Los veteranos de guerra reaccionan al sorprendente colapso de Afganistán

"¿Todos nuestro sacrificio fue en vano?"
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Rebekah Sanderlin nunca ha estado en Afganistán, pero afirma que la nación de 39 millones de habitantes devastada por la guerra ha “impregnado cada parte de nuestras vidas” durante las últimas dos décadas.

Al ser esposa de un veterano del ejército que fue enviado a Afganistán unas siete veces, la última hace menos de dos años, Sanderlin ha desarrollado una afinidad por los afganos basada en las experiencias de su esposo y su propia investigación.

Cuando reflexiona sobre el destino de los afganos utiliza términos como “aterrador” y “desgarrador”, ya que ahora los despiadados talibanes han tomado el control del país de una manera sorprendentemente rápida derrocando al gobierno del presidente Ashraf Ghani, empujándolo a huir y obligando a Estados Unidos a apresurarse en la evacuación de su personal.

Después de más de 2 300 estadounidenses muertos y 20 000 heridos en una guerra de 20 años que le ha costado a Estados Unidos aproximadamente 2,26 billones de dólares, Sanderlin dijo que muchas familias de militares se preguntan si toda su sangre y sudor, además de los meses de separación y la ausencia durante ocasiones especiales, fueron en vano.

“Muchos veteranos se están preguntando: ‘¿Valió la pena? ¿Todos nuestros sacrificios fueron en vano?’”, confesó Sanderlin, quien agregó que muchos tienen emociones conflictivas respecto a la decisión de la administración Biden de retirar las tropas estadounidenses, lo que abrió la puerta a la insurgencia de los talibanes.

“Hay un grupo bien definido y claro que levanta la voz porque cree que, por mucho que odiemos lo que está sucediendo, es hora de que termine la guerra. Al mismo tiempo, hay otro grupo muy claro y sincero que dice que estamos traicionando a los afganos y perdiendo la oportunidad de hacer algo realmente bueno”.

Sanderlin, quien tiene tres hijos y cuyo esposo, con quien está casada hace 18 años, ahora está retirado del ejército, se cuenta entre las personas que están divididas por la retirada de las tropas: cambia de opinión casi cada hora y cree que no había buenas oportunidades.

Como la mayoría de las familias de los militares cuyos miembros han estado en combate, los Sanderlin tenían amigos que murieron en la guerra de Afganistán, un amigo cercano quedó paralizado del cuello hacia abajo y otros perdieron varias extremidades. También han escuchado historias sobre las atrocidades que cometían los talibanes contra sus conciudadanos, especialmente las mujeres y los niños, de manera que temen por su seguridad.

También le preocupa al veterano de guerra Denver Riggleman, excongresista estadounidense por Virginia.

“Me desplegué el 21 de septiembre de 2001. Tantas vidas perdidas en las Torres. Tantos hermanos y hermanas en armas perdidos”, dijo Riggleman en Twitter. “Cuando llegué por primera vez, investigué lo que los talibanes les hacían a las mujeres e informé a las tropas. Esas imágenes horribles se grabaron en mi mente: ejecuciones, ahorcamientos, lapidaciones. Todavía hoy estoy lidiando con ello”.

“Agridulce”

Scott Murray, un coronel retirado de la Fuerza Aérea y exoficial de inteligencia que pasó más de dos años en Afganistán en el apogeo de la participación estadounidense sobre el terreno, dijo que comprende la decisión de irse debido a todos los obstáculos que se interponen en el camino para revertir la suerte del país de Oriente Medio.

Murray dijo que un amigo suyo en el gobierno afgano sugirió que la presencia estadounidense suavizó a los afganos al introducir comodidades y formas de pensar occidentales, lo cual debilitó la determinación de los nativos para luchar contra los talibanes.

“La retirada de Estados Unidos es agridulce para mí”, confesó Murray. “Mientras estás allí se produce un vaivén emocional, ¿pero ahora qué? Afganistán realmente se convierte de nuevo en una zona no gobernada, y estamos de vuelta en la casilla de salida. ¿El sacrificio y el esfuerzo valieron la pena? No sé cómo que sí, después de la destrucción de (el grupo terrorista) Al Qaeda, por supuesto.

“Nuestra nación y nuestros aliados están mucho más seguros de lo que hubieran estado si no hubiéramos hecho nada en octubre de 2001. Tuvimos que actuar. Sin duda. Pero, ¿Afganistán está mejor hoy? No lo creo. Espero equivocarme”.

“A salvo”

El congresista por Florida Michael Waltz, un veterano condecorado que fue el primer Boina Verde elegido al Congreso, sirvió en Afganistán como oficial de las fuerzas especiales. También trabajó como asesor de los exsecretarios de defensa Donald Rumsfeld y Robert Gates y como asesor antiterrorista del exvicepresidente Dick Cheney.

Waltz refuta la idea de que la guerra en Afganistán, iniciada por la administración del presidente George W. Bush para expulsar a los talibanes y perseguir a Osama bin Laden, autor intelectual de los ataques del 11 de septiembre de 2001, haya sido un esfuerzo inútil.

“Realmente me enfadé, al igual que muchos otros veteranos, cuando escuché a la gente decir que la guerra es un fracaso”, dijo Waltz. “Sin duda, creo que podríamos haber hecho muchas cosas mejor a lo largo de múltiples administraciones. Pero el hecho de que no hayamos sufrido otro 11 de septiembre y que hayamos presionado y diezmado a Al Qaeda es un éxito. Desde el punto de vista del contraterrorismo, los estadounidenses están a salvo”.

Es probable, pero muchos también lo lamentan.

“Es una situación tremendamente triste porque Afganistán es un país hermoso”, dijo Jason Kirell, un artillero de infantería que estuvo en Afganistán en 2010-11. “La gente de allí no merece vivir bajo el dominio de un grupo brutal de matones como los talibanes”.

Kirell agregó que, en el tiempo que pasó en el país, podía afirmar que era obvio que cualquier cosa que intentara hacer Estados Unidos, no iba a funcionar.

Sanderlin tuvo el primero de sus tres hijos dos semanas antes de que su esposo, cuyo nombre ocultó, se trasladara a Afganistán, lo que la obligó a suspender su carrera como periodista. Estaba ausente de nuevo cuando nació su segunda hija y no la conoció hasta cinco meses después. Cuando su tercer hijo estaba aprendiendo a hablar, pensó que “teléfono” se decía “papá” porque así era como ella se comunicaba con él.

A pesar de los retos que representa la carrera militar, Sanderlin sabe que su familia se encuentra entre las afortunadas porque sobrevivieron a la guerra más larga de Estados Unidos y ahora están juntos. Muchas familias de militares no pueden decir lo mismo.

“Cuando analizas el impacto de la guerra, sigo pensando que nunca lo superaremos”, dijo. “Siempre va a estar latente debido a las lesiones, los niños sin padres, las personas que perdieron a su pareja y los padres que perdieron a sus hijos”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 19, 2021


 

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