En la ciudad de Bahía Blanca, el día 20 de marzo de 1975, para el Subcomisario JOSÉ HECTOR RAMOS, de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, transcurrió normalmente…sin saber que para él eran sus últimas horas en el mundo de los vivos. Transitoriamente a cargo de la Delegación DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) en la que se desempeñaba como segundo jefe, cumplió con el horario y tareas de costumbre. Al finalizar pasó por la zona céntrica donde se encontraba su familia, y sobre las 21 horas, acompañado por su esposa y sus 2 hijos menores de edad (un varón y una mujer), estacionó el auto frente a su domicilio. Luego de sacar las compras del supermercado del baúl, se disponían a ingresar al hogar. Él no lo logró, de las sombras surgieron unos “jóvenes idealistas” de la organización terrorista Montoneros que repetidamente le dispararon en la espalda, causando su muerte, e hiriendo tambien a su hijo de 8 años de edad. De haber percibido la presencia de sus asesinos hubiera intentado huir con el rodado, en cuyo caso seguramente todos sus seres queridos en pleno hubieran pagado las consecuencias. En previsión las calles de escape habían sido cubiertas por otros criminales, fuertemente armados. Pasó el tiempo y como es “normal” con los policías que murieron, mueren y morirán trágicamente, RAMOS muy rápidamente fue olvidado. El día 7 de noviembre de 2023 en ocasión de llevarse a cabo la inspección ocular de la que fuera la Unidad Regional V de Policía, hoy Estación Departamental, que yo solicitara a partir de diciembre de 2014, o sea 9 años antes, en una ignota oficina de los fondos del inmueble, casi oculto, me encontré frente a él. Detenido en el tiempo y de uniforme me observaba desde una foto enmarcada en su memoria. 23 días después llegaba, para declarar nuevamente, a la sala de audiencias donde se lleva a cabo el juicio denominado Mega Causa Zona 5. Al ingresar a la misma sobre la izquierda se puede ver una amplia pared vidriada cubierta de fotografías. Son los rostros de víctimas de la confrontación fratricida que desgraciadamente se produjo en los años 60 y 70 del siglo pasado. Entre ellos por supuesto no se verá un solo uniformado. Primero porque sus muertes no son tenidas en cuenta y segundo porque los miembros de las instituciones de las que formaron parte, no hicieron nada para que esto no ocurriera. En consecuencia, hoy tenemos muertos diferenciados, y tambien victimarios, o no, diferenciados. Siempre que llego a este deprimente estrado judicial, me pregunto si los matadores (o sus descendientes) de RAMOS, del Comisario de la Policía Federal VALDOVINO, del Cabo ROJAS y el Soldado PAPINI del Ejército Argentino (prestaban servicio en Bahía Blanca al momento de su violento deceso), no habrán declarado en este lugar como acongojadas víctimas “de la represión de estado”. Califico al lugar como deprimente, porque allí los “honorables” funcionarios judiciales, sin pudor y a contramano de la realidad y de la justicia de un país medianamente normal, en lo que la Argentina no se encuadra, durante más de 2 décadas escuchan solo a una de las partes. Así, al diferenciarse a los muertos, gran parte de estos, aparentan no haber existido. ¿Esto, podrá ser para siempre?
“Si usted cree que hay diferencias, las encontrará. Si piensa que no las hay, no encontrará ninguna”
EN MEMORIA DEL SUBCOMISARIO JOSÉ HÉCTOR RAMOS, QUIEN REPRESENTA A LOS POLICÍAS QUE VIOLENTAMENTE MURIERON, MUEREN Y MORIRÁN, Y QUE RÁPIDAMENTE SON OLVIDADOS POR UNA SOCIEDAD QUE EN MAYORÍA NO MERECE TAL SACRIFICIO.
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Por Claudio Kussman.
En la ciudad de Bahía Blanca, el día 20 de marzo de 1975, para el Subcomisario JOSÉ HECTOR RAMOS, de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, transcurrió normalmente…sin saber que para él eran sus últimas horas en el mundo de los vivos. Transitoriamente a cargo de la Delegación DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) en la que se desempeñaba como segundo jefe, cumplió con el horario y tareas de costumbre. Al finalizar pasó por la zona céntrica donde se encontraba su familia, y sobre las 21 horas, acompañado por su esposa y sus 2 hijos menores de edad (un varón y una mujer), estacionó el auto frente a su domicilio. Luego de sacar las compras del supermercado del baúl, se disponían a ingresar al hogar. Él no lo logró, de las sombras surgieron unos “jóvenes idealistas” de la organización terrorista Montoneros que repetidamente le dispararon en la espalda, causando su muerte, e hiriendo tambien a su hijo de 8 años de edad. De haber percibido la presencia de sus asesinos hubiera intentado huir con el rodado, en cuyo caso seguramente todos sus seres queridos en pleno hubieran pagado las consecuencias. En previsión las calles de escape habían sido cubiertas por otros criminales, fuertemente armados. Pasó el tiempo y como es “normal” con los policías que murieron, mueren y morirán trágicamente, RAMOS muy rápidamente fue olvidado. El día 7 de noviembre de 2023 en ocasión de llevarse a cabo la inspección ocular de la que fuera la Unidad Regional V de Policía, hoy Estación Departamental, que yo solicitara a partir de diciembre de 2014, o sea 9 años antes, en una ignota oficina de los fondos del inmueble, casi oculto, me encontré frente a él. Detenido en el tiempo y de uniforme me observaba desde una foto enmarcada en su memoria. 23 días después llegaba, para declarar nuevamente, a la sala de audiencias donde se lleva a cabo el juicio denominado Mega Causa Zona 5. Al ingresar a la misma sobre la izquierda se puede ver una amplia pared vidriada cubierta de fotografías. Son los rostros de víctimas de la confrontación fratricida que desgraciadamente se produjo en los años 60 y 70 del siglo pasado. Entre ellos por supuesto no se verá un solo uniformado. Primero porque sus muertes no son tenidas en cuenta y segundo porque los miembros de las instituciones de las que formaron parte, no hicieron nada para que esto no ocurriera. En consecuencia, hoy tenemos muertos diferenciados, y tambien victimarios, o no, diferenciados. Siempre que llego a este deprimente estrado judicial, me pregunto si los matadores (o sus descendientes) de RAMOS, del Comisario de la Policía Federal VALDOVINO, del Cabo ROJAS y el Soldado PAPINI del Ejército Argentino (prestaban servicio en Bahía Blanca al momento de su violento deceso), no habrán declarado en este lugar como acongojadas víctimas “de la represión de estado”. Califico al lugar como deprimente, porque allí los “honorables” funcionarios judiciales, sin pudor y a contramano de la realidad y de la justicia de un país medianamente normal, en lo que la Argentina no se encuadra, durante más de 2 décadas escuchan solo a una de las partes. Así, al diferenciarse a los muertos, gran parte de estos, aparentan no haber existido. ¿Esto, podrá ser para siempre?
“Si usted cree que hay diferencias, las encontrará. Si piensa que no las hay, no encontrará ninguna”
Taisen Deshimaru (1914-1982)
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Prov. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
EN MEMORIA DEL SUBCOMISARIO JOSÉ HÉCTOR RAMOS, QUIEN REPRESENTA A LOS POLICÍAS QUE VIOLENTAMENTE MURIERON, MUEREN Y MORIRÁN, Y QUE RÁPIDAMENTE SON OLVIDADOS POR UNA SOCIEDAD QUE EN MAYORÍA NO MERECE TAL SACRIFICIO.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 20, 2024
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