Como si Argentina fuera un edén, donde reina la calma económica y la plena felicidad de todos los argentinos, el Presidente de la Republica suspendió todas sus actividades y viajó a la Provincia de Jujuy a visitar a la condenada Milagro Sala, quien se encuentra internada en una Sanatorio de esa ciudad, por un coágulo en su pierna.
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Como una afrenta y una obscena burla hacia los miles de ancianos adultos que se encuentran detenidos en las causas llamadas de lesa humanidad, al salir del Sanatorio digo ante los medios: “lleva siete años de prisión preventiva y en un Estado de Derecho eso no es posible… prolongar las prisiones preventivas es una forma de violar los derechos humanos… que la Corte que empiece a enmendar las barrabasadas que se hicieron”. Para espetar: “Lo que le ocurre a Milagro no quiero que le ocurra a ningún argentino ni argentina”.
IMÁGENES DEL MENTIROSO HOSPITAL PENITENCIARIO CENTRAL FEDERAL DE EZEIZA
Estas afirmaciones constituyen un nuevo ultraje y una morbosa vejación hacia quienes sufren una arbitraria detención por el solo hecho de haber combatido al terrorismo en nuestro país y haber evitado que hoy fuéramos Cuba o El Líbano.
Quizás no lo sepa el Señor Presidente de la Nación o quizás lo sabe pero lo calla arteramente, en su país hay ancianos de más de 70 años que llevan más 11 años de prisión preventiva sin juicio. Si, más de 11 años en prisión preventiva, 4 años más que Milagro. ¿Acaso esto no viola también los derechos humanos o estos son solo para los amigos y ahijados del poder?. ¿Acaso ellos no son argentinos también?.
Asimismo dijo el Señor Presidente y hasta con vehemencia: “No estoy pidiendo por su inocencia sino que estoy pidiendo el juzgamiento respetando las leyes, que los juicios se hagan sin presiones políticas, sin intencionalidades persecutorias, solo con el debido proceso”.
Con que cara pide respeto al debido proceso, cuando desde su propio gobierno se solicita la presencia de “veedores políticos” para “supervisar” el desarrollo de los juicios orales en las causas llamadas de lesa. Cuando hay cientos de denuncias por gravísimas irregularidades en la tramitación de esas causas, como por ejemplo, testigos que mienten pero no se puede dudar de su credibilidad, recortes en las pruebas ofrecidas por las defensas, llamadas desde los despachos oficiales a los despachos judiciales para “conversar”, imposición de fiscales militantes ideológicamente para acusar aún sin pruebas, imposibilidad de discutir el marco histórico de los hechos, construcción de paradigmas incuestionables como los 30.000 o el genocidio y hasta la aplicación de un “código paralelo” para estas causas.
Solicita el Primer Mandatario que la Corte enmiende las barrabasadas que se hicieron, pero cuando lo hace, aplicando la ley como corresponde, salen corriendo a marchar en contra o pedir el juicio político de sus miembros, solo porque el fallo no les gustó, como fue el caso del llamado “2×1” o claman que no se apliquen sus fallos cuando convalidan la domiciliaria de algún detenido de lesa.
Que quiera quedar con su jefa, la Vicepresidente de la Nación, ante el fracaso rotundo de su gobierno (en vano, ayer le tumbó su última: ficha el Ministro de Economía, y lo vació definitivamente de poder), no significa que pueda “deponerse” -por no ser ordinario- en los derechos y garantías de todos los ciudadanos argentinos. La misma Suprema Corte ha dicho en el fallo “Alispeiti” que: “los derechos y garantías constitucionales y legales han sido establecidos para todos, aun para aquellos imputados o condenados por delitos aberrantes”, ello por imperio del articulo 16 de la Constitución Nacional que dice que todos somos iguales ante la ley.
Dicho sea de paso, ya que tanto le gusta mencionar los informes de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, desde esta columna le recordamos el antecedente “Peirano Basso” (Informe n° 35/07), en el cual con claridad se sostuvo: “en ningún caso la ley podrá disponer que algún tipo de delito quede excluido del régimen establecido para el cese de prisión preventiva o que determinados delitos reciban un tratamiento jurídico distinto respecto de los otros en materia de libertad durante el proceso…”.
Aquí no se cuestiona la inocencia o la culpabilidad de Milagro Sala o de las decenas de ex funcionarios kirchneristas procesados o condenados en causas judiciales, desconocemos los expedientes y lo que sabemos es solo por los medios de comunicación. Si hay que irregularidades procesales deben ser sancionadas, si están detenidos más allá de lo que ley establece, que sean excarcelados y si se demuestra su inocencia, que sean absueltos. Lo que aquí se cuestiona es la desigualdad en el trato judicial, que se pretende desde el poder político; clara diferencia a la que son sometidos los imputados en procesos llamados de lesa, por el solo hecho de catalogarlos así. Que para este gobierno hay “hijos y entenados”. Que los amigos del poder sean más iguales que otros ante la ley.
Eso es lo que controvertimos, la grosera disparidad de tratamiento judicial de un caso y otro, cuando la ley es exactamente la misma para ambos.
La verdad, no sé qué le pasara al lector cuando ojee esta columna y vea la burda hipocresía y doble moral de nuestros gobernantes.
A quien escribe la hierve la sangre y si tuviera que poner en palabras lo que realmente siente, no solo cerrarían esta página, sino que terminaría desfilando por todos los Tribunales del país, ante la catarata de querellas por injurias y calumnias que debería afrontar.
Digo una vez el filósofo Anaxágoras: “Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena”.
La verdad, a esta altura de las circunstancias y luego de casi 17 años de transitar estas causas penales llamadas de “lesa”, ya no importa cuánto seamos ni quienes estén dispuesto a dar batalla. Pues, así como la hierba crece, los pájaros vuelan y las olas acarician la arena, seguiremos peleando por la VERDAD JUSTICIA, aunque nos lleve la vida y sea en la mayor de las soledades.
⚖
Como si Argentina fuera un edén, donde reina la calma económica y la plena felicidad de todos los argentinos, el Presidente de la Republica suspendió todas sus actividades y viajó a la Provincia de Jujuy a visitar a la condenada Milagro Sala, quien se encuentra internada en una Sanatorio de esa ciudad, por un coágulo en su pierna.
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[/ezcol_1half_end]Como una afrenta y una obscena burla hacia los miles de ancianos adultos que se encuentran detenidos en las causas llamadas de lesa humanidad, al salir del Sanatorio digo ante los medios: “lleva siete años de prisión preventiva y en un Estado de Derecho eso no es posible… prolongar las prisiones preventivas es una forma de violar los derechos humanos… que la Corte que empiece a enmendar las barrabasadas que se hicieron”. Para espetar: “Lo que le ocurre a Milagro no quiero que le ocurra a ningún argentino ni argentina”.
Estas afirmaciones constituyen un nuevo ultraje y una morbosa vejación hacia quienes sufren una arbitraria detención por el solo hecho de haber combatido al terrorismo en nuestro país y haber evitado que hoy fuéramos Cuba o El Líbano.
Quizás no lo sepa el Señor Presidente de la Nación o quizás lo sabe pero lo calla arteramente, en su país hay ancianos de más de 70 años que llevan más 11 años de prisión preventiva sin juicio. Si, más de 11 años en prisión preventiva, 4 años más que Milagro. ¿Acaso esto no viola también los derechos humanos o estos son solo para los amigos y ahijados del poder?. ¿Acaso ellos no son argentinos también?.
Asimismo dijo el Señor Presidente y hasta con vehemencia: “No estoy pidiendo por su inocencia sino que estoy pidiendo el juzgamiento respetando las leyes, que los juicios se hagan sin presiones políticas, sin intencionalidades persecutorias, solo con el debido proceso”.
Con que cara pide respeto al debido proceso, cuando desde su propio gobierno se solicita la presencia de “veedores políticos” para “supervisar” el desarrollo de los juicios orales en las causas llamadas de lesa. Cuando hay cientos de denuncias por gravísimas irregularidades en la tramitación de esas causas, como por ejemplo, testigos que mienten pero no se puede dudar de su credibilidad, recortes en las pruebas ofrecidas por las defensas, llamadas desde los despachos oficiales a los despachos judiciales para “conversar”, imposición de fiscales militantes ideológicamente para acusar aún sin pruebas, imposibilidad de discutir el marco histórico de los hechos, construcción de paradigmas incuestionables como los 30.000 o el genocidio y hasta la aplicación de un “código paralelo” para estas causas.
Solicita el Primer Mandatario que la Corte enmiende las barrabasadas que se hicieron, pero cuando lo hace, aplicando la ley como corresponde, salen corriendo a marchar en contra o pedir el juicio político de sus miembros, solo porque el fallo no les gustó, como fue el caso del llamado “2×1” o claman que no se apliquen sus fallos cuando convalidan la domiciliaria de algún detenido de lesa.
Que quiera quedar con su jefa, la Vicepresidente de la Nación, ante el fracaso rotundo de su gobierno (en vano, ayer le tumbó su última: ficha el Ministro de Economía, y lo vació definitivamente de poder), no significa que pueda “deponerse” -por no ser ordinario- en los derechos y garantías de todos los ciudadanos argentinos. La misma Suprema Corte ha dicho en el fallo “Alispeiti” que: “los derechos y garantías constitucionales y legales han sido establecidos para todos, aun para aquellos imputados o condenados por delitos aberrantes”, ello por imperio del articulo 16 de la Constitución Nacional que dice que todos somos iguales ante la ley.
Dicho sea de paso, ya que tanto le gusta mencionar los informes de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, desde esta columna le recordamos el antecedente “Peirano Basso” (Informe n° 35/07), en el cual con claridad se sostuvo: “en ningún caso la ley podrá disponer que algún tipo de delito quede excluido del régimen establecido para el cese de prisión preventiva o que determinados delitos reciban un tratamiento jurídico distinto respecto de los otros en materia de libertad durante el proceso…”.
Aquí no se cuestiona la inocencia o la culpabilidad de Milagro Sala o de las decenas de ex funcionarios kirchneristas procesados o condenados en causas judiciales, desconocemos los expedientes y lo que sabemos es solo por los medios de comunicación. Si hay que irregularidades procesales deben ser sancionadas, si están detenidos más allá de lo que ley establece, que sean excarcelados y si se demuestra su inocencia, que sean absueltos. Lo que aquí se cuestiona es la desigualdad en el trato judicial, que se pretende desde el poder político; clara diferencia a la que son sometidos los imputados en procesos llamados de lesa, por el solo hecho de catalogarlos así. Que para este gobierno hay “hijos y entenados”. Que los amigos del poder sean más iguales que otros ante la ley.
Eso es lo que controvertimos, la grosera disparidad de tratamiento judicial de un caso y otro, cuando la ley es exactamente la misma para ambos.
A quien escribe la hierve la sangre y si tuviera que poner en palabras lo que realmente siente, no solo cerrarían esta página, sino que terminaría desfilando por todos los Tribunales del país, ante la catarata de querellas por injurias y calumnias que debería afrontar.
Digo una vez el filósofo Anaxágoras: “Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena”.
La verdad, a esta altura de las circunstancias y luego de casi 17 años de transitar estas causas penales llamadas de “lesa”, ya no importa cuánto seamos ni quienes estén dispuesto a dar batalla. Pues, así como la hierba crece, los pájaros vuelan y las olas acarician la arena, seguiremos peleando por la VERDAD JUSTICIA, aunque nos lleve la vida y sea en la mayor de las soledades.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 4, 2022