En este particular período llamado “preelectoral”, estamos viviendo una serie de sucesos y circunstancias absolutamente irrelevantes en cuanto a la perspectiva de poner freno al deterioro social, político, cultural y económico en desarrollo, y menos aún por lo menos, insinuar una recuperación.
De todas maneras y abusando de nuestra incapacidad o molicie para percibir la profundidad del desbarajuste en vigencia y el que se avecina, se suceden imágenes patéticas y anuncian ideas sobrecogedoras, que en otras épocas hubieran provocado una reacción de repudio generalizada, pero en este momento pasan desapercibidas y por ello se afirman hasta su concreción buscada y necesaria, para la afirmación del proyecto mefistofélico en avance imperturbable.
Como es súper conocido, tenemos un presidente que es un pobre tipo el cual subsiste por la inconsistencia de nuestro sistema político y porque instrumentalmente maneja la mentira y la hipocresía con una solemnidad propia de un comediante exitoso.
No existe ningún reparo en expresar hoy lo contrario de lo que se dijo hace un tiempo, si es políticamente correcto y sirve para durar. Hace unos años la culpable de todo era Kretina (familiarmente conocida como La Porota), más recientemente el fracasado Macricio y ahora últimamente, su concubina Fabiola.
Siempre debe haber alguien a quien echarle la culpa.
No hablemos de lo poco trascendente de las acciones, comentarios y argumentaciones de los que pelean por un puestito cómodo, nada exigente y súper remunerado, por arriba y debajo de la mesa.
Su objetivo es ganarse el voto de pobres borregos que creen todo y o no entienden nada, expresando y prometiendo lo que esa pobre e instrumentada gente necesita escuchar, con preparada simpatía y prefabricada amabilidad y humildad.
Esto sucede tanto en el “digitado oficialismo”, cuanto en la puja casi tribal de la llamada oposición. El panorama es lamentable.
Con un pueblo dormido y una “corpo” política inepta y claudicante, salvo rarísimas excepciones, es imposible concebir un futuro de esperanza.
Reiteramos y nunca dejaremos de insistir, que la patota dominante cuenta para eternizarse, con un recurso súper efectivo que están preparando con gran dedicación y esmero y que puede y debe ser justificado “democráticamente”.
Se trata nada más y nada menos que de ¡EL FRAUDE!, con una inusitada y variada metodología de recursos todo terreno, que será por supuesto convalidado por una justicia ciega, sorda y muda y al final aceptado por una opinión pública ingenua y/o complaciente.
Y de este inmenso peligro nadie parece darse cuenta.
Es lógico en un pueblo argentino salud, en el cual la indecencia y la traición han sentado sus reales.
Pero y tal cual hemos insinuado se suceden sin interrupción acontecimientos siniestros.
Asistimos sin despeinarnos a hechos y declaración de propósitos horripilantes.
Un asesino comprobado que para tranquilidad de sus flamantes subordinados es un “vakunado VIP”, aparece nada más y nada menos, como ¡¡el nuevo ministro de “indefensión”.
Un escalón más en una estructura de gobierno en la cual su colega que conduce “la inseguridad”, es una pobre mujer funcional para una política de inmovilidad en un área tan gravitante.
Quizás lo señalado no deba llamarnos la atención, porque forma parte de los principios básicos de la “corpo” política en ejercicio del poder.
¿Qué ministro, secretario, director o lo que sea, con responsabilidades de jerarquía y manejo ilimitado de fondos de todos, tiene probada capacidad y antecedentes honorables para ocupar el cargo que detentan?
El Alberto, quizás aceitado por aportes ilimitados de alguna procedencia controvertida, luego de su gran logro de estadista al legitimar la existencia de los personajes X; propugna ahora la ¡legalización del consumo de marihuana!.
No hablemos de la cantidad de negocios espurios que se preparan con el manejo de la hidrovía.
Hay también una gran corriente, especialmente en la gavilla gobernante, para seguir inventando multitud de nuevos impuestos y creación de diversos “cargos” en una estructura política elefantiásica, a fin de agobiar aún más a los que trabajan y sostener a los cultores de la molicie y especialmente sus capataces, creadores y desarrolladores, que proliferan generosamente en todo el territorio nacional.
Y para colmo de todos los despropósitos, se anuncia el “estudio” de una medida “trascendental” para optimizar los recursos necesarios a fin de seguir dilapidando.
Lisa y llanamente ¡la supresión de las FFAA!.
Es como si alguien resolviera amputarse una pierna para ahorrar en la compra de zapatos.
Desde 1983 a la fecha la involución y destrucción de las Instituciones Militares y de Seguridad, ha sido una metodología de Estado de la “corpo” política, sin distinción de etiqueta partidaria de turno.
Comenzaron por la licuación de su estructura moral y espiritual; obediencia debida, tradición, continuidad y responsabilidad histórica y patriótica, lo que ha incidido y afectado la vocación y disposición para el servicio y patriotismo de sus nuevos integrantes, especialmente las mayores jerarquías.
Continuaron con su asfixia de recursos, llegando a la discutible distinción de que nuestro presupuesto militar es comparativamente uno de los más bajos de países circundantes y en el mundo.
A partir de “ahorros” dispuestos, se pudieron financiar “aguantaderos de oportunidad” en la estructura de gobierno, entre otros el ministerio de no sé qué, conducido por la inefable “chika” Donda.
El saqueo indiscriminado de los bienes patrimoniales y operativos de las Instituciones ha sido continuado y eficientemente patético y obviamente provechoso para los operadores de turno.
Se ha ejecutado la “venta orientada” de edificios e instalaciones emblemáticos a lo largo y ancho del país, en busca de “retornos estratégicos” por parte del capataz designado, con la anuencia de los bajos mandos.
También lamentablemente por los dramas originados, se ha especulado con las acciones y previsiones para el necesario mantenimiento y renovación de buques y submarinos; aviones y equipos terrestres.
Y esta política de Estado continúa sin interrupción y desembozadamente, con lo que aun queda en pie.
Han sido destruidas organizaciones ejemplares en el país y Latinoamérica, concebidas para nuestra independencia tecnológica y operativa, como Fabricaciones Militares, Construcciones Navales, Fábrica de Aviones, Instituto Geográfico, organizaciones para el control eficiente de nuestro espacio aéreo y mar territorial.
Y últimamente se avanza en la supresión de los Liceos Militares, sin saber para qué ni porqué. Solo quizás porque resulta funcional a la política de supresión y agotamiento sistemático.
También se concretó con eficiencia la licuación de las Obras Sociales y organismos dependientes, con gestiones deficientes, arbitrarias y hasta delincuenciales.
En este último saqueo quien debería recibir la medalla de oro, sería indudablemente el impresentable Aguad, ministro de Macricio.
Para reunir elementos de juicio que fundamenten su proyecto de supresión, trascendió el envío de “una comisión de estudio” a Costa Rica, pequeño y aun ordenado país de América Central, para conocer las realidades allí.
Es previsible según experiencias conocidas, que dicha comisión “será constituida en un 90% por “militantes (as) ” que no saben nada del tema, con el apoyo presencial de “alguna asesora” imprescindible para el bienestar de quienes sean designados.
Es sorprendente observar porque para un fin tan gravitante no se consulta con los conocidos estadistas de confianza en el ámbito internacional tanto de el Alberto cuanto especialmente de la Porota, como Putín, el primer ministro chino, Maduro y o Raúl Castro.
Inclusive hasta podrían enviarse comisiones complementarias a Somalia, Sudán, Nigeria y o Haití.
¿Qué mas podemos decir y reflexionar? Es ésta la crónica de una horrenda e imprevisible muerte anunciada.
Nada parece encajar en un relato político normal y coherente, pero todo es posible en esta Argentina que hemos sabido destruir y seguimos.
Y lo harán porque van por todo, y no tienen obstáculo moral y o espiritual para limitarlos ni oposición medianamente seria y convincente, que los pueda detener.
Lo que ahora interesa son las listas y los nombres de los habladores de turno que serán designados para ocupar sitial en aguantaderos democráticos.
Si creemos que podremos llegar al 2023, vayámonos acostumbrando a la idea y figura de Máximo.
♣
Por FRANCISCO CERVO.
En este particular período llamado “preelectoral”, estamos viviendo una serie de sucesos y circunstancias absolutamente irrelevantes en cuanto a la perspectiva de poner freno al deterioro social, político, cultural y económico en desarrollo, y menos aún por lo menos, insinuar una recuperación.
De todas maneras y abusando de nuestra incapacidad o molicie para percibir la profundidad del desbarajuste en vigencia y el que se avecina, se suceden imágenes patéticas y anuncian ideas sobrecogedoras, que en otras épocas hubieran provocado una reacción de repudio generalizada, pero en este momento pasan desapercibidas y por ello se afirman hasta su concreción buscada y necesaria, para la afirmación del proyecto mefistofélico en avance imperturbable.
Como es súper conocido, tenemos un presidente que es un pobre tipo el cual subsiste por la inconsistencia de nuestro sistema político y porque instrumentalmente maneja la mentira y la hipocresía con una solemnidad propia de un comediante exitoso.
No existe ningún reparo en expresar hoy lo contrario de lo que se dijo hace un tiempo, si es políticamente correcto y sirve para durar. Hace unos años la culpable de todo era Kretina (familiarmente conocida como La Porota), más recientemente el fracasado Macricio y ahora últimamente, su concubina Fabiola.
Siempre debe haber alguien a quien echarle la culpa.
No hablemos de lo poco trascendente de las acciones, comentarios y argumentaciones de los que pelean por un puestito cómodo, nada exigente y súper remunerado, por arriba y debajo de la mesa.
Su objetivo es ganarse el voto de pobres borregos que creen todo y o no entienden nada, expresando y prometiendo lo que esa pobre e instrumentada gente necesita escuchar, con preparada simpatía y prefabricada amabilidad y humildad.
Esto sucede tanto en el “digitado oficialismo”, cuanto en la puja casi tribal de la llamada oposición. El panorama es lamentable.
Con un pueblo dormido y una “corpo” política inepta y claudicante, salvo rarísimas excepciones, es imposible concebir un futuro de esperanza.
Reiteramos y nunca dejaremos de insistir, que la patota dominante cuenta para eternizarse, con un recurso súper efectivo que están preparando con gran dedicación y esmero y que puede y debe ser justificado “democráticamente”.
Se trata nada más y nada menos que de ¡EL FRAUDE!, con una inusitada y variada metodología de recursos todo terreno, que será por supuesto convalidado por una justicia ciega, sorda y muda y al final aceptado por una opinión pública ingenua y/o complaciente.
Y de este inmenso peligro nadie parece darse cuenta.
Es lógico en un pueblo argentino salud, en el cual la indecencia y la traición han sentado sus reales.
Pero y tal cual hemos insinuado se suceden sin interrupción acontecimientos siniestros.
Asistimos sin despeinarnos a hechos y declaración de propósitos horripilantes.
Un asesino comprobado que para tranquilidad de sus flamantes subordinados es un “vakunado VIP”, aparece nada más y nada menos, como ¡¡el nuevo ministro de “indefensión”.
Un escalón más en una estructura de gobierno en la cual su colega que conduce “la inseguridad”, es una pobre mujer funcional para una política de inmovilidad en un área tan gravitante.
Quizás lo señalado no deba llamarnos la atención, porque forma parte de los principios básicos de la “corpo” política en ejercicio del poder.
¿Qué ministro, secretario, director o lo que sea, con responsabilidades de jerarquía y manejo ilimitado de fondos de todos, tiene probada capacidad y antecedentes honorables para ocupar el cargo que detentan?
El Alberto, quizás aceitado por aportes ilimitados de alguna procedencia controvertida, luego de su gran logro de estadista al legitimar la existencia de los personajes X; propugna ahora la ¡legalización del consumo de marihuana!.
No hablemos de la cantidad de negocios espurios que se preparan con el manejo de la hidrovía.
Hay también una gran corriente, especialmente en la gavilla gobernante, para seguir inventando multitud de nuevos impuestos y creación de diversos “cargos” en una estructura política elefantiásica, a fin de agobiar aún más a los que trabajan y sostener a los cultores de la molicie y especialmente sus capataces, creadores y desarrolladores, que proliferan generosamente en todo el territorio nacional.
Y para colmo de todos los despropósitos, se anuncia el “estudio” de una medida “trascendental” para optimizar los recursos necesarios a fin de seguir dilapidando.
Lisa y llanamente ¡la supresión de las FFAA!.
Es como si alguien resolviera amputarse una pierna para ahorrar en la compra de zapatos.
Desde 1983 a la fecha la involución y destrucción de las Instituciones Militares y de Seguridad, ha sido una metodología de Estado de la “corpo” política, sin distinción de etiqueta partidaria de turno.
Comenzaron por la licuación de su estructura moral y espiritual; obediencia debida, tradición, continuidad y responsabilidad histórica y patriótica, lo que ha incidido y afectado la vocación y disposición para el servicio y patriotismo de sus nuevos integrantes, especialmente las mayores jerarquías.
Continuaron con su asfixia de recursos, llegando a la discutible distinción de que nuestro presupuesto militar es comparativamente uno de los más bajos de países circundantes y en el mundo.
A partir de “ahorros” dispuestos, se pudieron financiar “aguantaderos de oportunidad” en la estructura de gobierno, entre otros el ministerio de no sé qué, conducido por la inefable “chika” Donda.
El saqueo indiscriminado de los bienes patrimoniales y operativos de las Instituciones ha sido continuado y eficientemente patético y obviamente provechoso para los operadores de turno.
Se ha ejecutado la “venta orientada” de edificios e instalaciones emblemáticos a lo largo y ancho del país, en busca de “retornos estratégicos” por parte del capataz designado, con la anuencia de los bajos mandos.
También lamentablemente por los dramas originados, se ha especulado con las acciones y previsiones para el necesario mantenimiento y renovación de buques y submarinos; aviones y equipos terrestres.
Y esta política de Estado continúa sin interrupción y desembozadamente, con lo que aun queda en pie.
Han sido destruidas organizaciones ejemplares en el país y Latinoamérica, concebidas para nuestra independencia tecnológica y operativa, como Fabricaciones Militares, Construcciones Navales, Fábrica de Aviones, Instituto Geográfico, organizaciones para el control eficiente de nuestro espacio aéreo y mar territorial.
Y últimamente se avanza en la supresión de los Liceos Militares, sin saber para qué ni porqué. Solo quizás porque resulta funcional a la política de supresión y agotamiento sistemático.
También se concretó con eficiencia la licuación de las Obras Sociales y organismos dependientes, con gestiones deficientes, arbitrarias y hasta delincuenciales.
En este último saqueo quien debería recibir la medalla de oro, sería indudablemente el impresentable Aguad, ministro de Macricio.
Para reunir elementos de juicio que fundamenten su proyecto de supresión, trascendió el envío de “una comisión de estudio” a Costa Rica, pequeño y aun ordenado país de América Central, para conocer las realidades allí.
Es previsible según experiencias conocidas, que dicha comisión “será constituida en un 90% por “militantes (as) ” que no saben nada del tema, con el apoyo presencial de “alguna asesora” imprescindible para el bienestar de quienes sean designados.
Es sorprendente observar porque para un fin tan gravitante no se consulta con los conocidos estadistas de confianza en el ámbito internacional tanto de el Alberto cuanto especialmente de la Porota, como Putín, el primer ministro chino, Maduro y o Raúl Castro.
Inclusive hasta podrían enviarse comisiones complementarias a Somalia, Sudán, Nigeria y o Haití.
¿Qué mas podemos decir y reflexionar? Es ésta la crónica de una horrenda e imprevisible muerte anunciada.
Nada parece encajar en un relato político normal y coherente, pero todo es posible en esta Argentina que hemos sabido destruir y seguimos.
Y lo harán porque van por todo, y no tienen obstáculo moral y o espiritual para limitarlos ni oposición medianamente seria y convincente, que los pueda detener.
Lo que ahora interesa son las listas y los nombres de los habladores de turno que serán designados para ocupar sitial en aguantaderos democráticos.
Si creemos que podremos llegar al 2023, vayámonos acostumbrando a la idea y figura de Máximo.
Por lo menos, así, lo veo yo.
Francisco Cervo.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 16, 2021