“Teatro de operaciones Malvinas” conocido como TOM, no era ni militar, ni estaba entrenado, no tenía raza definida, nadie lo había adoptado formalmente, no tenía un hogar cariñoso y dedicado, pasaba desapercibido en todas partes porque era “uno más de esos perros callejeros”. Pero cuando se necesitó un soldado valiente y decidido, heroico en batalla, respondió de forma intempestiva al llamado de las armas y viajó como polizón escondido entre los soldados del Grupo de Artillería 101 del Ejército Argentino. Cuando partió el Hércules desde Santa Cruz hacia las Islas llevaba en su vientre al personal de combate, dos cañones Sofma, un Unimog y al can TOM quien cumpliera su tarea de guardián a la perfección sobre todo en “alerta roja de bombardeo”, ya que era el primero en salir de la zona de seguridad y el último en volver detrás del último soldado que entraba. Como el clima era tan áspero, los soldados le fabricaron un abrigo con bufandas y gorros de lana. El día 11 de junio de 1982 pasadas las 11 horas un frenético avión pirata se lanzó en picada bombardeando un cañón haciéndolo estallar. TOM parado sobre una roca ladraba furioso. El avión volvió con ametralladora atacando a la tropa argentina que se defendía con fusiles. Varios cayeron heridos, TOM salió disparado a buscar los que estaban más lejos y fue alcanzado por las esquirlas. Quedó tendido sobre la roca con los ojos grandes y oscuros, fieles y bravos mirando al infinito cielo de las islas. Se había convertido en un gran artillero y era también apoyo moral y terapéutico para cualquier soldado que se encontrara un poco triste.
Allá quedó, en las Islas que tanto ayudó a defender como bastión argentino. No tenía raza, ni era militar, ni fue entrenado, ni tenía hogar, pero fue un noble y valeroso soldado de la Patria!
Al otro día el 12 de junio, dieron la orden al Jefe de la Sección “Perros de guerra” enviar cinco perros con sus guías a una determinada posición a la retaguardia del Batallón de Infantería de Marina Número 5 para encontrar posibles infiltraciones en una determinada zona a la altura de Sapper Hill, donde también se encontraban efectivos de la Artillería aerotransportada 4 perteneciente al Ejército Argentino. El grupo enviado no vaciló un segundo en cumplir la orden dada. Estaba formado por: Carlos Del Greco con el can “ÑARÓ”, Raúl Andicoechea con el can “NEGRO”, Luis Giuliani con el can “WERNER”, Carlos Silvas con la can “XUAVIA” y José Cruz con el can “VOGEL”. Dos días después, en la madrugada del 14 de junio debido a la ferocidad del combate volvieron a Puerto Argentino perseguidos por el incesante fuego enemigo. En medio de la refriega los canes “ÑARÓ” Y “NEGRO” desaparecieron en medio del combate. La can “XUAVIA” a su vez se alejó disparada y nada se supo de ella hasta el otro día cuando alertados por sus ladridos, los combatientes argentinos encontraron a un camarada de armas malherido y sobreviviente gracias al calor que la can le había prodigado con su propio cuerpo y no se alejó de su lado hasta que los camilleros pudieron socorrerlo y solo entonces volvió junto al grupo. Los canes “WERNER” Y “VOGEL” habían podido volver con sus guías. A partir del 15 de junio fueron hechos todos prisioneros y hombres y animales se acomodaron como pudieron en carpas, logrando la autorización de los enemigos para pasear a los perros en el lugar que les fuera asignado. Todos sufrieron, frío, hambre, falta de sueño y suciedad. Cinco días más tarde todos fueron embarcados a bordo del ARA “Yehuin” comandado por ingleses y trasladados al rompehielos ARA “Irizar” que fuera designado buque hospital durante el conflicto. La tarea de subir a los perros por la escala fue ciclópea porque estaban aterrados por las condiciones climáticas y el lugar desconocido al que los llevaban. Cada guía cargó su perro al hombro y todos llegaron sanos y salvos a Ushuaia el 22 de junio. Los canes quedaron a bordo al cuidado de Carlos Del Greco y Ceferino Cáceres. El 27 de junio llegó la Base Naval General Belgrano el “Irizar” con los 16 perros a bordo y sus cuidadores.
“NEGRO” Y “ÑARÓ” fueron reportados perdidos en acción junto al can “TOM”.
La sección “Perros de guerra en Malvinas” recibió en 2009 la condecoración “Operación en combate” porque su desempeño fue valiente y ejemplar. Los canes que formaron parte de esta sección fueron:
CANGUÍA
“NANDO” José Ramón Alarcón
“RANQUEL” Ángel Rolado Albarracín
“NEGRO” perdido en acción Raúl Andicoechea
“DUQUE” Ceferino Cáceres
“VOGEL” José Rubén Cruz
“ÑANCUL” Silvano Pastor Decima
“ÑARÓ” perdido en acción Carlos Alberto Del Greco
“WERNER” Luis Alberto Giuliani
“YOU” Humberto Herrera
“VOLF” Raúl Francisco Irigoyen
“FRANKY” Ubaldo Darío López
“FALU” Jorge Alberto Medina
“LONDON” Néstor Raúl Pérez
“KENI” Oscar Rolando Pérez
“ÓNIX” Martín Donato Picón
“NICK” Jorge Rinaldi
“OLAF” Rubén Orlando Rivadaneira
“XUAVIA” Carlos Dante Silvas
CUADROS DE LA SECCIÓN “PERROS DE GUERRA EN MALVINAS”
Miguel Alberto Paz Jefe de Sección
Jorge Víctor Robles Veterinario. Cría y veterinaria
Ernesto Franco Encargado de sección
Raúl Alberto Altamirano Ayudante veterinario
Héctor Barrarau Ayudante veterinario
Julio César Herrera Ayudante veterinario
“MORTERO” can del Ejército Argentino del Regimiento de Infantería Número 8 fue el primer prisionero perro de guerra de la historia. Arriba del buque británico “Norland” el can “MORTERO” demostró su disconformidad con la tripulación británica y les orinó la alfombra. Los enemigos quisieron tirarlo al agua pero los soldados argentinos lo rodearon como barrera humana impidiendo ese nefasto hecho y todos regresaron al continente.
HONOR Y GLORIA A LOS BRAVOS SOLDADOS CANINOS: NEGRO, ÑARÓ Y TOM CAÍDOS EN COMBATE DEFENDIENDO EL TERRITORIO NACIONAL, A SUS VALEROSOS GUÍAS, A TODA LA SECCIÓN DE “PERROS DE GUERRA EN MALVINAS” y a “MORTERO” POR SU VALENTÍA DESDEÑANDO AL ENEMIGO
Por Prof. Dra. María Elena Cisneros Rueda.
“Teatro de operaciones Malvinas” conocido como TOM, no era ni militar, ni estaba entrenado, no tenía raza definida, nadie lo había adoptado formalmente, no tenía un hogar cariñoso y dedicado, pasaba desapercibido en todas partes porque era “uno más de esos perros callejeros”. Pero cuando se necesitó un soldado valiente y decidido, heroico en batalla, respondió de forma intempestiva al llamado de las armas y viajó como polizón escondido entre los soldados del Grupo de Artillería 101 del Ejército Argentino. Cuando partió el Hércules desde Santa Cruz hacia las Islas llevaba en su vientre al personal de combate, dos cañones Sofma, un Unimog y al can TOM quien cumpliera su tarea de guardián a la perfección sobre todo en “alerta roja de bombardeo”, ya que era el primero en salir de la zona de seguridad y el último en volver detrás del último soldado que entraba. Como el clima era tan áspero, los soldados le fabricaron un abrigo con bufandas y gorros de lana. El día 11 de junio de 1982 pasadas las 11 horas un frenético avión pirata se lanzó en picada bombardeando un cañón haciéndolo estallar. TOM parado sobre una roca ladraba furioso. El avión volvió con ametralladora atacando a la tropa argentina que se defendía con fusiles. Varios cayeron heridos, TOM salió disparado a buscar los que estaban más lejos y fue alcanzado por las esquirlas. Quedó tendido sobre la roca con los ojos grandes y oscuros, fieles y bravos mirando al infinito cielo de las islas. Se había convertido en un gran artillero y era también apoyo moral y terapéutico para cualquier soldado que se encontrara un poco triste.
Allá quedó, en las Islas que tanto ayudó a defender como bastión argentino. No tenía raza, ni era militar, ni fue entrenado, ni tenía hogar, pero fue un noble y valeroso soldado de la Patria!
Al otro día el 12 de junio, dieron la orden al Jefe de la Sección “Perros de guerra” enviar cinco perros con sus guías a una determinada posición a la retaguardia del Batallón de Infantería de Marina Número 5 para encontrar posibles infiltraciones en una determinada zona a la altura de Sapper Hill, donde también se encontraban efectivos de la Artillería aerotransportada 4 perteneciente al Ejército Argentino. El grupo enviado no vaciló un segundo en cumplir la orden dada. Estaba formado por: Carlos Del Greco con el can “ÑARÓ”, Raúl Andicoechea con el can “NEGRO”, Luis Giuliani con el can “WERNER”, Carlos Silvas con la can “XUAVIA” y José Cruz con el can “VOGEL”. Dos días después, en la madrugada del 14 de junio debido a la ferocidad del combate volvieron a Puerto Argentino perseguidos por el incesante fuego enemigo. En medio de la refriega los canes “ÑARÓ” Y “NEGRO” desaparecieron en medio del combate. La can “XUAVIA” a su vez se alejó disparada y nada se supo de ella hasta el otro día cuando alertados por sus ladridos, los combatientes argentinos encontraron a un camarada de armas malherido y sobreviviente gracias al calor que la can le había prodigado con su propio cuerpo y no se alejó de su lado hasta que los camilleros pudieron socorrerlo y solo entonces volvió junto al grupo. Los canes “WERNER” Y “VOGEL” habían podido volver con sus guías. A partir del 15 de junio fueron hechos todos prisioneros y hombres y animales se acomodaron como pudieron en carpas, logrando la autorización de los enemigos para pasear a los perros en el lugar que les fuera asignado. Todos sufrieron, frío, hambre, falta de sueño y suciedad. Cinco días más tarde todos fueron embarcados a bordo del ARA “Yehuin” comandado por ingleses y trasladados al rompehielos ARA “Irizar” que fuera designado buque hospital durante el conflicto. La tarea de subir a los perros por la escala fue ciclópea porque estaban aterrados por las condiciones climáticas y el lugar desconocido al que los llevaban. Cada guía cargó su perro al hombro y todos llegaron sanos y salvos a Ushuaia el 22 de junio. Los canes quedaron a bordo al cuidado de Carlos Del Greco y Ceferino Cáceres. El 27 de junio llegó la Base Naval General Belgrano el “Irizar” con los 16 perros a bordo y sus cuidadores.
“NEGRO” Y “ÑARÓ” fueron reportados perdidos en acción junto al can “TOM”.
La sección “Perros de guerra en Malvinas” recibió en 2009 la condecoración “Operación en combate” porque su desempeño fue valiente y ejemplar. Los canes que formaron parte de esta sección fueron:
“MORTERO” can del Ejército Argentino del Regimiento de Infantería Número 8 fue el primer prisionero perro de guerra de la historia. Arriba del buque británico “Norland” el can “MORTERO” demostró su disconformidad con la tripulación británica y les orinó la alfombra. Los enemigos quisieron tirarlo al agua pero los soldados argentinos lo rodearon como barrera humana impidiendo ese nefasto hecho y todos regresaron al continente.
HONOR Y GLORIA A LOS BRAVOS SOLDADOS CANINOS: NEGRO, ÑARÓ Y TOM CAÍDOS EN COMBATE DEFENDIENDO EL TERRITORIO NACIONAL, A SUS VALEROSOS GUÍAS, A TODA LA SECCIÓN DE “PERROS DE GUERRA EN MALVINAS” y a “MORTERO” POR SU VALENTÍA DESDEÑANDO AL ENEMIGO
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PrisioneroEnArgentina.com
Julio 25, 2024
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