LA ERA DEL MIEDO INDUCIDO Y SOSTENIDO DESDE EL PODER – PARTE FINAL

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   Por Dra. JOSEFINA MARGAROLI.

   Por Dr. SERGIO MACULAN.

ANTE EL MIEDO, MAS PODER

            Como se expresó al inicio de esta nota, desde el actual gobierno, se pretende aplicar el principio sostenido por el escritor Nicola Maquiavelo (1469-1527), Quien controla el miedo de la gente, se convierte en el amo de sus almas, como forma de sostenerse en el poder y disfrutar de las ventajas que ello implica, obviamente, y por lo que se ve, sin asumir las responsabilidades que el ejercicio de las funciones del Estado involucra.

            El poder tiene la característica propia de la precariedad. Para el Diccionario de la Real Academia Española, precario es aquello de poca estabilidad o duración, que no posee los medios o recursos suficientes, que se tiene sin título, por tolerancia o por inadvertencia del dueño, que es provisional. Si es precario, hay miedo de perderlo.

            Pero despertar al miedo, que es consustancial a los hombres, es un arma peligrosa, por la afectación a la psiquis del individuo y porque en su defensa como seres humanos se puede optar por una reacción de huida o parálisis que beneficia a los que amedrentan ya que pueden aprovecharse de sus víctimas, o promover una reacción defensiva, que en algunos casos puede avasallar los límites de la sensatez y transformarse en temeridad.

            Es necesario tener en cuenta que, si el miedo es inherente a todos los hombres, los que asustan también lo sufren, sea en forma explícita o velada. Las formas enmascaradas del miedo no resuelto y crónico se manifiestan en las ansias desmedidas de poder, de autoridad, de obtener reconocimiento público, renombre, cargos, riqueza.

Hoy podemos observar que en quienes asustan, el miedo implícito es a perder el poder, a ser juzgados, a que se les haga asumir las responsabilidades de sus actos. Por todo esto, cuantos más errores cometen, más miedo tienen a las consecuencias, y más se empecinan en atemorizar.

El presente tiene muestras de este miedo. Gestos, palabras, actitudes, hechos, que buscan asustar ante el temor a como seguir. Procrastinan.

La historia nos ha demostrado que aun los regímenes más violentos y sanguinarios, pueden derrumbarse. Lo que puede llegar a darse siempre que los humanos asumamos nuestra condición de hombre, pensemos y con ello busquemos soluciones, y sobre todo respetemos nuestra libertad y defendamos la de todos, aún la de quienes la han resignado.

            La pandemia pone en evidencia al miedo. El miedo es una capacidad, no una enfermedad. Es imposible, además de indeseable e inseguro, despojarnos del miedo. El miedo tiene que ser enfrentado, no suprimido ni negado.

Aceptar al miedo e intentar integrarlo va a impulsar el coraje, la ayuda.

El miedo transformado se da como sensibilidad, compasión, atención al otro.

El miedo no resuelto se muestra en la codicia desmedida de poder.

Las circunstancias actuales del virus y los gobernantes nos ponen ante un desafío.

Para resolver estas instancias, que semejan una paradoja sin serlo, consideremos que como seres humanos debemos asumir, más allá de la concepción de hombre que tengamos que: a) somos pensantes y eso nos lleva a tener que optar, lo que provoca incertidumbre, que no es ni más ni menos que el precio que los dioses o la naturaleza nos cobran por el hecho de ser inteligentes; b) somos sujeto de deseo (o de emociones en términos más populares) que nos compele a una eterna búsqueda, pero que como desde el psicoanálisis se sostienen nunca se satisface; es por tanto, necesario que la búsqueda sea asumida con responsabilidad, y con la conciencia de nuestras limitaciones y el respeto a los derechos del prójimo; c) y el ya mencionado miedo y sus implicancias.

Para el médico Viktor Emil Frankl (1905-1997) el miedo al futuro es una crisis de sentido de vida. El miedo hace realidad lo que teme. Sólo el miedo realiza lo que teme y niega al deseo forzoso lo que tanto ansía. Cuando los hechos que se suceden en el mundo no son muy halagüeños, tenemos el recurso de saber que los hechos no son un destino ineludible. Son un desafío para hacer saltar la chispa creativa, para exorcizar con nuestro espíritu y pasar de especular con el fututo a responder al presente. Claro, que hay que hacerlo.

Para continuar en las actuales condiciones podemos apelar a lo que él mismo, dice: la vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por falta de significado y propósito.

            En conclusión, recorremos una cuarentena que pareciera eterna, y si bien ya se ha flexibilizado en varios lugares, la convivencia con el virus sigue latente y por regiones aumentada. Mientras las medidas de gobierno profundizan la falta de institucionalidad, generando daños y miedo a más daños.

Mientras tenemos expectativa en que la medicina encuentre una cura, vamos perdiéndola en que el gobierno accione para facilitar la vida republicana y no solo nos conformemos con preservar la vida.

Nos preguntamos si tendremos que decir como el filósofo Marco Tulio Cicerón (106 a.C- 43 a.C.), en “Sobre la república”, La mantenemos solo de palabra por nuestros vicios, no por azar alguno, pues en verdad la realidad misma de la República la hemos perdido hace tiempo.

Con esperanza preferimos responder como el historiador Cornelio Tácito (56-120), en “Annales”, Los príncipes son mortales, la república es eterna. Considerando como sostenía el poeta Marco Anneo Lucano (39-65), en “De Bello Civili” o “Farsalia”, El par enfrentado que tendremos siempre: la libertad contra el César.

Buenos Aires, Argentina

 

Dra. Josefina Margaroli

medica legista

abogada

arquitecta

 

Dr. Sergio Luis Maculan

abogado

notario

psicólogo

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 30, 2021


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