes, políticamente antitéticos pero estratégicamente aliados, haciendo eje en el CELS del “perro”.
La estrategia de aproximación indirecta funcionó con toda eficacia ante el total desconocimiento de ella, por gran parte de nuestra dirigencia. En Occidente priva, mayoritariamente, el pensamiento lineal”. (No ignoramos la presencia -en espacios claves- de “traidores a la Patria”, que conocen muy bien a las maniobras en acto).
Las valiosísimas -y a la vez dramáticas- experiencias cosechadas por los argentinos en esas dos guerras posnucleares, NO FUERON APROVECHADAS. Por el contrario, nuestros legisladores que en 1988 y 1991 elaboraron la actual legislación -causa principal de la más absoluta inseguridad e indefensión en las últimas décadas- lo hicieron por razones ideológicas y cuando se escudaron con la “dictadura”,MINTIERON.
Santucho, Cte. del ERP, en sus “4 Tesis” publicadas en 1966 (3) –ocho años antes de los acontecimientos de la Operación Independencia y diez años antes del golpe de 1976– expresaba lo que realmente luego ocurrió en el monte y en los cañaverales tucumanos, a partir de 1974. Y de esto no hay dudas, pues lo hechos hablan por sí mismos. Fue la pertenencia o simpatía de los legisladores con la “revolución castro-comunista” lo que los llevó al citado dislate legislativo, aún vigente.
Es tiempo y oportunidad para que los argentinos sigamos hoy el rumbo señalado por Gastón Bouthoul: “Si quieres la Paz, conoce a la guerra”. En los ´70 enfrentamos el desafío de la desconocida agresión asimétrica revolucionaria,con total improvisación. La prueba más tangible está en el Decreto de movilización e iniciación de operaciones militares. En él se emplea la palabra “aniquilamiento”, término clave del pensamiento clausewitziano con el que fuimos formados, cuando frente a nosotros se presentaban las ideas de Sun Tzu, un desconocido que nos “sorprendió”. En 1982, un insidioso “incidente provocado” nos llevó a una nueva improvisación.
Clausewitz -1780/1831 d.C.- y Sun Tzu -544/496 a.C.-son los principales estrategas teóricos de Occidente y Oriente, respectivamente. Ambos consideran que la guerra es una prolongación de la actividad Política y a la vez que consustancial con ella. Pero tienen grandes diferencias: el primero la considera “como un camaleón”, el segundo como “el arte del engaño”. El prusiano propone ir “del fuerte al fuerte”, buscando el desgaste y luego el “aniquilamiento”. El chino en cambio recomienda “ir del débil al fuerte”, oponiendo a la consistencia flexibilidad, engaño, sutileza y dinamismo, encontrando así el “hueco”, para infiltrase y alcanzar el objetivo.
Clausewitz -y más tarde Mc. Arthur- consideran “que no hay sustituto para la victoria” y ello podría llevarnos a un pensamiento homólogo al de Colmar von der Goltz, que pretendía subordinar la Política a la Estrategia -para alcanzar la victoria-. Con ello confunde a los medios con los fines. Contrariamente, para Sun Tzu la guerra “no es a muerte”, por ello se encamina hacia las estrategias “sin plazos”.
Una aproximación taxonómica a las guerras del siglo XXI (4).
La guerra -como hecho sociopolítico- cabalga sobre la evolución de la civilización humana, que en nuestros días avanza en un continuo aceleramiento. Transitamos -además- una globalización planetaria que universaliza a la actual civilización, siempre y cuando exista una cultura sólida, que la sostenga y desarrolle.
Edward Luttwak -estratega rumano/americano contemporáneo- señala que la Estrategia es una ciencia “paradójica”, pues el fortalecimiento de un actor impulsa al eventual oponente a buscar su inoperancia. Se desarrolla así “el ascenso a los extremos” planteado por Clausewitz -acción, reacción, contra reacción- y la búsqueda afanosa de la “sorpresa”-para quebrar ese ciclo-, tal el caso de la IDE * del Pte. Reagan -llamada por la prensa “Guerra de las Galaxias”- que provocó la implosión de un Imperio.
El Grl Dr. Alonso Baquer -quien fuera nuestro huésped en Madrid- clasificó a la guerras cronológicamente en “vecinales, imperiales, señoriales, nacionales o de liberación”. Según su ámbito pueden ser endógenas y exógenas. Como lo adelantáramos más arriba, el “cambio en la guerra” sobreviene con el proceso civilizatorio: nuevas tecnologías, nuevos procedimientos y relevos generacionales.
Los Toffler encontraron tres “olas”: la 1ra, la de la azada; la 2da., la de la cadena de producción y la 3ra., la de la computadora. Aron decía: “las guerras se parecen a las sociedades que las libran. Entre los instrumentos y las armas, entre las relaciones de clase y los ejércitos aparece -a lo largo de los siglos- una relación recíproca”.
Norberto Bobbio, italiano -1909/2004. Ensayista, profesor y teórico del pensamiento político, señalaba que “las sociedades son hijas de su época” y el GrlJohn Frederick Charles Fuller -1878/1966- historiador y estratega británico estableció cinco etapas en el arte militar: la del valor, de la caballería, de la pólvora, del vapor y del átomo.
El Cnl William Lind -y otros Infantes de Marina de los EE. UU.- establecieron en 1989 cuatro Generaciones de Guerra, todas ellas acompañadas por guerras irregulares, con partisanos, terroristas u organizaciones criminales:
1ra G: Consolidación del Estado.
2da G: Desde el año 1500 hasta 1900. Revoluciones: la Francesa y luego la Industrial y la del Transporte-.
3ra G: Desde el año 1900 hasta 1991. Innovación tecnológica.
4ta G: Estados Vs. Grupos armados. Desde el año 2000 hasta … Globalización planetaria y el retorno del hombre.
El Grl André Beaufre, francés -1902/1975- decía: “uno de los elementos esenciales de la Estrategia Militar ha sido siempre el comprender más de prisa que el adversario, las trasformaciones de la guerra”. Esa fue la clave del éxito de Napoleón, Grant, Moltke, Guderian o Rommel. “Los métodos cambian, pero los principios permanecen inmutables”(5).Y…
Clausewitz advertía: “…quienes deseen entender la guerra, tienen que dirigir su mirada atenta a los rasgos de la época en la que viven”.
Las guerras asimétricas.
Para el politólogo alemán Herfried Münkler la asimetría es el rasgo más destacado de las guerras del Siglo XXI. Lo había anticipado Einstein, cuando expresó que “volveríamos al arco y a las flechas”. Es la guerra que vivimos en los ’70 inconscientemente y más tarde -11S11- cuando con cortaplumas se tomaron dos aviones en vuelo, para emplearlos como misiles contra las Torres Gemelas. Es decir, regresamos al terrorismo suicida y a la privatización de los nuevos conflictos armados: la desmilitarización de la guerra.
Frente a estos cambios acelerados entre nosotros aparece -en estos días- un pseudo intelectual que dice: “Disolver elejércitonos devolvería cierto lugar en el concierto de las naciones: es admirable que un país lo intente. Y la Argentinalleva décadas sin ser admirable en nada que no implique patear un cuero inflado” (6). ¡Qué rebuzno olímpico!
¡ES IMPERATIVO CONOCER A LAS GUERRAS DEL SIGLO XXI!
No estábamos equivocados hace 8 años -cuando decíamos- (7): “Las FFAA son un factor polemológico central en todos los países del mundo. Por supuesto, como Instituciones Constitucionales tienen objetivos que deben lograrse, equilibradamente. Si se sobredimensionan, pueden constituirse en una amenaza en la región y en su propia comunidad. Si -contrariamente- son incapaces de cumplir con el mandato constitucional, se transforman en la causa de un riesgoso desequilibrio estratégico regional y en el factor de una dramática inseguridad nacional. Esto último es lo que está ocurriendo en nuestra querida Argentina y es -sin ninguna duda-directa responsabilidad política dirigencial, a partir del año 1983”.
Según Münkler (8) “…las guerras del siglo XXI, en la mayor parte de los casos no se librarán con una potencia de fuego masiva y enormes recursos militares. Tenderán a seguir librándose a fuego lento, sin principios o final claro, mientras que la línea divisoria entre las partes beligerantes por un lado y el crimen organizado, por otro, será cada vez más difusa”. ¿Habrá visto en sueños -anticipadamente- al Grupo Wagner?
Las FF.TT. españolas definen a las Guerras Asimétricas como aquellas que “se producen entre contendientes con capacidades militares distintas y con diferencias básicas en su modelo estratégico”.
Steven Metz -estadounidense- (9) ha señalado: “En la esfera de los temas militares y de seguridad, asimetría es actuar, organizar y pensar en forma diferente al oponente para maximizar las ventajas propias, explotar debilidades del enemigo, obtener iniciativa o conseguir libertad de movimiento…concierne a los niveles político-estratégico, estratégico militar y operacional o a su combinación…Puede suponer diferentes métodos, tecnologías, valores, organizaciones, perspectivas temporales o combinaciones de estas. A corto plazo …puede tener dimensiones psicológicas y físicas”.
Münkler y Metz teorizaban cuando se iniciaban los años 2000 -tiempos de las guerras de IVta. Generación. Desde el año 2017, el Profesor César Augusto Niño González -IEEE- ha establecido con aprobación académica y de la realidad en curso que, “así como las guerras fueron el motor de cambio en el orden internacional para la formación de los Estados, el terrorismo funge como catalizador necesario en el reordenamiento de la seguridad internacional. En la propuesta académica de formular la séptima generación de la guerra, se pretende mostrar de manera crítica el papel en el que el Estado y sus operadores de seguridad muestran fisuras estratégicas que permiten las afectaciones estructurales. Por tal razón, dicha propuesta arroja una nueva dimensión conceptual aludiendo a que el terrorismo moderno debe motivar un nuevo diseño arquitectónico de la seguridad internacional.
La Nación Argentina ha peleado dos guerras asimétricas en la segunda mitad del siglo XX. Hasta el día de hoy no ha podido aprovechar a esa riquísima experiencia, que continuamos acumulando, a pesar de la inacción a la que estamos legalmente sometidos. Si en Oct 23 la contrarrevolución ganara las elecciones, tendríamos una oportunidad extraordinaria para producir los cambios estructurales para lograr un nivel imprescindible de Seguridad Nacional, en apoyo a la definitiva superación de la centenaria crisis-decadencia nacional. Los estrategas teóricos y la propia experiencia reciente nos entregan los conocimientos para alcanzar -en el más breve lapso- la pacificación nacional, “proveer a la Defensa Común” y lograr el “bienestar general”.
En éste tipo de guerras asimétricas, el objetivo del actor más débil no es la destrucción de las fuerzas enemigas, sino el de hacerlas inoperantes, quebrando su voluntad política de lucha y actuando sobre quienes toman decisiones. El actor más débil -carente de posibilidades de éxito en el plano militar- lo busca en otros ámbitos. La comunicación se transforma en un medio central de interés estratégico. Se presentará -a la fuerza mayor- como abusiva y cruel a través de un discurso de impugnación, creador de una narrativa que explote la vulnerabilidad del fuerte. En el caso argentino lo vemos con claridad con la falaz “política de los derechos humanos” en la posguerra contrarrevolucionaria, luego del trastocamiento del éxito táctico en derrota estratégica en 1983.
Dicha comunicación psico-social es compatible con un nivel de violencia de baja intensidad discontinua -guerra irregular/no convencional terrorista- con centro de gravedad sobre la cultura del fuerte. En la doctrina clausewitziana el fuerte busca imponer su “ley”. Contrariamente, en la guerra asimétrica el débil explota la “ley” del fuerte en su beneficio. Los contendientes operan en diferentes terrenos. El fuerte lo hace en el militar y el débil solo ingresa a él cuando le parece bien, ya de civil o de uniforme. Como decía Aron: “Los guerrilleros ganan la guerra cuando no la pierden y quienes luchan contra ellos la pierden si no la ganan”.
En estas guerras la “gestión del tiempo” es esencial. No se pretende la destrucción del enemigo, sino el “desgaste” que lo lleve a un bloqueo mental y lo aleje de una idea de victoria. Un ensayo reciente de nuestro colaborador François Soulard, desde una específica óptica comunicacional expresa:
“Las batallas político-económicas en el hemisferio sudamericano, particularmente intensas desde el comienzo del milenio con el despertar de la ola “progresista”, han abrazado decididamente el terreno informacional. Al igual que en otras partes del mundo, la información está percibida ahora como una fuerza capaz de alterar las relaciones geoeconómicas, políticas e incluso culturales, en formas que no son totalmente nuevas -desde una perspectiva histórica- pero cuyo alcance, articulación y profundidad sí han configurado una nueva realidad conflictiva”.
Las guerras asimétricas plantean graves problemas morales y legales para el fuerte: el Estado. Gran parte de los objetivos militares en las guerras asimétricas/limitadas, quedan fuera de la regulación del Derecho Internacional de los Conflictos Armados. Es lo que la hace una guerra “compleja”. Los actores no estatales carecen de personería jurídica internacional y según Van Creveld -estratega israelí- ello es lo que hace que el Estado “circunvenga”** -se burle- de las convenciones establecidas y adopte posiciones próximas a las de los terroristas. Hay un regreso al “hombre” y este es mucho más complejo que cualquier máquina de guerra. Este ha sido el camino que nos ha llevado a las “guerras híbridas” y a las “guerras irrestrictas”, ambas categorizadas como guerras “asimétricas”.
Sabemos que el “pitagorismo”*** hace agua cuando se acerca a lo esencial de lo humano, pero también sabemos que “Lo importante en tiempos de crisis es salir de ellas”.
CITAS Y ACLARACIONES:
* IDE: Iniciativa de Defensa Estratégica -una sorpresa técnica/espacial-.
**Circunvenir: Estrechar u oprimir con artificio engañoso.
***Pitagorismo: Doctrina que cree que los números son la base del universo.
(1). Fraga Iribarne M. y Rodríguez Moñino R. “Los fundamentos de la diplomacia”. Ed. Planeta. 1977.
(2). H. J. Auel. “El electorado dijo ¡Basta…Basta! 30 Ago 23. www.ieeba.org
(3). N. Moreno – H. M. Bressano Capacete. Revista “Estrategia para la liberación nacional y social de Latinoamérica”. Abr 1966. Ed. Olimpo. Paso 514, Of. 802, Bs As.
Cuaderno Nro. 5 contiene tres artículos:
“Fidel Castro ante la guerrilla guatemalteca”, de Livio Maitan -trotskista italiano, político y escritor-
“La moderna economía capitalista”, de Ernest Mandel -trotskista belga, economista- y
“4 tesis sobre el Norte Argentino”, de Roberto Santucho -Santiagueño, guerrillero revolucionario, Cte. del ERP-
(4). F. Aznar Fernández-Montesinos. “Entender la Guerra en el siglo XXI”. Ene 11. Ed. Complutense.
(5). B. Brodie. “Guerra y Política”. 1978. Ed. Fondo de Cultura Económico.
(6). M. Caparrós. “¿Sobra el Ejército?”. Diario El País, 13 Sep 23. (Martín Caparrós estudió en el Colegio Nacional de Bs As. En 1973 -con 16 años- integró la organización guerrillera FAR, marxista, siendo excluido de la misma en Oct 73, cuando se fusionaron con Montoneros, peronista. Poco después ingresó como periodista al diario Noticias, perteneciente a Montoneros dirigido por Miguel Bonasso, en la sección policial a cargo de Rodolfo Walsh).
(7). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el siglo XXI”. Ago 15. www.ieeba.org
(8). H. Münkler. “Las Guerras del Siglo XXI”. 2003. Revue Internationale de la Croix-Rouge.
(9). S. Metz. “StrategicAssimetrie”. 2002. Combined Arms Center Military Review, Washington.
(10). F. Soulard. “Una nueva era de confrontación informacional en América Latina”. Sep 23. www.ieeba.org
♦
Grl Heriberto Justo Auel
25 de Septiembre de 2023
“Lo importante en tiempos de crisis es salir de ellas”.
Fraga Iribarne M. y Rodríguez Moñino R. (1).
Los argentinos vivimos -en el presente mes- días de alta ansiedad y fuerte tensión social. Luego de las elecciones primarias, conocemos las tres candidaturas a la presidencia de la Nación y tenemos algunas semanas -hasta el 22 Oct- para tomar la decisión que nos pueda llevar a la “salida de la crisis” o bien a transformarla en “un conflicto interno violento”, que tomaría -inexorablemente- la formalidad de una “guerra típica del siglo XXI”, impuesta por la caracterización de la compleja amenaza que hoy se cierne sobre el Occidente Cristiano y -en particular- sobre nuestra Iberoamérica (2).
El núcleo cultural de Occidente -Europa- vive -desde la GM II- la progresiva y acelerada autodestrucción de su identidad, con la correspondiente pérdida de poder y de su paz social. Iberoamérica -culturizada hace siglos por la Europa Latina- sufre -por efecto espejo- las graves consecuencias de dicha transculturación y agrega a ella las particularidades emergentes de la guerra fría en el Hemisferio Sur: las guerras contrarrevolucionarias. A la Argentina se le suma -además- la agresión angloamericana de 1982, a través del señuelo plantado en Grytviken.
Al respecto decíamos -el 25 May 16- en nuestro ensayo titulado “Escándalo Judicial en Tucumán”-www.ieeba.org-:
“El 06 Oct 75 el presidente en ejercicio -Dr. Luder- dicta el Decreto 2770/1/2, que extiende a todo el territorio nacional lo establecido en el decreto Nro. 262/75 para la Pcia de Tucumán. Es de hacer notar que el gobierno que dictó la Ley y los Decretos citados era constitucional y fue elegido por el 62% del padrón.
He resaltado con negritas las fechas de la Ley y de los decretos con los que el Estado Argentino reaccionó –respondiendo a una agresión estratégica interna, tardíamente– y frente a la “invasión revolucionaria” iniciada en 1959/60 -como acertadamente le llama Juan B. Yofre en su libro “Fue Cuba” (6)- que ingresó por las quebradas del Norte. Veamos los antecedentes:
Estas bandas armadas -y las acciones que produjeron- fueron oportunamente desarticuladas por las policías y la Gendarmería Nacional. Se las consideró hechos de seguridad pública. Sin embargo, desde el primer día eran acontecimientos estratégicos, que agraviaban a la soberanía nacional, a las Instituciones y a la población en su conjunto.
Como puede apreciarse, hay antecedentes de “milicias” y “grupos armados” marxistas operando en la Pcia de Tucumán –con anterioridad a 1975– y no eran justamente meros “opositores políticos”. Estas organizaciones armadas atacaron pueblos para adquirir medios y organizaron “bases”, para capacitar cuadros de guerrilla revolucionarios.
La tardía reacción política, en 1975, pretendió enmendar su larga miopía improvisando, para actuar con toda la urgencia y contundencia posibles, ante una situación desesperante. Naturalmente ésta defectuosa respuesta, consecuencia de la confusión e indecisión de años, produjo una serie de errores y desconceptos en todos los niveles, con diferentes responsabilidades.
Sin planeamiento estratégico, sin inteligencia adecuada, sin bases ético-jurídicas que brindaran reglas de empeñamiento y control tácticos, las tropas fueron lanzadas al combate -que hoy llaman maliciosamente “represión” o “terrorismo de Estado”-. Se privilegió lo urgente: “Háganlo de cualquier manera, pero cuanto antes”, “Vayan y cumplan con su deber”. Arrojada la piedra, se escondió la mano.
Ambas cosas -la errónea decisión política y la urgencia de su apertura- fueron debilidades estratégicas que el RU transformó en vulnerabilidades, seis meses después de la Guerra del Atlántico Sur.
Aun hoy la explotación de esas debilidades/vulnerabilidades nos lleva a una dramática autodestrucción conflictiva. Los medios llaman “grieta” a su consecuencia, con elemental superficialidad, sin calar en la profundidad tectónica de los hechos que le dieron origen. Esa lectura elemental, en el análisis de legos opinólogos, dista de lograr una comprensión estratégica, aun en los frentes políticos. Ella es meramente manipulación social, con alta confusión en la ciudadanía e intenciones inconfesables, en algunos sectores dirigenciales.
El RU logró, desde 1983 al 2016:
1ro: por vía judicial -Decreto 158/83- la quiebra de la autoestima institucional de las FFAA -el desarme espiritual- y la licuación de la justicia penal federal.
2do: el control de los ascensos y destinos en las FFAA-a través del CELS-, más la manipulación de la opinión pública a través de los adherentes de las antiguas formaciones revolucionarias armadas, explotando así, en el nivel político-estratégico, la victoria táctica de su riesgosa incursión -provocada- en el Atlántico Sur, en Grytviken.
3ro: El presupuesto de Defensa fue llevado a su mínimo histórico -el desarme unilateral-. Se pagó “en negro” a los cuadros en actividad para sumir en la miseria a los retirados y así “dividir para reinar”.
Así es como desde 1984 se inició -con el Decreto 158/83- la autodestrucción inconsciente e irresponsable del Estado Institucional argentino, como consecuencia de dos derrotas estratégicas sucesivas y de la colusión de nuestros dos enemigos recientes, políticamente antitéticos pero estratégicamente aliados, haciendo eje en el CELS del “perro”.
La estrategia de aproximación indirecta funcionó con toda eficacia ante el total desconocimiento de ella, por gran parte de nuestra dirigencia. En Occidente priva, mayoritariamente, el pensamiento lineal”. (No ignoramos la presencia -en espacios claves- de “traidores a la Patria”, que conocen muy bien a las maniobras en acto).
Las valiosísimas -y a la vez dramáticas- experiencias cosechadas por los argentinos en esas dos guerras posnucleares, NO FUERON APROVECHADAS. Por el contrario, nuestros legisladores que en 1988 y 1991 elaboraron la actual legislación -causa principal de la más absoluta inseguridad e indefensión en las últimas décadas- lo hicieron por razones ideológicas y cuando se escudaron con la “dictadura”, MINTIERON.
Santucho, Cte. del ERP, en sus “4 Tesis” publicadas en 1966 (3) –ocho años antes de los acontecimientos de la Operación Independencia y diez años antes del golpe de 1976– expresaba lo que realmente luego ocurrió en el monte y en los cañaverales tucumanos, a partir de 1974. Y de esto no hay dudas, pues lo hechos hablan por sí mismos. Fue la pertenencia o simpatía de los legisladores con la “revolución castro-comunista” lo que los llevó al citado dislate legislativo, aún vigente.
Es tiempo y oportunidad para que los argentinos sigamos hoy el rumbo señalado por Gastón Bouthoul: “Si quieres la Paz, conoce a la guerra”. En los ´70 enfrentamos el desafío de la desconocida agresión asimétrica revolucionaria, con total improvisación. La prueba más tangible está en el Decreto de movilización e iniciación de operaciones militares. En él se emplea la palabra “aniquilamiento”, término clave del pensamiento clausewitziano con el que fuimos formados, cuando frente a nosotros se presentaban las ideas de Sun Tzu, un desconocido que nos “sorprendió”. En 1982, un insidioso “incidente provocado” nos llevó a una nueva improvisación.
Clausewitz -1780/1831 d.C.- y Sun Tzu -544/496 a.C.-son los principales estrategas teóricos de Occidente y Oriente, respectivamente. Ambos consideran que la guerra es una prolongación de la actividad Política y a la vez que consustancial con ella. Pero tienen grandes diferencias: el primero la considera “como un camaleón”, el segundo como “el arte del engaño”. El prusiano propone ir “del fuerte al fuerte”, buscando el desgaste y luego el “aniquilamiento”. El chino en cambio recomienda “ir del débil al fuerte”, oponiendo a la consistencia flexibilidad, engaño, sutileza y dinamismo, encontrando así el “hueco”, para infiltrase y alcanzar el objetivo.
Clausewitz -y más tarde Mc. Arthur- consideran “que no hay sustituto para la victoria” y ello podría llevarnos a un pensamiento homólogo al de Colmar von der Goltz, que pretendía subordinar la Política a la Estrategia -para alcanzar la victoria-. Con ello confunde a los medios con los fines. Contrariamente, para Sun Tzu la guerra “no es a muerte”, por ello se encamina hacia las estrategias “sin plazos”.
La guerra -como hecho sociopolítico- cabalga sobre la evolución de la civilización humana, que en nuestros días avanza en un continuo aceleramiento. Transitamos -además- una globalización planetaria que universaliza a la actual civilización, siempre y cuando exista una cultura sólida, que la sostenga y desarrolle.
Edward Luttwak -estratega rumano/americano contemporáneo- señala que la Estrategia es una ciencia “paradójica”, pues el fortalecimiento de un actor impulsa al eventual oponente a buscar su inoperancia. Se desarrolla así “el ascenso a los extremos” planteado por Clausewitz -acción, reacción, contra reacción- y la búsqueda afanosa de la “sorpresa”-para quebrar ese ciclo-, tal el caso de la IDE * del Pte. Reagan -llamada por la prensa “Guerra de las Galaxias”- que provocó la implosión de un Imperio.
El Grl Dr. Alonso Baquer -quien fuera nuestro huésped en Madrid- clasificó a la guerras cronológicamente en “vecinales, imperiales, señoriales, nacionales o de liberación”. Según su ámbito pueden ser endógenas y exógenas. Como lo adelantáramos más arriba, el “cambio en la guerra” sobreviene con el proceso civilizatorio: nuevas tecnologías, nuevos procedimientos y relevos generacionales.
Los Toffler encontraron tres “olas”: la 1ra, la de la azada; la 2da., la de la cadena de producción y la 3ra., la de la computadora. Aron decía: “las guerras se parecen a las sociedades que las libran. Entre los instrumentos y las armas, entre las relaciones de clase y los ejércitos aparece -a lo largo de los siglos- una relación recíproca”.
Norberto Bobbio, italiano -1909/2004. Ensayista, profesor y teórico del pensamiento político, señalaba que “las sociedades son hijas de su época” y el Grl John Frederick Charles Fuller -1878/1966- historiador y estratega británico estableció cinco etapas en el arte militar: la del valor, de la caballería, de la pólvora, del vapor y del átomo.
El Cnl William Lind -y otros Infantes de Marina de los EE. UU.- establecieron en 1989 cuatro Generaciones de Guerra, todas ellas acompañadas por guerras irregulares, con partisanos, terroristas u organizaciones criminales:
1ra G: Consolidación del Estado.
2da G: Desde el año 1500 hasta 1900. Revoluciones: la Francesa y luego la Industrial y la del Transporte-.
3ra G: Desde el año 1900 hasta 1991. Innovación tecnológica.
4ta G: Estados Vs. Grupos armados. Desde el año 2000 hasta … Globalización planetaria y el retorno del hombre.
El Grl André Beaufre, francés -1902/1975- decía: “uno de los elementos esenciales de la Estrategia Militar ha sido siempre el comprender más de prisa que el adversario, las trasformaciones de la guerra”. Esa fue la clave del éxito de Napoleón, Grant, Moltke, Guderian o Rommel. “Los métodos cambian, pero los principios permanecen inmutables”(5).Y…
Clausewitz advertía: “…quienes deseen entender la guerra, tienen que dirigir su mirada atenta a los rasgos de la época en la que viven”.
Para el politólogo alemán Herfried Münkler la asimetría es el rasgo más destacado de las guerras del Siglo XXI. Lo había anticipado Einstein, cuando expresó que “volveríamos al arco y a las flechas”. Es la guerra que vivimos en los ’70 inconscientemente y más tarde -11S11- cuando con cortaplumas se tomaron dos aviones en vuelo, para emplearlos como misiles contra las Torres Gemelas. Es decir, regresamos al terrorismo suicida y a la privatización de los nuevos conflictos armados: la desmilitarización de la guerra.
Frente a estos cambios acelerados entre nosotros aparece -en estos días- un pseudo intelectual que dice: “Disolver el ejército nos devolvería cierto lugar en el concierto de las naciones: es admirable que un país lo intente. Y la Argentina lleva décadas sin ser admirable en nada que no implique patear un cuero inflado” (6). ¡Qué rebuzno olímpico!
¡ES IMPERATIVO CONOCER A LAS GUERRAS DEL SIGLO XXI!
No estábamos equivocados hace 8 años -cuando decíamos- (7): “Las FFAA son un factor polemológico central en todos los países del mundo. Por supuesto, como Instituciones Constitucionales tienen objetivos que deben lograrse, equilibradamente. Si se sobredimensionan, pueden constituirse en una amenaza en la región y en su propia comunidad. Si -contrariamente- son incapaces de cumplir con el mandato constitucional, se transforman en la causa de un riesgoso desequilibrio estratégico regional y en el factor de una dramática inseguridad nacional. Esto último es lo que está ocurriendo en nuestra querida Argentina y es -sin ninguna duda- directa responsabilidad política dirigencial, a partir del año 1983”.
Según Münkler (8) “…las guerras del siglo XXI, en la mayor parte de los casos no se librarán con una potencia de fuego masiva y enormes recursos militares. Tenderán a seguir librándose a fuego lento, sin principios o final claro, mientras que la línea divisoria entre las partes beligerantes por un lado y el crimen organizado, por otro, será cada vez más difusa”. ¿Habrá visto en sueños -anticipadamente- al Grupo Wagner?
Las FF.TT. españolas definen a las Guerras Asimétricas como aquellas que “se producen entre contendientes con capacidades militares distintas y con diferencias básicas en su modelo estratégico”.
Steven Metz -estadounidense- (9) ha señalado: “En la esfera de los temas militares y de seguridad, asimetría es actuar, organizar y pensar en forma diferente al oponente para maximizar las ventajas propias, explotar debilidades del enemigo, obtener iniciativa o conseguir libertad de movimiento…concierne a los niveles político-estratégico, estratégico militar y operacional o a su combinación…Puede suponer diferentes métodos, tecnologías, valores, organizaciones, perspectivas temporales o combinaciones de estas. A corto plazo …puede tener dimensiones psicológicas y físicas”.
Münkler y Metz teorizaban cuando se iniciaban los años 2000 -tiempos de las guerras de IVta. Generación. Desde el año 2017, el Profesor César Augusto Niño González -IEEE- ha establecido con aprobación académica y de la realidad en curso que, “así como las guerras fueron el motor de cambio en el orden internacional para la formación de los Estados, el terrorismo funge como catalizador necesario en el reordenamiento de la seguridad internacional. En la propuesta académica de formular la séptima generación de la guerra, se pretende mostrar de manera crítica el papel en el que el Estado y sus operadores de seguridad muestran fisuras estratégicas que permiten las afectaciones estructurales. Por tal razón, dicha propuesta arroja una nueva dimensión conceptual aludiendo a que el terrorismo moderno debe motivar un nuevo diseño arquitectónico de la seguridad internacional.
La Nación Argentina ha peleado dos guerras asimétricas en la segunda mitad del siglo XX. Hasta el día de hoy no ha podido aprovechar a esa riquísima experiencia, que continuamos acumulando, a pesar de la inacción a la que estamos legalmente sometidos. Si en Oct 23 la contrarrevolución ganara las elecciones, tendríamos una oportunidad extraordinaria para producir los cambios estructurales para lograr un nivel imprescindible de Seguridad Nacional, en apoyo a la definitiva superación de la centenaria crisis-decadencia nacional. Los estrategas teóricos y la propia experiencia reciente nos entregan los conocimientos para alcanzar -en el más breve lapso- la pacificación nacional, “proveer a la Defensa Común” y lograr el “bienestar general”.
En éste tipo de guerras asimétricas, el objetivo del actor más débil no es la destrucción de las fuerzas enemigas, sino el de hacerlas inoperantes, quebrando su voluntad política de lucha y actuando sobre quienes toman decisiones. El actor más débil -carente de posibilidades de éxito en el plano militar- lo busca en otros ámbitos. La comunicación se transforma en un medio central de interés estratégico. Se presentará -a la fuerza mayor- como abusiva y cruel a través de un discurso de impugnación, creador de una narrativa que explote la vulnerabilidad del fuerte. En el caso argentino lo vemos con claridad con la falaz “política de los derechos humanos” en la posguerra contrarrevolucionaria, luego del trastocamiento del éxito táctico en derrota estratégica en 1983.
Dicha comunicación psico-social es compatible con un nivel de violencia de baja intensidad discontinua -guerra irregular/no convencional terrorista- con centro de gravedad sobre la cultura del fuerte. En la doctrina clausewitziana el fuerte busca imponer su “ley”. Contrariamente, en la guerra asimétrica el débil explota la “ley” del fuerte en su beneficio. Los contendientes operan en diferentes terrenos. El fuerte lo hace en el militar y el débil solo ingresa a él cuando le parece bien, ya de civil o de uniforme. Como decía Aron: “Los guerrilleros ganan la guerra cuando no la pierden y quienes luchan contra ellos la pierden si no la ganan”.
En estas guerras la “gestión del tiempo” es esencial. No se pretende la destrucción del enemigo, sino el “desgaste” que lo lleve a un bloqueo mental y lo aleje de una idea de victoria. Un ensayo reciente de nuestro colaborador François Soulard, desde una específica óptica comunicacional expresa:
“Las batallas político-económicas en el hemisferio sudamericano, particularmente intensas desde el comienzo del milenio con el despertar de la ola “progresista”, han abrazado decididamente el terreno informacional. Al igual que en otras partes del mundo, la información está percibida ahora como una fuerza capaz de alterar las relaciones geoeconómicas, políticas e incluso culturales, en formas que no son totalmente nuevas -desde una perspectiva histórica- pero cuyo alcance, articulación y profundidad sí han configurado una nueva realidad conflictiva”.
Las guerras asimétricas plantean graves problemas morales y legales para el fuerte: el Estado. Gran parte de los objetivos militares en las guerras asimétricas/limitadas, quedan fuera de la regulación del Derecho Internacional de los Conflictos Armados. Es lo que la hace una guerra “compleja”. Los actores no estatales carecen de personería jurídica internacional y según Van Creveld -estratega israelí- ello es lo que hace que el Estado “circunvenga”** -se burle- de las convenciones establecidas y adopte posiciones próximas a las de los terroristas. Hay un regreso al “hombre” y este es mucho más complejo que cualquier máquina de guerra. Este ha sido el camino que nos ha llevado a las “guerras híbridas” y a las “guerras irrestrictas”, ambas categorizadas como guerras “asimétricas”.
Sabemos que el “pitagorismo”*** hace agua cuando se acerca a lo esencial de lo humano, pero también sabemos que “Lo importante en tiempos de crisis es salir de ellas”.
CITAS Y ACLARACIONES:
* IDE: Iniciativa de Defensa Estratégica -una sorpresa técnica/espacial-.
**Circunvenir: Estrechar u oprimir con artificio engañoso.
***Pitagorismo: Doctrina que cree que los números son la base del universo.
(1). Fraga Iribarne M. y Rodríguez Moñino R. “Los fundamentos de la diplomacia”. Ed. Planeta. 1977.
(2). H. J. Auel. “El electorado dijo ¡Basta…Basta! 30 Ago 23. www.ieeba.org
(3). N. Moreno – H. M. Bressano Capacete. Revista “Estrategia para la liberación nacional y social de Latinoamérica”. Abr 1966. Ed. Olimpo. Paso 514, Of. 802, Bs As.
Cuaderno Nro. 5 contiene tres artículos:
(4). F. Aznar Fernández-Montesinos. “Entender la Guerra en el siglo XXI”. Ene 11. Ed. Complutense.
(5). B. Brodie. “Guerra y Política”. 1978. Ed. Fondo de Cultura Económico.
(6). M. Caparrós. “¿Sobra el Ejército?”. Diario El País, 13 Sep 23. (Martín Caparrós estudió en el Colegio Nacional de Bs As. En 1973 -con 16 años- integró la organización guerrillera FAR, marxista, siendo excluido de la misma en Oct 73, cuando se fusionaron con Montoneros, peronista. Poco después ingresó como periodista al diario Noticias, perteneciente a Montoneros dirigido por Miguel Bonasso, en la sección policial a cargo de Rodolfo Walsh).
(7). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el siglo XXI”. Ago 15. www.ieeba.org
(8). H. Münkler. “Las Guerras del Siglo XXI”. 2003. Revue Internationale de la Croix-Rouge.
(9). S. Metz. “StrategicAssimetrie”. 2002. Combined Arms Center Military Review, Washington.
(10). F. Soulard. “Una nueva era de confrontación informacional en América Latina”. Sep 23. www.ieeba.org
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 26, 2023