La revolución de los enloquecidos de la década del 70, no pudieron imaginar que alguien pudiera superarlo. Prometían mejorar a Dios, con la creación del “hombre y la mujer nueva”. Solo lograron, empobrecer su nación con la corrupción; envilecer la democracia con el totalitarismo, y a su pueblo con el engaño; sumergirlo en la indefensión.
Pero la Humanidad, aún al margen de brillantes pensadores, sigue avanzando en el camino que no admite retrocesos, que nos alienta a vivir en este mundo hoy también muy lamentable, pero menos que el de ayer.
Es que la evolución ha sido siempre la visión positiva del progreso. Al revés de la revolución que reparte muerte, desolación, crímenes sin sentido, persecuciones, justificando sus crueldades con promesas inalcanzables.
La evolución no tiene dueños. Su camino está regado por la lucha de humanos, que hicieron lo que pudieron y sufrieron lo que no merecían, para dejar a sus hijos un mundo mejor.
Y es anónima, es silenciosa, es sufriente, pero lo suficientemente fuerte para llegar un poco mas adelante.
En esta lucha silenciosa, hay una herramienta importante, mientras no caiga en manos de “revolucionarios”: la ciencia. Por supuesto, la ciencia de los investigadores, no de los fatuos, la ciencia que sin títulos rimbombantes van dejando sus productos, y ya en el siglo XXI, con un avance que parece incontenible.
Pero la verdadera ciencia, no se nutre con valiosos títulos que encubren la necedad de sus portantes. No basta decir soy científico, hay que entregar resultados; porque sin ellos no tienen sentido.
Todo esto viene a cuento, al leer entre la multitud de logros que día a día conocemos, el siguiente:
La importancia de un diagnóstico precoz
La tecnología no solo nos ayuda a curar enfermedades, también es una herramienta muy útil para el diagnóstico. La última invención en este aspecto es una máquina diseñada por los investigadores del Instituto de Tecnología de Israel para detectar enfermedades con solo el aliento del paciente.
Como quien sopla un alcoholímetro, con este aparato se van a poder diagnosticar hasta 17 enfermedades, como Párkinson, Crohn, esclerosis múltiple, enfermedades renales y cánceres incluyendo cáncer de pulmón, colorrectal, próstata y ovarios.
Quizás aún no seamos capaces de acabar definitivamente con el cáncer o de encontrar una forma de frenar las enfermedades degenerativas, pero un diagnóstico temprano puede mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufran estas enfermedades.
¡Qué maravilla es esto! ¿Será para llenar Plaza Mayo o para salvar individualmente, quizás sin gran inversión ni bambolla muchas vidas?
Esa es un pequeñísimo ejemplo de la evolución de la Humanidad. ¡Se logró y no tiene vuelta!
Claro que como preso político, guerrero al fin, castigado por cumplir el deber ni hacer lo que no hizo, pero que revolucionarios (políticos, jueces, fiscales, periodistas, advenedizos) fabrican para empujándose entre sí, ocupar con el mármol el recuerdo inmerecido. Y desde mi interior, fuerza por salir un mal pensamiento: ¡Ojalá la ciencia logra en su implacable camino, poder diagnosticar con el aliento las absurdas e insanables ambiciones!
Pero me contengo y me reto. ¡Gracias investigadores, que implacablemente buscan mejorar la calidad de vida de la Humanidad! No pierdan tiempo en mi mal pensamiento.
En el largo camino de la evolución, en el mientras tanto, muchos pagamos y seguiremos pagando el precio de la vanidad e impunidad de los que detentan el poder, sea el que sea su status, como dice nuestro acertado tango “Cambalache”. Si lo tiene escúchelo.
Por Carlos Españadero
La revolución de los enloquecidos de la década del 70, no pudieron imaginar que alguien pudiera superarlo. Prometían mejorar a Dios, con la creación del “hombre y la mujer nueva”. Solo lograron, empobrecer su nación con la corrupción; envilecer la democracia con el totalitarismo, y a su pueblo con el engaño; sumergirlo en la indefensión.
Pero la Humanidad, aún al margen de brillantes pensadores, sigue avanzando en el camino que no admite retrocesos, que nos alienta a vivir en este mundo hoy también muy lamentable, pero menos que el de ayer.
Es que la evolución ha sido siempre la visión positiva del progreso. Al revés de la revolución que reparte muerte, desolación, crímenes sin sentido, persecuciones, justificando sus crueldades con promesas inalcanzables.
La evolución no tiene dueños. Su camino está regado por la lucha de humanos, que hicieron lo que pudieron y sufrieron lo que no merecían, para dejar a sus hijos un mundo mejor.
Y es anónima, es silenciosa, es sufriente, pero lo suficientemente fuerte para llegar un poco mas adelante.
En esta lucha silenciosa, hay una herramienta importante, mientras no caiga en manos de “revolucionarios”: la ciencia. Por supuesto, la ciencia de los investigadores, no de los fatuos, la ciencia que sin títulos rimbombantes van dejando sus productos, y ya en el siglo XXI, con un avance que parece incontenible.
Pero la verdadera ciencia, no se nutre con valiosos títulos que encubren la necedad de sus portantes. No basta decir soy científico, hay que entregar resultados; porque sin ellos no tienen sentido.
Todo esto viene a cuento, al leer entre la multitud de logros que día a día conocemos, el siguiente:
La importancia de un diagnóstico precoz
La tecnología no solo nos ayuda a curar enfermedades, también es una herramienta muy útil para el diagnóstico. La última invención en este aspecto es una máquina diseñada por los investigadores del Instituto de Tecnología de Israel para detectar enfermedades con solo el aliento del paciente.
Como quien sopla un alcoholímetro, con este aparato se van a poder diagnosticar hasta 17 enfermedades, como Párkinson, Crohn, esclerosis múltiple, enfermedades renales y cánceres incluyendo cáncer de pulmón, colorrectal, próstata y ovarios.
Quizás aún no seamos capaces de acabar definitivamente con el cáncer o de encontrar una forma de frenar las enfermedades degenerativas, pero un diagnóstico temprano puede mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufran estas enfermedades.
¡Qué maravilla es esto! ¿Será para llenar Plaza Mayo o para salvar individualmente, quizás sin gran inversión ni bambolla muchas vidas?
Esa es un pequeñísimo ejemplo de la evolución de la Humanidad. ¡Se logró y no tiene vuelta!
Claro que como preso político, guerrero al fin, castigado por cumplir el deber ni hacer lo que no hizo, pero que revolucionarios (políticos, jueces, fiscales, periodistas, advenedizos) fabrican para empujándose entre sí, ocupar con el mármol el recuerdo inmerecido. Y desde mi interior, fuerza por salir un mal pensamiento: ¡Ojalá la ciencia logra en su implacable camino, poder diagnosticar con el aliento las absurdas e insanables ambiciones!
Pero me contengo y me reto. ¡Gracias investigadores, que implacablemente buscan mejorar la calidad de vida de la Humanidad! No pierdan tiempo en mi mal pensamiento.
En el largo camino de la evolución, en el mientras tanto, muchos pagamos y seguiremos pagando el precio de la vanidad e impunidad de los que detentan el poder, sea el que sea su status, como dice nuestro acertado tango “Cambalache”. Si lo tiene escúchelo.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 12, 2017
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