Cuando se producen hechos dramáticos en la vida de los seres humanos, si bien en algunos surgen acciones mezquinas en donde priva el egoísmo y el sálvese quien pueda, también se dan hechos de los otros. Aquellos en donde se impone, la solidaridad y el desinterés personal extremo. Entonces solo hay espacio para actos nobles de unos, hacia otros que hacen que la vida valga la pena vivirla. En el año 2015 estando prisionero en la UP 31 de Ezeiza y a poco que con mi familia iniciáramos esta página Web, se produjo un contacto que fue diferente. Apareció MARIEL, una doliente víctima hija de PAULINO, miembro de la Policía Federal, salvajemente asesinado en su presencia cuando tenía 7 años de edad. Las secuelas de este hecho vil fueron terribles y perduran al día de hoy, exacerbado por la hipocresía de los dirigentes gubernamentales que se esfuerzan en desconocer y desatender a estas verdaderas víctimas. Mientras por el contrario, honran a los asesinos de los años 60 y 70 como si fueran próceres, sin importarles del daño y dolor que con estos actos les provocan ya que por ser mediocres burócratas sin conciencia y sin valores morales, miran nada más que sus conveniencias personales. La relación con MARIEL continuó y se fue estrechando con el tiempo, así en los momentos difíciles, con mi esposa, hijo y nieta, resultamos ser un bálsamo familiar para su herida abierta de tantos años. Ella en igual forma nos alivia la nuestra, producto de mi ilegal prisión del presente sin futuro. Hoy podemos decir que parte de nuestra familia está en Orlando Florida y parte en Santiago del Estero donde reside junto a sus seres queridos, que también son los nuestros. Allí está faltando un padre, quien también es un hombre de azul llamado PAULINO.
Claudio Kussman
Interno L.U.P 345.349
Servicio Penitenciario Federal
Noviembre 2, 2018
“Si es cierto que nos acostumbramos al dolor,
¿cómo es que con el paso de los años sufrimos cada vez más?”
Cesare Pavese (1908-1950)
Carta a Mariel, de siete años
Circa 2015
Querida Mariel:
El 19 de agosto de 2015, con otros prisioneros con los que comparto espacio en la Unidad Penal Federal 31 de la localidad de Ezeiza te escuchamos en la conversación que tuviste con mi hijo Fabián, días antes. Como dijo él sobre lo que se produjo en el estudio de Orlando, aquí también nos unió un silencio que no pudimos quebrar. En lo personal te diré que en tu voz escuché a la niña de 7 años y percibí tus sentimientos de profundo dolor y desesperación. Te imaginé, a pesar de no haberte visto nunca, en ese fatídico lugar, el día que nunca debió existir. Indefensa ante la crueldad de ciertos seres, que se dicen humanos, me invadió la impotencia por no poder asistir a un compañero de azul y a su hija. Por no tener los medios para hacer retroceder el tiempo y cambiar tu destino de niña, como es tan común de ver en las películas de Disney, algunas de las cuales seguramente habrás compartido con tus padres.
Muchas veces me pregunté a lo largo de los años como policía, y aún hoy lo hago, ¿qué misterio rige el destino de las personas y el por qué de la existencia de los depredadores, que también en algún momento, fueron niños inocentes? ¿Qué sentido hay para que estos existan y más aún, que frecuentemente sean premiados durante su misma existencia? No encontré la respuesta y seguramente tampoco nadie nunca la encontrará.
Anhelo que el destino que tanto te quitó, te recompense con creces, ya que lo mereces al ser hoy, una niña-mujer tan valiente. También que a pesar de lo ocurrido, teniendo la vida tantas cosas tan hermosas, espero que las percibas y vivas cada instante de las mismas, con intensidad absoluta. Desde lo más profundo de mi ser, juntamente con mi esposa, te hacemos llegar un fuerte abrazo a través del tiempo y la distancia, a vos y a todos tus seres queridos.
NUESTRA FAMILIA
Cuando se producen hechos dramáticos en la vida de los seres humanos, si bien en algunos surgen acciones mezquinas en donde priva el egoísmo y el sálvese quien pueda, también se dan hechos de los otros. Aquellos en donde se impone, la solidaridad y el desinterés personal extremo. Entonces solo hay espacio para actos nobles de unos, hacia otros que hacen que la vida valga la pena vivirla. En el año 2015 estando prisionero en la UP 31 de Ezeiza y a poco que con mi familia iniciáramos esta página Web, se produjo un contacto que fue diferente. Apareció MARIEL, una doliente víctima hija de PAULINO, miembro de la Policía Federal, salvajemente asesinado en su presencia cuando tenía 7 años de edad. Las secuelas de este hecho vil fueron terribles y perduran al día de hoy, exacerbado por la hipocresía de los dirigentes gubernamentales que se esfuerzan en desconocer y desatender a estas verdaderas víctimas. Mientras por el contrario, honran a los asesinos de los años 60 y 70 como si fueran próceres, sin importarles del daño y dolor que con estos actos les provocan ya que por ser mediocres burócratas sin conciencia y sin valores morales, miran nada más que sus conveniencias personales. La relación con MARIEL continuó y se fue estrechando con el tiempo, así en los momentos difíciles, con mi esposa, hijo y nieta, resultamos ser un bálsamo familiar para su herida abierta de tantos años. Ella en igual forma nos alivia la nuestra, producto de mi ilegal prisión del presente sin futuro. Hoy podemos decir que parte de nuestra familia está en Orlando Florida y parte en Santiago del Estero donde reside junto a sus seres queridos, que también son los nuestros. Allí está faltando un padre, quien también es un hombre de azul llamado PAULINO.
Claudio Kussman
Interno L.U.P 345.349
Servicio Penitenciario Federal
Noviembre 2, 2018
Carta a Mariel, de siete años
Circa 2015
Querida Mariel:
El 19 de agosto de 2015, con otros prisioneros con los que comparto espacio en la Unidad Penal Federal 31 de la localidad de Ezeiza te escuchamos en la conversación que tuviste con mi hijo Fabián, días antes. Como dijo él sobre lo que se produjo en el estudio de Orlando, aquí también nos unió un silencio que no pudimos quebrar. En lo personal te diré que en tu voz escuché a la niña de 7 años y percibí tus sentimientos de profundo dolor y desesperación. Te imaginé, a pesar de no haberte visto nunca, en ese fatídico lugar, el día que nunca debió existir. Indefensa ante la crueldad de ciertos seres, que se dicen humanos, me invadió la impotencia por no poder asistir a un compañero de azul y a su hija. Por no tener los medios para hacer retroceder el tiempo y cambiar tu destino de niña, como es tan común de ver en las películas de Disney, algunas de las cuales seguramente habrás compartido con tus padres.
Muchas veces me pregunté a lo largo de los años como policía, y aún hoy lo hago, ¿qué misterio rige el destino de las personas y el por qué de la existencia de los depredadores, que también en algún momento, fueron niños inocentes? ¿Qué sentido hay para que estos existan y más aún, que frecuentemente sean premiados durante su misma existencia? No encontré la respuesta y seguramente tampoco nadie nunca la encontrará.
Anhelo que el destino que tanto te quitó, te recompense con creces, ya que lo mereces al ser hoy, una niña-mujer tan valiente. También que a pesar de lo ocurrido, teniendo la vida tantas cosas tan hermosas, espero que las percibas y vivas cada instante de las mismas, con intensidad absoluta. Desde lo más profundo de mi ser, juntamente con mi esposa, te hacemos llegar un fuerte abrazo a través del tiempo y la distancia, a vos y a todos tus seres queridos.
Claudio
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 2, 2018
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