JUAN  GIOVARRUSCIO, FUERZAS ARMADAS Y LA NUEVA GUERRA

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CORONAVIRUS

El Suboficial del Ejército Argentino  JUAN ARMANDO GIOVARRUSCIO, en la víspera nos hizo llegar copia de otra carta que dirigiera al Presidente de la Nación ALBERTO FERNÁNDEZ. En esta oportunidad el tema es nada más y nada menos que la pandemia de coronavirus que ataca al mundo y en consecuencia también a la República Argentina y el rol positivo que podrían jugar las Fuerzas Armadas en esta NUEVA GUERRA.

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Marzo 28, 2020

Señor Presidente de la Nación Argentina

ALBERTO ANGEL FERNANDEZ

S__/ D____________

De mi consideración:

El 09 de marzo del corriente año, me dirigí a Ud. mediante carta, que remití vía correo postal a su domicilio en la Residencia Presidencial de Olivos. Por motivos que desconozco, fue rechazada. Ante tal situación insistí por email. Espero, no obstante, la emergencia sanitaria mundial, haya llegado a su conocimiento.

Aunque no hay relación temática con la anterior misiva, la introducción viene al caso, dado que pretendo dibujar, imaginariamente, una estructura de pensamiento. Esta, nace de la formación profesional en la FFAA durante 34 años de servicio.

Dicho esto, voy al grano, aunque no sea muy prolijo y ordenado en la redacción.

Señor, ESTAMOS PERDIENDO LASTIMOSAMENTE EL TIEMPO. TIEMPO PRESIOSO QUE, CUANDO SE PRUZCA LA AVALANCHA DE INFECCIONES Y SE ABARROTE EL SISTEMA SANITARIO, LAMENTAREMOS.

Se está apostando SOLAMENTE, A QUE LA CUARENTENA APLANE LA CURVA.

Como siempre, a lo largo de éstos últimos setenta años, se aplican medidas incompletas, improvisadas, de corto alcance. Todo ello producto de una dirigencia que no está preparada y entrenada para gobernar y, menos para pilotear naves en épocas de crisis. Cuadros dirigentes si, hábiles en manipular políticamente a una sociedad mayoritariamente necesitada de bienes materiales y conocimientos culturales.

Hoy se toman, medidas preventivas, correctas en tiempo y forma, “sí”, (producto de la experiencia que nos trasmite el viejo mundo), concretamente refiero a la “CUARENTENA”.

Pero, y, es acá, precisamente, donde se descubre el “VIEJO TRUCO”.  Pues ahora vemos como a partir de esta medida de escritorio, se VUELCA LA RESPONSABILIDAD A LA SOCIEDAD. Se nos dice “idiotas si se sale a la calle, si se viaja al interior o exterior o, pícaros, si no se da estricto cumplimiento a las medidas restrictivas”. Se dice que ponemos en riesgo a nuestros semejantes.

 Si mañana, el sistema sanitario colapsa por el aluvión de infectados… ya tenemos los culpables. Serán los “idiotas”, “los pícaros” o “los irresponsables” (nunca, será el poder político).

Parte de ello es cierto, pero no es correcto que las autoridades y los MCS, potencien términos agraviantes para con los ciudadanos que no acatan las normas al pie de la letra. A partir de esta falta de consideración simple, comienza a relajarse y quebrarse el respeto por toda norma y autoridad, por más legal y necesaria que sea.

Ahora, digo, “cuarenta años activando contra todos los gobiernos que hubo y, se permitió, se fue indulgente, indolente e indiferente con las movilizaciones insurreccionales y desobediencia civil violenta, (en la mayoría de los casos se incentivó dicho proceder), sin importar si ello significaba cobrar vidas. (Ej.: ataques con palos, piedras, molotov al Congreso de la Nación o, los miles de corte de calles y rutas sin importar las urgencias de ambulancias, bomberos y policías). ¡!QUE IRONIA¡¡ No?

Esto mismo, se podría decir de manera más directa: “Ayer los necesité indisciplinados para lograr mis objetivos. Hoy, el momento político es otro, por lo tanto, queda bien decirles “picaros e idiotas”.  ¿O, se está mostrando la verdadera cara, cuando se dice: “por la razón o por la fuerza?”.

No es hora, ni es de caballero, pasar factura en estos momentos, pero es interesante puntualizar estos detalles con la finalidad que nos permita reflexionar para no equivocarnos nuevamente.

En treinta y siete años ininterrumpidos de democracia hemos sido bombardeados por sistemas ideológicos que han atentado contra todos los principios básicos de la sana convivencia. Fundamentalmente trataron de destruir todo lo que significara “ORDEN”, “RESPETO”, “APEGO A LA LEY” como así también la “EDUCACIÓN, SEGURIDAD y DEFENSA de la NACION”. Hoy se señala con el “dedito” y se dice que aquella argentina debe ¡¡quedar atrás!!!  Y, de manera sutil, se trata de instalar la varias veces, “experimentada, técnica psicológica” de sensación e ilusión” triunfalista, en el sentido que, “argentina ya tomó las medidas correctas” y vamos a ganar esta épica batalla. Dejo para la memoria colectiva los ejemplos a los cuales me refiero.

Con el trillado argumento de “GOBIERNO MILITAR y DICTADURA”, “REPRESION DEL ESTADO” “PLAN SISTEMATICO”, “POLITICA DE ESTADO DE DDHH”, etc., etc., dinamitaron los cimientos de la “DISCIPLINA CIUDADANA”, necesaria para la ocasión.

Se pretende que nos comportemos como ciudadanos nórdicos.

Hoy, no contamos con instituciones capacitadas para reaccionar con eficacia, orden, capacidad, conocimientos y por, sobre todo, el entrenamiento necesario para desplegar sobre el terreno la administración, control y liderazgo de la contingencia.

Se está actuando sobre la marcha como se puede. Eso no es lo malo. Lo tenebroso es que, se nos quiere hacer creer y nos trasmitan que están actuando correctamente y que tienen las cosas bajo control.

Antaño, las FFAA, mal que le pese algún sector, contaban con “PLANES DE CONTINGENCIAS, PARA TODO TIPO DE SITUACIONES”. Tal vez se me diga que hoy lo cuentan. Pues, no se nota. Se me ocurre, se piensa que, exponer a las FFAA, en tareas de conducción, planeamiento y organización, “no es correctamente político”

Las FFAA, no solo deben fabricar ropa, como lo está realizando.  No señor. Hay que utilizarla para desplegarla en el terreno, (ya lo están, Divisiones y Brigadas), para que organice barrio por barrio, comuna por comuna, partido por partido, provincia por provincia. Esto es, ordenadamente utilizar y dosificar, medios y recursos. Es decir, que la gente permanezca en sus domicilios y puedan ser abastecidos, auxiliados y no tengan la necesidad de movilizarse por medios propios. Que sus cuadros, orienten a los vecinos como actuar disciplinadamente y mancomunadamente.

No dejemos todo en manos de los profesionales de la salud.

Debemos prepararnos para lo peor y lo peor es pensar que tendremos miles de contagiados en un corto periodo, (no confiar solo en la curva aplanada). Allí deben aparecer los respiradores artificiales, camas y lugares de alojamientos (de a MILES, NO de a CIENTOS. CIENTOS SERAN POCOS, YA LO SABEMOS) y que no se nos diga que: “SE ESTAN REALIZANDO RELEVAMIENTOS DE DISPONIBILIDADES”.

No se deje llevar por medios de comunicación social, (escrito, radial y televisivo), que histeriquean reclamando al estado la solución a todos los problemas y trata con recelo la presencia militar en las calles. O, de aquellos sectores que aún en la desgracia, tratan de acarrear agua para sus molinos. En este aspecto, a varios…. se le notan los “piolines”.

Perdón señor, ¡cuidado, “le están empezando a escribir el diario de Irigoyen ¡”. Quienes cargamos con más de setenta años, nos damos cuenta de los “falderos y oportunistas”.

Esto no se soluciona con cadenas de aplausos y canturreo. Es necesario que los administradores del poder público orienten y lideren la acción. Liderar la acción no es solamente organizar el tránsito, dar consejos como lavarse las manos o, “retar a los inconscientes por radio y tv”.

Tampoco, nos distraigamos analizando cómo será el mundo “después de la pandemia”, centremos nuestras energías en salir lo mejor posible de la coyuntura. Si ello se logra, será más sencillo amoldarnos a los cambios.

No se nota un gran despliegue y liderazgo por parte del ministerio de salud. Lo que se nota, si, es la gran capacidad, responsabilidad y amor al prójimo, por motu proprio, de los profesionales de dicho sector.

No solo encerrados en casa, esperando que la suerte nos acompañe y no nos infectemos, es como vamos a superar la pandemia.

Se nota un “amesetamiento” en la aplicación de planes y medidas. Todo está basado en la idea inicial de la inmovilidad de la población. Cuando se debería estar hablando y comunicando aspectos de nuevas faces para enfrentar la emergencia.

En concreto, poner en funcionamiento la maquinaria productiva. Se debe implementas las medidas para poder trabajar y producir. Se debe superar la primera fase, de “aplanar la curva.

De no hacerlo ya, nos vamos a desabastecer, se cortará la cadena productiva. Tanto agropecuaria como industrial y, de ocurrir esto no veremos con un problema mayor. Escases y falta de alimentos e insumos.

Son estos, los momentos en que una nación debe apelar a las reservas morales para sobreponerse a la adversidad. Hace falta valor y coraje. Por eso, hoy, debemos poner todas nuestras energías a TRABAJAR DE MANERA DISCIPLINADA Y ORGANIZADA. TOMANDO LOS RECAUDOS SANITARIOS DEL CASO. Esta línea de pensamiento, la que, es necesario estudiar y perfeccionar, nos estaría señalando un gran desafío cual es, “contar con suficientes respiradores artificiales” para dar respuesta a la demanda. Es acá donde hay que centrar un esfuerzo económico de inmediato.

Existe un Congreso con diputados y senadores. Deberían estar “encerrados” en él, elaborando estratégicas para superar la crisis y salir robustecidos de ella. Seria ideal.

Por último, deseo aclarar, dado, no es mi intensión adjudicarme conocimientos que no poseo, (solo aportar con humildad alguna idea), y es que, simplemente, fui un suboficial del ejército argentino, al cual, lo primero que se le dijo cuando ingresó es que: “la carrera militar no era para ganar plata”, sino que, “era para servir a la patria”.  Dicho concepto me acompañó dentro de la institución durante mis años en servicio. Y, aunque después, por coyunturas políticas me dio vuelta la cara, al punto tal de padecer, hoy, una injusta prisión, (denominada por el estado,” lesa humanidad”), aún sostengo que, “La patria somos todos”.

Sin otro particular y, en con el deseo que Dios ilumine su mente, saludo a Ud. cordial y respetuosamente.

JUAN ARMANDO GIOVARRUSCIO

DNI 8.247.353

MENDOZA, 27 de marzo de 2020

 


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Marzo 28, 2020


 

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