LAEDÈRE HUMANITAS (LESA HUMANIDAD)

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 Prof.Mgtr. María Elena Cisneros Rueda.

Muchas veces me pregunté, al igual que ustedes tal vez, qué era en realidad lo que significaba el término “lesa humanidad”. Tanto se ha hablado, escrito, debatido y mentido que finalmente uno termina por no comprender en verdad a qué se refieren, porqué lo hacen y sobre todo si están actuando con veracidad.

Lesa, viene del latín “laedère” que significa “dañar” y cuya posterior derivación sería “laesus” que termina siendo “lesa”.

Humanidad viene del latín “humanitas” que es lo relativo a la humanidad.

Por tanto “lesa humanidad” resultaría como: “agraviada humanidad” o que “ofende, agravia e injuria a la humanidad”.

Entonces el cuestionamiento se centra en una pregunta de base:

¿Desde cuándo la humanidad ofende, agravia o injuria a la humanidad?

La respuesta es contundente: desde siempre.

Pero como la historia en general es redactada por los vencedores y no por los vencidos, entonces el relato resulta un tanto escueto, debido a que solo conocemos el testimonio de aquellos que se impusieron en lo que fuera: batalla, guerra, persecución, desplazamientos, esclavitud del vencido y mucho más. Es ahí donde me pregunté si :

Atila, el Rey de los Hunos había cometido crímenes de “lesa humanidad”.

Si el imperio de Alejandro Magno había cometido crímenes de “lesa humanidad”.

Si el imperio romano había cometido crímenes de “lesa humanidad”.

Y la respuesta a mi interrogante fue un inapelable:¡¡¡ SI!!!!

Pero mucho más recientemente, quise averiguar dónde, cómo, porqué, se establecieron ciertas pautas para determinar, ahora, después de toda la evolución de la vida en el planeta, si  se habían cometido crímenes aberrantes de los unos contra los otros, me refiero a los seres humanos naturalmente, porque muchas veces se invoca a la “ley de la jungla” y no existe nada más diferente.

Ningún exponente del reino animal mata por placer, lo hace por necesidad. No es para extender sus dominios sobre territorios o esclavizar, es solo para satisfacer sus necesidades alimenticias y todo se mantiene en riguroso control, siempre y cuando el hombre no intervenga. Entonces todo el equilibrio ecológico se desploma como vemos cada día y con mayor frecuencia.

A finales del siglo XIX el derecho internacional tipifica a las conductas criminales consideradas más graves

El Estatuto de Roma de 1998  hace una clasificación de delitos contra la humanidad en su artículo 7 diciendo que lo son:

Asesinato, exterminio directo o indicado, esclavitud, deportación, encarcelamiento forzado, tortura, violación, persecución, desaparición forzada, crímenes raciales o de apartheid.

El Estatuto de Londres del 8 de agosto de 1945 a su vez, permite la constitución del Tribunal de Nüremberg, para enjuiciar los crímenes cometidos durante la segunda Guerra Mundial.

La Corte Penal Internacional del 17 de julio de 1998 toma la clasificación del Estatuto de Roma, agregando la importancia de la cadena de mando responsabilizando a los autores intelectuales y a los ejecutores sin que puedan ser exonerados de sus culpas. Pero para que todos estos requisitos puedan ser expuestos, deben existir pruebas fehacientes, tangibles, auténticas e  inapelables de la responsabilidad de dichos actos.

Debe constatarse explícitamente que ataques generalizados o sistemáticos se comenten contra una sociedad civil que al dirigirse contra el colectivo deja una cantidad de víctimas y por tanto en perjuicio de la sociedad toda.

Ahora, llevemos todos estos conceptos a la Argentina de los años 70.

  • Los “jóvenes idealistas” que en realidad eran subversivos manifestaban públicamente en todas sus discursos que “estaban en guerra con el objeto de tomar el poder” y eso lo hacían naturalmente a través de las armas. No eran poetas. Eran destructores.
  • Según el Protocolo II de los Convenios de Ginebra de 1948, estas “organizaciones armadas políticas terroristas” tenían solo una finalidad, antes mencionada de apropiarse del poder.
  • Era entonces importante sembrar el caos, el terror, a través del cual vehiculaban el mensaje de que “o te unes a nosotros o mueres”, por tanto dentro de ese contexto:
  • Las fuerzas de seguridad, policiales y armadas, como instituciones del Estado actuaron en legítima defensa de la ciudadanía, atacada, ultrajada, violentada, devastada, aterrada, dentro del contexto de una “Guerra Revolucionaria” que no habían pedido, ni deseado ni impulsado.
  • Según el ejemplo de Cuba de 1959, estas “Organizaciones revolucionarias terroristas” libraron una guerra no convencional sin distinción entre gobiernos constitucionales o de facto, tratando de imponer un régimen totalitario marxista.
  • Estas agrupaciones cometían delitos de “lesa humanidad” según la definición antes dada, porque perpetraban: asesinatos, exterminio directo o indicado, encarcelamiento forzado, tortura, persecución, desaparición forzada, vale decir al menos seis delitos claramente definidos en el artículo 7 del Estatuto de Roma de 1943 y autenticados por la Corte Penal Internacional de 1998.
  • Aparte de robos a mano armada, extorciones, amedrentamiento, violencia de todo tipo contra la población civil y los uniformados “por el solo hecho de serlo”.
  • Se suscita entonces un “conflicto armado interno”, una “guerra no convencional” contra el pueblo de la argentina y contra el Estado Nacional.
  • Todos estos hechos eran claramente delitos de “lesa humanidad” según la definición convencional debido a que eran ataques generalizados o sistemáticos contra la sociedad civil, dejando una enorme cantidad de víctimas en perjuicio de la misma sociedad en que se desarrollaban.

Entonces me pregunto ¿cuál es la razón por la cual no fueron juzgados estos terribles actos de vandalismo institucional y social como lo que fueron? El caso es que yo presencié estos hechos, pude sentir en mi cotidiano vivir la zozobra en la que estábamos, éramos jóvenes estudiantes y pude   comprobar en muchas ocasiones, cómo el “canto de sirenas” embaucaba a mis antiguos compañeros, conocidos, amigos a un mundo que no era el suyo y que nunca lo sería, donde perdieron de manera atroz la vida, dejando a sus familias sumidas en el más absoluto dolor y perplejidad y cuyas heridas no han sanado todavía.

Dentro de tal caos de las instituciones y de la sociedad, los uniformados fueron llamados por un Decreto presidencial de 1975 a llevar a cabo medidas tácticas tendientes a desbaratar dichos planes de imposición de una régimen que de ninguna manera era compatible con la mentalidad argentina, para llevarse a cabo en Tucumán y luego en todo el territorio del país.

Entonces aquellos que “sembraron vientos, cosecharon tempestades” y comenzó un período de vastas repercusiones hasta el presente, puesto que el gobierno constitucional fue derrocado y una Junta Militar toma el gobierno tratando de pacificar la nación.  Los hechos ocurridos deben ser considerados como “crímenes de guerra” y no como de “lesa humidad” tal y como están debidamente documentados en el Derecho Internacional de Guerra puesto que los Convenios de Ginebra no fueron vulnerados.

NO era población civil, eran organizaciones armadas que sí cometían crímenes de “lesa humanidad” porque actuaban contra la sociedad civil, salvo en el caso de ataques a instituciones militares para sustraer material bélico.

Es en ese momento que se lleva a cabo la Guerra del Atlántico sur”, que en 1983, el Decreto 158/83 convierte de “victoria táctica” en “derrota estratégica”.

Comienza entonces la destrucción institucional de las Fuerzas armadas, de seguridad, policiales y de justicia Penal Federal conduciendo a un estado fallido donde emergen cientos de organizaciones que vociferan por los “derechos humanos” que ellos mismos habían destruido con sus ciegas ambiciones totalmente fuera de lugar.

Eso da lugar a un enorme negociado jurídico vehiculado por vergonzosos juicios de “lesa humanidad” que permitieron una explotación política en sucesivos gobiernos que continuaron con la “guerra revolucionaria” alcanzando el poder a través del voto y de un miserable relato político que solo es factible en una pseudo democracia.

Entre 1989 y 1991 se crea el “Foro de Sao Paulo” que no es otra cosa que un órgano de conducción político estratégico alternativo de la “revolución comunista” de Latinoamérica.

Es hilarante que aquellos que utilizaron los crímenes de “lesa humanidad” atacando a la población civil sin miramientos, utilizan sus propios hechos para atacar, enjuiciar, juzgar, condenar y asesinar por “medio de la ley” a aquellos que  fueron convocados para, precisamente, tratar de liberar a la población de dicho flagelo.

Sin embargo, el silencio cómplice de la población ha permitido que esto suceda. La población que debe saber que el stalinismo (que fracasara en todos aquellos países en que quiso ser impuesto) trabaja junto a la social democracia para alcanzar su objetivo.

Ahora bien, ¿cuál es ese objetivo? ¿El mejoramiento total y general de las condiciones de vida de la sociedad? ¿El trabajo encarnizado para educar a los pueblos dándoles la oportunidad de forjarse un porvenir acrisolado en el trabajo fecundo? ¿Preparar a la población para alcanzar un perfeccionamiento en su forma de vida a través de programas de desarrollo social, entregando la posibilidad de acceso a lugares habitacionales cercanos a trabajos que pueden levantar la economía del país? ¿Respetando a la generaciones venideras a través de preparación de las futuras madres y padres de familia donde el futuro ciudadano tenga una base sólida  para que su carácter sea modelado dentro de la armonía familiar? ¿Preparar de manera ininterrumpida a los docentes y futuros docentes para que su tarea formadora sea lo más positiva posible?

¿Reconocer y valorar a los pueblos autóctonos  a través de la posibilidad de vidas dignas dentro del marco de sus tradiciones ancestrales?

¡Claro que NO! Lo único que desean es su propio bienestar, el de sus familias, el de sus amigos, allegados, conocidos, camaradas de comité y todo lo que pueda fomentar su propia zona de confort y el pueblo, para eso es pueblo, para ser sumiso y acatar lo que se les dice.

Dentro de ese mismo tenor de pensamiento primitivo mantienen en prisión a adultos mayores, enfermos, olvidados, maltratados, acosados, sin atención médica, sólo deseando que mueran puesto que son los testimonios vivos de sus crímenes de “lesa humanidad” proyectando dichos crímenes en el accionar de uniformados que sólo respondieron a una orden superior en primera instancia.

Hay que reconocer que de ambos bando hubo  conductas altamente reprochables, pero eso no les permite que sigan acusando con el dedo, cuando ellos mismos son los propiciadores de tales conductas. Llegué a la conclusión de que el verdadero significado de “lesa humanidad” ha sido totalmente tergiversado para ser utilizado en provecho de ambiciones nefastas que solo sirven para dividir a una sociedad que de por sí, ya tiene tendencia a dividirse, pero que es exacerbada por esta manera cruenta de actuar.

Recordemos que el “estado” ES el pueblo todo. Aquí no hay lugar para aquello de “el estado soy yo”, porque si recordamos la historia escrita por los vencedores de la Revolución francesa, al “Estado soy yo” le cortaron la cabeza.

Recordemos que los crímenes de “lesa humanidad” se vienen perpetrando desde la más remota antigüedad, pero todas las sociedades supieron liberarse de esos fantasmas en pos de un ideal de vida que, lastimosamente, la Argentina,  aún no ha podido alcanzar.

 

MARÍA ELENA CISNEROS RUEDA, nacida el 16 de marzo de 1951, en la Provincia de Entre Ríos, Argentina, es: profesora superior de danzas clásicas, profesora superior de danzas españolas, maestra normal nacional, profesora superior de piano, profesora superior de teoría y solfeo, dactilógrafa, licenciada en Ciencias de la Educación, en la  Universidad de Ginebra, Suiza, profesora superior de idioma francés, habla además español inglés, italiano, portugués y hebreo bíblico. Ha compuesto más de 150 obras musicales y escrito: “Cuaderno de Iniciación Musical”, y 15 libros de partituras entre los que se encuentran: “La educación musical de los pequeñitos”, “El señor de la Isla” (obtuvo premio de la ciudad de Meyrin. Suiza), “Rulos y Bigotes”, “La evolución de la musicoterapia a través del tiempo”. En deportes ha practicado: natación, tenis, equitación, golf y cetrería. Entre otros, ha recibido premios como: “Ciudad de Meyrin” (Suiza) en Literatura. “Gian Batista Viotti” (Italia) en música, y “ Rosa Mística”, (Curitiba. Brasil) en piano. Se ha desempeñado como profesora de Parvularios y  Técnica especializada en Dirección y Supervisión de Escuelas de la Universidad Católica Argentina. Es creadora del “Atelier de Creation Musical”, en Ginebra. Suiza y   creadora del “Centro Pedagógico Musical”, en la Escuela de Música de Paraguay. Posee un Masteradocen de Musicoterapia y es doctorante en la Universidad de Cambridge (Reino Unido de Gran Bretaña).  Un Masterado en Educación Musical en el Instituto de Ribaupuerre Lausanne de  Suiza. Y un Masterado en “Educación y Didáctica Universitaria” en la Universidad Americana de Paraguay. En ese país, donde reside ha sido profesora en: El Ateneo Paraguayo, Colegio de San José, Colegio Teresiano, Colegio San Nicolás de Bari, Panamericana International School, Colegio Francés, Universidad Evangélica, y Universidad Nacional. Actualmente es Profesora investigadora en el Centro de Investigación de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte. Universidad Nacional de Asunción y da clases de piano en la casa que alquila en “Rincón San Lorenzo” un humilde barrio de Asunción. Siendo proteccionista convive con 12 perros y 20 gatos, rescatados. Así espera que el tiempo transcurra y finalmente la lleve a reunirse nuevamente con el amor de su vida, JOSÉ LÓPEZ REGA, quien, en junio de 1989, le dijera por última vez: “Hasta que la muerte nos vuelva a unir”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Setiembre 17, 2021


 

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