Lucio Nast, preso político en la Unidad Penal 31 de Ezeiza habla de la velocidad con la que los grupos de derechos humanos y el Secretario General de la OEA se mueven en el caso de Milagro Sala, mientras las peticiones elevadas por los imputados en los mal llamdos casos de lesa humanidad son sepultados por polvo en los lugares más oscuros de la CIDH.
Lucio Nast, preso político en la Unidad Penal 31 de Ezeiza habla de la velocidad con la que los grupos de derechos humanos y el Secretario General de la OEA se mueven en el caso de Milagro Sala, mientras las peticiones elevadas por los imputados en los mal llamdos casos de lesa humanidad son sepultados por polvo en los lugares más oscuros de la CIDH.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 14, 2016
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