Las injusticias cometidas por la justicia, que no es justicia, y la hipocresía de parte de algunos, son dos grandes males que afectan a quienes combatieron al terrorismo marxista en los años 70. Hoy mueren en las cárceles personas de más de 70 y 90 años; 859 ya murieron en prisión desde que comenzaron los mal llamados juicios de lesa humanidad, de un total de 2.700 que fueran privados de su libertad, por salvarnos de que Argentina hoy no sea una Cuba del sur. A los terroristas los llaman “jóvenes idealistas” a pesar que ponían bombas, secuestraban y encerraban en cárceles del pueblo (eran pozos o huecos de dos metros por uno) a sus víctimas para lograr propósitos extorsivos. Además asaltaban bancos, asesinaban uniformados, políticos, sindicalistas, religiosos, periodistas, empresarios, estudiantes, mujeres, niños y hasta a sus propios compañeros que no obedecían sus reglas. La mayoría de estos subversivos, no superaban los treinta años, pretendían cambiar nuestras costumbres, religión, tradiciones, etc. estaban bien seguros que jamás llegarían al poder por medio de las urnas y es por eso que su propósito era llegar por medio de las armas, proyectando aniquilar a un millón de personas que no pensaran o procedieran como ellos. Los abusos que hoy padecen estos ancianos son de no creer. Gran parte de la sociedad ignora estas graves injusticias y atropellos a los derechos humanos, personas que padecen graves problemas de salud están detenidas, en cárceles o en sus domicilios, y muchas veces se les revoca la domiciliaria y vuelven a las mazmorras, donde muchos han muerto por falta de atención. Los juicios son verdaderos circos, en algunos casos los fiscales o jueces son parientes cercanos o amigos de los terroristas, con testigos falsos, acusaciones que no tienen fundamentos, como ejemplo una testigo que dice reconocer a su captor por el perfume, ignorando que éste es alérgico a los mismos. Otra que lo reconoció por su voz y forma de caminar , sin importar que en aquel momento, quien lo acusa tenía 11 meses de vida. Ha habido casos que en la puerta de los juzgados se arman espectáculos de rock para atormentar psicológicamente a los prisioneros.
Se siguen abriendo procesos y llevando a prisión a uniformados, después de más de cuarenta y cinco años de las injustas acusaciones. A quienes pagamos impuestos nos ha costado más de 3.500 millones de dólares el beneficiar a terroristas, sus familiares y a miembros de la justicia prevaricadora. ¿Será que algunos poderosos con este proceder le están advirtiendo a las fuerzas militares de seguridad y policiales que si se reprime como el 13 de junio pasado en las afueras del congreso, estos correrán la misma suerte?
Recuerdo cuando el 25 de mayo de 1973, Cámpora liberó terroristas procesados y condenados, que de inmediato volvieron a tomar las armas y se fueron sumando a las organizaciones subversivas, sembrando nuevamente el terror y la muerte en gobiernos democráticos como también en los militares, porque no temían a nada ni a nadie. Esta Argentina de injusticia e hipocresía, no es la que quiero dejar para quienes me sucedan.
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Por Miguel F. Prestofelippo.
Las injusticias cometidas por la justicia, que no es justicia, y la hipocresía de parte de algunos, son dos grandes males que afectan a quienes combatieron al terrorismo marxista en los años 70. Hoy mueren en las cárceles personas de más de 70 y 90 años; 859 ya murieron en prisión desde que comenzaron los mal llamados juicios de lesa humanidad, de un total de 2.700 que fueran privados de su libertad, por salvarnos de que Argentina hoy no sea una Cuba del sur. A los terroristas los llaman “jóvenes idealistas” a pesar que ponían bombas, secuestraban y encerraban en cárceles del pueblo (eran pozos o huecos de dos metros por uno) a sus víctimas para lograr propósitos extorsivos. Además asaltaban bancos, asesinaban uniformados, políticos, sindicalistas, religiosos, periodistas, empresarios, estudiantes, mujeres, niños y hasta a sus propios compañeros que no obedecían sus reglas. La mayoría de estos subversivos, no superaban los treinta años, pretendían cambiar nuestras costumbres, religión, tradiciones, etc. estaban bien seguros que jamás llegarían al poder por medio de las urnas y es por eso que su propósito era llegar por medio de las armas, proyectando aniquilar a un millón de personas que no pensaran o procedieran como ellos. Los abusos que hoy padecen estos ancianos son de no creer. Gran parte de la sociedad ignora estas graves injusticias y atropellos a los derechos humanos, personas que padecen graves problemas de salud están detenidas, en cárceles o en sus domicilios, y muchas veces se les revoca la domiciliaria y vuelven a las mazmorras, donde muchos han muerto por falta de atención. Los juicios son verdaderos circos, en algunos casos los fiscales o jueces son parientes cercanos o amigos de los terroristas, con testigos falsos, acusaciones que no tienen fundamentos, como ejemplo una testigo que dice reconocer a su captor por el perfume, ignorando que éste es alérgico a los mismos. Otra que lo reconoció por su voz y forma de caminar , sin importar que en aquel momento, quien lo acusa tenía 11 meses de vida. Ha habido casos que en la puerta de los juzgados se arman espectáculos de rock para atormentar psicológicamente a los prisioneros.
Se siguen abriendo procesos y llevando a prisión a uniformados, después de más de cuarenta y cinco años de las injustas acusaciones. A quienes pagamos impuestos nos ha costado más de 3.500 millones de dólares el beneficiar a terroristas, sus familiares y a miembros de la justicia prevaricadora. ¿Será que algunos poderosos con este proceder le están advirtiendo a las fuerzas militares de seguridad y policiales que si se reprime como el 13 de junio pasado en las afueras del congreso, estos correrán la misma suerte?
Recuerdo cuando el 25 de mayo de 1973, Cámpora liberó terroristas procesados y condenados, que de inmediato volvieron a tomar las armas y se fueron sumando a las organizaciones subversivas, sembrando nuevamente el terror y la muerte en gobiernos democráticos como también en los militares, porque no temían a nada ni a nadie. Esta Argentina de injusticia e hipocresía, no es la que quiero dejar para quienes me sucedan.
MIGUEL FRANCISCO PRESTOFELIPPO
Ciudadano argentino
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 16, 2024
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