De una vez por todas hay que decir las cosas como son, llamarlas por nuestro nombre, sin eufemismo, sin medias tintas, sin temor a lo políticamente correcto, lo que sucedió en la Argentina en los años 70, fue una verdadera guerra contra el terrorismo.
Después discutimos, si se hizo bien, si se hizo mal, si los métodos empleados fueron los correctos o no, si había otro camino o no. Lo cierto es que se libró, reiteramos, una guerra contra el terrorismo y punto. Una terrorismo que quiso tomar el poder, que para ello asesinó gente, sembró el terror en la población y que si hubiese ganado, hoy seriamos Cuba, usando autos de la década del 60, prostituyéndose la mujeres para poder comer y sin conocer la tecnología mundial que es de uso corriente en cualquier país normal del mundo.
Dejemos de zigzaguear la cuestión, de hablar de la previa al golpe al Estado, de la década del 60, de los orígenes del terrorismo en el país, todas cuestiones históricas que a muy poca gente le importa. Hablemos sin tapujos. Las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Policiales libraron una guerra contra organizaciones terroristas que adquirieron una capacidad logística y económica sin precedentes en el mundo. Ninguna organización terrorista del mundo, la que sea, alcanzó los niveles de sofisticación y preparación que las que tuvieron en nuestro país los más de 53 grupos guerrilleros argentinos, movimientos, organizaciones y agrupamientos colaterales que asolaron nuestra Patria. El fenómeno terrorista en Argentina fue único a nivel mundial.
La guerra se ganó y hoy disfrutamos de la preciada libertad como cualquier país civilizado del plantea, libertad que irónicamente usan los políticos para denostar a las Fuerzas Armadas, Policiales y de Seguridad, cuando en los 70 incentivaron, apoyaron y aplaudieron el combate contra el terrorismo. ¿O se olvidan que hasta el mismo Partido Comunista apoyó el advenimiento de un gobierno militar? ¿O no leyeron los diarios de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación donde constan todos los vehementes discursos de los representantes de todos los partidos políticos –todos sin excepción- que clamaban por las Fuerzas Armadas para terminar con el flagelo del terrorismo?
De hacer existido el furor de las encuestas, como es ahora, las mismas habrían arrojado que el 80 % de la población apoyaba el combate contra el terrorismo y que un 60 % de la población avalaba un golpe de Estado. No tengan la menor duda de ello.
En los mismos llamados “juicios de lesa” los testigos y los querellantes, como en entrevistas televisivas y en los libros que escriben, reivindican y hasta ensalzan al terrorismo, llegando al extremo de romantizarlo sin ruborizarse.
¿Por qué entonces nosotros no decimos la VERDAD y dejamos de evadir la cuestión, recurriendo a ambigüedades y discursos retóricos para esquivar el eje central de la discusión? Ello nos hace caer en la trampa que nos tendieron los minúsculos grupos pro-terroristas que nos hacen discutir los hechos particulares de la guerra y NO la guerra.
Incluso hace algunos años circuló entre uniformados y civiles presos, un ingnomioso pedido de perdón por el accionar que se tuvo en la guerra contra el terrorismo. Pedir perdón, ¿de qué?. Un soldado jamás pide perdón por haber defendido a la Patria. Lo peor es que ese mamarracho canallesco fue incitado por algunos -muy pocos- uniformados retirados y civiles.
Como en cualquier guerra se produjeron hechos no deseados. Ahora, ello no implica juzgar la GUERRA como hacen los organismos de derechos humanos y los grupos progres, ni aplicar el Código Penal que es para tiempos de paz, no de guerra. Hablando en términos muy sencillos: si un soldado en la guerra se infiltra en las filas enemigas, toma un prisionero y obtiene información vital para ganar la guerra, seguramente será reconocido. Pero si a ese mismo soldado se lo juzgara en tiempos de paz, es privación ilegítima de la libertad y se le imputa hasta aplicación de torturas.
Sino veamos cómo se alaba mundialmente la operación militar de las fuerzas especiales de EEUU, que incursionó en territorio paquistaní, capturó a Bin Landen, eliminado al terrorista oportunamente más buscado. Acá hubiesen sido juzgados todos, hasta el entonces Presidente Barack Obama. En Estados Unidos los militares fueron condecorados y hasta se filmó una película de la operación de captura y eliminación que recorrió el mundo.
En una guerra no se asesina, se mata. No se priva ilegalmente de la libertad se toma prisioneros. No se tortura, se interroga.
En Argentina, el enemigo NO fue la población. MENTIRA. Fueron las organizaciones terroristas que declararon una guerra total contra la Nación, al intentar tomar el poder por las armas para instalar una dictadura, intentado incluso establecer una zona liberada en Tucumán, independiente de la República Argentina.
Es absolutamente falso que Argentina es un país pionero en juzgar a sus Fuerzas Armadas, Policiales y de Seguridad por combatir al terrorismo como afirman las querellas en los “juicios de lesa”. Es el único caso en todo el planeta.
En definitiva en Argentina se libró una guerra contra el terrorismo y el mismo fue militarmente derrotado. Fin del cuento.
El problema es que esa guerra se ganó en el campo militar. Hoy se está perdiendo en el campo cultural. Y no la están perdiendo solamente los uniformados, sino todos los argentinos.
Cedimos al relato de pseudo terroristas, muchos hoy devenidos en políticos y periodistas y tratamos de pasar desapercibidos “a ver si nos llaman”. Así, olvidamos al camarada preso y hasta nos sacamos al sayo por las dudas diciendo “yo no tuve nada que ver” o no me expongo “por estar en zona de riesgo”. Los hay “valientes ante las balas”, pero cobardes ante una cédula judicial o simplemente para visitar al Camarada.
No entraré a analizar las respuestas de las distintas Fuerzas, desde el avenimiento de la democracia hasta la fecha. Cada uno conoce la situación en profundidad y cómo ha ido evolucionando desde que comenzó el proceso judicial persecutorio de venganza, ¿y por qué no? de exterminio, como lo expresa cada mensaje de WhatsApp o e-mail que anuncia un fallecido más.
Como siempre decimos, si nosotros mismos no reivindicamos a nuestros héroes de guerra, sino visibilizamos la situación debidamente, sino demostramos que somos muchos los que estamos contra la mentira, la ilegalidad, la sistemática tergiversación de nuestra historia argentina, sino gritamos la verdad sin cortapisas, no esperemos que algún político se apiade de nosotros.
Como se suele decir: “si no somos nosotros ¿quiénes?. Si no es ahora, ¿cuándo?
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Por Dr. Gonzalo P. Miño.
De una vez por todas hay que decir las cosas como son, llamarlas por nuestro nombre, sin eufemismo, sin medias tintas, sin temor a lo políticamente correcto, lo que sucedió en la Argentina en los años 70, fue una verdadera guerra contra el terrorismo.
Después discutimos, si se hizo bien, si se hizo mal, si los métodos empleados fueron los correctos o no, si había otro camino o no. Lo cierto es que se libró, reiteramos, una guerra contra el terrorismo y punto. Una terrorismo que quiso tomar el poder, que para ello asesinó gente, sembró el terror en la población y que si hubiese ganado, hoy seriamos Cuba, usando autos de la década del 60, prostituyéndose la mujeres para poder comer y sin conocer la tecnología mundial que es de uso corriente en cualquier país normal del mundo.
Dejemos de zigzaguear la cuestión, de hablar de la previa al golpe al Estado, de la década del 60, de los orígenes del terrorismo en el país, todas cuestiones históricas que a muy poca gente le importa. Hablemos sin tapujos. Las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Policiales libraron una guerra contra organizaciones terroristas que adquirieron una capacidad logística y económica sin precedentes en el mundo. Ninguna organización terrorista del mundo, la que sea, alcanzó los niveles de sofisticación y preparación que las que tuvieron en nuestro país los más de 53 grupos guerrilleros argentinos, movimientos, organizaciones y agrupamientos colaterales que asolaron nuestra Patria. El fenómeno terrorista en Argentina fue único a nivel mundial.
La guerra se ganó y hoy disfrutamos de la preciada libertad como cualquier país civilizado del plantea, libertad que irónicamente usan los políticos para denostar a las Fuerzas Armadas, Policiales y de Seguridad, cuando en los 70 incentivaron, apoyaron y aplaudieron el combate contra el terrorismo. ¿O se olvidan que hasta el mismo Partido Comunista apoyó el advenimiento de un gobierno militar? ¿O no leyeron los diarios de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación donde constan todos los vehementes discursos de los representantes de todos los partidos políticos –todos sin excepción- que clamaban por las Fuerzas Armadas para terminar con el flagelo del terrorismo?
De hacer existido el furor de las encuestas, como es ahora, las mismas habrían arrojado que el 80 % de la población apoyaba el combate contra el terrorismo y que un 60 % de la población avalaba un golpe de Estado. No tengan la menor duda de ello.
En los mismos llamados “juicios de lesa” los testigos y los querellantes, como en entrevistas televisivas y en los libros que escriben, reivindican y hasta ensalzan al terrorismo, llegando al extremo de romantizarlo sin ruborizarse.
¿Por qué entonces nosotros no decimos la VERDAD y dejamos de evadir la cuestión, recurriendo a ambigüedades y discursos retóricos para esquivar el eje central de la discusión? Ello nos hace caer en la trampa que nos tendieron los minúsculos grupos pro-terroristas que nos hacen discutir los hechos particulares de la guerra y NO la guerra.
Incluso hace algunos años circuló entre uniformados y civiles presos, un ingnomioso pedido de perdón por el accionar que se tuvo en la guerra contra el terrorismo. Pedir perdón, ¿de qué?. Un soldado jamás pide perdón por haber defendido a la Patria. Lo peor es que ese mamarracho canallesco fue incitado por algunos -muy pocos- uniformados retirados y civiles.
Como en cualquier guerra se produjeron hechos no deseados. Ahora, ello no implica juzgar la GUERRA como hacen los organismos de derechos humanos y los grupos progres, ni aplicar el Código Penal que es para tiempos de paz, no de guerra. Hablando en términos muy sencillos: si un soldado en la guerra se infiltra en las filas enemigas, toma un prisionero y obtiene información vital para ganar la guerra, seguramente será reconocido. Pero si a ese mismo soldado se lo juzgara en tiempos de paz, es privación ilegítima de la libertad y se le imputa hasta aplicación de torturas.
Sino veamos cómo se alaba mundialmente la operación militar de las fuerzas especiales de EEUU, que incursionó en territorio paquistaní, capturó a Bin Landen, eliminado al terrorista oportunamente más buscado. Acá hubiesen sido juzgados todos, hasta el entonces Presidente Barack Obama. En Estados Unidos los militares fueron condecorados y hasta se filmó una película de la operación de captura y eliminación que recorrió el mundo.
En una guerra no se asesina, se mata. No se priva ilegalmente de la libertad se toma prisioneros. No se tortura, se interroga.
En Argentina, el enemigo NO fue la población. MENTIRA. Fueron las organizaciones terroristas que declararon una guerra total contra la Nación, al intentar tomar el poder por las armas para instalar una dictadura, intentado incluso establecer una zona liberada en Tucumán, independiente de la República Argentina.
Es absolutamente falso que Argentina es un país pionero en juzgar a sus Fuerzas Armadas, Policiales y de Seguridad por combatir al terrorismo como afirman las querellas en los “juicios de lesa”. Es el único caso en todo el planeta.
En definitiva en Argentina se libró una guerra contra el terrorismo y el mismo fue militarmente derrotado. Fin del cuento.
El problema es que esa guerra se ganó en el campo militar. Hoy se está perdiendo en el campo cultural. Y no la están perdiendo solamente los uniformados, sino todos los argentinos.
Cedimos al relato de pseudo terroristas, muchos hoy devenidos en políticos y periodistas y tratamos de pasar desapercibidos “a ver si nos llaman”. Así, olvidamos al camarada preso y hasta nos sacamos al sayo por las dudas diciendo “yo no tuve nada que ver” o no me expongo “por estar en zona de riesgo”. Los hay “valientes ante las balas”, pero cobardes ante una cédula judicial o simplemente para visitar al Camarada.
No entraré a analizar las respuestas de las distintas Fuerzas, desde el avenimiento de la democracia hasta la fecha. Cada uno conoce la situación en profundidad y cómo ha ido evolucionando desde que comenzó el proceso judicial persecutorio de venganza, ¿y por qué no? de exterminio, como lo expresa cada mensaje de WhatsApp o e-mail que anuncia un fallecido más.
Como siempre decimos, si nosotros mismos no reivindicamos a nuestros héroes de guerra, sino visibilizamos la situación debidamente, sino demostramos que somos muchos los que estamos contra la mentira, la ilegalidad, la sistemática tergiversación de nuestra historia argentina, sino gritamos la verdad sin cortapisas, no esperemos que algún político se apiade de nosotros.
Como se suele decir: “si no somos nosotros ¿quiénes?. Si no es ahora, ¿cuándo?
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 17, 2023