Hace ya un tiempo he decidido escribir pensamientos elaborados durante una vida considerablemente larga, principalmente para discutir en familia y con algunos amigos. En algún sentido los amigos son familia por extensión. Soy plenamente consciente de que mis nietos, destinatarios privilegiados, no tienen por su edad y por el medio cultural en el que viven, un interés particular sobre estos temas. ¿Entonces por qué lo hago? Pues porque no siempre serán jóvenes, Dios mediante, y lo que hoy les parece lejano puede parecerles cercano en otras circunstancias. Y si ello no sucede, creo que igual vale el intento.
Quizás un ejemplo pueda ayudar. Hoy (Julio 2023) un tema harto citado en grupos sociales o programas televisivos es una palabra, poco agraciada para mi gusto: grieta. Esta pequeña palabrita significa en una primea acepción “hendidura” (en la tierra o en cualquier cuerpo sólido). En una segunda acepción significa dificultad o desacuerdo que AMENAZA la solidez o unidad de algo. Ese insignificante algo al final de la oración nosotros lo llamamos República Argentina.
Veamos un poco el segundo sentido, ¿Qué es lo que amenaza la solidez o unidad del pueblo argentino? Consideremos que pueblo argentino incluye a todos, niños, jóvenes, universitarios, trabajadores, madres, padres, es decir, nadie escapa al problema, le interese o no les interese esa pregunta.
¿No será que la pregunta incluye algo tenebroso, terrible, complicado?
En nuestra opinión se trata al tema como una cuestión “baladí”, como una pelea entre políticos. Se evita la cuestión de fondo, que a nuestro modo de ver es un problema que afecta a toda la comunidad política. La forma de actuar de los grupos sociales para demostrar sus desacuerdos, se lleva a cabo a través de diversos tipos de violencia, y así nos parece habitual las demostraciones callejeras como acampes, ataques con piedras, incendios de automóviles y negocios entre otras acciones. Desde los grupos de poder, tanto públicos como privados se manifiesta indiferencia, impotencia y sobre todo incapacidad de resolver las causas y los efectos que provocan éstos fenómenos.
Es oportuno aclarar que lo que es ilegal y violento, es intrínsecamente malo, perverso, como también lo es la indiferencia y la incompetencia de los responsables de las políticas públicas.
En Argentina estamos viendo la paradójica situación de grupos privados que reciben fondos estatales, e incluso se ha llegado al caso de tener gobiernos paralelos opacando el gobierno legal. Por otro lado, es socialmente tolerado el enriquecimiento escandaloso de funcionarios públicos, que pueden disfrutar de sus bienes mal habidos siendo aceptados normalmente en la vida social, e incluso admirados como líderes de importantes movimientos sociales
Algunos de mis nietos me hacen saber que me interesan “cosas viejas” y en cierto sentido tienen razón, porque el problema de fondo en nuestra situación social actual es ciertamente de larga data.
A nosotros nos parece que lo que realmente se discute, pero sobre todo se defiende, son los derechos sobre la riqueza social, sobre los bienes tangibles y los intangibles. Consideremos que todo agrupamiento humano, no importa el tamaño, necesita producir distintos tipos de bienes tangibles (distintos tipos de productos) e intangibles (artísticos, intelectuales) y es evidente que no todos producen, pero si todos consumen. Esto supone que todo agrupamiento debe diseñar un sistema de DISTRIBUCIÓN para asegurar la sobrevivencia social armónica.
En los grupos tribales las funciones entre productores y consumidores estaba claramente distribuida. Los hombres proporcionaban la alimentación (casa y/o pesca), la construcción de las viviendas y la defensa. Las mujeres se ocupaban de la familia, del crecimiento y educación de los niños, del cuidado de los cultivos y de las personas incapacitadas. Era un sistema de participación común de los bienes disponibles. En nuestro país, a partir de 1945 se propuso como criterio para la distribución la aplicación de un 50% al capital, y el restante 50% al trabajo, formula que satisfizo durante unos cuantos años a ambos sectores. No sabemos en concreto si se cumplió tal cual como fue formulada. Tiene un valor que todos lo pueden entender con claridad.
En la doctrina católica cristiana la comunidad de bienes y el derecho individual a los bienes necesarios está clarísimamente consagrada. Lamentablemente en nuestro tiempo los cristianos no hemos sido, socialmente hablando, capaces de crear modelos de distribución de la riqueza en función de los principios de la Doctrina Social de La Iglesia Católica.
Al respecto agregaría dos consideraciones. La primera es que si bien los cristianos no hemos sido exitosos ni ejemplares en la tarea de lograr un régimen económico con poder político, si se han creado sistemas de apoyo de todo tipo de ayuda directa, tanto en alimentación salud, docencia, drogadicción entre otras. Cáritas sería un buen ejemplo. La segunda consideración, es para los no católicos que nos señalan éstas y otras falencias. A ellos solo les diría que al que le quepa el sayo, que se lo ponga….
Volviendo al tema que motivó estas reflexiones, esa palabra usada y abusada: grieta, es, a nuestro modo de ver, una hipocresía más, como también lo son los derechos constitucionales a la vivienda, la salud,, educación entre otros. Con la discusión sobre la grieta entre nosotros evitamos, pobres y ricos, una búsqueda sincera de un modo mas justo de distribuir la riqueza.
Los pobres de los movimientos sociales (con dirigentes enriquecidos) han optado por los sistemas basados en la violencia. Los trabajadores en blanco, con la CGT a la cabeza, son parte de los gobiernos y según las apariencias sus patrimonios personales distan bastante de los que dicen defender. Los poderosos mantienen con pilotes de madera de sauce un sistema de gobierno que no satisface a nadie, solo para mantener su situación empresarial actual.
Este escrito es una invitación a pensar. A los jóvenes, pues a ellos los afecta en forma directa y sobre todo a los intelectuales, para que se apliquen también a éste tema.
Es bueno soñar una Patria mas justa. ¡Mejor es hacerla!
¿Podríamos reducir el texto a cambiar la palabra grieta por distribución de la riqueza?
◘
Por Roberto Pauli.
Hace ya un tiempo he decidido escribir pensamientos elaborados durante una vida considerablemente larga, principalmente para discutir en familia y con algunos amigos. En algún sentido los amigos son familia por extensión. Soy plenamente consciente de que mis nietos, destinatarios privilegiados, no tienen por su edad y por el medio cultural en el que viven, un interés particular sobre estos temas. ¿Entonces por qué lo hago? Pues porque no siempre serán jóvenes, Dios mediante, y lo que hoy les parece lejano puede parecerles cercano en otras circunstancias. Y si ello no sucede, creo que igual vale el intento.
Quizás un ejemplo pueda ayudar. Hoy (Julio 2023) un tema harto citado en grupos sociales o programas televisivos es una palabra, poco agraciada para mi gusto: grieta. Esta pequeña palabrita significa en una primea acepción “hendidura” (en la tierra o en cualquier cuerpo sólido). En una segunda acepción significa dificultad o desacuerdo que AMENAZA la solidez o unidad de algo. Ese insignificante algo al final de la oración nosotros lo llamamos República Argentina.
Veamos un poco el segundo sentido, ¿Qué es lo que amenaza la solidez o unidad del pueblo argentino? Consideremos que pueblo argentino incluye a todos, niños, jóvenes, universitarios, trabajadores, madres, padres, es decir, nadie escapa al problema, le interese o no les interese esa pregunta.
¿No será que la pregunta incluye algo tenebroso, terrible, complicado?
En nuestra opinión se trata al tema como una cuestión “baladí”, como una pelea entre políticos. Se evita la cuestión de fondo, que a nuestro modo de ver es un problema que afecta a toda la comunidad política. La forma de actuar de los grupos sociales para demostrar sus desacuerdos, se lleva a cabo a través de diversos tipos de violencia, y así nos parece habitual las demostraciones callejeras como acampes, ataques con piedras, incendios de automóviles y negocios entre otras acciones. Desde los grupos de poder, tanto públicos como privados se manifiesta indiferencia, impotencia y sobre todo incapacidad de resolver las causas y los efectos que provocan éstos fenómenos.
Es oportuno aclarar que lo que es ilegal y violento, es intrínsecamente malo, perverso, como también lo es la indiferencia y la incompetencia de los responsables de las políticas públicas.
En Argentina estamos viendo la paradójica situación de grupos privados que reciben fondos estatales, e incluso se ha llegado al caso de tener gobiernos paralelos opacando el gobierno legal. Por otro lado, es socialmente tolerado el enriquecimiento escandaloso de funcionarios públicos, que pueden disfrutar de sus bienes mal habidos siendo aceptados normalmente en la vida social, e incluso admirados como líderes de importantes movimientos sociales
Algunos de mis nietos me hacen saber que me interesan “cosas viejas” y en cierto sentido tienen razón, porque el problema de fondo en nuestra situación social actual es ciertamente de larga data.
A nosotros nos parece que lo que realmente se discute, pero sobre todo se defiende, son los derechos sobre la riqueza social, sobre los bienes tangibles y los intangibles. Consideremos que todo agrupamiento humano, no importa el tamaño, necesita producir distintos tipos de bienes tangibles (distintos tipos de productos) e intangibles (artísticos, intelectuales) y es evidente que no todos producen, pero si todos consumen. Esto supone que todo agrupamiento debe diseñar un sistema de DISTRIBUCIÓN para asegurar la sobrevivencia social armónica.
En los grupos tribales las funciones entre productores y consumidores estaba claramente distribuida. Los hombres proporcionaban la alimentación (casa y/o pesca), la construcción de las viviendas y la defensa. Las mujeres se ocupaban de la familia, del crecimiento y educación de los niños, del cuidado de los cultivos y de las personas incapacitadas. Era un sistema de participación común de los bienes disponibles. En nuestro país, a partir de 1945 se propuso como criterio para la distribución la aplicación de un 50% al capital, y el restante 50% al trabajo, formula que satisfizo durante unos cuantos años a ambos sectores. No sabemos en concreto si se cumplió tal cual como fue formulada. Tiene un valor que todos lo pueden entender con claridad.
En la doctrina católica cristiana la comunidad de bienes y el derecho individual a los bienes necesarios está clarísimamente consagrada. Lamentablemente en nuestro tiempo los cristianos no hemos sido, socialmente hablando, capaces de crear modelos de distribución de la riqueza en función de los principios de la Doctrina Social de La Iglesia Católica.
Al respecto agregaría dos consideraciones. La primera es que si bien los cristianos no hemos sido exitosos ni ejemplares en la tarea de lograr un régimen económico con poder político, si se han creado sistemas de apoyo de todo tipo de ayuda directa, tanto en alimentación salud, docencia, drogadicción entre otras. Cáritas sería un buen ejemplo. La segunda consideración, es para los no católicos que nos señalan éstas y otras falencias. A ellos solo les diría que al que le quepa el sayo, que se lo ponga….
Volviendo al tema que motivó estas reflexiones, esa palabra usada y abusada: grieta, es, a nuestro modo de ver, una hipocresía más, como también lo son los derechos constitucionales a la vivienda, la salud,, educación entre otros. Con la discusión sobre la grieta entre nosotros evitamos, pobres y ricos, una búsqueda sincera de un modo mas justo de distribuir la riqueza.
Los pobres de los movimientos sociales (con dirigentes enriquecidos) han optado por los sistemas basados en la violencia. Los trabajadores en blanco, con la CGT a la cabeza, son parte de los gobiernos y según las apariencias sus patrimonios personales distan bastante de los que dicen defender. Los poderosos mantienen con pilotes de madera de sauce un sistema de gobierno que no satisface a nadie, solo para mantener su situación empresarial actual.
Este escrito es una invitación a pensar. A los jóvenes, pues a ellos los afecta en forma directa y sobre todo a los intelectuales, para que se apliquen también a éste tema.
Es bueno soñar una Patria mas justa. ¡Mejor es hacerla!
¿Podríamos reducir el texto a cambiar la palabra grieta por distribución de la riqueza?
Envío y Colaboración: Miguel F. Prestofelippo
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 13, 2023