Dicen que los malos perdedores son manipuladores, que actúan como si tuviesen la verdad, no asumen sus fracasos y juegan a la víctima para no asumir sus responsabilidades. Son una versión torpe de una película de monstruos con pésimo final para casi todos porque, si se nos ocurriera prestarles atención, no van a parar hasta vernos destruidos. Este tipo de personas ya están hundidas y lo que quieren es arrastrarnos en su caída.
Justamente, son lo que no aceptan el resultado democrático de una elección presidencial, que guste o no fue una verdadera paliza electoral y demostró que a la gran mayoría de los argentinos le importa un rábano lo que pasó en la década del 70 y solo quieren un trabajo digno, estabilidad económica y seguridad en las calles.
Así, si bien desde esta columna no nos gusta referirnos a temas personales, la magnitud que ha tomado el anecdótico y folclórico saludo de “hermosa mañana” que se efectuó antes de comenzar una audiencia de debate en los llamados juicios de lesa humanidad, nos obliga a realizar algunas obligadas reflexiones.
Ese simple y coloquial saludo, insistimos, producido cuando el juicio no había comenzado aún, de hecho, empezó casi diez minutos después del saludo, es semejante al que se profieren los abogados y abogadas querellantes antes de empezar un audiencia: “buen día a todos y todas”, “buen día a todes”, “saludos cumpas”, “compañeres”. La mórbida interpretación que le dieron corre por cuenta de periodistas y algunos querellantes. No se entiende las cataratas de tinta que corrieron por esta estupidez. ¿No tendrán nada más interesante que escribir o publicar?.
Ahora, no se puede obviar que esto debe ser enmarcado en una sumatoria de continuos ataques y difamaciones a los abogados defensores en las denominadas causas de lesa humanidad, que llevan adelante algunos medios de comunicaciones y sitios digitales desde hace ya bastante tiempo, y que se ha incrementado en las últimas semanas.
Un viejo abogado penalista, cuando quien suscribe estaba recién recibido y manifestaba su interés por el derecho penal, le digo una vez: “para ser abogado defensor tenes que tener piel de cocodrilo… te vas a tener que bancar muchas veces los insultos, las agresiones y el destrato del contrario… en especial la incomprensión de los jueces”. ¡Cuánta razón tenía!
En los juicios de lesa humanidad los abogados defensores nos hemos bancado los insultos, las amenazas y los intentos de agresión como lo hacen también con nuestros defendidos a quien llaman “genocidas hijos de puta”. Alguna vez nos hemos ido en medio de lluvias de escupitajos y los justiciables con custodia policial. Soportamos estoicos los improperios y las ofensas de los medios de comunicación afines a los derechos humanos. El público coloca banderas de Montoneros, de ERP y hasta del Che Guevara en la entrada de los Tribunales, también los abogados querellantes asisten al juicio con esos distintivos. En el último juicio celebrado en Rosario, una abogada de la querella alegó con la bandera de su agrupación puesta sobre el escritorio. En una audiencia en Bahía Blanca alguien del público intentó a agredir a Claudio Kussman, mientras prestaba su ampliación de declaración indagatoria, mientras las abogadas de las querellas se mofaban y festejaban.
También en Rosario abogados de la querella han participado de escraches públicos a los imputados y hasta en un alegato desde la querella se mortificó a uno de los enjuiciados con lacerantes alusiones a su familia y en especial al hijo. En un juicio, en el 2016 un testigo dedicó largos minutos a llamar al pueblo a “levantarse contra el entonces Presidente Macri y sacarlo a patadas de la casa de gobierno”.De seguro también lo harán ahora con el nuevo gobierno.
Un abogado defensor en un juicio en La Plata fue denunciado en el Tribunal de Ética del Colegio de Abogados, simplemente porque a “alguien” no les gustó su alegato. Hasta a un trasnochado, se le ocurrió allá por el 2014, reformar de las reglas de ética de los abogados, para sancionar como falta y causal de suspensión de la matrícula: “los excesos en la defensa en los juicios de lesa humanidad”.
Los abogados defensores en causa de lesa humanidad siempre hemos sido muy respetuosos de las reglas del debate durante las audiencias. Eso sí, hemos sido férreos e inflexibles en nuestro compromiso con la defensa de las más mínimas garantías constitucionales y procesales. Más aún, jamás respondimos a una agresión o un insulto. Jamás querellamos a nadie a pesar de las difamaciones e injurias a las que hemos sido sometidos.
Jamás hicimos cuestionamiento alguno al respecto. Somos muy respetuosos de la libertad. La exigimos y la practicamos. No somos chicos de la primaria para salir corriendo a decir: “señorita, señorita, Juancito me tiro el pelo”.
Hasta somos respetuosos de los fallos judiciales, nos gusten o no. No vamos a exigir o suplicar a los Jueces que no se aplique tal o cual fallo porque es contrario a nuestros intereses. No usurpamos el Estado para ocupar cargos (el que sea) y así valernos de ellos para patear la puerta de los despachos judiciales.
Solo decimos nuestra verdad, la cual puede gustar o no, pero es la nuestra y lo hacemos siempre dentro de los límites que nos impone la Ley. Como digo el General Perón “Dentro de la ley todo fuera de la ley nada”. El gran jurista Ángel Osorio en su libro “El alma de la toga” escribió: “El oficio de ahogado no puede ejercerse con el alma fría. El abogado pone pasión, no equilibrio… debiéndose privilegiar la apasionada defensa de la causa encomendada aun en desmedro de comprensibles susceptibilidades o inelegancia de algunos términos”.
Como se suele decir “no nos llevamos trabajo a casa”. Termina la audiencia y nos vamos a nuestras casas. Disfrutamos de nuestras familias y nuestros amigos. No vemos al contrario como un enemigo, sino como un adversario, nada más. Por eso no nos arrebatamos después de cada audiencia a escribir alocadamente en las redes sociales. Tenemos una vida.
Nada dicen de todo esto los medios de comunicación “nac and pop”. Guardan absoluto silencio al respecto. Solo se limitan a publicar informaciones, en que su gran mayoría salen de los propios estudios de los querellantes y hasta de las mismas oficinas de los Fiscales. Que dicho sea de paso, la pasan mal y tergiversada. Sería bueno que estos “periodistas” no repitan tantas boludeces, al menos escriban boludeces propias. Con respeto se lo decimos.
No queremos ni pensar lo que van a decir, si a un abogado defensor con carraspera, común en esta época del año, se le ocurre toser o agotado y cansado por una larga jornada bosteza sutilmente. ¡Tremendo. Se burlan de los derechos humanos!
Y es que, quizás estos continuos ataques a los abogados defensores en las causas “de lesa” esconde la realidad de lo que verdaderamente les molesta es el tenaz esfuerzo que hacen para cumplir los más eficazmente posible su trabajo. Quizás les carcome que hayan querido doblegarlos y jamás pudieron, ni podrán obvio. Que sean la última línea de defensa, la cual no han podido, no puede, ni podrán traspasar. Han trabajado aún en las peores condiciones, con todo el aparato estatal en contra y siempre con una sonrisa y con mucho valor. Ejercen su labor independiente del color o signo político que se encargue de los destinos del país. Fuera de una audiencia pueden expresar sus opiniones personales, tal como lo hacen los querellantes, el público o cualquier ciudadano común.
Resulta de público y notorio que esos medios de comunicación leen esta página Prisionero en Argentina y sobre todo esta columna. Por eso como dicen los españoles: “PASO DE ESTO, A TOMAR POR CULO”.
1) “PASO DE ESTO, A TOMAR POR CULO”. Significa que estoy diciendo que paso de lo que esté haciendo y que ha dejado de importarme.
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Por Dr. Gonzalo P. Miño.
Dicen que los malos perdedores son manipuladores, que actúan como si tuviesen la verdad, no asumen sus fracasos y juegan a la víctima para no asumir sus responsabilidades. Son una versión torpe de una película de monstruos con pésimo final para casi todos porque, si se nos ocurriera prestarles atención, no van a parar hasta vernos destruidos. Este tipo de personas ya están hundidas y lo que quieren es arrastrarnos en su caída.
Justamente, son lo que no aceptan el resultado democrático de una elección presidencial, que guste o no fue una verdadera paliza electoral y demostró que a la gran mayoría de los argentinos le importa un rábano lo que pasó en la década del 70 y solo quieren un trabajo digno, estabilidad económica y seguridad en las calles.
Así, si bien desde esta columna no nos gusta referirnos a temas personales, la magnitud que ha tomado el anecdótico y folclórico saludo de “hermosa mañana” que se efectuó antes de comenzar una audiencia de debate en los llamados juicios de lesa humanidad, nos obliga a realizar algunas obligadas reflexiones.
Ese simple y coloquial saludo, insistimos, producido cuando el juicio no había comenzado aún, de hecho, empezó casi diez minutos después del saludo, es semejante al que se profieren los abogados y abogadas querellantes antes de empezar un audiencia: “buen día a todos y todas”, “buen día a todes”, “saludos cumpas”, “compañeres”. La mórbida interpretación que le dieron corre por cuenta de periodistas y algunos querellantes. No se entiende las cataratas de tinta que corrieron por esta estupidez. ¿No tendrán nada más interesante que escribir o publicar?.
Ahora, no se puede obviar que esto debe ser enmarcado en una sumatoria de continuos ataques y difamaciones a los abogados defensores en las denominadas causas de lesa humanidad, que llevan adelante algunos medios de comunicaciones y sitios digitales desde hace ya bastante tiempo, y que se ha incrementado en las últimas semanas.
Un viejo abogado penalista, cuando quien suscribe estaba recién recibido y manifestaba su interés por el derecho penal, le digo una vez: “para ser abogado defensor tenes que tener piel de cocodrilo… te vas a tener que bancar muchas veces los insultos, las agresiones y el destrato del contrario… en especial la incomprensión de los jueces”. ¡Cuánta razón tenía!
En los juicios de lesa humanidad los abogados defensores nos hemos bancado los insultos, las amenazas y los intentos de agresión como lo hacen también con nuestros defendidos a quien llaman “genocidas hijos de puta”. Alguna vez nos hemos ido en medio de lluvias de escupitajos y los justiciables con custodia policial. Soportamos estoicos los improperios y las ofensas de los medios de comunicación afines a los derechos humanos. El público coloca banderas de Montoneros, de ERP y hasta del Che Guevara en la entrada de los Tribunales, también los abogados querellantes asisten al juicio con esos distintivos. En el último juicio celebrado en Rosario, una abogada de la querella alegó con la bandera de su agrupación puesta sobre el escritorio. En una audiencia en Bahía Blanca alguien del público intentó a agredir a Claudio Kussman, mientras prestaba su ampliación de declaración indagatoria, mientras las abogadas de las querellas se mofaban y festejaban.
También en Rosario abogados de la querella han participado de escraches públicos a los imputados y hasta en un alegato desde la querella se mortificó a uno de los enjuiciados con lacerantes alusiones a su familia y en especial al hijo. En un juicio, en el 2016 un testigo dedicó largos minutos a llamar al pueblo a “levantarse contra el entonces Presidente Macri y sacarlo a patadas de la casa de gobierno”. De seguro también lo harán ahora con el nuevo gobierno.
Un abogado defensor en un juicio en La Plata fue denunciado en el Tribunal de Ética del Colegio de Abogados, simplemente porque a “alguien” no les gustó su alegato. Hasta a un trasnochado, se le ocurrió allá por el 2014, reformar de las reglas de ética de los abogados, para sancionar como falta y causal de suspensión de la matrícula: “los excesos en la defensa en los juicios de lesa humanidad”.
Los abogados defensores en causa de lesa humanidad siempre hemos sido muy respetuosos de las reglas del debate durante las audiencias. Eso sí, hemos sido férreos e inflexibles en nuestro compromiso con la defensa de las más mínimas garantías constitucionales y procesales. Más aún, jamás respondimos a una agresión o un insulto. Jamás querellamos a nadie a pesar de las difamaciones e injurias a las que hemos sido sometidos.
Jamás hicimos cuestionamiento alguno al respecto. Somos muy respetuosos de la libertad. La exigimos y la practicamos. No somos chicos de la primaria para salir corriendo a decir: “señorita, señorita, Juancito me tiro el pelo”.
Hasta somos respetuosos de los fallos judiciales, nos gusten o no. No vamos a exigir o suplicar a los Jueces que no se aplique tal o cual fallo porque es contrario a nuestros intereses. No usurpamos el Estado para ocupar cargos (el que sea) y así valernos de ellos para patear la puerta de los despachos judiciales.
Solo decimos nuestra verdad, la cual puede gustar o no, pero es la nuestra y lo hacemos siempre dentro de los límites que nos impone la Ley. Como digo el General Perón “Dentro de la ley todo fuera de la ley nada”. El gran jurista Ángel Osorio en su libro “El alma de la toga” escribió: “El oficio de ahogado no puede ejercerse con el alma fría. El abogado pone pasión, no equilibrio… debiéndose privilegiar la apasionada defensa de la causa encomendada aun en desmedro de comprensibles susceptibilidades o inelegancia de algunos términos”.
Como se suele decir “no nos llevamos trabajo a casa”. Termina la audiencia y nos vamos a nuestras casas. Disfrutamos de nuestras familias y nuestros amigos. No vemos al contrario como un enemigo, sino como un adversario, nada más. Por eso no nos arrebatamos después de cada audiencia a escribir alocadamente en las redes sociales. Tenemos una vida.
Nada dicen de todo esto los medios de comunicación “nac and pop”. Guardan absoluto silencio al respecto. Solo se limitan a publicar informaciones, en que su gran mayoría salen de los propios estudios de los querellantes y hasta de las mismas oficinas de los Fiscales. Que dicho sea de paso, la pasan mal y tergiversada. Sería bueno que estos “periodistas” no repitan tantas boludeces, al menos escriban boludeces propias. Con respeto se lo decimos.
No queremos ni pensar lo que van a decir, si a un abogado defensor con carraspera, común en esta época del año, se le ocurre toser o agotado y cansado por una larga jornada bosteza sutilmente. ¡Tremendo. Se burlan de los derechos humanos!
Y es que, quizás estos continuos ataques a los abogados defensores en las causas “de lesa” esconde la realidad de lo que verdaderamente les molesta es el tenaz esfuerzo que hacen para cumplir los más eficazmente posible su trabajo. Quizás les carcome que hayan querido doblegarlos y jamás pudieron, ni podrán obvio. Que sean la última línea de defensa, la cual no han podido, no puede, ni podrán traspasar. Han trabajado aún en las peores condiciones, con todo el aparato estatal en contra y siempre con una sonrisa y con mucho valor. Ejercen su labor independiente del color o signo político que se encargue de los destinos del país. Fuera de una audiencia pueden expresar sus opiniones personales, tal como lo hacen los querellantes, el público o cualquier ciudadano común.
Resulta de público y notorio que esos medios de comunicación leen esta página Prisionero en Argentina y sobre todo esta columna. Por eso como dicen los españoles: “PASO DE ESTO, A TOMAR POR CULO”.
1) “PASO DE ESTO, A TOMAR POR CULO”. Significa que estoy diciendo que paso de lo que esté haciendo y que ha dejado de importarme.
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Noviembre 26, 2023