Javier Milei, candidato presidencial de la formación ultraderechista argentina La Libertad Avanza (LLA), llega a la recta final de la campaña convertido en el dirigente político más polémico, ya que su estrategia discursiva se basó en insultos, gritos, agresiones y constantes escándalos. Conforme pasaron los meses, el economista de 52 años reforzó la profusión de expresiones polémicas, que incluyeron comparar al peso con excremento o usar violentas metáforas sexuales para defenestrar el papel del Estado.
Estas son algunas de sus frases que pasarán a la historia como prueba de la degradación del debate público que Argentina enfrentó en las elecciones presidenciales de 2023 y que desataron una oleada de repudio en contra del candidato.
“El peso es la moneda que emite el político argentino y por ende no puede valer ni excremento, porque esa basura no sirve ni para abono”, dijo el candidato en una entrevista radial a principios de octubre.
Sus declaraciones rápidamente se viralizaron y tradujeron en una depreciación récord de la moneda local frente al dólar.
El aspirante también comparó el sistema de coparticipación (impuestos cobrados a las provincias para la obtención de recursos federales) con la violación a mujeres, en un pretendido intento de justificar la eliminación de los tributos.
“Digamos, o sea, que usted tiene una hija y de repente hay alguien que tiene una adicción a tener violación a mujeres y su hija es víctima. Entonces, ¿qué va a decir? No, hay que terminar con el sistema de coparticipación, hay que barrerlo”, expresó en un programa televisivo.
Milei, que se ampara en una supuesta ideología ‘libertaria’, entendida como sinónimo de la libertad individual sin límites y la no injerencia del Estado en casi ningún asunto, también se ha manifestado a favor de la venta de infantes.
En su decir, esta política serviría para gestionar los embarazos no deseados, sin necesidad de ponerle fin a la gestación.
“Algo que aportaría mucho es que se permitiera que las adopciones fueran un mercado libre y no un mercado regulado por el Estado. Vas a ver cómo aquellas que quedan embarazadas, aun cuando no quieren, van a encontrarle una salida a la situación”, sostuvo en el debate de la ley –finalmente aprobada– que autorizó la interrupción voluntaria del embarazo en Argentina.
Sobre el aborto, afirmó en la campaña que “es un asesinato agravado por el vínculo y por el diferencial de fuerzas” y adelantó que en caso de ejercer la primera magistratura “por lo menos haría un plebiscito” y, si resultase favorable su propuesta, eliminaría el derecho.
Amén de la venta de seres humanos, el candidato de LLA ha dicho en público que respalda la venta de órganos proveídos por personas en situación de pobreza extrema.
“La venta de órganos humanos es un mercado más y vos podrías pensarlo como un mercado. Si no le terminás comprando ese órgano, se termina muriendo de hambre y ni siquiera tiene vida”, dijo en una entrevista fechada en junio de 2022.
Como fundamento de la polémica aseveración, esgrimió que bajo el liberalismo, las personas tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos. Estos dichos fueron ampliamente cuestionados y se vio obligado a matizarlos, apuntando que el problema con las donaciones de órganos es el sistema de gestión de trasplantes existente.
Las comparaciones inapropiadas, también se han extendido a la función del Estado como garante de los derechos de los ciudadanos.
Así, en comentarios avanzados en 2018, cuando solo era un invitado en los plató de televisión, Milei equiparó al Estado con un “pedófilo” dentro de una guardería.
“El Estado es el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados y bañados en vaselina. Y los políticos son los que ejecutan el Estado”, afirmó entonces, tras haber sido consultado sobre temas económicos nacionales.
Vapuleos semejantes recibió de su parte la noción de justicia social, a la que tachó de “aberración”.
“Estamos frente al fin del modelo de la casta basado en esa atrocidad de que donde hay una necesidad nace un derecho, pero se olvida de que ese derecho alguien lo tiene que pagar, y cuya máxima expresión es esa aberración llamada justicia social”.
A la narrativa de mercantilización de la vida y supresión de los derechos sociales, el aspirante libertario ha incursionado en el tema de los supuestos crímenes perpetrados por el último gobierno militar del país (1976-1983) y el cambio climático. Milei ha asegurado reiteradamente que no hubo 30.000 desaparecidos.
“Nosotros valoramos la visión de memoria, verdad y justicia. Pero empecemos por la verdad: no fueron 30.000 desaparecidos, son 8.753”, afirmó en el debate presidencial del pasado 1 de octubre, donde fue confrontado por otros aspirantes por insistir en esa posición revictimizadora y carente de sustento.
Su negacionismo incluye otros ámbitos como el calentamiento global, que califica como una mentira más del socialismo, consistente con la agenda del “marxismo cultural”.
“El calentamiento global es otra de las mentiras del socialismo. Hay toda una agenda de marxismo cultural (…). Hace 10 o 15 años se discutía que el planeta se iba a congelar, ahora discuten que se calienta”, aseveró en 2021.
Invocó nuevamente “el marxismo cultural” en mayo de 2022, para denostar de la educación pública y el feminismo y anunciar que, en caso de convertirse en presidente, eliminaría el Ministerio de la Mujer.
“En mi gobierno no va a haber marxismo cultural y no voy a estar pidiendo perdón por tener pene. Si de mí dependiera, cerraría el Ministerio de la Mujer. No ha logrado ningún resultado. Las mujeres no son más felices. ¿Por qué no hay un Ministerio de Hombres?”, dijo en un acto de presentación de un libro de su autoría.
La clase política argentina ha sido blanco de ataques permanentes por parte de Milei, a quien le achaca la responsabilidad de la situación económica del país por no haber tomado las decisiones correctas y haberse hecho con el dinero público.
“Esta alternativa competitiva dará fin a la casta política parasitaria, chorra (ladrona) e inútil que hunde a este país”, dijo en agosto pasado, al agradecer a sus seguidores por la victoria de su fórmula en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del pasado agosto.
Si bien sus agresiones se han dirigido a todos los políticos, con independencia de su posición en el espectro, las descalificaciones a los dirigentes de izquierda –o a los que Milei atribuye esa adscripción– han traspasado las fronteras de Argentina.
En 2020, acusó al papa Francisco de auspiciar el comunismo y lo tildó de “impresentable”, por supuestamente respaldar lo que, dijo, son “dictaduras sangrientas”.
“El papa juega políticamente, tiene fuerte injerencia política y tiene afinidad por los comunistas asesinos. Está del lado de dictaduras sangrientas”, expresó en una entrevista, que fue difundida nuevamente en septiembre pasado y a la que respondió oficialmente la Iglesia católica en Argentina.
Posteriormente lo hizo el propio prelado de Roma, que sin nombrar a Milei, cargó contra los “payasos del mesianismo”, que ofrecen soluciones mágicas a las crisis políticas.
A lo dicho se añade su negativa a que Argentina permanezca en los BRICS y a mantener la proximidad entre Buenos Aires y Pekín, con el argumento de que se trata de gobiernos “comunistas”.
“No sólo no voy a hacer negocios con China: no voy a hacer negocios con ningún comunista. Mis aliados son Estados Unidos e Israel”, manifestó a mediados de septiembre en una entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson.
Su posición ideológica no se limita a China ni a líderes como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, o el dignatario colombiano, Gustavo Petro, sino que incluye a toda la izquierda.
En 2021, dijo en un programa de televisión: “Los zurdos de mierda están perdiendo la batalla cultural”.
Lejos de retractarse, Milei ripostó: “Les estamos ganando la batalla cultural. Somos superiores moral y estéticamente”, en referencia a los grupos conservadores que respaldan sus opiniones.
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Javier Milei, candidato presidencial de la formación ultraderechista argentina La Libertad Avanza (LLA), llega a la recta final de la campaña convertido en el dirigente político más polémico, ya que su estrategia discursiva se basó en insultos, gritos, agresiones y constantes escándalos. Conforme pasaron los meses, el economista de 52 años reforzó la profusión de expresiones polémicas, que incluyeron comparar al peso con excremento o usar violentas metáforas sexuales para defenestrar el papel del Estado.
Estas son algunas de sus frases que pasarán a la historia como prueba de la degradación del debate público que Argentina enfrentó en las elecciones presidenciales de 2023 y que desataron una oleada de repudio en contra del candidato.
“El peso es la moneda que emite el político argentino y por ende no puede valer ni excremento, porque esa basura no sirve ni para abono”, dijo el candidato en una entrevista radial a principios de octubre.
Sus declaraciones rápidamente se viralizaron y tradujeron en una depreciación récord de la moneda local frente al dólar.
El aspirante también comparó el sistema de coparticipación (impuestos cobrados a las provincias para la obtención de recursos federales) con la violación a mujeres, en un pretendido intento de justificar la eliminación de los tributos.
“Digamos, o sea, que usted tiene una hija y de repente hay alguien que tiene una adicción a tener violación a mujeres y su hija es víctima. Entonces, ¿qué va a decir? No, hay que terminar con el sistema de coparticipación, hay que barrerlo”, expresó en un programa televisivo.
Milei, que se ampara en una supuesta ideología ‘libertaria’, entendida como sinónimo de la libertad individual sin límites y la no injerencia del Estado en casi ningún asunto, también se ha manifestado a favor de la venta de infantes.
En su decir, esta política serviría para gestionar los embarazos no deseados, sin necesidad de ponerle fin a la gestación.
“Algo que aportaría mucho es que se permitiera que las adopciones fueran un mercado libre y no un mercado regulado por el Estado. Vas a ver cómo aquellas que quedan embarazadas, aun cuando no quieren, van a encontrarle una salida a la situación”, sostuvo en el debate de la ley –finalmente aprobada– que autorizó la interrupción voluntaria del embarazo en Argentina.
Sobre el aborto, afirmó en la campaña que “es un asesinato agravado por el vínculo y por el diferencial de fuerzas” y adelantó que en caso de ejercer la primera magistratura “por lo menos haría un plebiscito” y, si resultase favorable su propuesta, eliminaría el derecho.
Amén de la venta de seres humanos, el candidato de LLA ha dicho en público que respalda la venta de órganos proveídos por personas en situación de pobreza extrema.
“La venta de órganos humanos es un mercado más y vos podrías pensarlo como un mercado. Si no le terminás comprando ese órgano, se termina muriendo de hambre y ni siquiera tiene vida”, dijo en una entrevista fechada en junio de 2022.
Como fundamento de la polémica aseveración, esgrimió que bajo el liberalismo, las personas tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos. Estos dichos fueron ampliamente cuestionados y se vio obligado a matizarlos, apuntando que el problema con las donaciones de órganos es el sistema de gestión de trasplantes existente.
Las comparaciones inapropiadas, también se han extendido a la función del Estado como garante de los derechos de los ciudadanos.
Así, en comentarios avanzados en 2018, cuando solo era un invitado en los plató de televisión, Milei equiparó al Estado con un “pedófilo” dentro de una guardería.
“El Estado es el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados y bañados en vaselina. Y los políticos son los que ejecutan el Estado”, afirmó entonces, tras haber sido consultado sobre temas económicos nacionales.
Vapuleos semejantes recibió de su parte la noción de justicia social, a la que tachó de “aberración”.
“Estamos frente al fin del modelo de la casta basado en esa atrocidad de que donde hay una necesidad nace un derecho, pero se olvida de que ese derecho alguien lo tiene que pagar, y cuya máxima expresión es esa aberración llamada justicia social”.
A la narrativa de mercantilización de la vida y supresión de los derechos sociales, el aspirante libertario ha incursionado en el tema de los supuestos crímenes perpetrados por el último gobierno militar del país (1976-1983) y el cambio climático. Milei ha asegurado reiteradamente que no hubo 30.000 desaparecidos.
“Nosotros valoramos la visión de memoria, verdad y justicia. Pero empecemos por la verdad: no fueron 30.000 desaparecidos, son 8.753”, afirmó en el debate presidencial del pasado 1 de octubre, donde fue confrontado por otros aspirantes por insistir en esa posición revictimizadora y carente de sustento.
Su negacionismo incluye otros ámbitos como el calentamiento global, que califica como una mentira más del socialismo, consistente con la agenda del “marxismo cultural”.
“El calentamiento global es otra de las mentiras del socialismo. Hay toda una agenda de marxismo cultural (…). Hace 10 o 15 años se discutía que el planeta se iba a congelar, ahora discuten que se calienta”, aseveró en 2021.
Invocó nuevamente “el marxismo cultural” en mayo de 2022, para denostar de la educación pública y el feminismo y anunciar que, en caso de convertirse en presidente, eliminaría el Ministerio de la Mujer.
“En mi gobierno no va a haber marxismo cultural y no voy a estar pidiendo perdón por tener pene. Si de mí dependiera, cerraría el Ministerio de la Mujer. No ha logrado ningún resultado. Las mujeres no son más felices. ¿Por qué no hay un Ministerio de Hombres?”, dijo en un acto de presentación de un libro de su autoría.
La clase política argentina ha sido blanco de ataques permanentes por parte de Milei, a quien le achaca la responsabilidad de la situación económica del país por no haber tomado las decisiones correctas y haberse hecho con el dinero público.
“Esta alternativa competitiva dará fin a la casta política parasitaria, chorra (ladrona) e inútil que hunde a este país”, dijo en agosto pasado, al agradecer a sus seguidores por la victoria de su fórmula en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del pasado agosto.
Si bien sus agresiones se han dirigido a todos los políticos, con independencia de su posición en el espectro, las descalificaciones a los dirigentes de izquierda –o a los que Milei atribuye esa adscripción– han traspasado las fronteras de Argentina.
En 2020, acusó al papa Francisco de auspiciar el comunismo y lo tildó de “impresentable”, por supuestamente respaldar lo que, dijo, son “dictaduras sangrientas”.
“El papa juega políticamente, tiene fuerte injerencia política y tiene afinidad por los comunistas asesinos. Está del lado de dictaduras sangrientas”, expresó en una entrevista, que fue difundida nuevamente en septiembre pasado y a la que respondió oficialmente la Iglesia católica en Argentina.
Posteriormente lo hizo el propio prelado de Roma, que sin nombrar a Milei, cargó contra los “payasos del mesianismo”, que ofrecen soluciones mágicas a las crisis políticas.
A lo dicho se añade su negativa a que Argentina permanezca en los BRICS y a mantener la proximidad entre Buenos Aires y Pekín, con el argumento de que se trata de gobiernos “comunistas”.
“No sólo no voy a hacer negocios con China: no voy a hacer negocios con ningún comunista. Mis aliados son Estados Unidos e Israel”, manifestó a mediados de septiembre en una entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson.
Su posición ideológica no se limita a China ni a líderes como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, o el dignatario colombiano, Gustavo Petro, sino que incluye a toda la izquierda.
En 2021, dijo en un programa de televisión: “Los zurdos de mierda están perdiendo la batalla cultural”.
Lejos de retractarse, Milei ripostó: “Les estamos ganando la batalla cultural. Somos superiores moral y estéticamente”, en referencia a los grupos conservadores que respaldan sus opiniones.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 19, 2023