Luego de la Tragedia Terrorista Argentina, que asoló nuestro país entre 1965/1983, veo con preocupación, las consecuencias que un triunfante marxismo ha dejado en nuestra población.
En el trabajo interminable que estoy escribiendo, titulado de la misma manera, en el tomo 1 desarrollo entre otros antecedentes de la tragedia al marxismo.
Transcribo las conclusiones de dos tediosos capítulos, que creo ayudarán a percibir mi hipótesis de trabajo sobre esta ideología transformada hoy en sentimiento.
CONCLUSIONES FINALES SOBRE KARL MARX
La lectura de una parte pequeña de su producción literaria, y la vivencia de mi experiencia durante la tragedia terrorista argentina, me permite expresar mis opiniones, que no creo se encuentren lejos de la verdad.
Por principio, emerge de la lectura que he hecho, de la cual he volcado en una apretada síntesis, algunos aspectos que creo necesario destacar:
Salta a quien lee sus trabajos, su minuciosa manera de estudiar los temas que desarrolla. Emerge del tratamiento de los mismos, un acrecentado amor propio, sobre su persona, una conciencia de una capacidad intelectual poco común, pero a la vez, una soberbia que no tolera una opinión disidente en sus afirmaciones. Alejado de Kant, está convencido que es dueño de la verdad. Y quienes se atreven a discrepar, se arriesgan – aún en el campo intelectual – a recibir numerosas respuestas, que lo atacarán implacablemente, con gran riqueza argumental, pero expresada de una manera rayana en el desprecio, en la descalificación, y hasta en el insulto.
Karl Marx, en sus acciones y dichos, demuestra ser una persona desmedidamente emotiva, pero en sus sentimientos no se percibe ningún atisbo de amor, y sí una entusiasta y demostrativa inclinación hacia el odio. Destaco estos datos de su personalidad psicológica porque se ponen en evidencia al leer sus numerosos documentos.
Yendo a su teoría “materialista”, no encuentro grandes diferencias con algunos idealistas. Él también sostiene que la realidad es la que ingresa por los sentidos, y llegando al cerebro humano, va permitiendo que los seres humanos puedan conocerla y actuar en consecuencia. Nadie actúa inventando la realidad que lo rodea, porque ésta lo haría chocar con el medio dentro del cual se mueve.
Como en todo el espectro del pensamiento, se encuentran afirmaciones que la realidad se encarga de mostrar que son equivocadas. Esto era común entre los filósofos griegos, que debatían sobre temas que hoy pueden resultar obvios. Lo extraño es que en la contemporaneidad nos encontremos con temas similares, que en realidad se convierten en ejercicios malabarísticos intelectuales.
Con respecto a la conducta de los agrupamientos humanos, es seguro, que aún hoy, existen una variedad muy compleja de incidencias en la misma. Y es cierto, que esta compleja cantidad de incidencias (filosóficas, sociológicas, psicológicas, históricas, religiosas, y políticas, esta última a su vez, mediante variados componentes) nos pongan en la necesidad de estudiar el suceso que se toma, y buscar diversas metodologías y apoyos científicos, para arribar a un conocimiento claro del mismo. Lo original, es sostener que todo esto puede ser simplificado al estudio de una variable, que no admite más que un enfoque “sobre el desarrollo de la producción y los términos de intercambio emergentes”.
Posiblemente, habrá que aceptar que Marx, vive una época donde el determinismo es una concepción que incluye a muchas ciencias; que establecían consecuencias necesarias de su aplicación transformándolas en “supe ciencias”. Pero poniendo una fecha cierta, no lo podríamos sostener a mediados del siglo XX.
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Esto último no lo digo como un cargo a Marx, sino a los que después de esta fecha, aceptaron esta forma de determinismo, y a partir de esto justificaron el crimen, el secuestro, la tortura en todas sus múltiples manifestaciones, para alcanzar una nueva utopía, que a través de una mágica revolución alcanzaría el mundo ideal, que en última instancia, transformaron en una entelequia.
Esto no quita, destacar las minuciosas explicaciones de Marx, cuando describe con acierto, las notables injusticias generadas por el capitalismo, y su relación necesaria con los anteriores sistemas de explotación humana. No es cuestión de querer ignorar esta realidad con la excusa de que la teoría del conocimiento de Marx, se limita sensiblemente, al querer simplificar las múltiples variables que hay que tener en cuenta para un análisis a solo dos y en algunos casos tres, del mismo origen (económico). Quizás el mérito está que con tan poco puede describir los hechos en su materialismo histórico. Pero es evidente que está impedido de bucear en profundidad, las múltiples incidencias que hay que considerar.
Pero hasta acá, lo expuesto y el diálogo que se puede generar en torno a esto, no pasa de ser un problema de gabinete. O de mesa de café, si lo queremos bajar de nivel. Y hasta ´como hacía Marx – podemos escribir un libro en respuesta a las objeciones. Como tantos grandes y pequeños pensadores, nos ayudan a vivir la realidad.
Pero el caso de Marx, es de otra naturaleza. Su pensamiento como un arma filosa, impulsa a detectar las contradicciones de una sociedad, para transformarla en lucha de clases, inyectadas de un odio irreductible, y siempre en ascenso.
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Tumba de Karl Marx en el cementerio de Highgate. Londres, Inglaterra.
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Y busca como un primer desenlace, la revolución violenta, que tiene en cuenta la eliminación de una clase poderosa a través de violentas acciones que la aniquilen. Pero a la vez, es una revolución sin salida. Porque el proyecto se agota antes de concebir la creación de una sociedad comunista que la harán los dominados, impregnados de odio, y seguramente de afán de revancha. Y esto es independiente del desarrollo de la producción y los medios de intercambio, que en la lucha seguramente han logrado destruir.
Para peor, aunque sin tomar conciencia de la lucha que desata, percibe que será cruenta, donde la mayoría aunque esté llena de odio, está vacía de poder, y propone un corte transversal de la nación que la contiene, y busca internacionalizar su combate, con las otras clases dominadas de otras naciones. Y esto es romper la cohesión de las naciones, dejándolas inermes ante ataques que puedan recibir del exterior. Esto hace que el marxismo considere necesario, destruir el sentimiento nacional, ese sentimiento de amor a lo suyo, a su país. Los sucesores de Marx, luego, van a condenar todo grupo político que tenga en cuenta el bien de su nación. Y con una habilidad que es notable, se preocupó en quitarles el amor a su nación y transformó en mala palabra este término, queriendo demostrar que el nazismo y el fascismo eran las exclusivas manifestaciones del nacionalismo. En esto el marxismo, con astucia va a omitir, que cada país tiene su nacionalismo y no es transferible a ninguna otra nación. El nazismo, si es nacionalismo ha sido de Alemania, y el fascismo si lo es, es de Italia. No es transferible.
Por lo expuesto, queda claro mi postura política ante el marxismo. No soy marxista, más; soy antimarxista, si con ello se estimula a dividir mi nación, y se trata de -en nombre de clases sociales – enfrentar con violencia a unos argentinos contra otros.
Habría mucho más por decir, pero teniendo en cuenta mi proyecto literario, creo que lo expuesto, explica y explicará la conducta de las bandas terroristas, aun cuando – sin cometer el error de Marx – crea que esta no es la única razón de sus criminales conductas. En el DVD anexo, he colocado copias completas de los Principios del Comunismo, del Manifiesto Comunista y la circular del CC a la Liga Comunista con respecto al Partido Demócrata. Ésta última permitirá percibir la conducta “revolucionaria” de los marxistas, hacia su aliado.
Dada la habilidad del marxismo, para tomar algo por un extremo y convertirlo en lo sustancial, reitero mi posición de rechazo hacia el capitalismo.
Esto no me impide percibir, que a diferencia del marxismo, constituido en instrumento de destrucción, los grupos internacionales capitalistas, han aportado a la Humanidad muchos beneficios que hoy nos permiten una calidad de vida nunca alcanzada, y hasta para los humildes de la sociedad.
Los procedimientos de explotación se han reducido en ciertas naciones, y en otras han perdido la agresividad de las tremendas injusticias cometidas durante las sucesivas conquistas, y en los procesos de colonización. Es cierto que estas se mantienen disfrazadas de alianzas y de apoyos políticos, donde la corrupción juega un papel preponderante.
Pero esto, lamentablemente, no es suficiente. En lo alcanzado, afirmo, que mucho se ha logrado a través de proyectos marxistas “civilizados” a su pesar, que sin triunfar ayudaron. Pero más que todo, se han logrado conquistas, gracias a las democracias constitucionales, que mal que les pese deben tratar de escuchar a su población. Este camino, si bien no podemos sostener que se recorre con amor, se camina sin odios.
Pero he aquí otro aspecto negativo del marxismo, que dejo para ulteriores etapas, y que solo enuncio: si bien el marxismo como tal ha fracasado, aún en la URSS, en China, en Vietnam, en Cuba, ha logrado incidir en la educación de las diversas naciones, donde inyectaron la capacidad de odiar, con un primer punto de partida: la insatisfacción con lo logrado (cosa aceptable) pero acompañada con reacciones violentas, que incluso incide en la juventud.
Finalmente, veo con preocupación, que en toda la población, el marxismo ha logrado transformar todas las relaciones sociales, en una lucha impregnada de odio. Es así la mujer luchando por sus legítimos derechos, transforma al hombre en un enemigo que hay que doblegar. El deporte se transforma en una lucha contra quien se nos opone. Se ha olvidado la caballerosidad entre los adversarios, y el respeto y homenaje a quien gana en buena ley. En general, el repudio a quien no piensa como uno, que hace imposible no solo dialogar sino hasta tratarse. Quizás sea oportuno, volver al mensaje cristiano de amor.
Esta nota, la vi como necesaria para presentar otra, esta vez referente a algo tan complicado y sensible en donde hoy veo una manifestación de esta insidiosa incidencia del marxismo, en un tipo de relación fundamental en la vida de cada uno pero también de la Humanidad. Luego de dar tiempo para “masticar” esta nota, y si mi editor lo permite, caeré sobre Uds. con otra que titularé ¿Los sexos opuestos?
Escribe: My (RE) Carlos Españadero.
Luego de la Tragedia Terrorista Argentina, que asoló nuestro país entre 1965/1983, veo con preocupación, las consecuencias que un triunfante marxismo ha dejado en nuestra población.
En el trabajo interminable que estoy escribiendo, titulado de la misma manera, en el tomo 1 desarrollo entre otros antecedentes de la tragedia al marxismo.
Transcribo las conclusiones de dos tediosos capítulos, que creo ayudarán a percibir mi hipótesis de trabajo sobre esta ideología transformada hoy en sentimiento.
CONCLUSIONES FINALES SOBRE KARL MARX
La lectura de una parte pequeña de su producción literaria, y la vivencia de mi experiencia durante la tragedia terrorista argentina, me permite expresar mis opiniones, que no creo se encuentren lejos de la verdad.
Por principio, emerge de la lectura que he hecho, de la cual he volcado en una apretada síntesis, algunos aspectos que creo necesario destacar:
Salta a quien lee sus trabajos, su minuciosa manera de estudiar los temas que desarrolla. Emerge del tratamiento de los mismos, un acrecentado amor propio, sobre su persona, una conciencia de una capacidad intelectual poco común, pero a la vez, una soberbia que no tolera una opinión disidente en sus afirmaciones. Alejado de Kant, está convencido que es dueño de la verdad. Y quienes se atreven a discrepar, se arriesgan – aún en el campo intelectual – a recibir numerosas respuestas, que lo atacarán implacablemente, con gran riqueza argumental, pero expresada de una manera rayana en el desprecio, en la descalificación, y hasta en el insulto.
Karl Marx, en sus acciones y dichos, demuestra ser una persona desmedidamente emotiva, pero en sus sentimientos no se percibe ningún atisbo de amor, y sí una entusiasta y demostrativa inclinación hacia el odio. Destaco estos datos de su personalidad psicológica porque se ponen en evidencia al leer sus numerosos documentos.
Yendo a su teoría “materialista”, no encuentro grandes diferencias con algunos idealistas. Él también sostiene que la realidad es la que ingresa por los sentidos, y llegando al cerebro humano, va permitiendo que los seres humanos puedan conocerla y actuar en consecuencia. Nadie actúa inventando la realidad que lo rodea, porque ésta lo haría chocar con el medio dentro del cual se mueve.
Como en todo el espectro del pensamiento, se encuentran afirmaciones que la realidad se encarga de mostrar que son equivocadas. Esto era común entre los filósofos griegos, que debatían sobre temas que hoy pueden resultar obvios. Lo extraño es que en la contemporaneidad nos encontremos con temas similares, que en realidad se convierten en ejercicios malabarísticos intelectuales.
Con respecto a la conducta de los agrupamientos humanos, es seguro, que aún hoy, existen una variedad muy compleja de incidencias en la misma. Y es cierto, que esta compleja cantidad de incidencias (filosóficas, sociológicas, psicológicas, históricas, religiosas, y políticas, esta última a su vez, mediante variados componentes) nos pongan en la necesidad de estudiar el suceso que se toma, y buscar diversas metodologías y apoyos científicos, para arribar a un conocimiento claro del mismo. Lo original, es sostener que todo esto puede ser simplificado al estudio de una variable, que no admite más que un enfoque “sobre el desarrollo de la producción y los términos de intercambio emergentes”.
Posiblemente, habrá que aceptar que Marx, vive una época donde el determinismo es una concepción que incluye a muchas ciencias; que establecían consecuencias necesarias de su aplicación transformándolas en “supe ciencias”. Pero poniendo una fecha cierta, no lo podríamos sostener a mediados del siglo XX.
[ezcol_3fifth]Esto último no lo digo como un cargo a Marx, sino a los que después de esta fecha, aceptaron esta forma de determinismo, y a partir de esto justificaron el crimen, el secuestro, la tortura en todas sus múltiples manifestaciones, para alcanzar una nueva utopía, que a través de una mágica revolución alcanzaría el mundo ideal, que en última instancia, transformaron en una entelequia.
Esto no quita, destacar las minuciosas explicaciones de Marx, cuando describe con acierto, las notables injusticias generadas por el capitalismo, y su relación necesaria con los anteriores sistemas de explotación humana. No es cuestión de querer ignorar esta realidad con la excusa de que la teoría del conocimiento de Marx, se limita sensiblemente, al querer simplificar las múltiples variables que hay que tener en cuenta para un análisis a solo dos y en algunos casos tres, del mismo origen (económico). Quizás el mérito está que con tan poco puede describir los hechos en su materialismo histórico. Pero es evidente que está impedido de bucear en profundidad, las múltiples incidencias que hay que considerar.
Pero hasta acá, lo expuesto y el diálogo que se puede generar en torno a esto, no pasa de ser un problema de gabinete. O de mesa de café, si lo queremos bajar de nivel. Y hasta ´como hacía Marx – podemos escribir un libro en respuesta a las objeciones. Como tantos grandes y pequeños pensadores, nos ayudan a vivir la realidad.
Pero el caso de Marx, es de otra naturaleza. Su pensamiento como un arma filosa, impulsa a detectar las contradicciones de una sociedad, para transformarla en lucha de clases, inyectadas de un odio irreductible, y siempre en ascenso.
[/ezcol_3fifth] [ezcol_2fifth_end]Tumba de Karl Marx en el cementerio de Highgate. Londres, Inglaterra.
[/ezcol_2fifth_end]Y busca como un primer desenlace, la revolución violenta, que tiene en cuenta la eliminación de una clase poderosa a través de violentas acciones que la aniquilen. Pero a la vez, es una revolución sin salida. Porque el proyecto se agota antes de concebir la creación de una sociedad comunista que la harán los dominados, impregnados de odio, y seguramente de afán de revancha. Y esto es independiente del desarrollo de la producción y los medios de intercambio, que en la lucha seguramente han logrado destruir.
Para peor, aunque sin tomar conciencia de la lucha que desata, percibe que será cruenta, donde la mayoría aunque esté llena de odio, está vacía de poder, y propone un corte transversal de la nación que la contiene, y busca internacionalizar su combate, con las otras clases dominadas de otras naciones. Y esto es romper la cohesión de las naciones, dejándolas inermes ante ataques que puedan recibir del exterior. Esto hace que el marxismo considere necesario, destruir el sentimiento nacional, ese sentimiento de amor a lo suyo, a su país. Los sucesores de Marx, luego, van a condenar todo grupo político que tenga en cuenta el bien de su nación. Y con una habilidad que es notable, se preocupó en quitarles el amor a su nación y transformó en mala palabra este término, queriendo demostrar que el nazismo y el fascismo eran las exclusivas manifestaciones del nacionalismo. En esto el marxismo, con astucia va a omitir, que cada país tiene su nacionalismo y no es transferible a ninguna otra nación. El nazismo, si es nacionalismo ha sido de Alemania, y el fascismo si lo es, es de Italia. No es transferible.
Por lo expuesto, queda claro mi postura política ante el marxismo. No soy marxista, más; soy antimarxista, si con ello se estimula a dividir mi nación, y se trata de -en nombre de clases sociales – enfrentar con violencia a unos argentinos contra otros.
Habría mucho más por decir, pero teniendo en cuenta mi proyecto literario, creo que lo expuesto, explica y explicará la conducta de las bandas terroristas, aun cuando – sin cometer el error de Marx – crea que esta no es la única razón de sus criminales conductas. En el DVD anexo, he colocado copias completas de los Principios del Comunismo, del Manifiesto Comunista y la circular del CC a la Liga Comunista con respecto al Partido Demócrata. Ésta última permitirá percibir la conducta “revolucionaria” de los marxistas, hacia su aliado.
Dada la habilidad del marxismo, para tomar algo por un extremo y convertirlo en lo sustancial, reitero mi posición de rechazo hacia el capitalismo.
Esto no me impide percibir, que a diferencia del marxismo, constituido en instrumento de destrucción, los grupos internacionales capitalistas, han aportado a la Humanidad muchos beneficios que hoy nos permiten una calidad de vida nunca alcanzada, y hasta para los humildes de la sociedad.
Los procedimientos de explotación se han reducido en ciertas naciones, y en otras han perdido la agresividad de las tremendas injusticias cometidas durante las sucesivas conquistas, y en los procesos de colonización. Es cierto que estas se mantienen disfrazadas de alianzas y de apoyos políticos, donde la corrupción juega un papel preponderante.
Pero esto, lamentablemente, no es suficiente. En lo alcanzado, afirmo, que mucho se ha logrado a través de proyectos marxistas “civilizados” a su pesar, que sin triunfar ayudaron. Pero más que todo, se han logrado conquistas, gracias a las democracias constitucionales, que mal que les pese deben tratar de escuchar a su población. Este camino, si bien no podemos sostener que se recorre con amor, se camina sin odios.
Pero he aquí otro aspecto negativo del marxismo, que dejo para ulteriores etapas, y que solo enuncio: si bien el marxismo como tal ha fracasado, aún en la URSS, en China, en Vietnam, en Cuba, ha logrado incidir en la educación de las diversas naciones, donde inyectaron la capacidad de odiar, con un primer punto de partida: la insatisfacción con lo logrado (cosa aceptable) pero acompañada con reacciones violentas, que incluso incide en la juventud.
Finalmente, veo con preocupación, que en toda la población, el marxismo ha logrado transformar todas las relaciones sociales, en una lucha impregnada de odio. Es así la mujer luchando por sus legítimos derechos, transforma al hombre en un enemigo que hay que doblegar. El deporte se transforma en una lucha contra quien se nos opone. Se ha olvidado la caballerosidad entre los adversarios, y el respeto y homenaje a quien gana en buena ley. En general, el repudio a quien no piensa como uno, que hace imposible no solo dialogar sino hasta tratarse. Quizás sea oportuno, volver al mensaje cristiano de amor.
Esta nota, la vi como necesaria para presentar otra, esta vez referente a algo tan complicado y sensible en donde hoy veo una manifestación de esta insidiosa incidencia del marxismo, en un tipo de relación fundamental en la vida de cada uno pero también de la Humanidad. Luego de dar tiempo para “masticar” esta nota, y si mi editor lo permite, caeré sobre Uds. con otra que titularé ¿Los sexos opuestos?
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 6, 2017
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