El sexo, el género y la identidad de género "no son sinónimos", pero en la comunicación sanitaria reciente "son tratados como si lo fueran", advierte Jenny Gamble, coautora del estudio y expresidenta del Colegio Australiano de Parteras.
Un equipo internacional de científicos publicó recientemente, en la revista Frontiers in Global Women’s Health, un estudio en el que sostienen que la adopción del lenguaje inclusivo en las esferas de la salud podría traer como consecuencia la deshumanización de las mujeres y dañar décadas de trabajo para mejorar su visibilidad en la literatura médica.
Según los investigadores, la tendencia a reemplazar palabras como “mujeres” y “madres” con términos como “personas que dan a luz ” y “personas embarazadas” solo provoca confusión, pues tal uso atenta contra el principio de sencillez del lenguaje en la comunicación sanitaria y conlleva, paradójicamente, el riesgo de reducir la inclusión de los grupos vulnerables, al hacer que las comunicaciones sean más difíciles de entender.
“¿Qué significa realmente la frase ‘mujeres y personas que dan a luz’? Esta construcción podría interpretarse de manera literal en el sentido de que las ‘mujeres’ no son personas”, señalan los científicos.
Se ha querido justificar esos cambios en la terminología con la supuesta intención de que el lenguaje de la reproducción femenina sea sensible a las necesidades individuales, beneficioso, amable e inclusivo, admiten los investigadores. Sin embargo, esa amabilidad “ha tenido consecuencias no deseadas que acarrean serias implicaciones para las mujeres y los niños”.
Jenny Gamble, coautora del estudio y expresidenta del Colegio Australiano de Parteras (con sede en Sídney, Australia), advirtió que confundir la noción de identidad de género y la realidad del sexo puede provocar “consecuencias adversas para la salud y una discriminación más profunda e insidiosa contra las mujeres”, ya que el sexo, el género y la identidad de género “no son sinónimos, pero son tratados como si lo fueran”.
Gamble agregó que tanto el embarazo como el parto y la maternidad temprana son “cuestiones fundamentalmente sexuales, no de género”.
Los investigadores subrayan que existen implicaciones significativas para el lenguaje inclusivo cuando se refiere a procesos y estados inherentemente sexuados, y concluyen que “estas implicaciones deben ser discutidas abiertamente y consideradas cuidadosamente”.
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Un equipo internacional de científicos publicó recientemente, en la revista Frontiers in Global Women’s Health, un estudio en el que sostienen que la adopción del lenguaje inclusivo en las esferas de la salud podría traer como consecuencia la deshumanización de las mujeres y dañar décadas de trabajo para mejorar su visibilidad en la literatura médica.
Según los investigadores, la tendencia a reemplazar palabras como “mujeres” y “madres” con términos como “personas que dan a luz ” y “personas embarazadas” solo provoca confusión, pues tal uso atenta contra el principio de sencillez del lenguaje en la comunicación sanitaria y conlleva, paradójicamente, el riesgo de reducir la inclusión de los grupos vulnerables, al hacer que las comunicaciones sean más difíciles de entender.
“¿Qué significa realmente la frase ‘mujeres y personas que dan a luz’? Esta construcción podría interpretarse de manera literal en el sentido de que las ‘mujeres’ no son personas”, señalan los científicos.
Se ha querido justificar esos cambios en la terminología con la supuesta intención de que el lenguaje de la reproducción femenina sea sensible a las necesidades individuales, beneficioso, amable e inclusivo, admiten los investigadores. Sin embargo, esa amabilidad “ha tenido consecuencias no deseadas que acarrean serias implicaciones para las mujeres y los niños”.
Jenny Gamble, coautora del estudio y expresidenta del Colegio Australiano de Parteras (con sede en Sídney, Australia), advirtió que confundir la noción de identidad de género y la realidad del sexo puede provocar “consecuencias adversas para la salud y una discriminación más profunda e insidiosa contra las mujeres”, ya que el sexo, el género y la identidad de género “no son sinónimos, pero son tratados como si lo fueran”.
Gamble agregó que tanto el embarazo como el parto y la maternidad temprana son “cuestiones fundamentalmente sexuales, no de género”.
Los investigadores subrayan que existen implicaciones significativas para el lenguaje inclusivo cuando se refiere a procesos y estados inherentemente sexuados, y concluyen que “estas implicaciones deben ser discutidas abiertamente y consideradas cuidadosamente”.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 2, 2022