¿ESTAMOS ESTANCADOS? ¿O EL AISLAMIENTO SOCIAL NOS JUSTIFICA?

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 Por CLAUDIO VALERIO

El Papa Francisco está repitiendo que los miedos, las dudas, la falta de audacia… pueden impedir de raíz impulsar la renovación que necesita hoy la Iglesia. En su Exhortación La alegría del Evangelio llega a decir que, si quedamos paralizados por el miedo, una vez más podemos quedarnos simplemente en «espectadores de un estancamiento infecundo».

Sus palabras hacen pensar. ¿Qué podemos percibir entre nosotros? ¿Nos estamos movilizando para reavivar la fe de nuestras comunidades cristianas o seguimos instalados en ese «estancamiento infecundo» del que habla Francisco? ¿Dónde podemos encontrar fuerzas para reaccionar?

Hay un hecho innegable. La gente se está alejando de manera imparable de la práctica dominical, porque no encuentra en nuestras  celebraciones el clima, la palabra clara, el rito expresivo, la acogida estimulante que necesita para alimentar su fe débil y vacilante.

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Sin duda, todos nos hemos de preguntar qué estamos haciendo para que la fe sea, «centro y cumbre de toda la vida cristiana». ¿Cómo es que permanecemos tan callados e inmóviles ente esta jerarquía? ¿Por qué nosotros, creyentes, no manifestamos nuestra preocupación y nuestro dolor con más fuerza?

Una de las grandes aportaciones del Concilio Vaticano II fue impulsar el paso desde la «misa», entendida como una obligación individual para cumplir un precepto sagrado, a la «fe» vivida como celebración gozosa de toda la comunidad para alimentarla, crecer en fraternidad y reavivar la esperanza.

El problema es grave. ¿Hemos de seguir «estancados» en un modo de celebración tan poco atractivo para los hombres y mujeres de hoy? ¿Es esta actitud nuestra, que se viene repitiendo desde hace años, la que mejor puede ayudarnos a actualizar nuestra vida en donde se concentra de modo admirable el núcleo de nuestra fe?… pensemos en aquellas cosas que nos empequeñecen nuestras cabezas y pensamientos. Veamos, con frecuencia celosa, los pasos que damos día a día hacia nuestra libertad e individualización, y temamos a vernos empequeñecidos y superados por la mediocridad.

 

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.

Claudio Valerio

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 28, 2020


 

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