Mary McElroy y el síndrome de Estocolmo

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  Por Nate Levin.

Mary McElroy, de veinticinco años, se estaba bañando cuando fue secuestrada por cuatro hombres. Era la tarde del 27 de mayo de 1933.

Los hombres irrumpieron en la casa con un rifle para llevarla a una antigua granja y encadenarla desnuda a una pared del sótano. De hecho, comenzaron a bromear con la mujer sobre la suma que le pedirían por su rescate.

Su padre era un hombre rico. Los secuestradores, tras una demanda de 60.000 dólares, acordaron un rescate de 30.000 dólares por la liberación de Mary. Así Mary quedó libre e ilesa.

Tres de los hombres fueron capturados un mes después y enviados a juicio. Sin embargo, Mary dijo que fue bien atendida durante sus 29 horas de cautiverio. Al parecer uno de los hombres le regaló unas flores.

Estaba llena de culpa y simpatizaba públicamente con los secuestradores, ¡hasta el punto de pedir que se anulara la sentencia!

Mary siguió siendo amiga de dos de sus captores, los visitó en prisión y les llevó regalos.

Sin embargo, la historia no terminó bien. En el momento del juicio, Mary experimentó muchas crisis. Su estado mental colapsó. Se suicidó y dejó una nota que decía:

“Mis cuatro captores son probablemente las cuatro personas en la tierra que no me consideran una completa tonta”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Abril 26, 2024


 

EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO* Y LA FAMILIA MILITAR, DE LAS DE FUERZAS DE SEGURIDAD, POLICIALES Y PENITENCIARIAS.

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 Escribe Claudio Kussman.

 

 

Pensaba descansar la mente por algunos días, no escribiendo  notas duras  como “LOS PP” o similares, pero llegó el artículo escrito por el Capitán de Corbeta de I.M. Roberto José Rosales HAGÁMONOS CARGO… Su contundente análisis y las  verdades expuestas, hacen imposible no volver sobre el mayor y más pesado problema que tenemos quienes estamos hoy en ilegal prisión: NOSOTROS MISMOS.

Lo de las mentadas “Familias”, si bien no quise expresarlo anteriormente, al haber convivido en la prisión (U 31)  más de un año y medio, viendo lo que ocurría a mí alrededor, de  siempre supe y comprobé que era un mito. Por otra parte, luego de ser testigo “privilegiado” en mi trabajo durante 30 años de los actos dramáticos del ser humano, sé perfectamente lo que la gran mayoría puede llegar a dar. Afortunadamente también están los que son excepción y que en definitiva hacen que valga la pena y se ame a la vida.

 

LOS SÍNTOMAS

Hoy sin temor a equivocarme y más allá de algunas conductas mezquinas,  podemos afirmar que existe una reacción concordante con el  “Síndrome de Estocolmo” a nivel de los prisioneros, sus familias y de nuestras respectivas fuerzas en general. Que mejor prueba fueron estas elecciones, en donde se dejó de lado a un naciente partido político que nos podía llegar a dar algo de voz, ante el aislamiento y la censura a la que estamos sometidos?  Se prefirió votar y en algunos casos militar por un CAMBIEMOS que nos mintió y miente, desde antes de asumir en diciembre de 2015. Que se conmueve y solidariza, por las víctimas del terrorismo en Barcelona, pero no por las argentinas. Lo propio está pasado en nuestra  sociedad y también en las clases dirigentes, pero en este caso hacia  los terroristas del pasado, devenidos así en “jóvenes idealistas” del presente. Los cargos que ocuparon u ocupan a nivel gubernamental y de medios, son la prueba de ello, al igual que los tributos florales por parte del ejecutivo en el falaz monumento a los 30.000 “desaparecidos”. Así también lo es  la ley promulgada por la insigne y querida por muchos, gobernadora Eugenia Vidal. O la ilegal negación del 2 X 1 para quienes estamos imputados por estos mal llamados delitos de lesa humanidad, luego de su aprobación por la Corte Suprema, que posteriormente se llamó a ruin silencio.

 

UTOPÍA

Mientras en nuestro pequeño mundo carcelario, sigamos  enganchados con jerarquías del pasado y anécdotas heroicas que ya fueron, moriremos junto con nuestros seres queridos más próximos en forma indigna. Esas muertes se podrán disfrazar invocando en voz que pocos escuchan, a Dios, la Patria o lo que más se quiera, pero mientras  sea en manso silencio, no servirán para nada, como no sirvieron las de los que ya murieron. Desde el 2003 a hoy, pasaron muchos años de aceptación a los abusos judiciales y al horror de las malas muertes en prisión. Hoy se hicieron carne y todo se calla y acepta, a cambio de un televisor y una heladera prestada por el Ministerio de Justicia, para nuestro “bienestar” en la cárcel. 0 una prisión domiciliaria mezquinamente concedida. Si bien es una utopía, podríamos hablar de “FAMILIA” si desde la primera audiencia del primer juicio a la fecha, hubiéramos concurrido permanentemente y en forma rotativa, l.000 o 2.000 retirados, ya que fácilmente entre todas las fuerzas debemos ser más de dos centenares de miles. Por el contrario, la soledad de los acusados es verdaderamente desoladora ante jueces prevaricadores, a la par que son sometidos al escrache y la ignominia de militantes radicalizados.

 

¡BASTA!

          

Se podría hablar de FAMILIA, si de una vez por todas al unísono dijéramos ¡BASTA!. Si quienes estamos en prisión domiciliaria con el apoyo y sacrificio de nuestros seres queridos, solicitáramos sin importar las condiciones de salud volver a la cárcel. Allí  unidos  TODOS en una huelga de hambre, reivindicáramos nuestra dignidad y nuestros derechos a la legalidad y la verdad. Esto es nada más que una utopía,  porque  no existe  la FAMILIA INSTITUCIONAL en las fuerzas a las que alguna vez y por tantos años pertenecimos.

 

“La rebeldía es la vida: la sumisión es la muerte”                                                                                           

 “Nada es tan desalentador como un esclavo satisfecho”                                                                 

Ricardo Flores Magón (1874-1922)

 

 

 

Claudio Kussman

PrisioneroEnArgentina.com

Claudio@PrisioneroEnArgentina.com

@PrisioneroA

Agosto 18, 2017

 

*https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Estocolmo

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 18, 2017


 

MAURICIO MACRI Y SU SÍNDROME DE ESTOCOLMO

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 Escribe Claudio Kussman.

 

EL AFECTO Y LA IRA

El síndrome de Estocolmo, término acuñado  por NILS BEJEROT psiquiatra asesor de la policía sueca en el año 1973, es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha dañado física y/o psicológicamente. Según el  FBI, alrededor del 27 % de las víctimas experimentan esta reacción. Regularmente muestran dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos de afecto hacia sus secuestradores; mientras que, por otra parte, sienten  miedo e ira contra las autoridades policiales o quienes se encuentren en contra de sus captores.

 

UN MUNDO DE SOMBRAS

Evidentemente gran parte de la sociedad Argentina, luego de haber sufrido lo que sufrió en los años 60 y 70  padece este síndrome y en consecuencia también los que llegan a ocupar  cargos de gobierno. Al margen, se suman los que comparten ideología con los terroristas que asolaron el país, o muchos miembros de la década ganada que hicieron un siniestro paquete favoreciendo a terroristas, y narcotraficantes como nunca en la historia vernácula. Por supuesto colaboraron muchas veces en forma irresponsable,  los que los votaron por segunda, tercera y una frustrada cuarta vez. Mientras esto ocurría muchos fuimos llevados al barrer a un mundo de sombras, robándonos la libertad y también la vida, por haber combatido o no al terrorismo. Se puede decir que cerraron las rejas y tiraron la llave, al quedar en manos de jueces, fiscales y otros,  a veces terroristas, otras militantes y otras simplemente obsecuentes o indiferentes que cumplieron y aún cumplen  con su libreto cuidando “su quintita”. No importa si hay inocentes o culpables, todos adentro. Del respeto a la Constitución y la ley, nada de nada.

 

CARNE EN LA GANCHERA

Juntos a nuestra familia nos  convirtieron en  carne colgando de la ganchera, esperando la nada. Hasta que MAURICIO MACRI y su frase “Conmigo se acaban los curros en derechos humanos” pareció disipar algunas sombras dada nuestra necesidad de creer y de justicia. Pasó el tiempo y nada cambió, ni tan siquiera “el curro de los DDHH” ya que lo que quitan por un lado lo dan por otro. Hoy sobre él,  alterno mi convicción de su traición con el padecimiento de los síntomas del SÍNDROME DE ESTOCOLMO en su conducta.  Es tan así al haber llevado a mandatarios extranjeros a un falso monumento de 30.000 desaparecidos, sabiendo que había “8.000 verdades y 22.000 mentiras”. Estas últimas   son muchas más al contabilizar a los muertos en atentados, detonación de sus propias bombas o ejecutados por traición a las organizaciones terroristas a las que pertenecían. Ni hablar cuando desconoce a las víctimas del mismo terrorismo, o sabiendo perfectamente de los juicios falaces y resalta su complacencia porque existe “una justicia independiente”. A ello le sumamos algunos terroristas en su gobierno, o en jugosos contratos firmados con terrorista del pasado, devenidos en empresarios del presente.

 

CON HONOR O SIN HONOR

Para superar esta encrucijada hay dos soluciones. O se somete en forma urgente a un tratamiento similar al que se utiliza para el TEPT (trastorno por estrés postraumático) combinando la farmacoterapia con la psicoterapia, a decir de los especialistas. O quizás la más fácil, si bien nada  honorable sea seguir haciendo oídos sordos a toda iniquidad, y dejarnos morir en prisión, como ocurre hasta la fecha. MACRI DECIDE Y TIENE LA ÚLTIMA PALABRA.

 

 

“Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra,

de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto”.  

Simón Bolívar (1783-1830)

 


Claudio Kussman

PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 14, 2017