LA UPF 34 SUMÓ UN NUEVO DESPOJO HUMANO EN SUS INSTALACIONES

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Por Claudio Kussman.

El 11 de julio de 2024, junto con otros prisioneros había recibido la fallida “visita humanitaria” de los diputados oficialistas: Beltrán Benedict, Lourdes Arrieta, Guillermo Montenegro, Rocío Bonacci, Alida Ferreyra y María Fernanda Araujo, la cual terminó en escándalo político.

Mientras el león que hace temblar a los “zurdos” de no sé dónde, como parte de su actividad presidencial confronta con un niño autista de 12 años, y la vicepresidente alimenta con honores la vanidad de viejos guerreros que deshonrosamente ignoran a los uniformados que semana a semana murieron y moriremos en prisión, “algo” se sumó en la UPF 34 de Campo de Mayo.

En la noche del día 12 del corriente mes volvió a ese penal, luego de varias semanas de internación hospitalaria, el condenado a 20 años de prisión por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad RAÚL ANTONIO GUGLIELMINETTI de 83 años de edad, quien permanece cautivo desde 2011. Alojado en el pabellón “A”, en condición de despojo humano afectado de enfermedades varias, disonancia cognitiva e incontinencia fecal y urinaria, debe ser precariamente asistido para su higiene por algún personal penitenciario y por sus compañeros de celdas vecinas.

Desafortunadamente para él su destino depende del juez federal, miembro de “Justicia Legítima”, ADRIÁN GRÜNBERG quien ya tiene varios prisioneros adultos mayores muertos en su haber, dado que pareciera “no saber que existe” el arresto domiciliario. De lo que sí tiene conocimiento este leguleyo “buenísimo”, es que haga lo que haga ni Dios ni la Patria se lo demandarán, como así tampoco los miembros y seguidores de “Viva la libertad carajo”.

“Desearía mirarme con las pupilas duras de aquel que más me odia, para que así el desprecio destruya los despojos de todo lo que nunca enterrará el olvido.”

Ángel González (1925-2008)