En una cierta iglesia, un joven buscó al pastor con el deseo de hablar con él. Ya, delante del pastor, él dijo: “Me gustaría ser miembro de la iglesia, pero, no deseo venir a los cultos todas las semanas, ni leer la Biblia, ni visitar enfermos, ni ser líder o miembro/líder de Escuela Bíblica”. El pastor, luego de oír las palabras del joven, le responde que tendría placer en recibirlo como miembro, pero advirtiéndole que ése no era el lugar adecuado para él y sí en otro local en un área próxima en la ciudad. El joven, agradecido, concordó y fue hasta el lugar recomendado. Allá, para su sorpresa, encontró una iglesia vieja, abandonada, cubierta de tablas y lista para ser demolida.
Si nada hace por el reino de Dios, una vida cristiana que es como una iglesia abandonada, fría y oscura, que para nada sirve sino para esperar ser demolida. No seamos así… Quizá ésa haya sido nuestra apariencia antes del encuentro con Dios; pero ya restaurados, con la iluminación renovada y con pintura nueva, queremos que muchos se aproximen con nosotros a dar cánticos de alegría a Dios.
Delante de Dios debemos preguntar: “¿Qué deseas qué yo haga?”, No somos nosotros los que decimos lo que queremos… Y sea cual sea la respuesta del Señor, nos alegraremos y conoceremos la verdadera felicidad.
Cuando Jesús entra en nuestros corazones, nuestra alma arde de voluntad de servirlo. No conseguimos quedarnos parados, no nos conformamos en ser una pieza de adorno, no toleramos ponernos sentados sin nada que hacer. Queremos practicar lo que aprendemos, queremos glorificar a Dios con actitudes que demuestran nuestra gratitud, queremos proporcionar a otros la misma alegría que experimentamos cuando pasamos a caminar en la presencia de nuestro Salvador.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y muestre su rostro, y derrame sobre ti, muchas bendiciones de Salud, Paz, Amor, y Prosperidad.
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Por Claudio Valerio.
En una cierta iglesia, un joven buscó al pastor con el deseo de hablar con él. Ya, delante del pastor, él dijo: “Me gustaría ser miembro de la iglesia, pero, no deseo venir a los cultos todas las semanas, ni leer la Biblia, ni visitar enfermos, ni ser líder o miembro/líder de Escuela Bíblica”. El pastor, luego de oír las palabras del joven, le responde que tendría placer en recibirlo como miembro, pero advirtiéndole que ése no era el lugar adecuado para él y sí en otro local en un área próxima en la ciudad. El joven, agradecido, concordó y fue hasta el lugar recomendado. Allá, para su sorpresa, encontró una iglesia vieja, abandonada, cubierta de tablas y lista para ser demolida.
Si nada hace por el reino de Dios, una vida cristiana que es como una iglesia abandonada, fría y oscura, que para nada sirve sino para esperar ser demolida. No seamos así… Quizá ésa haya sido nuestra apariencia antes del encuentro con Dios; pero ya restaurados, con la iluminación renovada y con pintura nueva, queremos que muchos se aproximen con nosotros a dar cánticos de alegría a Dios.
Delante de Dios debemos preguntar: “¿Qué deseas qué yo haga?”, No somos nosotros los que decimos lo que queremos… Y sea cual sea la respuesta del Señor, nos alegraremos y conoceremos la verdadera felicidad.
Cuando Jesús entra en nuestros corazones, nuestra alma arde de voluntad de servirlo. No conseguimos quedarnos parados, no nos conformamos en ser una pieza de adorno, no toleramos ponernos sentados sin nada que hacer. Queremos practicar lo que aprendemos, queremos glorificar a Dios con actitudes que demuestran nuestra gratitud, queremos proporcionar a otros la misma alegría que experimentamos cuando pasamos a caminar en la presencia de nuestro Salvador.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y muestre su rostro, y derrame sobre ti, muchas bendiciones de Salud, Paz, Amor, y Prosperidad.
Claudio Valerio
®. Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 9, 2022