Mientras Argentina sigue sufriendo la pandemia de salud y económica que nos azota duramente desde hace mas de un año, y sin que la gran mayoría de los argentinos vean una luz de esperanza al final de la misma, nuestra clase política se ha puesto en modo elecciones y así estará hasta mediados de Setiembre.
Desde los medios de comunicación, nos atronaron con análisis pre-electorales, nos inundaran de encuestas, nos aburrirán hasta el hastío con spots publicitarios y los candidatos desfilaran en todos los que programas que existan. No habrá radio, ni televisión, ni diario que sucumba a este “virus”. Eso si, de la realidad cotidiana de cada argentino, no se hablara poco y nada.
Desde el oficialismo se le echará la culpa al gobierno anterior por la crisis económica la cual se agravo por la pandemia y exhibieran como logro la vacunación de los ciudadanos. Desde la oposición se hablara del robo de vacunas y de la incapacidad para gobernar.
Lo cierto es que los sufridos argentinos deberemos escuchar a quienes en los últimos catorce años fueron los aritifices de la mayor decadencia de nuestro país, ahora, reconvertidos en mesías y expertos administradores, dándonos catedra de como nos sacaran de la crisis.
Cabe preguntarse, porque no lo hicieron cuando fueron gobierno?.
Mas aun, jamás vimos un solo político de estos, pedirnos perdón a todos los argentinos por los desaciertos y desatinos cometidos durante la gestión de la cual formaron parte. Al contrario, las justifican al punto del ridículo.
Sabemos que desde el oficialismo harán lo que sea para disimular la gran ineptitud demostrada hasta ahora, pero que desde la oposición se empiece la campaña electoral con la foto de uno de los principales candidatos con el pelo teñido de rojo, nos marca la mediocridad con que transitará la campaña electoral. Muchas chicanas nada de ideas.
Un país con un 45 % de pobreza y más de 100.000 muertos por el COVID-19 merece otra clase política. Una que este a la altura de las circunstancias, que comprende los reales problemas de la gente, que actúen en consecuencia, sobre todo que actúen dando el ejemplo, en síntesis que tengan sentido común, el más común de todos los sentidos.
Quizás los argentinos tengamos algo de responsabilidad en ello, sumergidos en nuestros propios problemas diarios hemos ido dejando de lado los asuntos públicos. Hemos ido aceptando mansamente lo políticamente correcto, lo impuesto por algunos minoritarios intereses, convirtiendo en verdaderas cosas que no lo son y que al darnos cuenta de la realidad nos cuesta aceptar esa responsabilidad. Es como que accedimos a entrar a un laberinto pensando que es fácil salir, y al darnos cuenta que no es así, no queremos reconocer que no sabemos salir, quedándonos inmóviles dentro del mismo y acostumbrándonos a vivir así.
Como se suele decir, no seamos como el faquir que se acostumbra a dormir en una cama de clavos, acomodando cada clavo en su herida, concluyendo entonces que no es malo dormir así y el sufrimiento no están grave. En otras palabras, concienticémonos que la clase dirigente esta a nuestro servicio y no al revés.
Como dice el prólogo del El contrato social de Rousseau (traducido por Mariano Moreno en 1810): “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía.”
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CUANDO LA SOCIEDAD MERECE OTRA CLASE POLITICA.
Mientras Argentina sigue sufriendo la pandemia de salud y económica que nos azota duramente desde hace mas de un año, y sin que la gran mayoría de los argentinos vean una luz de esperanza al final de la misma, nuestra clase política se ha puesto en modo elecciones y
así estará hasta mediados de Setiembre.
Desde los medios de comunicación, nos atronaron con análisis pre-electorales, nos inundaran de encuestas, nos aburrirán hasta el hastío con spots publicitarios y los candidatos desfilaran en todos los que programas que existan. No habrá radio, ni televisión, ni diario que sucumba a este “virus”. Eso si, de la realidad cotidiana de cada argentino, no se hablara poco y nada.
Desde el oficialismo se le echará la culpa al gobierno anterior por la crisis económica la cual se agravo por la pandemia y exhibieran como logro la vacunación de los ciudadanos. Desde la oposición se hablara del robo de vacunas y de la incapacidad para gobernar.
Lo cierto es que los sufridos argentinos deberemos escuchar a quienes en los últimos catorce años fueron los aritifices de la mayor decadencia de nuestro país, ahora, reconvertidos en mesías y expertos administradores, dándonos catedra de como nos sacaran de la crisis.
Mas aun, jamás vimos un solo político de estos, pedirnos perdón a todos los argentinos por los desaciertos y desatinos cometidos durante la gestión de la cual formaron parte. Al contrario, las justifican al punto del ridículo.
Sabemos que desde el oficialismo harán lo que sea para disimular la gran ineptitud demostrada hasta ahora, pero que desde la oposición se empiece la campaña electoral con la foto de uno de los principales candidatos con el pelo teñido de rojo, nos marca la mediocridad con que transitará la campaña electoral. Muchas chicanas nada de ideas.
Un país con un 45 % de pobreza y más de 100.000 muertos por el COVID-19 merece otra clase política. Una que este a la altura de las circunstancias, que comprende los reales problemas de la gente, que actúen en consecuencia, sobre todo que actúen dando el ejemplo, en síntesis que tengan sentido común, el más común de todos los sentidos.
Quizás los argentinos tengamos algo de responsabilidad en ello, sumergidos en nuestros propios problemas diarios hemos ido dejando de lado los asuntos públicos. Hemos ido aceptando mansamente lo políticamente correcto, lo impuesto por algunos minoritarios intereses, convirtiendo en verdaderas cosas que no lo son y que al darnos cuenta de la realidad nos cuesta aceptar esa responsabilidad.
Es como que accedimos a entrar a un laberinto pensando que es fácil salir, y al darnos cuenta que no es así, no queremos reconocer que no sabemos salir, quedándonos inmóviles dentro del mismo y acostumbrándonos a vivir así.
Como se suele decir, no seamos como el faquir que se acostumbra a dormir en una cama de clavos, acomodando cada clavo en su herida, concluyendo entonces que no es malo dormir así y el sufrimiento no están grave. En otras palabras, concienticémonos que la clase dirigente esta a nuestro servicio y no al revés.
Como dice el prólogo del El contrato social de Rousseau (traducido por Mariano Moreno en 1810): “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía.”
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 26, 2021