Es obvio que en muchas mentes quedó fijo y también en el habla cotidiana, que lo político es lo malo, es lo perverso, lo avieso, lo mal intencionado. Si se dice que algo se hace con ánimo político, se sobreentiende que ese algo es abusivo, pernicioso, en contra de los intereses de la gente y, para peor, empleando bienes o elementos del Estado. El concepto se ha generalizado tanto que los mismos políticos -los que indudablemente somos políticos, pues desempeñamos o aspiramos a desempeñar cargos políticos- damos a la expresión el mismo sentido. Los políticos, defendiéndonos, decimos que en tal o cual proyecto que ofrecemos no nos guía ninguna intención política. O afirmamos que la acción de otros, una huelga, por ejemplo, tiene un propósito político, como si eso la descalificara. Las huelgas en el buen sentido se hacen con el ánimo de modificar ciertas normas imperantes en la sociedad, o de corregir su aplicación. Son, por eso, eminentemente políticas al influir en el gobierno de la sociedad. Sería un despropósito hacer huelgas con propósitos artísticos, o con ánimo jocoso o recreativo – aunque actualmente se la realiza -.Se las hace supuestamente para influir en la administración de la sociedad, es decir que por su naturaleza son hechos políticos. Ante ciertos proyectos, caminos, riego, educación, sanidad, también se dice que contienen un oculto ánimo político, siendo que, al revés, el ánimo político que inspira a las obras públicas y a todo lo que redunde en bien público es evidente. Es natural que se hagan en beneficio de la comunidad. Entonces son obras políticas por su esencia, por definición; Eso es hacer política: plantear medidas para bien de la comunidad. Que esas medidas redunden en un verdadero bien, que sea bien de muchos y no de pocos, y que los beneficios guarden adecuada proporción con los esfuerzos requeridos, serán los elementos para analizar si es buena o mala política, pero política es. Para denigrarlo aún más a un proyecto se dice que tiene un propósito electoral. Es decir que el político, mediante las acciones que propone, busca ganar votos. Hemos adoptado como forma de gobierno la república democrática. Sistema en el que son indispensables, fundamentales, las elecciones. Los comicios son el corazón de la democracia. ¿Y se espera que los políticos se desentiendan de los comicios?En la democracia el ciudadano debe elegir los candidatos de su preferencia. Y qué : ¿esperamos que no se los elija por sus proyectos, por sus propósitos, por sus iniciativaspor su trayectoria, por sus antecedentes, y sólo se atiendan otros valores, la pinta, el tono de voz, la imagen, el perfil ?¿Así ha de funcionar una buena democracia, yendo a los comicios sin ánimo electoral y eligiendo mandatarios al margen de lo político? Que lo político sea lo malo, lo aborrecible, quizás sea un problema semántico que nos quede como resabio de los períodos en que lo político se nos presentó así en épocas de la dictadura. Pero, además, es una advertencia que la sociedad nos hace; un indicio de que no estamos cumpliendo nuestros deberes como la sociedad espera que lo hagamos. Cuando -con la ayuda de Dios- los políticos seamos capaces de corregirnos de tal modo que de nosotros ni se sospechen los vicios y faltas que otrora impulsaron las revoluciones, entonces cambiará el sentido de lo que es político: de un proyecto se dirá que es altruista, que es generoso, que es benéfico para la comunidad, que es político. Dios ilumine al soberano (Pueblo) en las próximas elecciones.
Escribe Jorge B. Lobo Aragón.
Opinión
Es obvio que en muchas mentes quedó fijo y también en el habla cotidiana, que lo político es lo malo, es lo perverso, lo avieso, lo mal intencionado. Si se dice que algo se hace con ánimo político, se sobreentiende que ese algo es abusivo, pernicioso, en contra de los intereses de la gente y, para peor, empleando bienes o elementos del Estado. El concepto se ha generalizado tanto que los mismos políticos -los que indudablemente somos políticos, pues desempeñamos o aspiramos a desempeñar cargos políticos- damos a la expresión el mismo sentido. Los políticos, defendiéndonos, decimos que en tal o cual proyecto que ofrecemos no nos guía ninguna intención política. O afirmamos que la acción de otros, una huelga, por ejemplo, tiene un propósito político, como si eso la descalificara. Las huelgas en el buen sentido se hacen con el ánimo de modificar ciertas normas imperantes en la sociedad, o de corregir su aplicación. Son, por eso, eminentemente políticas al influir en el gobierno de la sociedad. Sería un despropósito hacer huelgas con propósitos artísticos, o con ánimo jocoso o recreativo – aunque actualmente se la realiza -.Se las hace supuestamente para influir en la administración de la sociedad, es decir que por su naturaleza son hechos políticos. Ante ciertos proyectos, caminos, riego, educación, sanidad, también se dice que contienen un oculto ánimo político, siendo que, al revés, el ánimo político que inspira a las obras públicas y a todo lo que redunde en bien público es evidente. Es natural que se hagan en beneficio de la comunidad. Entonces son obras políticas por su esencia, por definición; Eso es hacer política: plantear medidas para bien de la comunidad. Que esas medidas redunden en un verdadero bien, que sea bien de muchos y no de pocos, y que los beneficios guarden adecuada proporción con los esfuerzos requeridos, serán los elementos para analizar si es buena o mala política, pero política es. Para denigrarlo aún más a un proyecto se dice que tiene un propósito electoral. Es decir que el político, mediante las acciones que propone, busca ganar votos. Hemos adoptado como forma de gobierno la república democrática. Sistema en el que son indispensables, fundamentales, las elecciones. Los comicios son el corazón de la democracia. ¿Y se espera que los políticos se desentiendan de los comicios? En la democracia el ciudadano debe elegir los candidatos de su preferencia. Y qué : ¿esperamos que no se los elija por sus proyectos, por sus propósitos, por sus iniciativas por su trayectoria, por sus antecedentes, y sólo se atiendan otros valores, la pinta, el tono de voz, la imagen, el perfil ? ¿Así ha de funcionar una buena democracia, yendo a los comicios sin ánimo electoral y eligiendo mandatarios al margen de lo político? Que lo político sea lo malo, lo aborrecible, quizás sea un problema semántico que nos quede como resabio de los períodos en que lo político se nos presentó así en épocas de la dictadura. Pero, además, es una advertencia que la sociedad nos hace; un indicio de que no estamos cumpliendo nuestros deberes como la sociedad espera que lo hagamos. Cuando -con la ayuda de Dios- los políticos seamos capaces de corregirnos de tal modo que de nosotros ni se sospechen los vicios y faltas que otrora impulsaron las revoluciones, entonces cambiará el sentido de lo que es político: de un proyecto se dirá que es altruista, que es generoso, que es benéfico para la comunidad, que es político. Dios ilumine al soberano (Pueblo) en las próximas elecciones.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
Tags: Dr. Jorge B. Lobo Aragón, Elecciones, PolíticaRelated Posts
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