LÓPEZ REGA, EL HOMBRE QUE AMO

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   Por Prof. Dra. María Elena Cisneros Rueda.

En el año 1961, cuando tenía 10 años tuve un sueño premonitorio.  En lo alto de una colina encontraba un cóndor herido y sin miedo lo cobijaba en mis  brazos.  

En 1968, a los 17 años pude ver a hurtadillas una revista venida de España donde estaban publicadas varias fotos del General Perón en Torremolinos, junto a su esposa y un hombre robusto y sonriente. Fue un  flechazo instantáneo. Me enamoré perdidamente de un  hombre en una foto en una revista. De un hombre que probablemente jamás conocería y que sin dudas ni pondría atención en  mirarme.

Cisneros Rueda
López Rega

En 1971, cuando ya tenía 20 años y cursaba en la Universidad Católica Argentina se comenzó a hablar de la posibilidad del retorno de Perón al país. Ya no podía ni concentrarme en los estudios y hasta fallé algunas materias ante  la posibilidad de que el objeto de mis sueños platónicos volviera al país.

A partir del año 1972 y hasta el fallecimiento del General Perón, mi vida de trabajo y estudio giraba alrededor de toda la actuación de mi tan amado, las paredes de mi cuarto tapizadas con sus fotos, creé mi propia hemeroteca, solo para recopilar todo lo bueno y lo malo que se decía de su persona.

En 1974 me puse en contacto con el Ministerio de Bienestar Social pidiendo zapatillas para mis niños, alumnos de mi Escuela de San Benito, Entre Ríos. No solo me dieron zapatillas para toda la escuela sino que nos pusieron el Comedor escolar. Esa fue la punta del ovillo para ponerme en contacto directo. Después de cuatro cartas respondidas por el secretario, ya me respondió él directamente. Ya se imaginan, lloré, grité reí, corrí  por toda la casa. Luego sobrevino la muerte del Presidente y por un tiempo no hubo comunicación que para mi alegría volvió a darse un par de meses después.

El 11 de julio de 1975, mi amor supremo renunció a su puesto como Ministro de Bienestar Social y Secretario Privado de la Presidencia y viajó a Madrid con autorización para quedarse en la Quinta “17 de Octubre”. Yo le escribía una carta por semana sin claudicar.

En la primera semana de octubre de 1976, llegó a casa una preciosa señora, azafata de Aerolíneas Argentinas y esposa de Eduardo Almirón. Me traía un pasaje de avión y diez mil pesetas para que viajara de inmediato al lado de mi ensueño. Renuncié a todos mis trabajos al otro día y un par  más tarde abordaba un avión de Iberia con el corazón en la mano.

El 18 de octubre de 1976, al anochecer llegué en un taxi desde el aeropuerto de Ginebra hasta la localidad de Nyon, exactamente en la calle de Tattes D´oie  85 donde bajo una llovizna de blanca nieve me estaba esperando el hombre más hermoso del mundo, al menos para mí: José López Rega.

Desde entonces y hasta ahora hemos estado juntos. 13 años de unión perfecta y armoniosa. Jamás una discusión o una palabra más alta que la otra. Jamás un  altercado. Teníamos 34 años de diferencia de edad que nunca fue visible.

En 1986 y por causas que todavía no puedo digerir debido a la traición que sufrimos, él se entregó al FBI. Ese día cumplí 35 años. Es imposible decir todas mis luchas para lograr el asilo político.  El gobierno argentino de entonces pagó  millones de dólares para lograr su extradición.

El 9 de junio de 1989, lo tuve entre mis brazos, totalmente destruido por los malos tratos y las humillaciones sufridas en prisión durante tres largos años. Fue extraditado por tres causas. En dos de ellas fue  totalmente sobreseído. Una sin terminar pero sin una sola prueba en su contra. Consta todo en el Archivo Histórico de la Nación. Cerré sus ojos, lo besé en la frente y le agradecí por tanto amor que me prodigó. “El Señor lo da, el Señor lo quita, Bendito sea el Nombre del Señor” fue lo que dije y juré, con mi amor muerto entre mis brazos, jamás dejar de luchar por demostrar que no era ni por asomo el monstruo que se ha edificado sin razón.

En 2022, a los 71 años de edad publiqué la primera parte de mi libro en Amazon Kindle: ”2742  días junto a López Rega” que fue de inmediato Best Seller. Ya estoy trabajando en la publicación de la segunda parte.

Hoy, 9 de junio de 2023 se cumplen 34 años de su vuelo final. Lo sigo amando tanto o más que cuando tenía 17 años y solo era un sueño inalcanzable. Tengo como entonces, sus fotos por toda la casa. Guardo los archivos que me dejó en custodia. Tengo miles de fotos suyas que miro y acaricio con ternura. Le hablo todos los días y solo espero que se cumpla lo que dijo el día de nuestra Boda en Las Vegas, después que el celebrante dijera : ”Hasta que la muerte los separe” y él agregara “Y nos vuelva a unir”.

He nacido para amarlo y es algo que nunca dejaré de hacer.

                             ¡HASTA PRONTO MI AMOR!

Tu “Musiquita” incondicional

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 9, 2023


 

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