Si hay funcionarios que se destacan por el empleo de sucias artimañas en su labor, sin temor a equivocarme diré que son muchos de los jueces y fiscales federales que manejan las causas por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad. La “política de estado” pregonada públicamente por RICARDO LORENZETTI miembro de la Corte Suprema de Justicia (para algunos), los ha habilitado para hacerlo impunemente y muchas veces en forma grosera y brutal. Todo ello hace que como adultos mayores seamos simples muertos vivientes ante la mirada indiferente de TODOS, aún de nosotros mismos, las víctimas. Esos engaños, múltiples y variados, pueden ser grandes (con falsos testigos) o pequeños (a través de la “introducción” dolosa de indicios), están a la vista y por más que individualmente y muy de tanto en tanto alguno los denuncie siguen produciéndose año tras año, sin prisa y sin pausa. Así podemos ver que los togados y fiscales en casi todas nuestras prisiones preventivas agregan como imputación puntualmente a nuestras calificaciones de los años 1976/77,78/79 que es el periodo más cruento de la confrontación que enlutó al país. De allí que, si el uniformado fue bien calificado, para estos dueños de la “memoria, verdad y justicia” (de un solo lado), significa que es un sanguinario represor, torturador y demás yerbas. Ahora bien, en mi caso, como en muchos otros cautivos, el fraude de estos leguleyos es omitir que las mismas calificaciones que tuve en ese periodo, me acompañaron a lo largo de las 3 décadas en las que fui policía. Y no solo allí, irónicamente también en el año y medio que pasé en la cárcel a disposición de ese mismo poder judicial. Eso no alteró que, en ese periodo, presentara recursos de habeas corpus, los cuales no gustan y en algunos casos se producen represalias. También formulé denuncias que “cajonearon”, e inclusive hice 2 huelgas de hambre, con las que finalmente obtuve el arresto domiciliario. Además de introducir cámaras espías en la prisión, en mentiroso hospital penitenciario y en el juzgado.
Por supuesto si me hubieran sorprendido llevando a cabo esta última “actividad”, todo habría sido completamente diferente. Lastimosamente esas artimañas judiciales se han naturalizado y casi aceptado, sin tener en cuenta que los funcionarios que las ejecutan, como tales, son ni más ni menos que delincuentes asesinos. Policialmente equivale a “plantar” un arma o un elemento de prueba a un inocente, en la investigación de un hecho delictivo. Hoy lo hacen con nosotros, adultos mayores preferentemente uniformados, pero…¡Atención! mañana podrán repetirlo usted.
“Se utilizan artimañas capaces de ocultar verdades que, si los oprimidos tuvieran la más mínima oportunidad de adivinarlas o intuirlas, podrían empujarlos a la lucha”
Por Claudio Kussman.
Si hay funcionarios que se destacan por el empleo de sucias artimañas en su labor, sin temor a equivocarme diré que son muchos de los jueces y fiscales federales que manejan las causas por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad. La “política de estado” pregonada públicamente por RICARDO LORENZETTI miembro de la Corte Suprema de Justicia (para algunos), los ha habilitado para hacerlo impunemente y muchas veces en forma grosera y brutal. Todo ello hace que como adultos mayores seamos simples muertos vivientes ante la mirada indiferente de TODOS, aún de nosotros mismos, las víctimas. Esos engaños, múltiples y variados, pueden ser grandes (con falsos testigos) o pequeños (a través de la “introducción” dolosa de indicios), están a la vista y por más que individualmente y muy de tanto en tanto alguno los denuncie siguen produciéndose año tras año, sin prisa y sin pausa. Así podemos ver que los togados y fiscales en casi todas nuestras prisiones preventivas agregan como imputación puntualmente a nuestras calificaciones de los años 1976/77,78/79 que es el periodo más cruento de la confrontación que enlutó al país. De allí que, si el uniformado fue bien calificado, para estos dueños de la “memoria, verdad y justicia” (de un solo lado), significa que es un sanguinario represor, torturador y demás yerbas. Ahora bien, en mi caso, como en muchos otros cautivos, el fraude de estos leguleyos es omitir que las mismas calificaciones que tuve en ese periodo, me acompañaron a lo largo de las 3 décadas en las que fui policía. Y no solo allí, irónicamente también en el año y medio que pasé en la cárcel a disposición de ese mismo poder judicial. Eso no alteró que, en ese periodo, presentara recursos de habeas corpus, los cuales no gustan y en algunos casos se producen represalias. También formulé denuncias que “cajonearon”, e inclusive hice 2 huelgas de hambre, con las que finalmente obtuve el arresto domiciliario. Además de introducir cámaras espías en la prisión, en mentiroso hospital penitenciario y en el juzgado.
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]Por supuesto si me hubieran sorprendido llevando a cabo esta última “actividad”, todo habría sido completamente diferente. Lastimosamente esas artimañas judiciales se han naturalizado y casi aceptado, sin tener en cuenta que los funcionarios que las ejecutan, como tales, son ni más ni menos que delincuentes asesinos. Policialmente equivale a “plantar” un arma o un elemento de prueba a un inocente, en la investigación de un hecho delictivo. Hoy lo hacen con nosotros, adultos mayores preferentemente uniformados, pero…¡Atención! mañana podrán repetirlo usted.
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Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Prov. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
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“Se utilizan artimañas capaces de ocultar verdades que, si los oprimidos tuvieran la más mínima oportunidad de adivinarlas o intuirlas, podrían empujarlos a la lucha”
Paulo Freire (1921-1997)
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PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 4, 2022