Cuando se es encarcelado con este tipo de imputaciones, se pierden casi todos los derechos constitucionales y en el mejor de los casos, los mismos son solo simulaciones. Asimismo tener que demostrar inocencia de algo que ocurrió hace 40 años, o más, mientras unos fiscales militantes e inescrupulosos nos cuelgan hechos mediante inferencias como si fueran pruebas, realmente es una burla a la ley y la razonabilidad. Más cuando uno quiere aportar algo y todo es… ¡NO! Esos no, son parte de este criminal mundo paralelo. A la lista de las seis negativas aportadas en la anterior nota, ahora agrego doce más. Así completo dieciocho veces un NO.
SIETE – No se dejó constancia alguna de un detalle muy curioso, teniendo en cuenta que pasaron 40 años. Al mostrar la oficina que utilizaba a diario al final del día, para recibir y realizar llamados telefónicos (no existían los celulares), mencioné la ubicación de un interruptor telefónico a palanca. Este por supuesto no estaba, si las perforaciones del atornillado de dicho elemento en el replanado de madera que cubre las paredes.
OCHO – No se dejó constancia, que todas las aberturas del edificio, llamativamente estaban con las persianas bajas o cerradas, y el personal con luz artificial en el interior de las oficinas. Hasta el momento desconozco el motivo.
NUEVE – No se inspeccionaron 2 o 3 oficinas que pertenecieron al Comando Radioeléctrico. Estaban cerradas con llave y por premura en el acto no se esperó que trajeran las mismas y el juez ordenó seguir adelante.
Juez Walter Ezequiel López Da Silva
DIEZ – No se dejó constancia de la plantación del jardín, cuyas especies y su crecimiento en más de 40 años yo diera cuenta.
ONCE – No se dejó constancia sobre todo lo que expusiera sobre el automóvil OFICIAL, Torino blanco que yo utilizaba. Su transformación, etc. Lugar donde le cambiaban aceite y filtros, y solía estacionar, etc.
DOCE – No se dejó constancia sobre de todo lo que expusiera y mostrara sobre el militar de apellido VALERO, quien fuera interventor de la Unidad Regional. Detalles importantes que dejan en evidencia falacias del removido, por incompetente, secretario judicial con cargo de juez subrogante ULPIANO MARTINEZ quien, a mi entender, por obsecuencia a los fiscales antes mencionados decretó mi detención.
TRECE – No se dejó constancia sobre todo lo que yo dijera sobre el polarizado de los automóviles (no se conocía el mismo en los años 70) y sus implicancias visuales desde las ventanas de los inmuebles vecinos. Ello habla de funcionarios jóvenes y relatos no concordantes con la época.
CATORCE – No se inspeccionó ni dejó constancia alguna, de la oficina que utilicé durante la investigación de un homicidio en ocasión de robo, de un carnicero, en el cual resultaron autores personal del Comando Radioeléctrico.
QUINCE – No se dejó constancia del portero eléctrico en el ingreso peatonal. S.S no se quiso aproximar hasta las rejas lindantes con la acera, para verlo.
DIECISEIS – No se dejó constancia de los 2 comedores que funcionaron en el lugar y a donde yo periódicamente solía concurrir.
DIECISIETE – No se dejó constancia donde funcionó la armería. Allí se acopiaba gran cantidad de armas largas y cortas como así municiones, que eran distribuidas a todas las Comisarías de la jurisdicción, para renovación y prácticas de tiro.
DIECIOCHO – No se dejó constancia, si bien yo lo mencionara, que tanto hoy como en el pasado, en el lugar si bien trabaja personal de seguridad, también lo hacen, administrativos, técnicos, y profesionales. En los 70 también había mozos, jardineros, cocineros, personal de mantenimiento, peluquería y taller mecánico. Esto más las características edilicias, inhibía el lugar para cualquier acto ilegal.
HIPOCRESÍA VIGENTE
Cuando el país fue sacudido por la violencia y morían terroristas, la sociedad decía “algo habrán hecho” y se desentendía de todo. Solo se clamaba para que las fuerzas del estado, pararan los asesinatos y la detonación de bombas, a cualquier precio. La estadística habla de 4380 explosiones en diez años, lo que no se especifica es que la gran mayoría se produjeron a lo largo de un año y medio, o a lo sumo dos. Hoy esa misma sociedad trata y respeta a los asesinos del pasado, que antes pedían se los matara. Mientras aplica el mismo “algo habrán hecho”, con quienes estamos imputados al “barrer” con estos mal llamados delitos de lesa humanidad. El cambio no existe, la hipocresía sigue más vigente que nunca.
El único vicio que no puede ser perdonado es el de la hipocresía.
El arrepentimiento del hipócrita es hipocresía en sí misma.
William Hazlitt (1778-1830)
LA VIDEO FILMACIÓN OPORTUNAMENTE SOLICITADA, PARA ILUSTRAR EL LUGAR DONDE SE LLEVÓ A CABO EL ACTO DE INSPECCIÓN OCULAR, FUE SUPLANTADA POR LAS OCHO TOMAS FOTOGRAFICAS SIGUIENTES:
Por Claudio Kussman.
EL MUNDO PARALELO DEL ¡NO!
Cuando se es encarcelado con este tipo de imputaciones, se pierden casi todos los derechos constitucionales y en el mejor de los casos, los mismos son solo simulaciones. Asimismo tener que demostrar inocencia de algo que ocurrió hace 40 años, o más, mientras unos fiscales militantes e inescrupulosos nos cuelgan hechos mediante inferencias como si fueran pruebas, realmente es una burla a la ley y la razonabilidad. Más cuando uno quiere aportar algo y todo es… ¡NO! Esos no, son parte de este criminal mundo paralelo. A la lista de las seis negativas aportadas en la anterior nota, ahora agrego doce más. Así completo dieciocho veces un NO.
SIETE – No se dejó constancia alguna de un detalle muy curioso, teniendo en cuenta que pasaron 40 años. Al mostrar la oficina que utilizaba a diario al final del día, para recibir y realizar llamados telefónicos (no existían los celulares), mencioné la ubicación de un interruptor telefónico a palanca. Este por supuesto no estaba, si las perforaciones del atornillado de dicho elemento en el replanado de madera que cubre las paredes.
OCHO – No se dejó constancia, que todas las aberturas del edificio, llamativamente estaban con las persianas bajas o cerradas, y el personal con luz artificial en el interior de las oficinas. Hasta el momento desconozco el motivo.
NUEVE – No se inspeccionaron 2 o 3 oficinas que pertenecieron al Comando Radioeléctrico. Estaban cerradas con llave y por premura en el acto no se esperó que trajeran las mismas y el juez ordenó seguir adelante.
Juez Walter Ezequiel López Da Silva
DIEZ – No se dejó constancia de la plantación del jardín, cuyas especies y su crecimiento en más de 40 años yo diera cuenta.
ONCE – No se dejó constancia sobre todo lo que expusiera sobre el automóvil OFICIAL, Torino blanco que yo utilizaba. Su transformación, etc. Lugar donde le cambiaban aceite y filtros, y solía estacionar, etc.
DOCE – No se dejó constancia sobre de todo lo que expusiera y mostrara sobre el militar de apellido VALERO, quien fuera interventor de la Unidad Regional. Detalles importantes que dejan en evidencia falacias del removido, por incompetente, secretario judicial con cargo de juez subrogante ULPIANO MARTINEZ quien, a mi entender, por obsecuencia a los fiscales antes mencionados decretó mi detención.
TRECE – No se dejó constancia sobre todo lo que yo dijera sobre el polarizado de los automóviles (no se conocía el mismo en los años 70) y sus implicancias visuales desde las ventanas de los inmuebles vecinos. Ello habla de funcionarios jóvenes y relatos no concordantes con la época.
CATORCE – No se inspeccionó ni dejó constancia alguna, de la oficina que utilicé durante la investigación de un homicidio en ocasión de robo, de un carnicero, en el cual resultaron autores personal del Comando Radioeléctrico.
QUINCE – No se dejó constancia del portero eléctrico en el ingreso peatonal. S.S no se quiso aproximar hasta las rejas lindantes con la acera, para verlo.
DIECISEIS – No se dejó constancia de los 2 comedores que funcionaron en el lugar y a donde yo periódicamente solía concurrir.
DIECISIETE – No se dejó constancia donde funcionó la armería. Allí se acopiaba gran cantidad de armas largas y cortas como así municiones, que eran distribuidas a todas las Comisarías de la jurisdicción, para renovación y prácticas de tiro.
DIECIOCHO – No se dejó constancia, si bien yo lo mencionara, que tanto hoy como en el pasado, en el lugar si bien trabaja personal de seguridad, también lo hacen, administrativos, técnicos, y profesionales. En los 70 también había mozos, jardineros, cocineros, personal de mantenimiento, peluquería y taller mecánico. Esto más las características edilicias, inhibía el lugar para cualquier acto ilegal.
HIPOCRESÍA VIGENTE
Cuando el país fue sacudido por la violencia y morían terroristas, la sociedad decía “algo habrán hecho” y se desentendía de todo. Solo se clamaba para que las fuerzas del estado, pararan los asesinatos y la detonación de bombas, a cualquier precio. La estadística habla de 4380 explosiones en diez años, lo que no se especifica es que la gran mayoría se produjeron a lo largo de un año y medio, o a lo sumo dos. Hoy esa misma sociedad trata y respeta a los asesinos del pasado, que antes pedían se los matara. Mientras aplica el mismo “algo habrán hecho”, con quienes estamos imputados al “barrer” con estos mal llamados delitos de lesa humanidad. El cambio no existe, la hipocresía sigue más vigente que nunca.
LA VIDEO FILMACIÓN OPORTUNAMENTE SOLICITADA, PARA ILUSTRAR EL LUGAR DONDE SE LLEVÓ A CABO EL ACTO DE INSPECCIÓN OCULAR, FUE SUPLANTADA POR LAS OCHO TOMAS FOTOGRAFICAS SIGUIENTES:
Claudio Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Claudio@PrisioneroEnArgentina.com
@PrisioneroA
Junio 20, 2017
[ezcol_1quarter] [/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter] [/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter] [/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter_end] [/ezcol_1quarter_end] Tags: Aberraciones jurídicas en Argentina, Claudio Kussman, Juez Walter Ezequiel López Da Silva
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