Duró escasamente cinco horas, pero fue una de las batallas más sangrientas y enconadas que tuvieron por escenario tierra argentina. En ella se enfrentaron las tropas del Coronel Genaro Berón de Astrada, Gobernador de Corrientes y la figura principal del unitarismo, con el ejército comandado por el General Pascual Echagüe, Gobernador de entre Ríos y hombre de Juan Manuel de Rosas. Con Berón de Astrada iba Manuel Olazábal, soldado de San Martín y su artillería estaba al mando de un militar francés.
Pocos días antes del combate, Berón había anunciado que, a raíz de la alianza “defensiva ofensiva celebrada” con el gobierno del Uruguay, Corrientes se había desligado “de la política e influencia ominosa” del Restaurador. Comunicaba también que los súbditos franceses serían tratados “como los de la nación más favorecida” elegante manera de sumarse a la flota francesa que bloqueaba el puerto de Buenos Aires.
Cerca de Pago Largo, a orillas del Arroyo Basualdo (Dpto. de San José de Feliciano) hallábase estacionada la tropa enemiga, mandada por Echagüe. Eran siete mil hombres bien armados entre cuyos jefes se contaban el General uruguayo Servando Gómez y Justo José de Urquiza.
Al alba del 31 de marzo de 1839, el jefe rosista, ordenó el avance de sus tropas y cinco horas después la batalla estaba definida, pero lo que no había entrado en los planes de nadie fue la decisión y valentía con que resistieron los correntinos. Fue necesario todo el empeño de la caballería que mandaba Urquiza para que, al fin, cedieran posiciones. Por otra parte, asegurada la derrota, Berón de Astrada se negó a huir y ello le costó la vida. No sólo a él; entre los espinillos y riachos de Pago Largo quedaron mil novecientos sesenta muertos correntinos. Ningún oficial se rindió, tampoco ninguno fue hecho prisionero. Siguiendo el ejemplo de su jefe y de los Coroneles Navarro y Rolón, ochenta y tres oficiales entregaron su vida, no su espada.
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Duró escasamente cinco horas, pero fue una de las batallas más sangrientas y enconadas que tuvieron por escenario tierra argentina. En ella se enfrentaron las tropas del Coronel Genaro Berón de Astrada, Gobernador de Corrientes y la figura principal del unitarismo, con el ejército comandado por el General Pascual Echagüe, Gobernador de entre Ríos y hombre de Juan Manuel de Rosas. Con Berón de Astrada iba Manuel Olazábal, soldado de San Martín y su artillería estaba al mando de un militar francés.
Pocos días antes del combate, Berón había anunciado que, a raíz de la alianza “defensiva ofensiva celebrada” con el gobierno del Uruguay, Corrientes se había desligado “de la política e influencia ominosa” del Restaurador. Comunicaba también que los súbditos franceses serían tratados “como los de la nación más favorecida” elegante manera de sumarse a la flota francesa que bloqueaba el puerto de Buenos Aires.
Cerca de Pago Largo, a orillas del Arroyo Basualdo (Dpto. de San José de Feliciano) hallábase estacionada la tropa enemiga, mandada por Echagüe. Eran siete mil hombres bien armados entre cuyos jefes se contaban el General uruguayo Servando Gómez y Justo José de Urquiza.
Al alba del 31 de marzo de 1839, el jefe rosista, ordenó el avance de sus tropas y cinco horas después la batalla estaba definida, pero lo que no había entrado en los planes de nadie fue la decisión y valentía con que resistieron los correntinos. Fue necesario todo el empeño de la caballería que mandaba Urquiza para que, al fin, cedieran posiciones. Por otra parte, asegurada la derrota, Berón de Astrada se negó a huir y ello le costó la vida. No sólo a él; entre los espinillos y riachos de Pago Largo quedaron mil novecientos sesenta muertos correntinos. Ningún oficial se rindió, tampoco ninguno fue hecho prisionero. Siguiendo el ejemplo de su jefe y de los Coroneles Navarro y Rolón, ochenta y tres oficiales entregaron su vida, no su espada.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 14, 2021