El evento que podría haber cambiado el curso de la historia

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  Por Maren Berkjo.

Durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, una de las tantas tierras de nadie situadas entre las trincheras inglesas y alemanas fue escenario de la mayor broma que el destino quiso gastarle a la historia de la humanidad.

Hitler
Tandey

El tirador británico Henry Tandey, en un intento de protegerse de la lluvia de balas que lo rodeaba, se refugió en un cráter natural donde, sin embargo, un soldado alemán ya estaba tomando un respiro. Los dos se encuentran cara a cara, hasta que Tandey logra someter a su oponente quien grita de desesperación, dolor y miedo.

En cierto momento, Tandey tiene un salto de conciencia, ya había matado a cinco hombres ese día, por lo que decide perdonar la vida al joven soldado alemán de puro dolor mezclado con compasión, estando orgulloso de ese gesto tan pronto como el. Los tratamientos dieron resultado, bloqueando así la gravísima hemorragia de su rival casi sin vida.

Ese soldado alemán en realidad no era un soldado raso. Era cabo. Y uno de los importantes también. ¿Su nombre? Adolf Hitler.

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Abril 10, 2024


 

La Batalla de Malvinas

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  Por Cyd Ollack.

La Primera Guerra Mundial sorprendió a los alemanes con la mayoría de su flota concentrada en las bases del mar del Norte, a la que se le sumaba un pequeño escuadrón de cruceros bajo el almirante Maximilian von Spee protegiendo las colonias de Asia y Oceanía desde la ciudad china de Tsingtao. Cuando se iniciaron las hostilidades von Spee era consciente de que su pequeña flota no podía hacer frente a las decenas de buques de guerra que británicos y japoneses reunirían en su contra, por lo que decidió tomar la iniciativa atacando a los aliados primero, antes de que estos pudieran concentrarse. De este modo envió por un lado al crucero Emden a interrumpir las rutas comerciales del Índico, mientras ordenaba al resto de sus naves reunirse en la isla de Pagan como paso previo al asalto contra las colonias aliadas.

von Spee

El 6 de agosto de 1914 von Spee partía de Tsingtao a bordo de su nave insignia, el crucero acorazado Scharnost, al que se unieron su nave hermana el Gneiseneau y los cruceros ligeros Leipzig y Nürnberg. Sin embargo, el almirante no las tenía todas consigo y parecía destinado según sus propias palabras a “cruzar los mares del mundo haciendo tanto daño como pueda hasta que se me termine la munición, o un enemigo superior me dé alcance”. Con todo von Spee tenía órdenes de la marina alemana, por lo que se encaminó a la isla francesa de Tahití, que fue bombardeada por los alemanes el 22 de septiembre. El escuadrón aprovechó la ocasión para pasar por las colonias del Kaiser en la zona, llegando a Samoa para reponer combustible y continuar su ruta bélica. Pese a este primer éxito, el almirante alemán consideró que lo mejor que podía hacer con sus naves era llevarlas de vuelta a casa, arrasando por el camino todas las bases británicas con las que se encontrara. Así decidió dirigirse hacia el este para cruzar el peligroso cabo de Hornos y asaltar la colonia inglesa de las Malvinas, tras lo que cruzaría el Atlántico y se reuniría con sus camaradas en el Mar del Norte.

Por el camino se encontró con una escuadra británica en Coronel (Chile) a la que se enfrentó el 1 de noviembre de 1914. Dirigidos por Christopher Craddock los ingleses se enfrentaron a los navíos alemanes pese a encontrarse en inferioridad de condiciones, pues sus naves estaban equipadas con cañones ligeros y de poco alcance. Para aprovecharse de esta ventaja, von Spee decidió mantener la distancia con el enemigo, castigando a sus naves sin que estas pudieran responder al fuego. Ni la caída de la noche salvó a los británicos, pues sus naves se incendiaron convirtiéndose en un blanco perfecto para los alemanes. Solo el Glasgow pudo huir de la debacle, que se saldó con 1.600 marinos de la Royal Navy muertos incluyendo a Craddock, quien pereció cuando estalló su nave insignia el HMS Good Hope. Dejando atrás al enemigo, la solitaria nave británica se refugió en Port Stanley (la capital de las Malvinas, donde informó al Almirantazgo de la brutal derrota que habían sufrido. Decididos a parar en seco a von Spee antes de que pudiera causar más daño, los británicos sacaron dos cruceros de batalla (elInflexible y el Invincible) de la flota que mantenía bloqueados a los alemanes en el Mar del Norte, y los enviaron junto con otras naves a las Malvinas para hacer caer al enemigo en una trampa.

El 11 de noviembre de 1914 los dos buques de guerra británicos levaron anclas rumbo a las Malvinas mientras los alemanes se dirigían también hacia el archipiélago, donde solo esperaban encontrar a unas pocas naves que no les podrían hacer frente. Afortunadamente para Jorge V, las naves de su Majestad llegaron antes que el enemigo a Port Stanley (7 de diciembre), donde empezaron el largo proceso de llenar sus bodegas de carbón tras tan largo viaje. La escuadra preparada por el Almirantazgo constituía una importante inversión de recursos, pues reunía un total de dos cruceros de batalla, tres cruceros acorazados y dos ligeros bajo el mando de Doveton Sturdee. Con todo, la suerte no les duró mucho a los ingleses, pues a las 7:30 de la mañana del día siguiente se avistaron en el horizonte dos columnas de humo que marcaban el avance de la escuadra alemana. Von Spee seguía confiado en que no encontraría demasiada resistencia, por lo que preparó una partida de desembarco para tomar Port Stanley y destruir las instalaciones de la Royal Navy inglesa.

Para su horror, cuando sus naves se acercaron a la isla les empezaron a caer encima obuses de gran calibre disparados por una nave invisible oculta tras las alturas que cerraban el acceso al puerto. Se trataba de los cañones del HMS Canopus, una vieja reliquia de la flota cuyo fuego ahuyentó a los alarmados alemanes mientras el escuadrón de Sturdee cortaba amarras y encendía sus calderas a toda prisa. En el momento en que von Spee se dio cuenta de lo que se le venía encima ordenó la retirada, perseguido por siete cruceros ingleses que lo superaban tanto en número como en armamento. Sin perder un segundo los británicos se lanzaron a por los alemanes, ganándoles terreno minuto a minuto gracias a su mayor velocidad, que sacaba tres nudos a la nave más rápida del escuadrón enemigo.

A bordo del Glasgow el teniente Hirsch describió posteriormente como todos los marineros ardían en deseos de vengarse de “las mismas naves contra las que habíamos luchado en Coronel y que había mandado al valiente almirante Craddock y nuestros camaradas a su muerte”, un sentimiento compartido por toda la flota, que el fin se podía tomar la tan ansiada revancha. Poco a poco la distancia se fue acortando, y a las 12:55 los cañones del Inflexible abrieron fuego contra la última nave de la columna enemiga. Consciente de que no podía escapar, von Spee ordenó a sus cruceros ligeros huir mientras el Scharnost y el Gneiseneau cubrían la retirada. Sin embargo Sturdee ya había previsto una maniobra semejante, y había dado instrucciones a su flota que cazara a las naves que huyeran del combate mientras los cruceros de batalla daban cuenta de las naves alemanas que se quedaran atrás.

Los ingleses intentaron mantenerse a 16 kilómetros para que los alemanes no pudieran responder al fuego como en Coronel, pero se encontraron con que el viento les echaba el humo de las chimeneas delante oscureciendo totalmente al enemigo. De este modo a Sturdee no le quedó más remedio que cerrar distancias, y pronto las cuatro naves se enzarzaron un duelo de artillería que decidiría la suerte de las Malvinas. El superior blindaje y armamento de los británicos debería haber resuelto la cuestión rápidamente, pero mientras que sus disparos apenas daban en el blanco, se encontraron con que los alemanes respondían con un fuego rápido y preciso. Los oficiales de la Royal Navy escribirían admirados como “las salvas perfectas recorrían sus costados […] alcanzándonos una vez y otra”, a lo que otro testigo presencial añadiría que “nunca había visto cañones disparados con semejante rapidez y control”.

Pero nada podía la disciplina y el entrenamiento contra la impenetrable coraza de siete pulgadas que recubría las naves de Sturdee, en cuyos cascos estallaban sin causar apenas daños los proyectiles de la Kriegsmarine. En cambio, aunque los británicos no lograban tantos impactos, cada uno era un golpe mortal para su enemigo, que tras dos horas y media de combate quedó completamente destrozado. El Scharnost fue el primero en caer. Con todos los cañones de un costado destruidos viró en seco para continuar con el combate, pero terminó por hundirse a las 16:17 llevándose consigo a von Spee y a 800 marineros al fondo. Al poco le siguió el Gneiseneau, que con su sala de máquinas inundada por los impactos apenas permanecía a flote. Su comandante Julius Maerker ordenó abrir las esclusas para que la nave se hundiese y no fuera capturada. El agua estaba tan fría que los británicos solo rescataron con vida a 12 de los 785 miembros de la tripulación.

Mientras se producía este combate, el Leipzig y el Nürnberg huían con la esperanza de escapar cuando cayera la noche, para continuar con sus ataques contra los mercantes aliados. En la estela del primero navegaban el Cornwall y el Glasgow, que lo alcanzaron a las 16:00 y lo sometieron a un fuego cruzado terrible. Una hora más tarde parecía que la nave alemana había cesado el fuego, pero cuando los británicos se acercaron, el Leipzig disparó una última salva a la desesperada. Así la cosas, las dos naves británicas reanudaron el fuego hasta que el crucero empezó a hacer aguas, momento en el que por fin se bajó la enseña alemana y se recogió a los supervivientes de las gélidas aguas del Atlántico Sur. El Nürnberg mientras tanto huía seguido por el Kent, y dado que este último no había podido repostar combustible parecía que la nave alemana podría escapar a la masacre. Solo un milagro permitiría a los británicos alcanzar a su presa y eso fue precisamente lo que sucedió. Su capitán ordenó quemar toda la madera del barco para mantener las calderas en funcionamiento: cajas, muebles e incluso la mesa del comedor de oficiales se echaron a las llamas, en un fuego que llegó a consumir las planchas que formaban la cubierta.

A las 17:00 empezó el enfrentamiento final de la batalla entre ambos buques, que se enfrentaron a 3.600 metros costado contra costado. De nuevo se hizo notar la superioridad británica, pues con sus dos torretas de seis pulgadas, el Kent se impuso a al navío alemán, cuyos cañones de cuatro apenas hacían mella en su blindaje. Tras una hora y media de desigual combate, el Nürnberg quedó desarbolado y se arrió la bandera, pero todos los botes habían sido destrozados por granadas, por lo que la mayoría de los alemanes murieron congelados mientras una bandada de albatros picoteaba sus cadáveres. Entre ellos se encontraba un hijo del almirante, Otto von Spee. Se completaba así la destrucción de la escuadra alemana de la Indias Orientales, y con la rendición en México del crucero alemán Dresden, en marzo del año siguiente, Gran Bretaña dominaba de nuevo los mares.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Abril 3, 2024


 

Gavrilo Princip

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 Por Candace Herrera.

Gavrilo Princip (nacido el 25 de julio de 1894, Obljaj, Bosnia; fallecido el 28 de abril de 1918, Theresienstadt, Austria), fue un nacionalista eslavo del sur que asesinó al archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, y a su consorte. , Sophie, duquesa von Hohenberg, en Sarajevo, Bosnia, el 28 de junio de 1914. El acto de Princip dio a Austria-Hungría la excusa de que había buscado abrir hostilidades contra Serbia y así precipitar la Primera Guerra Mundial. En Yugoslavia, la El estado eslavo del sur que había imaginado: Princip llegó a ser considerado un héroe nacional.

Nacido en una familia de campesinos serbobosnios, Princip fue entrenado en terrorismo por la sociedad secreta serbia conocida como Mano Negra (nombre real Ujedinjenje ili Smrt, “Unión o Muerte”). Queriendo destruir el dominio austrohúngaro en los Balcanes y unir a los pueblos eslavos del sur en una nación federal, creía que el primer paso debía ser el asesinato de un miembro de la familia imperial Habsburgo o de un alto funcionario del gobierno.

Princip

Al enterarse de que Francisco Fernando, como inspector general del ejército imperial, haría una visita oficial a Sarajevo en junio de 1914, Princip, su socio Nedjelko Čabrinović y otros cuatro revolucionarios esperaron la procesión del archiduque el 28 de junio. Čabrinović arrojó una bomba que rebotó del coche del archiduque y explotó debajo del vehículo siguiente. Poco tiempo después, mientras se dirigían a un hospital para visitar a un oficial herido por la bomba, Franz Ferdinand y Sophie fueron asesinados a tiros por Princip, quien dijo que no había apuntado a la duquesa sino al general Oskar Potiorek, gobernador militar de Bosnia. . Austria-Hungría responsabilizó a Serbia y declaró la guerra el 28 de julio.

Gavrillo Princip, el hombre que disparó contra el archiduque Francisco Fernando, fue condenado a 20 años de prisión en la prisión de Terezin. Con 19 años, era demasiado joven en el momento del asesinato para recibir la pena de muerte.

Princip nunca gozó de la mejor salud. Era de complexión delgada y no particularmente fuerte. Es posible que haya contraído tuberculosis cuando era niño. Lo que es seguro es que padeció la enfermedad mientras estaba en la prisión de Terezin y quedó gravemente afectado. Murió de tuberculosis el 28 de abril de 1918.

Después de que le dispararan a él y a su esposa, el archiduque dijo: “Sophie, Sophie, no mueras, sigue viva por nuestros hijos”. Cuando un testigo en el juicio, el conde Harrach, que también viajaba en el coche, afirmó esto, se dice que Princip lloró. Más tarde afirmó que no tenía intención de matar a Sophie. Se cree que le empujaron el brazo cuando disparó el segundo tiro y que la bala destinada al gobernador de Bosnia-Herzegovina alcanzó fatalmente a Sophie.

 


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Marzo 27, 2024


 

EL SOLDADO DESCONOCIDO

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En el mediodía del 24 de octubre de 1921, en la ciudad francesa de Chalons-sur-Marne, un oficial estadounidense selecciona el cuerpo del primer “Soldado Desconocido” que será honrado entre los aproximadamente 77.000 militares estadounidenses asesinados en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial.

Según los registros oficiales del Servicio de Registro de Tumbas del Ejército depositados en los Archivos Nacionales de los Estados Unidos en Washington, cuatro cuerpos fueron transportados a Chalons desde los cementerios de Aisne-Marne, Somme, Meuse-Argonne y Saint-Mihiel. Todos eran grandes campos de batalla, y las dos últimas regiones fueron el lugar de dos operaciones ofensivas en las que las tropas estadounidenses tomaron un papel principal en el decisivo verano y otoño de 1918. Como indicaron los registros de servicio, la identidad de los cuerpos era completamente desconocida: Los registros originales de estos cuerpos fueron investigados y los cuatro cuerpos seleccionados representaban los restos de soldados de los cuales no había absolutamente ninguna indicación en cuanto al nombre, rango, organización o fecha de muerte.

Sargento Edward Younger

Los cuatro cuerpos llegaron al Hotel de Ville en Chalons-sur-Marne el 23 de octubre de 1921. A las 10 de la mañana siguiente, funcionarios franceses y estadounidenses entraron en una sala donde se exhibieron los cuatro ataúdes, cada uno cubierto con una bandera estadounidense. El sargento Edward Younger, el hombre que se le dio la tarea de hacer la selección, llevaba un spray y rosas blancas con las que marcaría el ataúd elegido. Según el relato oficial, Younger “entró en la cámara en la que yacían los cuerpos de los cuatro soldados desconocidos, rodearon los ataúdes tres veces, luego colocaron silenciosamente las flores en el tercer ataúd desde la izquierda. Se enfrentó al cuerpo, se puso en posición y saludó con respeto al caído.

Con la inscripción “Un americano desconocido que dio su vida en la Guerra Mundial”, el ataúd elegido viajó a París y luego a Le Havre, Francia, donde abordaría el crucero Olympia para el viaje a través del Atlántico. Una vez de vuelta en los Estados Unidos, el Soldado Desconocido fue enterrado en el Cementerio Nacional de Arlington, cerca de Washington, D.C.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 23, 2019


 

CARLOS HATHCOCK, FRANCOTIRADOR “PLUMA BLANCA”

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Carlos Hathcock nació el 20 de mayo de 1942 en Little Rock Arkansas, años después cuando sus padres se divorciaron vivió con su abuela, aprendiendo a cazar y disparar desde niño demostrando dotes especiales por su certera puntería. Así comenzaba una leyenda, quizás similar a la de otros francotiradores que en diferentes guerras se destacaron por su desempeño letal con el enemigo. En l959 con 17 años de edad, cumplió su sueño alistándose en los marines estadounidenses. En 1965, ganó la Copa Wimbledon, el principal campeonato de puntería de su país. Un año después en plena guerra es enviado a Vietnam. Destinado a la Policía Militar, de inmediato se ofreció como voluntario para el combate. Conocidas sus habilidades, pasó a formar parte del pelotón de francotiradores de la 1.a División de Infantería de Marina, apostado  en la colina 55, al sur de Da Nang. Sus misiones dignas de una película, lo llevarían a ser considerado el francotirador más mortal de esa guerra, reconocido por el sobrenombre de “Pluma Blanca”, debido a una pluma de ese color que llevaba en su sombrero, en desafío a ser identificado por  las tropas enemigas. Oficialmente abatió 93 enemigos confirmados, si bien se estima que la cifra real superaba los 300. En un duelo con un francotirador norvietnamita, lo abatió cuando un pequeño resplandor del lente de la  mira telescópica de este le permitió  acertarle en la misma, a través de la cual le impactó en el ojo. Los separaba una distancia de 500 yardas (457 metros). Otro de sus galardones fue cuando en 1966 diera muerte a la francotiradora enemiga conocida como  “Apache”, por ser sanguinaria con los marines que atrapaba previo herirlos, a quienes despellejaba y mutilaba para que sus compañeros escucharan sus gritos antes de darle muerte. A partir de allí el gobierno norvietnamita puso una recompensa de 30.000 dólares para quien abatiera a HATHCOCK, lo que resultaba un record ya que normalmente pagaban entre 8 y 2.000 dólares por abatir francotiradores. En 1967 con 85 enemigos abatidos, agotado y en prevención a la recompensa que se ofrecía, fue dado de alta regresando a su hogar en Virginia. A la semana no aguantó la vida normal y se volvió a alistar. En 1969 regresó a Vietnam al mando de un pelotón de francotiradores. El 16 de septiembre viajando con personal, su transporte voló por los aires y se prendió fuego a raíz de una mina de 500 libras que pisó. Aún con graves quemaduras de tercer grado en su cuerpo,  logró salvar a 7 marines del vehículo en llamas. Por haber sido herido en combate fue condecorado con un Corazón Púrpura, si bien su carrera como francotirador había llegado a su fin. En diciembre de ese año fue dado de alta, con 27 años de edad tenía dificultades en una de sus piernas y uno de sus brazos. Se le permitió permanecer en la infantería de Marina  ayudando a crear la  Escuela de Francotiradores Scout del Cuerpo de Marines en Quantico. En 1975 le diagnosticaron esclerosis múltiple y a raíz de los intensos dolores que sufría comenzó a beber en exceso. En 1979 se derrumbó en el campo de tiro donde enseñaba y cuando despertó, había perdido la sensibilidad en ambos brazos y el pie izquierdo. Faltándole 55 días para cumplir los 20 años de servicio activo, necesarios para percibir  el pago de una jubilación militar, se le dio la baja al considerárselo un discapacitado. Entonces lo afectó una profunda depresión, que trajo problemas con sus amigos y también con su familia. Dedicado a la pesca de tiburones esta actividad lo rescató de su grave estado anímico y entonces comenzó a visitar las instalaciones de entrenamiento de francotiradores de Quantico. El ser bien recibido como la leyenda viviente que era, le trajo paz a su atormentado espíritu. El 22 de febrero de 1999 murió por la enfermedad que lo afectaba. Sus restos fueron enterrados  en el  Woodlawn Memorial Gardens en Norfolk, Virginia. “Pluma Blanca”, CARLOS HATHCOCK, misión cumplida,  que en paz descanses.

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“Me gusta disparar, y me encanta cazar. Pero nunca disfruté matando a nadie. Es mi trabajo. Si no consigo esos bastardos, entonces matarán a muchos de estos niños vestidos como marines. Así lo veo yo”
Sargento Carlos Hathcock (1942-1999)

 

Carlos Hathcock, algunas de sus acciones han inspirado escenas de películas como “Francotirador” y “Salvando al soldado Ryan.
1965, Carlos Hathcock ganador de la Copa Wimbledon, principal campeonato de tiro de EE.UU.
Winchester Modelo 70, el arma preferida por Hathcock
“Apache” la francotiradora más temida por las tropas norteamericanas en Vietnam
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Noviembre 1996, Carlos Hathcock, 2 años antes de su fallecimiento a los 56 años de edad.
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PrisioneroEnArgentina.com

Septiembre 29,2019

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El Batallón de Mujeres

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En mayo de 1917, durante la Primera Guerra Mundial, el entonces Ministro de Guerra (y posteriormente Presidente del Gobierno provisional ruso) Aleksandr Kérenski atendía la petición de la soldado María Bochkariova (conocida con el apodo de Yashka) para crear un batallón compuesto únicamente por mujeres.

Kérenski era un hombre de mente abierta y a pesar de las muchísimas críticas que recibió por parte de altos mandos del ejército ruso dio luz verde y todo su apoyo para que se pusiera en marcha el que sería conocido como el ‘Batallón de la muerte de mujeres’.

María Bochkariova tenía el reto de demostrar que aquel grupo de mujeres a las que debía de entrenar y preparar para la guerra era tan válido o más que cualquier otro batallón compuesto por hombres.

Sabía que no se lo pondrían fácil y ya estaba acostumbrada a encontrar mil y un problemas, pues su vida no había sido ningún camino de rosas.

En aquel momento contaba con 28 años de edad, pero la carga que llevaba tras de si parecía que hubiese vivido el doble de años. En 1904 a los 15 años, y tras un arrebato de apasionado amor adolescente, escapó de su casa para unirse a Afanasi Bochkarev, quien poco después comenzó a abusar sexualmente de ella e incluso a maltratarla físicamente.

Tras lograr abandonarlo el único trabajo que encontró fue como sirvienta en un prostíbulo, en el que más de un cliente se encaprichó de ella y tuvo que acabar acostándose con éstos obligada por el propietario del establecimiento. Nuevamente pudo huir y establecerse en otra localidad, donde volvió a conocer a un hombre mucho mayor que ella llamado Buk Yakov que también acabó abusando y maltratándola.

El inicio de la IGM, en 1914, proporcionó a María el poder incorporarse a filas y dejar atrás los diez angustiosos y horribles años que había vivido. Pero el ejército no le proporcionó la seguridad y protección que ella buscaba. Una vez más tuvo que enfrentarse al acoso sexual de sus compañeros de batallón.

Yashka  era combatiente, valiente y disciplinada y estuvo adquiriendo toda la experiencia que pudo para presentar la propuesta para crear el batallón de mujeres.

Sabía que algunas eran las mujeres soldado que estaban segregadas en diferentes batallones que padecían vejaciones por parte de sus compañeros hombres. El juntarlas en una unidad conformada únicamente por mujeres podría acabar con todos esos abusos.

Logró ponerlo en marcha y en un principio consiguió que más de dos mil voluntarias se incorporasen, aunque pocos meses después, debido a la dura disciplina, el batallón de mujeres se quedó reducido en alrededor de 300 soldados.

En julio de ese mismo año el Primer Batallón de la muerte de mujeres fue asignado al 525 Regimiento Kiuruk-Darinski, siendo la primera misión participar en la conocida como ‘Ofensiva de Kérenski’ donde la unidad comandada por María Bochkariova fue hacia adelante mientras que las unidades compuestas por hombres se acobardaron y tomaron retirada. Aquella batalla no pudo ser ganada porque nunca llegaron los refuerzos y Yashka y su batallón tuvo que retirarse.

Su heroico acto fue alabado por los mandos militares y gubernamentales e hizo que una gran parte de sus compañeros masculinos se sintieran ridiculizados. Esto provocó que la hostilidad hacia ella y sus compañeras fuera en aumento.

Por su parte, Aleksandr Kérenski (que en aquel momento ya era presidente del gobierno provisional ruso) vio el buen resultado que había dado el batallón de mujeres de Bochkariova y, a pesar de las reticencias de una gran parte de la cúpula militar que se oponía, dio el visto bueno para que se creasen otros batallones (en Moscú, Petrogrado y Kuban) tras la avalancha de peticiones femeninas para incorporarse al ejército ruso.

A pesar del buen trabajo, disciplina y entrega de las mujeres que conformaban estos batallones, que lograron destacar en más de una misión por delante de los masculinos, finalmente fueron disueltos a finales de noviembre de 1917 por orden del nuevo gobierno bolchevique surgido tras la Revolución de Octubre.

Pero lamentablemente los nuevos mandatarios no vieron en María Bochkariova una heroína que había hecho grandes gestas para su país, sino como alguien enemiga del pueblo, por lo que los bolcheviques decidieron arrestarla y ordenaron ejecutarla, aunque logró escapar (en esa ocasión) de la muerte gracias a la ayuda de un antiguo compañero de armas al que conoció en el Ejército Imperial en 1915.

En 1918 logró salir del país y gracias a la ayuda de influyentes sufragistas británicas y estadounidenses pudo viajar durante unos meses por los EEUU, donde llegó a entrevistarse con el presidente  Woodrow Wilson y posteriormente al Reino Unido, donde fue recibida por el rey Jorge V. Dio conferencias, ofreció entrevistas e incluso llegó a publicar un libro, explicando su experiencia y vida, titulado ‘Yashka: Mi vida como campesino, el exilio, el soldado’.

Pero el gran error de Maria fue añorar Rusia y regresar pocos meses después. Intentó volver a formar un ejército de mujeres, aunque no obtuvo éxito al ser capturada de nuevo por los bolcheviques, quienes esta vez sí que consiguieron su objetivo de ejecutarla el 16 de mayo de 1920 por un pelotón de fusilamiento.

 


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Febrero 6, 2019