Como adulto mayor de 76 años de edad imputado por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, luego de 10 años de “ablandamientos” a través de abusos judiciales, un año y medio de “sutiles” torturas carcelarias y dos huelgas de hambre y medicación por un total de 36 días sobreviví.
Así llegué a declarar en persona ante los jueces federales ERNESTO SEBASTIÁN, SEBASTIÁN LUIS FOGLIA y MARCOS JAVIER AGUERRIDO (él último presente solo en forma virtual-zoom) Lo hice con las limitaciones impuestas por el Código de Procedimiento Penal lo que trajo aparejado que pudiera mostrar muy poco material, filmado con cámaras espía, que dan respaldo irrefutable a mis verdades sobre el accionar sucio de los miembros del poder judicial. Expresadas durante las casi 8 horas de declaración los días 21 y 28 de abril pasado, tras viajar 650 kilómetros que separan Pinamar del Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca, en un ambiente al que podríamos calificar de “algo” agresivo. Ahora durante uno o dos años los 3 jueces deberán escuchar a 200 o más testigos-víctimas presentados por los fiscales (cuatro), reforzados por las querellantes (cinco). Esto constituye un verdadero lavado de cerebro al que por más imparcial que intente ser un togado, como humano es imposible no ser influenciado a la hora de dictar las condenas. Seguramente habrá testigos-victimas auténticos, no voy a ser falaz como los fanáticos fiscales que niegan o no escuchan lo que uno como imputado expone, pero no faltaran los que mienten inclusive preparados para la manipulación emocional a través de lágrimas y arengas de neto corte político-radicalizado. Quienes en los años 60 y 70 formaron parte de organizaciones terroristas se presentarán como si hubieran sido militantes que desarrollaron actividades sociales y espirituales al mejor estilo “Testigos de Jehová” cuyos misioneros tocan a la puerta para difundir sus creencias religiosas. A ello se le suman los medios de difusión que son hipócritamente despiadados con todos los que vestimos un uniforme al punto de censurarnos y condenarnos, aún sin conocernos, con años de anticipación al juicio mismo. Luego está, el propio silencio de la mayoría de los uniformados, sean estos prisioneros, retirados en libertad o “camaradas” de todas las fuerzas en actividad. Por amor propio y dignidad nunca citaría a ninguno de ellos como testigo. Concluyo que así enfrentamos a un gigantesco y vil Goliat, casi imposible de vencer, no obstante, debemos documentar este presente ya que las mentiras nunca son para siempre. Quizás algún día lleguen al poder hombres honestos y probos y reescriban la dramática y triste historia que nos toca vivir y padecer. De cualquier forma, no tiene importancia porque para entonces ya no estaremos.
“Aislamiento, control, incertidumbre, repetición del mensaje y manipulación emocional son técnicas utilizadas para lavar el cerebro”
Eduard Punset (1936 – 2019)
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*El lavado de cerebro, también conocido como reforma del pensamiento, adoctrinamiento o reeducación, consiste en la aplicación de diversas técnicas de persuasión, sean coercitivas o no, como la concesión selectiva de recompensas. Mediante esta estrategia psicológica, el domante obliga someter sus creencias, conducta, pensamientos y comportamiento a un individuo o sociedad, con el propósito de ejercer sobre ellos reconducciones o controles políticos, morales y cualquier otro tipo. El lavado mental es un método, más o menos eficaz dependiendo del individuo, cuyo objetivo es hacer admitir unas informaciones cualesquiera a otra persona, con la técnica de la repetición hasta que el objetivo sea alcanzado.WIKIPEDIA
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Por Claudio Kussman.
Como adulto mayor de 76 años de edad imputado por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, luego de 10 años de “ablandamientos” a través de abusos judiciales, un año y medio de “sutiles” torturas carcelarias y dos huelgas de hambre y medicación por un total de 36 días sobreviví.
[ezcol_1third] [/ezcol_1third] [ezcol_1third] [/ezcol_1third] [ezcol_1third_end] [/ezcol_1third_end]Así llegué a declarar en persona ante los jueces federales ERNESTO SEBASTIÁN, SEBASTIÁN LUIS FOGLIA y MARCOS JAVIER AGUERRIDO (él último presente solo en forma virtual-zoom) Lo hice con las limitaciones impuestas por el Código de Procedimiento Penal lo que trajo aparejado que pudiera mostrar muy poco material, filmado con cámaras espía, que dan respaldo irrefutable a mis verdades sobre el accionar sucio de los miembros del poder judicial. Expresadas durante las casi 8 horas de declaración los días 21 y 28 de abril pasado, tras viajar 650 kilómetros que separan Pinamar del Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca, en un ambiente al que podríamos calificar de “algo” agresivo. Ahora durante uno o dos años los 3 jueces deberán escuchar a 200 o más testigos-víctimas presentados por los fiscales (cuatro), reforzados por las querellantes (cinco). Esto constituye un verdadero lavado de cerebro al que por más imparcial que intente ser un togado, como humano es imposible no ser influenciado a la hora de dictar las condenas. Seguramente habrá testigos-victimas auténticos, no voy a ser falaz como los fanáticos fiscales que niegan o no escuchan lo que uno como imputado expone, pero no faltaran los que mienten inclusive preparados para la manipulación emocional a través de lágrimas y arengas de neto corte político-radicalizado. Quienes en los años 60 y 70 formaron parte de organizaciones terroristas se presentarán como si hubieran sido militantes que desarrollaron actividades sociales y espirituales al mejor estilo “Testigos de Jehová” cuyos misioneros tocan a la puerta para difundir sus creencias religiosas. A ello se le suman los medios de difusión que son hipócritamente despiadados con todos los que vestimos un uniforme al punto de censurarnos y condenarnos, aún sin conocernos, con años de anticipación al juicio mismo. Luego está, el propio silencio de la mayoría de los uniformados, sean estos prisioneros, retirados en libertad o “camaradas” de todas las fuerzas en actividad. Por amor propio y dignidad nunca citaría a ninguno de ellos como testigo. Concluyo que así enfrentamos a un gigantesco y vil Goliat, casi imposible de vencer, no obstante, debemos documentar este presente ya que las mentiras nunca son para siempre. Quizás algún día lleguen al poder hombres honestos y probos y reescriban la dramática y triste historia que nos toca vivir y padecer. De cualquier forma, no tiene importancia porque para entonces ya no estaremos.
[ezcol_1half]Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Prov. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]“Aislamiento, control, incertidumbre, repetición del mensaje y manipulación emocional son técnicas utilizadas para lavar el cerebro”
Eduard Punset (1936 – 2019)
*El lavado de cerebro, también conocido como reforma del pensamiento, adoctrinamiento o reeducación, consiste en la aplicación de diversas técnicas de persuasión, sean coercitivas o no, como la concesión selectiva de recompensas. Mediante esta estrategia psicológica, el domante obliga someter sus creencias, conducta, pensamientos y comportamiento a un individuo o sociedad, con el propósito de ejercer sobre ellos reconducciones o controles políticos, morales y cualquier otro tipo. El lavado mental es un método, más o menos eficaz dependiendo del individuo, cuyo objetivo es hacer admitir unas informaciones cualesquiera a otra persona, con la técnica de la repetición hasta que el objetivo sea alcanzado. WIKIPEDIA
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 6, 2022