Como dice un viejo dicho: “Dios es argentino” y prueba de ello es que nuestra iluminada, inteligencia y sensata clase política nos dio la solución a todos los males, garchar, gozar y fumarse un porrito.
En esta Argentina devastada por la pandemia de salud y por la pandemia económica, hemos encontrado como conjurar nuestras penurias, a fin de no aburrirnos como sucede en los países del primer mundo.
La bella diputada kirchnerista ahora devenida en albertista, la Heidi de la oposición, el gobernador de la provincia de Buenos Aires y la más idónea Ministra de Seguridad que ha tenido la Nación, nos dieron esta semana la más magistral clase de civismo que hemos recibido en los últimos cien años. Ya sabemos que debemos ser peronistas porque en el peronismo se garcha, que no es lo mismo un porrito en el coqueto barrio porteño de Palermo que en la indeseable villa miseria, que hay que gozar y sobre todo que nuestro país es sumamente divertido donde no nos aburrimos nunca.
Hasta una intelectual, de esas que pululan para defender cualquier cosa del kirchnerismo escribió: “Hay que decirlo, garchar. Toda la noche, rico y mojado”. Simplemente sin comentarios.
Solo falta que como en Venezuela, el paraíso terrenal de los progres, creen el Ministerio de la Felicidad.
Como digo el célebre físico alemán (nacionalizado posteriormente estadounidense) Albert Einstein “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana”.
Que importa que la mitad de este país sea pobre, que la inflación este descontrolada, que las prometidas vacunas no terminan nunca de llegar, que nuestros jóvenes emigren para no querer volver, que la inseguridad asole las ciudades, que las empresas se retiren del país o que las embajadas extranjeras cierren sus puertas, si la idea es gozar y no aburrirse.
Todo esto parece un chiste, sino fuera una joda mas grande que una casa, diría el genial Tato Bores.
La verdad mi querido amigo, jamás hemos visto semejante grado de degradación e imbecilidad de gran parte de la dirigencia política, por supuesto que hay honrosas excepciones, pero desgraciadamente son los menos. En esto no hay grieta, la mayoría de los políticos creen vivir en “politicalandia”, mientras la enorme mayoría de los argentinos sufren miseria e inseguridad. Claro, se pasean en sus autos blindados con custodia, viven en lujosos barrios privados y tienen la heladera llena, un mundo muy diferente del de cada argentino promedio.
Por ello se entiende que el primer candidato a diputado porteño, el joven ex radical ahora K, haya dicho, sin ponerse colorado: “Tan importante como conseguir laburo es sentirse feliz”
Creerán en serio, que el pueblo, en este paupérrimo contexto que nos toca vivir, podemos ser feliz? Es demasiado cínico pensar que alguien que no tiene trabajo y no puede darle de comer a su familia puede ser de alguna forma feliz. O puede serlo quien milagrosamente conserva su trabajo pero no llega a fin de mes y ni siquiera puede disfrutar de un asadito el Domingo. Pensar que en los EEUU el gran sueño americano es la casa y el auto propio, acá el asadito del fin de se semana.
En fin, solo nos queda mirar azorados este patético y delirante espectáculo, pensando muy bien que haremos el próximo Domingo, donde se empieza a definir el futuro de nuestro país; recordando siempre la frase del gran Domingo Sarmiento, tantas veces utilizadas por el General Perón: “del ridículo no se vuelve”.
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Por el Dr. GONZALO P. MIÑO.
Como dice un viejo dicho: “Dios es argentino” y prueba de ello es que nuestra iluminada, inteligencia y sensata clase política nos dio la solución a todos los males, garchar, gozar y fumarse un porrito.
En esta Argentina devastada por la pandemia de salud y por la pandemia económica, hemos encontrado como conjurar nuestras penurias, a fin de no aburrirnos como sucede en los países del primer mundo.
La bella diputada kirchnerista ahora devenida en albertista, la Heidi de la oposición, el gobernador de la provincia de Buenos Aires y la más idónea Ministra de Seguridad que ha tenido la Nación, nos dieron esta semana la más magistral clase de civismo que hemos recibido en los últimos cien años. Ya sabemos que debemos ser peronistas porque en el peronismo se garcha, que no es lo mismo un porrito en el coqueto barrio porteño de Palermo que en la indeseable villa miseria, que hay que gozar y sobre todo que nuestro país es sumamente divertido donde no nos aburrimos nunca.
Hasta una intelectual, de esas que pululan para defender cualquier cosa del kirchnerismo escribió: “Hay que decirlo, garchar. Toda la noche, rico y mojado”. Simplemente sin comentarios.
Solo falta que como en Venezuela, el paraíso terrenal de los progres, creen el Ministerio de la Felicidad.
Como digo el célebre físico alemán (nacionalizado posteriormente estadounidense) Albert Einstein “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana”.
Que importa que la mitad de este país sea pobre, que la inflación este descontrolada, que las prometidas vacunas no terminan nunca de llegar, que nuestros jóvenes emigren para no querer volver, que la inseguridad asole las ciudades, que las empresas se retiren del país o que las embajadas extranjeras cierren sus puertas, si la idea es gozar y no aburrirse.
Todo esto parece un chiste, sino fuera una joda mas grande que una casa, diría el genial Tato Bores.
La verdad mi querido amigo, jamás hemos visto semejante grado de degradación e imbecilidad de gran parte de la dirigencia política, por supuesto que hay honrosas excepciones, pero desgraciadamente son los menos. En esto no hay grieta, la mayoría de los políticos creen vivir en “politicalandia”, mientras la enorme mayoría de los argentinos sufren miseria e inseguridad. Claro, se pasean en sus autos blindados con custodia, viven en lujosos barrios privados y tienen la heladera llena, un mundo muy diferente del de cada argentino promedio.
Por ello se entiende que el primer candidato a diputado porteño, el joven ex radical ahora K, haya dicho, sin ponerse colorado: “Tan importante como conseguir laburo es sentirse feliz”
Creerán en serio, que el pueblo, en este paupérrimo contexto que nos toca vivir, podemos ser feliz? Es demasiado cínico pensar que alguien que no tiene trabajo y no puede darle de comer a su familia puede ser de alguna forma feliz. O puede serlo quien milagrosamente conserva su trabajo pero no llega a fin de mes y ni siquiera puede disfrutar de un asadito el Domingo. Pensar que en los EEUU el gran sueño americano es la casa y el auto propio, acá el asadito del fin de se semana.
En fin, solo nos queda mirar azorados este patético y delirante espectáculo, pensando muy bien que haremos el próximo Domingo, donde se empieza a definir el futuro de nuestro país; recordando siempre la frase del gran Domingo Sarmiento, tantas veces utilizadas por el General Perón: “del ridículo no se vuelve”.
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 6, 2021