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Por DRA. ANDREA PALOMAS ALARCÓN

Que el Poder Judicial perdió el rumbo no es algo nuevo ni ideado por los Kirchner. Cuando yo estudiaba derecho en la UBA, durante el gobierno de Menem, ya había que repetir como lorito el catecismo abolicionista para poder aprobar. Nos enseñaban que al reincidente había que aplicarle cada vez menos pena porque demostraba su incapacidad para ajustarse a la norma.

Horacio Verbitsky y Néstor Kirchner

Después vino Néstor Kirchner al que “vende humo” Verbitsky convenció de que con el 22% de los votos no se puede gobernar y que necesitaba de la izquierda, que en Argentina nunca llegó al 5%. Todo esto lo podemos leer en el libro EL PACTO. “La izquierda te da fueros” repetía y por algún motivo, el “animal político”, compró ese relato ajado que devino en juicios inicuos, una “política de Derechos Humanos” y una inexistente “responsabilidad internacional” que los jueces justifican en sus fallos aberrantes.

Los más de 17.000 ataques terroristas se disiparon en el aire dejando en su lugar una indefinida “militancia” que podía ser tanto alfabetizar en villas de emergencia como repartir panfletos en la facultad. Los militares y policías, en cambio, se convirtieron en monstruos sin humanidad que sólo por revistar en un lugar específico, cometieron delitos de “lesa humanidad”. El delito de “estar”.

La sociedad no vio o no quiso ver lo que pasaba. Era un grupo pequeño de gente, los chivos expiatorios que pagaba para tener tranquila a la izquierda ávida, ruidosa y enfadada. Fue más simple lavarse las manos y decir “está en la justicia” como si las barrabasadas formidables no fueran ya evidentes. Que los Kirchner no vayan a prisión por corrupción despierta la indignación generalizada pero que un sargento de la banda militar de música vaya  preso por delitos de lesa humanidad no le mueve el amperímetro a nadie.

La justicia empezó a jugar el juego de la política, algunos por trepar, otros por conservar el puestito, otros por seguir la corriente. Pocos son los jueces firmes en su juramento constitucional. La justicia degenerada abandonó el origen que la creó, su génesis pacificadora, arbitradora de conflictos mediante leyes escritas de aplicación general y alimentó el magma permanente que no deja solidificar nunca principios en constante revisión. En estos momentos estamos discutiendo el derecho de propiedad.

El ciudadano ya no confía en la justicia, está solo con sus declamaciones de derechos y protesta, sale a las calles y espera algo que no va a pasar, que el Poder se limite a sí mismo y le reconozca justicia.

En las barriadas más pobres, menos permeables a los prejuicios “bien pensantes”, ya saldaron hace mucho este conflicto. Cuando descubren a un ladrón lo golpean ferozmente o peor. A los violadores, además, les queman la casa para que se vayan del barrio. Y si algún juez quiere meter la nariz en el asunto también cobra. Así es como han equilibrado el ecosistema después de que el Poder liberó casi 5.000 delincuentes de las cárceles.

Las clases medias todavía no se atreven a tanto pero el avance del Estado es tan descarado que más temprano que tarde deberán acudir a las vías de hecho para defender su vida y su propiedad.

Luis Etchevehere, dirigiéndose a un grupo de ruralistas que lo apoyan

Lo estamos viendo en estos momentos con la usurpación de tierras en el sur, en Guernica y en el campo de los Etchevehere, a los que un juez socarrón les contestó de manera burlona al pedido de expulsar intrusos de su propiedad. A los legítimos dueños les impide ingresar, hablar con la prensa, escribir en Twitter y a los intrusos los protege con la policía. En estos momentos un fiscal está considerando permitir el ingreso de nuevos intrusos al campo ya usurpado.

No es mi intención reiterar el antipático “te lo dije” pero desde la Asociación Civil Abogados por la Justicia y la Concordia hemos advertido que todos estábamos en libertad condicional. Algunos habrán pensado que lo decíamos de alarmistas, o defendiendo algún interés particular. Simple aritmética, el resultado era previsible.

Hoy, los ciudadanos deberán defender con sus propios puños lo que no supieron o no quisieron defender en los tribunales. Ya no quedan instancias, estamos en un país preconstitucional en donde sólo contamos con nosotros mismos, nuestras familias y nuestros amigos.

Y el que pueda más tendrá la razón…

Biografía de la Dra. Andrea Palomas Alarcón

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Andrea Palomas Alarcón

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PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 25, 2020


 

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