Nieves Anaya Fernández era maestra de escuela en Tacloban. Su vida cambió cuando los japoneses invadieron Filipinas en 1941. Sus alumnos la llaman “Señorita Fernández” y ella era muy protectora con ellos. Sus feroces instintos maternales salieron a la luz cuando los japoneses amenazaron con matar a sus alumnos. Pasó de ser una maternal maestra de escuela a una sigilosa asesina solitaria, a la que se le atribuye haber derribado a más de 200 soldados japoneses en la Segunda Guerra Mundial.
Nieves Fernández fue una líder guerrillera filipina en la ciudad de Tacloban, durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de la guerra, Fernández trabajó como maestra de escuela. Nació en 1906 en Leyte, Filipinas y falleció en 1997 (entre 90 y 91 años) en Leyte, Filipinas.
Cuando los japoneses llegaron a Filipinas en 1941, se llevaron todas las posesiones de los filipinos. A nadie se le permitía poseer negocios y a nadie se le permitía enseñar nada excepto aquellos aprobados por el Japón imperial.
En su ciudad natal, Tacloban, los japoneses obligaron a los dueños de negocios a someterse empapándolos en agua hirviendo.
“Cuando llegaron los japoneses, nadie podía quedarse con nada”, le dijo Fernández a un periodista del Lewiston Daily Sun en noviembre de 1944. “Se llevaron todo lo que querían”.
Fernández decidió tomar el asunto en sus propias manos después de que los japoneses le quitaron sus posesiones y sus pequeños negocios y amenazaron con quitarle también a sus estudiantes.
Nieves Fernández se hizo conocida como “El Asesino Silencioso”. Sola y vestida completamente de negro, preparaba emboscadas en la jungla armada únicamente con una escopeta improvisada, que ella misma fabricaba con un tubo de gas, y su bolo.
Durante dos años y medio, Fernández realizó emboscadas por su cuenta. Se adentraría descalza en la jungla, eliminando sola a docenas de tropas enemigas.
Con el tiempo, sus actos heroicos inspiraron seguidores entre los hombres de Tacloban. Fernández pasó de enseñar el alfabeto a los escolares a enseñar a los hombres a matar en silencio. De ser llamada “Señorita Fernández” por sus alumnos, se ganó el título de “Capitana Fernández” entre los 110 guerrilleros bajo su mando.
Su pequeño ejército guerrillero se volvió tan eficiente y mortífero que los estadounidenses quedaron asombrados de que una mujer los dirigiera. De hecho, Fernández fue la única mujer comandante guerrillera en Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial.
Los japoneses se cansaron tanto de Fernández que decidieron ofrecer una recompensa de 10.000 pesos por su cabeza con la esperanza de que sus compatriotas filipinos la traicionaran.
A lo largo de la guerra, Fernández y su compañía de 110 hombres liberaron prisioneros de guerra, sabotearon los suministros japoneses y llevaron a cabo cientos de incursiones contra el ejército imperial japonés en Filipinas.
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial y cuando los estadounidenses llegaron a Leyte en 1944, Fernández y sus fuerzas guerrilleras ya habían liberado muchas aldeas de los japoneses y habían liberado a docenas de mujeres de consuelo.
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Por Cydryck Ollack.
Nieves Anaya Fernández era maestra de escuela en Tacloban. Su vida cambió cuando los japoneses invadieron Filipinas en 1941. Sus alumnos la llaman “Señorita Fernández” y ella era muy protectora con ellos. Sus feroces instintos maternales salieron a la luz cuando los japoneses amenazaron con matar a sus alumnos. Pasó de ser una maternal maestra de escuela a una sigilosa asesina solitaria, a la que se le atribuye haber derribado a más de 200 soldados japoneses en la Segunda Guerra Mundial.
Nieves Fernández fue una líder guerrillera filipina en la ciudad de Tacloban, durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de la guerra, Fernández trabajó como maestra de escuela. Nació en 1906 en Leyte, Filipinas y falleció en 1997 (entre 90 y 91 años) en Leyte, Filipinas.
Cuando los japoneses llegaron a Filipinas en 1941, se llevaron todas las posesiones de los filipinos. A nadie se le permitía poseer negocios y a nadie se le permitía enseñar nada excepto aquellos aprobados por el Japón imperial.
En su ciudad natal, Tacloban, los japoneses obligaron a los dueños de negocios a someterse empapándolos en agua hirviendo.
“Cuando llegaron los japoneses, nadie podía quedarse con nada”, le dijo Fernández a un periodista del Lewiston Daily Sun en noviembre de 1944. “Se llevaron todo lo que querían”.
Fernández decidió tomar el asunto en sus propias manos después de que los japoneses le quitaron sus posesiones y sus pequeños negocios y amenazaron con quitarle también a sus estudiantes.
Nieves Fernández se hizo conocida como “El Asesino Silencioso”. Sola y vestida completamente de negro, preparaba emboscadas en la jungla armada únicamente con una escopeta improvisada, que ella misma fabricaba con un tubo de gas, y su bolo.
Durante dos años y medio, Fernández realizó emboscadas por su cuenta. Se adentraría descalza en la jungla, eliminando sola a docenas de tropas enemigas.
Con el tiempo, sus actos heroicos inspiraron seguidores entre los hombres de Tacloban. Fernández pasó de enseñar el alfabeto a los escolares a enseñar a los hombres a matar en silencio. De ser llamada “Señorita Fernández” por sus alumnos, se ganó el título de “Capitana Fernández” entre los 110 guerrilleros bajo su mando.
Su pequeño ejército guerrillero se volvió tan eficiente y mortífero que los estadounidenses quedaron asombrados de que una mujer los dirigiera. De hecho, Fernández fue la única mujer comandante guerrillera en Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial.
Los japoneses se cansaron tanto de Fernández que decidieron ofrecer una recompensa de 10.000 pesos por su cabeza con la esperanza de que sus compatriotas filipinos la traicionaran.
A lo largo de la guerra, Fernández y su compañía de 110 hombres liberaron prisioneros de guerra, sabotearon los suministros japoneses y llevaron a cabo cientos de incursiones contra el ejército imperial japonés en Filipinas.
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial y cuando los estadounidenses llegaron a Leyte en 1944, Fernández y sus fuerzas guerrilleras ya habían liberado muchas aldeas de los japoneses y habían liberado a docenas de mujeres de consuelo.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 28, 2024
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