Dentro de 10 años, el elefante de África central podría haber desaparecido completamente. En Kenia, hay guarderías que cuidan a los animales huérfanos producto de la caza ilegal para tratar de preservarlos.
Las matanzas selectivas de elefantes que ocurrieron hace décadas dejaron serias secuelas sociales entre los sobrevivientes
Investigadores encontraron que las manadas de elefantes que perdieron a sus adultos durante las matanzas de los años 70 y 80 son menos capaces de responder al llamado de otros elefantes.
La peor consecuencia es que sin su madre muchos están desorientados, lo que los puede llevar a cometer errores que paguen con su vida.
Las sociedades de elefantes son matriarcales; son unas de las especies donde mandan las hembras. No solo eso, pues los elefantes son una de las pocas especies donde las hembras de avanzada edad son las líderes, y todo es debido a su sabiduría.
Esto provoca que los grupos de elefantes dependan mucho de las matriarcas, y que la muerte de una de ellas desemboque en el cambio de territorios para evitar la caza y para encontrar los mejores alimentos, porque dejan de existir los mapas mentales que estas matriarcas tenían en su cabeza.
Y es que las matriarcas de elefantes son vitales para los grupos: durante la estación seca, estos animales guían a la manada durante cientos de kilómetros al día para encontrar agua y alimento. En ocasiones, las matriarcas llevan al grupo a lugares donde no han estado en décadas, y de los que solo ella se acuerda.
Es por ello por lo que cuando no están, los huérfanos acaban en problemas.
Aunque parezca increíble, estos elefantes huérfanos se adaptan a vivir sin las líderes de su grupo. Sin embargo, esto es más complicado cuando la pérdida de adultos incluye a animales que habían tenido crías hace poco.
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Estos animales necesitan de cuidados especializados y leche materna, por lo que han sido de vital importancia los santuarios de elefantes. El más conocido es el regentado por Daphne Sheldrick, legendaria conservacionista recientemente fallecida.
Esta mujer salvó a cientos de crías de rinoceronte y elefante, todas ellas víctimas del tráfico ilegal y la caza furtiva para obtener marfil u otras partes para abastecer a la medicina oriental. El orfanato es un proyecto pionero a nivel mundial. Los pequeños paquidermos son rescatados después de que los furtivos hayan matado a sus madres. Los elefantes reciben amor y cariño hasta que se encuentran en condiciones de integrarse, de nuevo, en las manadas salvajes.
Muchos santuarios enseñan a estos animales a “ser salvajes”, es decir, a mantenerse por su cuenta en el medio elemental que les corresponde.
Sin embargo, independientemente de que estos animales puedan vivir o no sin su madre, lo cierto es que parece que el ser humano está poniendo a los elefantes contra las cuerdas.
Los humanos y los elefantes comparten las mismas emociones.
Una parte de las razones por la cual los elefantes pueden quedar afectados de manera tan profunda por un trauma es porque experimentan emociones similares a la de los humanos.
Como la sicóloga y ecologista americana Gay A. Bradshaw explica, “los elefantes y los humanos comparten el mismo proceso de mandato por emociones, proceso cognitivo y consciencia“.
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Dentro de 10 años, el elefante de África central podría haber desaparecido completamente. En Kenia, hay guarderías que cuidan a los animales huérfanos producto de la caza ilegal para tratar de preservarlos.
Las matanzas selectivas de elefantes que ocurrieron hace décadas dejaron serias secuelas sociales entre los sobrevivientes
Investigadores encontraron que las manadas de elefantes que perdieron a sus adultos durante las matanzas de los años 70 y 80 son menos capaces de responder al llamado de otros elefantes.
La peor consecuencia es que sin su madre muchos están desorientados, lo que los puede llevar a cometer errores que paguen con su vida.
Las sociedades de elefantes son matriarcales; son unas de las especies donde mandan las hembras. No solo eso, pues los elefantes son una de las pocas especies donde las hembras de avanzada edad son las líderes, y todo es debido a su sabiduría.
Esto provoca que los grupos de elefantes dependan mucho de las matriarcas, y que la muerte de una de ellas desemboque en el cambio de territorios para evitar la caza y para encontrar los mejores alimentos, porque dejan de existir los mapas mentales que estas matriarcas tenían en su cabeza.
Y es que las matriarcas de elefantes son vitales para los grupos: durante la estación seca, estos animales guían a la manada durante cientos de kilómetros al día para encontrar agua y alimento. En ocasiones, las matriarcas llevan al grupo a lugares donde no han estado en décadas, y de los que solo ella se acuerda.
Es por ello por lo que cuando no están, los huérfanos acaban en problemas.
Aunque parezca increíble, estos elefantes huérfanos se adaptan a vivir sin las líderes de su grupo. Sin embargo, esto es más complicado cuando la pérdida de adultos incluye a animales que habían tenido crías hace poco.
Estos animales necesitan de cuidados especializados y leche materna, por lo que han sido de vital importancia los santuarios de elefantes. El más conocido es el regentado por Daphne Sheldrick, legendaria conservacionista recientemente fallecida.
Esta mujer salvó a cientos de crías de rinoceronte y elefante, todas ellas víctimas del tráfico ilegal y la caza furtiva para obtener marfil u otras partes para abastecer a la medicina oriental. El orfanato es un proyecto pionero a nivel mundial. Los pequeños paquidermos son rescatados después de que los furtivos hayan matado a sus madres. Los elefantes reciben amor y cariño hasta que se encuentran en condiciones de integrarse, de nuevo, en las manadas salvajes.
Muchos santuarios enseñan a estos animales a “ser salvajes”, es decir, a mantenerse por su cuenta en el medio elemental que les corresponde.
Sin embargo, independientemente de que estos animales puedan vivir o no sin su madre, lo cierto es que parece que el ser humano está poniendo a los elefantes contra las cuerdas.
Los humanos y los elefantes comparten las mismas emociones.
Una parte de las razones por la cual los elefantes pueden quedar afectados de manera tan profunda por un trauma es porque experimentan emociones similares a la de los humanos.
Como la sicóloga y ecologista americana Gay A. Bradshaw explica, “los elefantes y los humanos comparten el mismo proceso de mandato por emociones, proceso cognitivo y consciencia“.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 23, 2019
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