Debo confesar que estaba totalmente perdida y los carteles rojos de las calles no me ayudaban. Decidí abordar a lo que me pareció una gentil pareja de enamorados. Desde la ventana de mi auto, y pese a mi bronquitis, les pedí que se aproximaran.
-Estoy tratando de encontrar la librería Lu Xun…
-Si, hola -dijo el muchacho indicando con su brazo- Dale derecho por esta hasta la ex Cangallo… eh… ex Perón… ¿Como se llama ahora? -preguntó mirando a su novia- ¿Chinchulín…?
Tímidamente la chica se disponía a enmendar a su amado, cuando sentimos las alarmas y un patrullero rojo estacionó delante de mi camioneta. El oficial -sin saludar- pasó su scanner sobre la cara del muchacho.
-Xi Jinping -corrigió el oficial, observando su computadora- le voy a tener que hacer una multa.
-¿Por pronunciar mal un nombre? -preguntó el joven, conociendo ya el desenlace.
El oficial se volvió hacia mi y espetó no sin antes explorar mi rostro tecnológicamente:
-¿La librería Lu Xun, señora? Vaya derecho hasta Xi Jinping hasta Presidente Mao. Ahí tiene que doblar…
-¿Hacia dónde? -pregunté.
-Rápidamente hacia la izquierda. Dos cuadras mas y verá el local también a su izquierda.
Agradecí y continué mi camino no sin poder escuchar el último monólogo.
-Esta es su segunda ofensa -dijo el oficial- lo voy a tener que demorar. Lo siento, es la ley que se firmó cuando la entrega del país…
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Debo confesar que estaba totalmente perdida y los carteles rojos de las calles no me ayudaban. Decidí abordar a lo que me pareció una gentil pareja de enamorados. Desde la ventana de mi auto, y pese a mi bronquitis, les pedí que se aproximaran.
-Estoy tratando de encontrar la librería Lu Xun…
-Si, hola -dijo el muchacho indicando con su brazo- Dale derecho por esta hasta la ex Cangallo… eh… ex Perón… ¿Como se llama ahora? -preguntó
mirando a su novia- ¿Chinchulín…?
Tímidamente la chica se disponía a enmendar a su amado, cuando sentimos las alarmas y un patrullero rojo estacionó delante de mi camioneta. El oficial -sin saludar- pasó su scanner sobre la cara del muchacho.
-Xi Jinping -corrigió el oficial, observando su computadora- le voy a tener que hacer una multa.
-¿Por pronunciar mal un nombre? -preguntó el joven, conociendo ya el desenlace.
El oficial se volvió hacia mi y espetó no sin antes explorar mi rostro tecnológicamente:
-¿La librería Lu Xun, señora? Vaya derecho hasta Xi Jinping hasta Presidente Mao. Ahí tiene que doblar…
-¿Hacia dónde? -pregunté.
-Rápidamente hacia la izquierda. Dos cuadras mas y verá el local también a su izquierda.
Agradecí y continué mi camino no sin poder escuchar el último monólogo.
-Esta es su segunda ofensa -dijo el oficial- lo voy a tener que demorar. Lo siento, es la ley que se firmó cuando la entrega del país…
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 1, 2020
BUENA LA NOTA. CADA VEZ MAS CHINOS ESTAN LLEGANDO
1984 redoux
Bien original… bien que se vienen
jeje , muy buena historia y ojo que se puede dar
Entrega? Una bota en el tujes no van a entregar