Mientras alcanzábamos el triste record de 160 días de cuarentena, que según el Presidente de la Nación ALBERTO FERNANDEZ, no es cuarentena, y mientras en los medios de comunicación debatían el trasnochado comentario del ex Presidente EDUARDO DUHALDE, el gobierno aprobó sin mayor esfuerzo la llamada reforma judicial, en el Senado. Una reforma que no es tal, pues solo apunta a unificar los fueros Criminal y Correccional Federal y Nacional en lo Penal Económico, ambos de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la denominación de fuero Penal Federal con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De esta forma se crearían cientos de cargos nuevos en la Justicia Federal del interior del país, sin mencionar en ninguna artículo del proyecto con que presupuesto se financiara tamaña ampliación de la estructura judicial. Proyecto del cual reniega la propia Vicepresidente de la Nación y hasta los propios funcionarios judiciales militantes. Mientras nos desgatamos en largas horas de debate sobre la llamada reforma judicial y hasta marchamos en contra, casi en silencio y sin darnos cuentas, el gobierno se apresta a echar por la ventana a diez jueces federales, modificar el Tribunal de Enjuiciamiento del Ministerio Publico Fiscal para intentar sacar al Procurador General Casal y de paso disciplinar algún fiscal díscolo, habiéndose ya aprobado el listado de 204 conjueces por el Consejo de la Magistratura para cubrir vacantes, que incluye abogados y operadores judiciales notoriamente imbuidos del proyecto “nacional y popular”. Coincido con la opinión de los entendidos en la materia, que esta reforma judicial no pasara el tamiz de Diputados y quizás se convierta en un segundo Vicentin. ¿Qué hace falta una verdadera reforma judicial, nadie lo duda, pero no será que este mamarracho nos entretiene, mientras el verdadero objetivo del gobierno va por los túneles subterráneos del sigilo y la distracción, para acomodar jueces y fiscales afines, sin que nadie cambie, entreteniéndonos en una verdadera celada de ajedrez?
Gonzalo Pablo Miño
Abogado
GONZALO PABLO MIÑO
Abogado (recibido UNR). Mediador (Colegio de Abogados de Rosario)
Vocal titular del Directorio del Colegio de Abogados de Rosario. Año 2007-2009.
Docente Adscripto a la Cátedra de “Derecho Procesal Penal”, Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Rosario. Año 1997-2016
Docente de la materia “Derecho Procesal Penal”, Centro de Instrucción en Destino, Unidad Regional II. Policía de la Provincia de Santa Fe. Año 1999.
Docente de las materias “Derecho Procesal Penal” y “Derecho Penal II”, Facultad de Derecho, Universidad Abierta Interamericana. Rosario. Año 2001-2002.
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LA VERDADERA REFORMA JUDICIAL.
Mientras alcanzábamos el triste record de 160 días de cuarentena, que según el Presidente de la Nación ALBERTO FERNANDEZ, no es cuarentena, y mientras en los medios de comunicación debatían el trasnochado comentario del ex Presidente EDUARDO DUHALDE, el gobierno aprobó sin mayor esfuerzo la llamada reforma judicial, en el Senado. Una reforma que no es tal, pues solo apunta a unificar los fueros Criminal y Correccional Federal y Nacional en lo Penal Económico, ambos de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la denominación de fuero Penal Federal con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De esta forma se crearían cientos de cargos nuevos en la Justicia Federal del interior del país, sin
mencionar en ninguna artículo del proyecto con que presupuesto se financiara tamaña ampliación de la estructura judicial. Proyecto del cual reniega la propia Vicepresidente de la Nación y hasta los propios funcionarios judiciales militantes. Mientras nos desgatamos en largas horas de debate sobre la llamada reforma judicial y hasta marchamos en contra, casi en silencio y sin darnos cuentas, el gobierno se apresta a echar por la ventana a diez jueces federales, modificar el Tribunal de Enjuiciamiento del Ministerio Publico Fiscal para intentar sacar al Procurador General Casal y de paso disciplinar algún fiscal díscolo, habiéndose ya aprobado el listado de 204 conjueces por el Consejo de la Magistratura para cubrir vacantes, que incluye abogados y operadores judiciales notoriamente imbuidos del proyecto “nacional y popular”. Coincido con la opinión de los entendidos en la materia, que esta reforma judicial no pasara el tamiz de Diputados y quizás se convierta en un segundo Vicentin. ¿Qué hace falta una verdadera reforma judicial, nadie lo duda, pero no será que este mamarracho nos entretiene, mientras el verdadero objetivo del gobierno va por los túneles subterráneos del sigilo y la distracción, para acomodar jueces y fiscales afines, sin que nadie cambie, entreteniéndonos en una verdadera celada de ajedrez?
Gonzalo Pablo Miño
Abogado
Abogado (recibido UNR). Mediador (Colegio de Abogados de Rosario)
Vocal titular del Directorio del Colegio de Abogados de Rosario. Año 2007-2009.
Docente Adscripto a la Cátedra de “Derecho Procesal Penal”, Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Rosario. Año 1997-2016
Docente de la materia “Derecho Procesal Penal”, Centro de Instrucción en Destino, Unidad Regional II. Policía de la Provincia de Santa Fe. Año 1999.
Docente de las materias “Derecho Procesal Penal” y “Derecho Penal II”, Facultad de Derecho, Universidad Abierta Interamericana. Rosario. Año 2001-2002.
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Agosto 31, 2020