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Apenas 10 días después de los ataques del 11 de septiembre, el FBI arrestó a una mujer de 44 años llamada Ana Belen Montes.

No tuvo nada que ver con los ataques terroristas, pero su arresto tuvo mucho que ver con la protección del país en un momento en que la seguridad nacional era de suma importancia.

Resultó que Montes estaba espiando a los cubanos desde el interior de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos, como analista principal de la Agencia de Inteligencia de Defensa, o DIA. Y pronto tendría acceso a información clasificada sobre la invasión planificada de Afganistán por Estados Unidos el mes siguiente.

Ana Belén Montes es una ex analista estadounidense en la Agencia de Inteligencia de Defensa en los Estados Unidos y una espía condenada. El 21 de septiembre de 2001, fue arrestada y posteriormente acusada de conspiración para cometer espionaje para el gobierno de Cuba.
Nacimiento: 28 de febrero de 1957 (62 años), Alemania Occidental

Montes era en realidad la mejor analista cubana de la DIA y era conocida en toda la comunidad de inteligencia de los EE. UU. por su experiencia. Poco se sabía que se había convertido en una experta y cuánto estaba filtrando de información militar clasificada de los Estados Unidos y a su vez distorsionando deliberadamente las opiniones del gobierno sobre Cuba.

Comenzó como una historia clásica de reclutamiento. En 1984, Montes tenía un trabajo de oficina en el Departamento de Justicia de Washington. A menudo habló abiertamente en contra de las políticas del gobierno de los Estados Unidos hacia América Central. Pronto, sus opiniones llamaron la atención de los “funcionarios” cubanos que pensaron que simpatizaría con su causa. Ella se reunió con ellos. Poco después, Montes aceptó ayudar a Cuba.

Sabía que necesitaba un trabajo dentro de la comunidad de inteligencia para hacer eso, así que solicitó en DIA, un productor clave de inteligencia para el Pentágono. Cuando comenzó a trabajar allí en 1985, era una espía totalmente reclutada.

Para escapar de la detección, Montes nunca eliminó ningún documento del trabajo, electrónicamente o en papel. En cambio, mantuvo los detalles en su cabeza y en su casa los registraba en su computadora portátil. Luego, transfirió la información a discos cifrados. Después de recibir las instrucciones de los cubanos en código a través de la radio de onda corta, se reuniría con su controlador y entregaría los discos.

Durante sus años en DIA, los funcionarios de seguridad se enteraron de sus puntos de vista de política exterior y estaban preocupados por su acceso a información confidencial, pero no tenían motivos para creer que ella estaba compartiendo secretos. Por otra parte ella había superado sarisfactoriamente un test de polígrafo.

Montes puso a las tropas de combate estadounidenses en peligro, traicionó a su propio pueblo y entregó tantos secretos que los expertos dicen que Estados Unidos tal vez nunca sepa el alcance total del daño.

Su caída comenzó en 1996, cuando un astuto colega de DIA, actuando con instinto, informó a un funcionario de seguridad que sentía que Montes podría estar bajo la influencia de la inteligencia cubana. El funcionario la entrevistó, pero ella no admitió nada.

El oficial de seguridad archivó la entrevista hasta cuatro años después, cuando se enteró de que el FBI estaba trabajando para descubrir a un agente cubano no identificado que operaba en Washington. Se puso en contacto con la Oficina con sus sospechas. Después de una cuidadosa revisión de los hechos, el FBI abrió una investigación.

Mediante vigilancia física y electrónica y búsquedas encubiertas, el FBI pudo construir un caso contra Montes. Los agentes también querían identificar a su manejador cubano y esperaban una reunión cara a cara entre los dos, razón por la cual se demoraron en arrestarla por algún tiempo. Sin embargo, los eventos externos superaron la investigación: como resultado de los ataques del 11 de septiembre, Montes estaba a punto de ser asignada a trabajos relacionados con los planes de guerra de los Estados Unidos. La Oficina y la DIA no querían que eso sucediera, por lo que fue arrestada.

¿Cuál fue la motivación de Montes para espiar? Ideología pura: no estaba de acuerdo con la política exterior de los Estados Unidos. Montes no aceptó dinero por pasar información clasificada, excepto los reembolsos por algunos gastos.

Montes, quien reconoció haber revelado las identidades de cuatro oficiales de inteligencia encubiertos estadounidenses que trabajan en Cuba, se declaró culpable en 2002 y fue sentenciada a 25 años de prisión.


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 2, 2020


 

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