Los años de Gobierno de Gorvachov, entre 1985 y 1991, cambiaron el mundo. Con él se acabó la carrera armamentística entre la Unión Soviética y Estados Unidos y, por ende, la Guerra Fría, y con él también se vino abajo la URSS. Muchos rusos le culpan de lo que el actual presidente, Vladimir Putin, ha calificado como “la mayor catástrofe del siglo XX”.
Para János Zolcer, amigo de Gorvachov y autor de un libro sobre él, lo más importante es el espíritu de apertura y libertad que trajo al bloque soviético.
“El hecho de que estemos aquí y hablemos libremente, ese es su mayor legado. Hace 30 años, prácticamente trajo la libertad a la Unión Soviética y a los pueblos de Europa del Este. Les dijo que eran soberanos. Y eso determina cómo vivimos hoy nuestras vidas”, afirma.
El verdadero cambio se produjo tras el trágico accidente en la central nuclear de Chernóbil en 1986. El régimen reveló muy poca información sobre lo sucedido, pero al cabo de unos meses la política se hizo más transparente. El objetivo era lograr un socialismo con rostro humano.
Gorvachov era muy popular en Occidente, en parte por los tratados de desarme nuclear, pero en la Unión Soviética, no consiguió mejorar la calidad de vida del ciudadano de a pie y su empeño por renovar la URSS le granjeó muchos enemigos.
Cuatro meses después de un fallido golpe de estado en el verano de 1991, Gorbachov dimitió y la Unión Soviética se vino abajo.
Más tarde intentó, sin éxito, volver a la política. Su popularidad en Occidente persistió, pero en Rusia, los nostálgicos comunistas siempre están dispuestos a acusarle de ‘traidor”. En los últimos años ha abandonado su casa en contadas ocasiones. La pandemia le ha dejado aún más aislado y su salud es muy frágil.
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Los años de Gobierno de Gorvachov, entre 1985 y 1991, cambiaron el mundo. Con él se acabó la carrera armamentística entre la Unión Soviética y Estados Unidos y, por ende, la Guerra Fría, y con él también se vino abajo la URSS. Muchos rusos le culpan de lo que el actual presidente, Vladimir Putin, ha calificado como “la mayor catástrofe del siglo XX”.
Para János Zolcer, amigo de Gorvachov y autor de un libro sobre él, lo más importante es el espíritu de apertura y libertad que trajo al bloque soviético.
“El hecho de que estemos aquí y hablemos libremente, ese es su mayor legado. Hace 30 años, prácticamente trajo la libertad a la Unión Soviética y a los pueblos de Europa del Este. Les dijo que eran soberanos. Y eso determina cómo vivimos hoy nuestras vidas”, afirma.
El verdadero cambio se produjo tras el trágico accidente en la central nuclear de Chernóbil en 1986. El régimen reveló muy poca información sobre lo sucedido, pero al cabo de unos meses la política se hizo más transparente. El objetivo era lograr un socialismo con rostro humano.
Gorvachov era muy popular en Occidente, en parte por los tratados de desarme nuclear, pero en la Unión Soviética, no consiguió mejorar la calidad de vida del ciudadano de a pie y su empeño por renovar la URSS le granjeó muchos enemigos.
Cuatro meses después de un fallido golpe de estado en el verano de 1991, Gorbachov dimitió y la Unión Soviética se vino abajo.
Más tarde intentó, sin éxito, volver a la política. Su popularidad en Occidente persistió, pero en Rusia, los nostálgicos comunistas siempre están dispuestos a acusarle de ‘traidor”. En los últimos años ha abandonado su casa en contadas ocasiones. La pandemia le ha dejado aún más aislado y su salud es muy frágil.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 2, 2021