Acerca de la resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que afecta a los presos militares, de las fuerzas de seguridad y civiles, en el editorial del 11 del actual se da cuenta de que en las cárceles y en domicilios particulares de nuestro país hay presos militares de edad avanzada por haber luchado contra la guerrilla comunista, sin condena firme.
Esto ocurre después que todos los gobiernos de la democracia recibieron denuncias al respecto de particulares y de la Comisión de Justicia y Concordia, también ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ante el Estado Vaticano, las Naciones Unidas y gobiernos de países amigos.
LA NACION recibió numerosas cartas de lectores de particulares sobre el gravísimo problema. Por eso, la noticia no hace más que exponer una hipocresía nunca vista. Mientras los miembros de la guerrilla comunista que cometió numerosos excesos en esta guerra fueron premiados con cuantiosas fortunas, quienes salvaron al país del trapo rojo sufrieron la muerte de 431 personas.
Ahora la ciudadanía le exige a este gobierno temeroso la libertad inmediata de todos los presos, estén en cárceles o en sus domicilios. Este acto de valor y de justicia contribuirá a cerrar la famosa “grieta” que divide al pueblo argentino. Si no lo hiciere, merecerá ser llamado infame traidor a la patria y ser susceptible de las correspondientes acciones judiciales.
Acerca de la resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que afecta a los presos militares, de las fuerzas de seguridad y civiles, en el editorial del 11 del actual se da cuenta de que en las cárceles y en domicilios particulares de nuestro país hay presos militares de edad avanzada por haber luchado contra la guerrilla comunista, sin condena firme.
Esto ocurre después que todos los gobiernos de la democracia recibieron denuncias al respecto de particulares y de la Comisión de Justicia y Concordia, también ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ante el Estado Vaticano, las Naciones Unidas y gobiernos de países amigos.
LA NACION recibió numerosas cartas de lectores de particulares sobre el gravísimo problema. Por eso, la noticia no hace más que exponer una hipocresía nunca vista. Mientras los miembros de la guerrilla comunista que cometió numerosos excesos en esta guerra fueron premiados con cuantiosas fortunas, quienes salvaron al país del trapo rojo sufrieron la muerte de 431 personas.
Ahora la ciudadanía le exige a este gobierno temeroso la libertad inmediata de todos los presos, estén en cárceles o en sus domicilios. Este acto de valor y de justicia contribuirá a cerrar la famosa “grieta” que divide al pueblo argentino. Si no lo hiciere, merecerá ser llamado infame traidor a la patria y ser susceptible de las correspondientes acciones judiciales.
Envío y colaboración: DRA. ANDREA PALOMAS ALARCÓN
PrisioneroEnArgentina.com
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