Inmediatamente después de la boda, se habla y se escucha, se entiende y se comprende, durante los primeros años de matrimonio. En una segunda etapa, él o ella habla, él o ella escucha. Luego de un tiempo más prolongado, ellos hablan, los vecinos escuchan.
Nunca tuve mucha afinidad con Marcie cuando asistíamos al mismo colegio secundario. Simplemente porque no encontrábamos en diferentes grupos de amigos, no por algo personal. Algunas chicas se volcaban a la música, otras a los deportes, unas como nos vestíamos como Tina Turner o Madonna e imitábamos sus movimientos. Marcie, seguramente perteneciente a una familia de buen pasar, llegaba en su coqueto automóvil nuevo y -las pocas veces que intercambié una palabra con ella- hablaba de diseñadores de moda famosos, arquitectura o arte en general.
Años pasaron y encontré a Marcie en un mall en Jacksonville. Había recibido una oferta de empleo y se estaba aclimatando a la ciudad. El 4 de Julio se avecinaba y sugerí que, de no contar con amigos aquí, se dejara caer por mi casa.
Allí fue Marcie, demasiado elegante para una comida en el patio trasero de los Bolt, demasiado educada para nuestra pandilla salvaje, demasiado para Mickey Reynolds.
Mickey era y es un amigo de mi esposo y este no tuvo la mejor idea de sentar dos mundos diferentes, a la misma mesa. Mickey es empleado de una gasolinera. Marcie es ejecutiva de una cadena de tiendas de ropa exclusiva. Mickey solo habla de autos de carrera. Marcie de todo excepto de autos de carreras. Mickey apenas terminó el colegio primario. Marcie es graduada en Stanford. Sin embargo, los polos opuestos se atraen y al día siguiente, Marcie estaba pidiéndome su número de teléfono.
Le advertí de las diferencias, pero el amor es ciego. A través de largos meses, Marcie logró que Mickey dejara de fumar, renunciara a la comida chatarra, comenzara a ejercitarse, le enseñó a vestirse con estilo, a disfrutar de las bellas artes, a regocijarse con cocina gourmet, invertir en la bolsa de valores e incluso a debatir los clásicos de la literatura.
Un día, el castillo de cristal se rompió. Marcie me contó entre lágrimas que Mickey no estaba ya en su vida. Al parecer, él era demasiado culto para ella.
Esto trajo pensamientos a mi cama. Comencé a pensar que hubiera sido de mi vida si en vez de haber aceptado la propuesta de matrimonio de Oscar, mi marido, me hubiera decantado por mi primer hombre. Tal vez nada. Son dos cabezas huecas.
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Inmediatamente después de la boda, se habla y se escucha, se entiende y se comprende, durante los primeros años de matrimonio. En una segunda etapa, él o ella habla, él o ella escucha. Luego de un tiempo más prolongado, ellos hablan, los vecinos escuchan.
Años pasaron y encontré a Marcie en un mall en Jacksonville. Había recibido una oferta de empleo y se estaba aclimatando a la ciudad. El 4 de Julio se avecinaba y sugerí que, de no contar con amigos aquí, se dejara caer por mi casa.
Allí fue Marcie, demasiado elegante para una comida en el patio trasero de los Bolt, demasiado educada para nuestra pandilla salvaje, demasiado para Mickey Reynolds.
Mickey era y es un amigo de mi esposo y este no tuvo la mejor idea de sentar dos mundos diferentes, a la misma mesa. Mickey es empleado de una gasolinera. Marcie es ejecutiva de una cadena de tiendas de ropa exclusiva. Mickey solo habla de autos de carrera. Marcie de todo excepto de autos de carreras. Mickey apenas terminó el colegio primario. Marcie es graduada en Stanford. Sin embargo, los polos opuestos se atraen y al día
siguiente, Marcie estaba pidiéndome su número de teléfono.
Le advertí de las diferencias, pero el amor es ciego. A través de largos meses, Marcie logró que Mickey dejara de fumar, renunciara a la comida chatarra, comenzara a ejercitarse, le enseñó a vestirse con estilo, a disfrutar de las bellas artes, a regocijarse con cocina gourmet, invertir en la bolsa de valores e incluso a debatir los clásicos de la literatura.
Un día, el castillo de cristal se rompió. Marcie me contó entre lágrimas que Mickey no estaba ya en su vida. Al parecer, él era demasiado culto para ella.
Esto trajo pensamientos a mi cama. Comencé a pensar que hubiera sido de mi vida si en vez de haber aceptado la propuesta de matrimonio de Oscar, mi marido, me hubiera decantado por mi primer hombre. Tal vez nada. Son dos cabezas huecas.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 30, 2022