El gran cohete chino que está fuera de control y que regresará a la atmósfera de la Tierra este fin de semana ha provocado una situación alarmante pero no sin precedentes.
Los desechos espaciales se han estrellado contra la Tierra en varias ocasiones, incluso el año pasado.
La buena noticia es que los restos que caen hacia la Tierra, aunque son inquietantes, generalmente representan muy poca amenaza para la seguridad personal. Como dijo Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard: “Este no es el fin de los días”.
Aún así, el episodio ha generado nuevas preguntas sobre los desechos espaciales, el reingreso incontrolado y las precauciones que se deben tomar, si las hay.
La mayoría de las piezas arderán en la atmósfera de la Tierra antes de tener la oportunidad de impactar en la superficie. Pero partes de objetos más grandes, como cohetes, pueden sobrevivir al reingreso y potencialmente llegar a áreas pobladas.
El año pasado, una de las piezas más grandes de desechos espaciales sin control pasó directamente sobre Los Ángeles y Central Park en la ciudad de Nueva York antes de aterrizar en el Océano Atlántico.
Con un peso de casi 20 toneladas, los restos –un segmento del núcleo vacío de un cohete chino- fue el trozo de basura espacial más grande que cayó sin control a la Tierra desde 1991 y el cuarto más grande de la historia.
Las únicas piezas más grandes fueron de la estación espacial Skylab de la NASA en 1979, una sección del cohete Skylab en 1975 y la estación espacial Salyut 7 de la Unión Soviética en 1991. El transbordador espacial Columbia de 2003 podría agregarse a esa lista ya que la NASA perdió el control en su descenso de regreso a la Tierra.
Esto no sucede con más frecuencia porque las agencias espaciales de todo el mundo generalmente han tratado de evitar dejar grandes objetos en órbita que tienen el potencial de volver a entrar en la atmósfera de la Tierra y que no pueden controlar.
“Se han establecido normas”, dijo McDowell. “No hay una ley o regla internacional, nada específico, pero la práctica de países de todo el mundo ha sido: ‘Sí, para los cohetes más grandes, no dejemos nuestra basura en órbita de esta manera'”.
El cohete chino se prepara para volver a la atmósfera de la Tierra este fin de semana, sin embargo, está diseñado de una manera que «deja estas grandes secciones en órbita baja», dijo McDowell.
“Realmente no es la mejor práctica en comparación con lo que hacen otras agencias espaciales. Hacen todo lo posible para evitar hacer esto”.
Sobre nosotros hay una nube de más de 9.000 toneladas de basura espacial, equivalente al peso de 720 autobuses escolares.
Esto equivale a cientos de miles, posiblemente millones, de objetos girando en órbita sin control, incluidos cohetes propulsores gastados, satélites muertos y residuos de demostraciones militares de misiles antisatélites.
La basura espacial está muy concentrada en las áreas de la órbita más cercanas a la superficie de la Tierra. Y, aunque no representa un gran riesgo para los humanos, sí amenaza a una gran cantidad de satélites activos que brindan todo tipo de servicios, incluido el seguimiento del tiempo, el estudio del clima de la Tierra y la prestación de servicios de telecomunicaciones.
Los escombros también amenazan a la Estación Espacial Internacional, donde han vivido tripulaciones de astronautas desde el año 2000 y que tuvo que ajustar su propia órbita varias veces el año pasado debido a los residuos espaciales.
“Hace apenas unos años, teníamos alrededor de mil satélites en funcionamiento en órbita, y ahora tenemos más de 4.000», dijo McDowell. «Hablamos de la era espacial y pensamos en la década de 1960, pero ahora realmente comienza la era espacial”.
Para complicar el problema, los expertos en tráfico espacial todavía no tienen un mapa completamente exacto de los objetos que orbitan la Tierra.
Las posibles colisiones se rastrean utilizando sensores gubernamentales y privados en el suelo que intentan identificar exactamente dónde se encuentra todo, pero el proceso, al menos por ahora, implica muchas conjeturas.
El Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, que sigue siendo el principal documento internacional que regula la actividad en el espacio ultraterrestre, fue acordado en un momento en que solo dos gobiernos iban al espacio.
Ahora que más países y empresas comerciales están en el negocio de los vuelos espaciales, los reguladores se enfrentan a una paradoja: no quieren crear un entorno sin ley, pero son reticentes a imponer nuevas reglas por temor a que otros países se vuelvan más dominantes en el espacio.
“El espacio es intrínsecamente global, ¿verdad? Un satélite pasa sobre todos los países del mundo en unas pocas horas”, dijo McDowell. “Y, entonces, que Estados Unidos adopte una posición, no va a resolver las cosas. Realmente se necesita algún tipo de agencia de gestión del tráfico espacial internacional, algo así como un control de tráfico aéreo para el espacio, pero internacional”.
Se espera que el cohete chino Long March 5B entre en la atmósfera de la Tierra «alrededor del 8 de mayo», según un comunicado del portavoz del Departamento de Defensa Mike Howard, quien dijo que el Comando Espacial de Estados Unidos está rastreando la trayectoria del cohete.
El «punto exacto de entrada a la atmósfera de la Tierra» del cohete no puede ser identificado hasta dentro de unas horas después de su reingreso, dijo Howard, pero el 18° Escuadrón de Control Espacial proporcionará actualizaciones diarias sobre la ubicación del cohete a través del sitio web Space Track.
McDowell explicó que señalar hacia dónde podrían dirigirse los desechos es casi imposible en este punto debido a la velocidad a la que viaja el cohete, incluso con cambios leves en las circunstancias que modifican drásticamente la trayectoria.
“Esperamos que vuelva a entrar en algún momento entre el 8 y el 10 de mayo. Y en ese período de dos días, dará la vuelta al mundo 30 veces. El objeto está viajando como a 18.000 millas por hora. Y por eso, si estás una hora atrás para adivinar cuándo bajará, estás a 18.000 millas de distancia para decir dónde será”.
Aún así, el océano sigue siendo la apuesta más segura sobre dónde aterrizarán los desechos, dijo, solo porque ocupa la mayor parte de la superficie de la Tierra.
El miércoles, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, no dijo si Estados Unidos se comprometería a pedir a China que pague una indemnización en caso de daños causados por el cohete.
“No estamos en este punto, ciertamente estamos rastreando su ubicación a través del Comando Espacial de EE.UU. y, con suerte, ese no es el resultado en el que estamos trabajando”, dijo a los periodistas.
“Primero, permítanme decir que el Comando Espacial de EE.UU. está al tanto y rastrea la ubicación del Long March 5B chino en el espacio, y obviamente, el Comando Espacial tendría más detalles sobre ese rastreo y cualquier detalle adicional”, dijo Psaki. Y agregó que Estados Unidos «está comprometido a abordar los riesgos de la creciente congestión debido a los desechos espaciales y la creciente actividad en el espacio, y queremos trabajar con la comunidad internacional para promover el liderazgo y los comportamientos espaciales responsables».
Un portavoz del Departamento de Defensa dijoque el ejército estadounidense no está considerando una opción de ataque cinético para desintegrar el cohete. Estados Unidos ha demostrado en el pasado la capacidad de derribar los desechos que ingresan a la atmósfera.
El secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, dijo el miércoles que el Comando Espacial está rastreando el cohete, pero que es “demasiado pronto para explorar opciones sobre qué se puede hacer al respecto, si es que se puede hacer algo, hasta que tengamos una mejor idea de dónde caerá”.
No es necesario, dijo McDowell.
“El riesgo de que se produzca algún daño o de que impacte a alguien es bastante pequeño, no despreciable, podría suceder, pero el riesgo de que te impacte es increíblemente pequeño. Por lo tanto, no perdería ni un segundo de sueño por esto sobre una base de amenaza personal”, agregó.
♦
El gran cohete chino que está fuera de control y que regresará a la atmósfera de la Tierra este fin de semana ha provocado una situación alarmante pero no sin precedentes.
Los desechos espaciales se han estrellado contra la Tierra en varias ocasiones, incluso el año pasado.
La buena noticia es que los restos que caen hacia la Tierra, aunque son inquietantes, generalmente representan muy poca amenaza para la seguridad personal. Como dijo Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard: “Este no es el fin de los días”.
Aún así, el episodio ha generado nuevas preguntas sobre los desechos espaciales, el reingreso incontrolado y las precauciones que se deben tomar, si las hay.
La mayoría de las piezas arderán en la atmósfera de la Tierra antes de tener la oportunidad de impactar en la superficie. Pero partes de objetos más grandes, como cohetes, pueden sobrevivir al reingreso y potencialmente llegar a áreas pobladas.
El año pasado, una de las piezas más grandes de desechos espaciales sin control pasó directamente sobre Los Ángeles y Central Park en la ciudad de Nueva York antes de aterrizar en el Océano Atlántico.
Con un peso de casi 20 toneladas, los restos –un segmento del núcleo vacío de un cohete chino- fue el trozo de basura espacial más grande que cayó sin control a la Tierra desde 1991 y el cuarto más grande de la historia.
Las únicas piezas más grandes fueron de la estación espacial Skylab de la NASA en 1979, una sección del cohete Skylab en 1975 y la estación espacial Salyut 7 de la Unión Soviética en 1991. El transbordador espacial Columbia de 2003 podría agregarse a esa lista ya que la NASA perdió el control en su descenso de regreso a la Tierra.
Esto no sucede con más frecuencia porque las agencias espaciales de todo el mundo generalmente han tratado de evitar dejar grandes objetos en órbita que tienen el potencial de volver a entrar en la atmósfera de la Tierra y que no pueden controlar.
“Se han establecido normas”, dijo McDowell. “No hay una ley o regla internacional, nada específico, pero la práctica de países de todo el mundo ha sido: ‘Sí, para los cohetes más grandes, no dejemos nuestra basura en órbita de esta manera'”.
El cohete chino se prepara para volver a la atmósfera de la Tierra este fin de semana, sin embargo, está diseñado de una manera que «deja estas grandes secciones en órbita baja», dijo McDowell.
“Realmente no es la mejor práctica en comparación con lo que hacen otras agencias espaciales. Hacen todo lo posible para evitar hacer esto”.
Sobre nosotros hay una nube de más de 9.000 toneladas de basura espacial, equivalente al peso de 720 autobuses escolares.
Esto equivale a cientos de miles, posiblemente millones, de objetos girando en órbita sin control, incluidos cohetes propulsores gastados, satélites muertos y residuos de demostraciones militares de misiles antisatélites.
La basura espacial está muy concentrada en las áreas de la órbita más cercanas a la superficie de la Tierra. Y, aunque no representa un gran riesgo para los humanos, sí amenaza a una gran cantidad de satélites activos que brindan todo tipo de servicios, incluido el seguimiento del tiempo, el estudio del clima de la Tierra y la prestación de servicios de telecomunicaciones.
Los escombros también amenazan a la Estación Espacial Internacional, donde han vivido tripulaciones de astronautas desde el año 2000 y que tuvo que ajustar su propia órbita varias veces el año pasado debido a los residuos espaciales.
“Hace apenas unos años, teníamos alrededor de mil satélites en funcionamiento en órbita, y ahora tenemos más de 4.000», dijo McDowell. «Hablamos de la era espacial y pensamos en la década de 1960, pero ahora realmente comienza la era espacial”.
Para complicar el problema, los expertos en tráfico espacial todavía no tienen un mapa completamente exacto de los objetos que orbitan la Tierra.
Las posibles colisiones se rastrean utilizando sensores gubernamentales y privados en el suelo que intentan identificar exactamente dónde se encuentra todo, pero el proceso, al menos por ahora, implica muchas conjeturas.
El Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, que sigue siendo el principal documento internacional que regula la actividad en el espacio ultraterrestre, fue acordado en un momento en que solo dos gobiernos iban al espacio.
Ahora que más países y empresas comerciales están en el negocio de los vuelos espaciales, los reguladores se enfrentan a una paradoja: no quieren crear un entorno sin ley, pero son reticentes a imponer nuevas reglas por temor a que otros países se vuelvan más dominantes en el espacio.
“El espacio es intrínsecamente global, ¿verdad? Un satélite pasa sobre todos los países del mundo en unas pocas horas”, dijo McDowell. “Y, entonces, que Estados Unidos adopte una posición, no va a resolver las cosas. Realmente se necesita algún tipo de agencia de gestión del tráfico espacial internacional, algo así como un control de tráfico aéreo para el espacio, pero internacional”.
Se espera que el cohete chino Long March 5B entre en la atmósfera de la Tierra «alrededor del 8 de mayo», según un comunicado del portavoz del Departamento de Defensa Mike Howard, quien dijo que el Comando Espacial de Estados Unidos está rastreando la trayectoria del cohete.
El «punto exacto de entrada a la atmósfera de la Tierra» del cohete no puede ser identificado hasta dentro de unas horas después de su reingreso, dijo Howard, pero el 18° Escuadrón de Control Espacial proporcionará actualizaciones diarias sobre la ubicación del cohete a través del sitio web Space Track.
McDowell explicó que señalar hacia dónde podrían dirigirse los desechos es casi imposible en este punto debido a la velocidad a la que viaja el cohete, incluso con cambios leves en las circunstancias que modifican drásticamente la trayectoria.
“Esperamos que vuelva a entrar en algún momento entre el 8 y el 10 de mayo. Y en ese período de dos días, dará la vuelta al mundo 30 veces. El objeto está viajando como a 18.000 millas por hora. Y por eso, si estás una hora atrás para adivinar cuándo bajará, estás a 18.000 millas de distancia para decir dónde será”.
Aún así, el océano sigue siendo la apuesta más segura sobre dónde aterrizarán los desechos, dijo, solo porque ocupa la mayor parte de la superficie de la Tierra.
El miércoles, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, no dijo si Estados Unidos se comprometería a pedir a China que pague una indemnización en caso de daños causados por el cohete.
“No estamos en este punto, ciertamente estamos rastreando su ubicación a través del Comando Espacial de EE.UU. y, con suerte, ese no es el resultado en el que estamos trabajando”, dijo a los periodistas.
“Primero, permítanme decir que el Comando Espacial de EE.UU. está al tanto y rastrea la ubicación del Long March 5B chino en el espacio, y obviamente, el Comando Espacial tendría más detalles sobre ese rastreo y cualquier detalle adicional”, dijo Psaki. Y agregó que Estados Unidos «está comprometido a abordar los riesgos de la creciente congestión debido a los desechos espaciales y la creciente actividad en el espacio, y queremos trabajar con la comunidad internacional para promover el liderazgo y los comportamientos espaciales responsables».
Un portavoz del Departamento de Defensa dijoque el ejército estadounidense no está considerando una opción de ataque cinético para desintegrar el cohete. Estados Unidos ha demostrado en el pasado la capacidad de derribar los desechos que ingresan a la atmósfera.
El secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, dijo el miércoles que el Comando Espacial está rastreando el cohete, pero que es “demasiado pronto para explorar opciones sobre qué se puede hacer al respecto, si es que se puede hacer algo, hasta que tengamos una mejor idea de dónde caerá”.
No es necesario, dijo McDowell.
“El riesgo de que se produzca algún daño o de que impacte a alguien es bastante pequeño, no despreciable, podría suceder, pero el riesgo de que te impacte es increíblemente pequeño. Por lo tanto, no perdería ni un segundo de sueño por esto sobre una base de amenaza personal”, agregó.